El caso de Asphyx es cuanto menos curioso dentro del
mundo del death metal, ya que entre sus actuales miembros no figura ninguno de
los que originariamente formaron la banda a mediados de la década de los
ochenta. Pese a ello, el combo holandés está considerado a día de hoy como uno
de los máximos referentes del death/doom europeo. Así que dejando a un lado su
inestabilidad, la muerte del que fuera su bajista y vocalista Theo Loomans, e
incluso el cambio de nombre, lo cierto es que desde que volviera al redil el
vocalista Martin Van Drunen la banda parece haber recuperado el terreno
perdido, reivindicando su plena vigencia sobre los escenarios y presentándonos
plásticos tan seminales y aplastantes como “Death… The Brutal Way”(2009) o su
última obra “Deathhammer”(2012).
Pese a que hacia pocas fechas que Asphyx habían aterrizado en tierras vascas para encabezar el cartel del Euskal Assault,
lo cierto es que esta presentación en tierras catalanas significaba su única
aparición liderando su propio show dentro de la geografía nacional. El enclave
escogido para su descarga era un recinto que los holandeses conocían a la
perfección, ya que descargaron en este
mismo marco en marzo de 2011 cuando la sala todavía se llamaba Mephisto. Para
acompañarles en esta nueva andadura la formación holandesa volvería a contar
con la presencia de Decapitated Christ, quienes serían los encargados de abrir
la velada, mientras que los elegidos para amenizar la espera antes de la
llegada del plato fuerte de la noche serían los chicos de Graveyard.
Debido a la vorágine de conciertos a la que estamos
sometidos, sin ir más lejos esa misma noche tocaba en la ciudad la mítica
formación gallega Los Suaves en su gira de despedida, he de admitir que tenía mis reservas sobre si la
presencia de los holandeses sería un
reclamo suficientemente atractivo para
movilizar a los seguidores del death metal “old school”, y a decir verdad hay
que remarcar que aunque la sala no llegó a agotar el papel si que acabó
registrando una muy buena entrada, demostrando que el cuarteto no ha perdido su
tirón entre los amantes del género.
En ocasiones el duro trabajo y las horas de esfuerzo y
dedicación no acaban de alcanzar el reconocimiento
que los músicos se merecen. Sin embargo, para todos los que se dedican a
escudriñar entre el “underground”
metálico catalán el nombre de Decapitated Christ no les sonara extraño. Con casi una década a sus espaldas la
formación liderada por el guitarrista Ghorth ha sabido labrarse una excelente
reputación tanto sobre los escenarios como con sus cuatro entregas
discográficas. Las principales novedades
en el seno de la formación, con respecto a los músicos que grabaron su ultimo
trabajo “Arcane Impurity Ceremonies”, eran la incorporación de su nuevo vocalista
NalghaLord y el batería V.
Precisamente sería, tras una extensa e inquietante introducción, la pieza que abre su cuarto
trabajo “The Ones Who Marches Behind The Line”, la encargada de abrir fuego,
presentando ante nuestros atónitos ojos a un quinteto potente y aguerrido, con
las ideas muy claras y con el firme propósito de agradar y convencer a quienes
todavía no les conocían. Aunque durante los primeros compases del show el sonido
no fue todo lo brillante que nos hubiera gustado, el combo barcelonés supo
adaptarse a las circunstancias haciendo que temas antiguos como “Portadores Del
Infierno”, sonaran verdaderamente arrolladores, con toda la banda machacando
intensamente sus instrumentos mientras el bajista CesarCold y el guitarrista Desecrator
nos invitaban a sumergirnos en una intensa sesión de “headbanging”.
A lo largo del show fue Ghorth quien se encargó de ejercer como
maestro de ceremonias, liderando a sus compañeros e incluso encargándose de la
presentación de algunos de los temas, mientras el nuevo vocalista de la banda
permanecía en un discreto segundo plano, encarando sus partes con total
solvencia y convicción. Pese a que la columna vertebral del repertorio de esta
noche estuvo centrada en su más reciente entrega, el quinteto no quiso dejarse
en el tintero alguna suculenta mirada a su pasado, rescatando para la ocasión
piezas como “Parasites Of Christ”. Pero sin duda el momento más intenso de su
actuación llegaría cuando el propio Ghorth invitó a subir al escenario a su
anterior vocalista Paingrinder para, tal y como sucediera en “The Perishing
Empire Of Lies”, marcarse a dúo “Death Into The Crypts” con Martin Van Drunen,
lo que provocó que la sala se viniera abajo ante la aparición en escena del
simpático vocalista holandés.
