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lunes, 13 de abril de 2015

VADER+HATE+SHREDHEAD-RAZZMATAZZ 2-BCN-28-MAR-2015


Mencionar a los polacos Vader es hacer referencia a una de las bandas más emblemáticas y reconocidas del "underground" metálico europeo. Formados a principios de  la década de los 80 la formación capitaneada por el insigne guitarrista y vocalista Piotr Wiwczarwk tiene el honor de haber facturado "Morbid Reich", una de las demos más vendidas de la historia del death metal. Además, a lo largo de su dilatada carrera el cuarteto de Olsztyn ha compartido giras con bandas como Deicide, Suffocation, Behemoth, Nile o Gorguts, amén de haber protagonizados giras tanto por el continente  americano como por el asiático. Viejos conocidos de la parroquia metalera hispana, los polacos regresaban a nuestros escenarios para presentar su última referencia de estudio "Tibi Et Igni" y para acompañarles en este nuevo periplo europeo contarían con otro de los pilares básicos dentro de la escena extrema de su país, Hate. Los encargados de abrir  esta primaveral tarde de sábado en la sala mediana de un Razzmatazz a medio gas serían los israelitas Shredhead.

Ante un auditorio todavía muy poco concurrido los chicos  de Shredhead salieron a escena con la consigna clara de intentar captar la atención del medio centenar de aficionados que aguardan el arranque de su show. Intensos, amenazantes y respaldados en un sonido poderoso e hiriente el cuarteto de Modi´in nos ofreció una descarga compacta y entretenida, en la que dejaron clara la influencia de bandas como Lamb Of God, pero ante todo de los texanos  Pantera, y no lo digo únicamente por el  sonido denso y afilado  de trallazos como "Devil's Race" o "Walk With The Death", sino por la actitud y los gestos de su vocalista Aharon Ragoza, que en todo momento nos recordaron al Philip Anselmo de inicios de la década de los noventa.

Pese a que le pusieron pasión y ganas, lo cierto es que salvó algunos momentos muy puntuales su actuación no acabó de cuajar ante los ojos de unos estáticos seguidores que probablemente hubieran preferido una apertura de manos de algún grupo más extremo. En cualquier caso, y dejando a un lado las siempre innecesarias comparaciones, cabe remarcar que Shredhead ofrecieron unas buenas prestaciones al atacar temas de su segundo trabajo como la propia pieza homónima o "Last Words Are Lost".

Aunque como comentaba el grueso de su actuación estuvo centrado en el material de su más reciente entrega, la encargada de cerrar su show sería la primeriza "Knife In A Gun Fight", que nos dejaría, tras dejar de atronar los instrumentos, la simpática estampa de su vocalista dándonos las gracias por nuestro apoyo a pleno pulmón desde el escenario, dejando clara su potencia y capacidad vocal. Pese a que su show resultó muy entretenido, debo admitir que para un servidor sonaron algo predecibles y excesivamente influenciados por los "Cowboys del Infierno".
 

Tras el pertinente cambio de equipo, turno para el primer plato fuerte de la noche, Hate. Veteranos e incombustibles  la formación de Warsaw pueden ser considerados como unos auténticos supervivientes dentro de la escena extrema europea. Habiéndose sobrepuesto a la pérdida de su bajista Slawek "Mortifier" Arhangelsky, fallecido en 2013 cuando  estaban promocionando su disco "Solarflesh - A Gospel Of Radiant Divinity", la banda regresaba a la carga el pasado mes de febrero con su novena obra de estudio  "Crusade:Zero". 

Ambientando el escenario con una generosa aportación de denso humo gris y con una iluminación tenue en tonos rojizos Hate asolaban a los integrantes de las primeras con el aroma demoniaco de la inicial "Omega", dejando a las claras su intención de destrozar nuestros tímpanos mientras nos hacían mover la cabeza arrastrados por la velocidad y potencia de sus instrumentos. A diferencia de lo que sucediera con la actuación del como israelí, los polacos contaron en todo momento con la complicidad de una audiencia muy participativa, que no dudo a la hora de involucrarse en los grandilocuentes coros de piezas como "Erebos".

Pese a que el peso escénico de la actuación recayó sobre su carismático vocalista y guitarrista Alex "The First" Sinner, resultó verdaderamente impactante ver la estampa de sus compañeros dándolo todo en escena, mientras Pavulon se encargaba de fraguar  los poderosos cimentos en los que asentaron piezas como "Hex". La primera referencia que nos ofrecieron hacía  su más reciente trabajo llegaría de manos de las épicas ambientaciones contenidas en "Valley Of Darkness", que lejos de hacer bajar las revoluciones del show consiguió espolear al máximo a una audiencia cada vez más animada.

Para cualquiera que haya seguido la trayectoria de Hate resulta obvio que en los textos de sus composiciones las tendencias apocalípticas y el total desprecio hacia todos los credos y  religiones, especialmente la cristiana, de modo que durante su show no faltaron piezas como "Alchemy Ov Blood", que se convertiría en el preámbulo perfecto para la invocación que todos juntos realizamos al corear el título de la novedosa e hímnica "Leviathan".Debo admitir que me sorprendió la poca presencia que tuvo el material de su última obra “Crusade:Zero”, pero gracias a esta circunstancia pudimos deleitarnos con una buena selección de  piezas clásicas como " Wrists".