La
recta final de su actuación, con NalghaLord volviendo a recuperar su posición
de vocalista, estaría marcada por el retorno al material de su último trabajo del
que despacharon de forma rotunda “Hexenhammer”, para posteriormente someternos
a las atmosferas más lentas y pesadumbrosas contenidas en los rocosos riffs de
la pieza que cierra el álbum “Ancestral Rites Evoking Primigenium Horrors”. Para
poner el broche definitivo a su descarga optarían precisamente por la composición
que presta su nombre a la banda “Decapitated Christ”, que a la postre sería la
única pieza que rescatarían de su debut de 2008 “Antikristian Extreme
Dekapitation” y que les serviría para bajarse del escenario dejando una magnifica
impresión entre todos los presentes.
Tras
el habitual trasiego de material y el pertinente cambio de equipo llegaba el
turno para otra banda que a base de constancia y muchos conciertos a sus espaldas ha
conseguido labrarse un nombre dentro de la escena extrema, Graveyard. De forma
imperdonable el que suscribe hacía ya bastante tiempo que no tenía la ocasión
de ver en directo a los barceloneses, concretamente desde que estuvieran
abriendo para los albaceteños Angelus Apatrida en la Sala Apolo, de modo que la
de esta noche se presentaba como la oportunidad perfecta para ponerse al día con
sus nuevas composiciones y comprobar como sonaban con el vocalista de Foscor,
Fiar, al frente.
Al
igual que sucediera con los encargados de abrir la velada, los chicos de
Graveyard se mostraron en un excelente estado de forma, no en vano ambas
formaciones están a las puertas de embarcarse en una serie de conciertos por el
viejo continente, así que la descarga de esta noche era algo así como el
precaliento antes de esos show previstos para el próximo mes de Junio. Como auténticos
veteranos de la escena la formación barcelonesa se mostró muy sólida y
expeditiva sobre las tablas, ofreciéndonos un despliegue impresionante de
contundencia, actitud y momentos realmente trepidantes, como sucedería a lo
largo de la descomunal pieza de apertura “Silent Whispers Of The Graveless”,
que servía para que el quinteto sentara las bases de su seminal propuesta.
Aunque
debo admitir que me gustan todos sus discos de estudio, lo cierto es que al contar con el concurso de Fiar su propuesta
alcanza un nuevo nivel, ya que Julkarn puede concentrarse en su labor a las
cuatro cuerdas, mientras que el propio vocalista es quien se encarga de ejercer como
“frontman” y crear ese nexo de
unión entre banda y publico en temas como “The Visitations Of The Great Old
Ones”. Sin abandonar su trabajo de 2013 “The Sea Grave”, la siguiente en sonar
sería la corrosiva acometida contenida en “Faces Of The Faceless”, que con su desquiciante
estribillo sería la encargada de hacer que todos los presentes eleváramos
nuestros puños para acompañarlo.
Como
si de un viaje al pasado se tratara el quinteto barcelonés continuo retrocediendo
en el tiempo para centrar su objetivo,
en esta ocasión, en las composiciones contenidas en su primer largo “One With
The Death”, del que desempolvaron para la ocasión la propia pieza homónima y la
tormenta sonora que significó “Necrology”, todo torbellino en directo que nos
mostraba las influencias más clásicas de la formación catalana. Respaldados por
ese sonido denso, pétreo y cavernoso, Graveyard no tuvieron ninguna clase de dificultad
para conectar con un público repleto de conocidos y viejos amigos, así que
cuando anunciaron la llegada de temas como “The Altar Of Sculpted Skulls”, la
respuesta entre las primeras filas fue verdaderamente caliente, con la gente
apoyando al máximo mientras los músicos miraban a las primeras filas
complacidos.
Sin
duda una de las principales características del sonido de Graveyard es ese filo
amenazante e hiriente del bajo de Julkarn en temas como “The Nurturing Of The
Cadaver”, que fue la elegida para mostrarnos su faceta más sucia y underground.
Mucho más cruda y visceral resultaría “Walking Horrors Of The Undead”, que
contó con una excelente respuesta por parte del respetable, dejando que para
poner la guinda definitiva el quinteto optara por “Blood Of Vengeance”, que sin
duda se convertiría en lo mejor de toda su actuación, con la banda controlando
perfectamente los tempos mientras Fiar demandaba de forma insistente la
complicidad de todo el auditorio.