Con la banda acariciando el triunfo entre sus garras llegaba el momento de rubricar su descarga con un nuevo recuerdo a su álbum de 2008, ofreciéndonos una suculenta doble ración en forma de dos bombazos como la seminal "Resurrection Machine", con la banda machacando intensamente sus instrumentos en un final absolutamente delirante, y la brutal "Threnody". Tras el concierto caras de satisfacción entre su oscura parroquia de seguidores y la sensación generalizada de que la banda tendría que regresar en breve para liderar su propio show y dar a los temas de "Crusade:Zero"  el protagonismo que se merecen.

Con los actos preliminares finiquitados y tras el pertinente cambio de “backline” llegaba el momento de convertir la sala en un infierno, y los encargados de tiznar el recinto de ese característico tono rojizo serían los protagonistas de la noche, Vader. Como si de una premonición se tratara los músicos aparecieron en escena para tomar posiciones mientras a través del P.A. sonaba la introducción de su último trabajo, para que rápidamente fuera Piotr Wiwczarek el encargado de ocupar el centro del escenario para liderar las poderosas acometidas del incendiario "Abandon All Hope", que nos sumergía de lleno en la infernal propuesta de los polacos. Ataviados con  chalecos de cuero, luciendo muñequeras de clavos y portando un micrófono con una cruz invertida en su extremo, los polacos dejaron claras cuáles eran sus intenciones cuando el propio Piotr anunció la segunda pieza de la noche con un lapidario: "It's Time To Go To Hell", desatando la locura entre las primeras filas para conseguir que la temperatura en la sala, pese a no estar llena, se elevará notablemente.

Durante toda su descarga el combo polaco imprimió un gran ritmo al show, asolándonos sin compasión mientras se dedicaba a descargar un repertorio de auténtico infarto. Tras habernos mostrado el potencial de sus nuevas composiciones llegaba el momento de echar la vista atrás para recordar "Come And See My Sacrifice", que sonó lasciva y tortuosa, perfectamente ambientada con la aparición de ese denso y grisáceo humo que nos dejaría el primer duelo reseñable entre Piotr y su socio a las seis cuerdas Marek Pajak.

La mirada a la primera etapa del cuarteto llegaría cuando Vader empezaron a lanzar sobre nosotros proyectiles de artillería pesada como "Silent Empire", con la banda empleándose a fondo sobre las tablas mientras reclamaban nuestra colaboración para levantar los brazos al aire invocando a la bestia de los abismos, "Sothis", una de sus piezas más emblemáticas y celebradas que les servía para pisar el acelerador al máximo para presentarnos su faceta más fulgurante y thrashera, para posteriormente echar el cierre a esta devastadora trilogía con la death metalera "Reborn In Flames", que nos dejaba a todos los miembros haciendo "headbanging" como descosidos mientras el doble bombo de James Stewart comandaba implacablemente el sonido del cuarteto.

La última gema de este tramo de concierto centrado en su material más clásico de la primera mitad de la década de los noventa llegaría con la primeriza "Decapitated Saints", que más de veinte años después sigue conservando ese amenazante halo demoniaco e infernal. Pese a que el repertorio estuvo muy repartido entre su primera época y los últimos tiempos, lo cierto es que el gran protagonista de la noche fue "Tibi Et Igni", de modo que los polacos no quisieron desaprovechar la ocasión para presentarnos piezas como" Thriumph Of Death" o "Where Angels Weep", que ponían de manifiesto que las nuevas composiciones de la banda han calado hondo entre sus incondicionales, siendo capaces de mantener el nivel de intensidad de un show verdaderamente demoledor.

Un nuevo guiño a su debut de 1992 "The Ultimate Incantation", nos abocaría sobre la seminal "Chaos", con la que rememoraban ese sonido “garagero” y primitivo que marcó sus primeras obras. Mucho más conciso, aunque igualmente hiriente y corrosivo, sonaría el novedoso "Hexenkessel", que servía para poner de manifiesto la evolución que ha seguido el sonido de Vader desde sus inicios.

El tramo final de la descarga estaría protagonizado por "Carnal", única mirada que se permitieron a su trabajo de 1997 "Black To The Blind", para posteriormente dejar paso a esa primitiva gema que lleva por título "Dark Age", con la que conseguían hacer subir las revoluciones de una audiencia cada vez más caliente y entregada. El golpe definitivo a un público ya totalmente rendido ante la contundencia, actitud y entrega de Vader llegaría con "Wings", que serviría  como colofón para esta primera parte del show.

No creo que nadie esperara un concierto excesivamente largo, algo lógico si tenemos en cuenta el nivel de intensidad y entrega que nos propusieron Piort y sus muchachos, pero lo cierto es que su fulgurante show,- de unos 60 minutos de duración-, se nos hizo realmente corto. Para rematar la velada de forma definitiva el cuarteto elegiría el hímnico "Halleluyah!!!! (God Is Dead), que serviría como epílogo para una velada verdaderamente demoniaca.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER



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