Tras
haber presenciado los dos actos de apertura el personal estaba preparado para acoger la descarga de los indiscutibles
protagonistas de la noche, los holandeses Asphyx. Aunque resultan inevitables,
y son hasta de agradecer, esos descansos entre grupo y grupo, que mucha gente
aprovecha para salir al exterior y charlar mientras se fuma un cigarro, lo
cierto es que en ocasiones esas pausas son excesivamente largas y acaban eternizándose,
y eso fue exactamente lo que sucedió en esta ocasión. De forma muy relajada los
miembros del combo holandés fueron preparando su set escénico para posteriormente ofrecernos una extensa
prueba de sonido, algo que curiosamente no repercutió en un buen sonido, ya que
lamentablemente Asphyx fueron, con mucha , la banda que peor sonó durante la
velada.
Con
su último plástico ya muy rodado, “Deathhammer” se publicó en febrero de 2012,
el cuarteto de Oldenzaal presentaba una novedad en su alineación, el concurso
de su nuevo batería Stefan Hüskens. En un escenario presidido por un enorme
telón con el clásico logo de la banda, los miembros de la formación, como si de
un ritual se tratara, se conjuraban sobre el escenario antes de arrancar su actuación
ante la expectante mirada de una audiencia deseosa de emociones fuertes. Pese a
la larga espera que habíamos tenido que sufrir, todo pareció caer en el olvido
cuando tras la introducción “The Quest Of Absurdity” la corrosiva guitarra de Paul Baayens empezó a escupir de
forma despiadada los hirientes riffs de la primeriza “Vermin”, que sería la
escogida para que las primeras filas se pusieran en movimiento espoleadas por
la contundencia de su sonido y la brutal puesta en escena del propio
guitarrista, que no dejó durante todo el show de moverse como una fiera
enjaulada. Y es que los miembros de la banda se mostraron muy activos en
escena, especialmente llamativos fueron los constantes cambios de posición
entre Baayens y Zuur, mientras Martin se encargaba de espolear al máximo a la
audiencia para conseguir que la comunión entre banda y publico fuera perfecta,
tal y como sucedió cuando la gente reconoció los primeros compases de “Food For
The Ignorant”.
Tras
deleitarnos con una seminal dupla de apertura, que nos retrotraía a su primera
época ante el delirio de sus fans más veteranos, llegaba el momento de centrar
nuestro objetivo en el material que la banda facturó tras el retorno del
carismático vocalista, de modo que la siguiente en hacer acto de presencia
sería la pieza que daba título a su penúltima entrega “Death...The Brutal Way”,
con el cuarteto pisando al máximo el acelerador para demostrarnos que siguen
conservando esa garra y esa actitud que siempre les ha caracterizado. Pero,
evidentemente, si algo ha marcado la trayectoria del combo holandés es esa
dedicación y arraigo hacia la estructuras más clásicas del death metal, como
quedó patente al abordar viejas favoritas como “M.s. Bismarck”, que acabaría
convirtiéndose en la excusa perfecta para que todos moviéramos la cabeza
dejándonos imbuir por esa inconfundible esencia “sabbathica”.
Pese
a la fama de fríos que siempre acompaña a los músicos de los Países Bajos, lo
cierto es que Asphyx, pero especialmente su “frontman”, Martin Van Drunen, se
mostraron muy cercanos y simpáticos, repartiendo sonrisas entre tema y tema y
agradeciendo la entrega de todos los presentes. Tampoco faltarían a lo largo
del show esos cachondos comentarios que ponían de manifiesto los gustos
futboleros del vocalista. Pero dejando a un lado los gustos personales de cada
cual, lo cierto es que todos los presentes estábamos allí para recibir nuestra
ración de death metal “old school” y la encargada de volver a hacer rugir los
amplificadores sería precisamente la pieza que titulaba su ultima obra “Deathhammer”,
durante la que Martin aprovecharía para girar su micrófono para que cantaran
los componentes de las primeras filas.
Ante
una sala totalmente extasiada, pese a la mejorable calidad de un sonido que en
ningún momento acabó de hacer justicia con la propuesta del combo holandés,
llegaba el momento de seguir machacando cráneos como si no hubiera mañana, y la
encargada de hacer que el ambiente no decayera sería “Einsenbahnmörser”, para
posteriormente adentrarnos en texturas más oscuras y diabólicas de manos del tándem compuesto por “Minefield/
We Doom You To Death”. Pese a su larga trayectoria discográfica para la
descarga de esta noche la formación se concentró en el material grabado por
Martin Van Drunen , dejándose en el tintero los temas contenidos en obras como
“Asphyx” (1994), “God Cries” (1996), “Embrace The Death”(1996) y “On The Wings
Of Inferno” (2000), lo que acabó propiciando que en el show tuvieran cabida
viejos clásicos como “Wasteland Of Terror” o el tortuoso “Asphyx (Forgotten
War)”.
La ultima
mirada hacia el material de “Deathhammer”, estaría protagonizada por “Into The
Timewastes”, mientras que la encargada de poner el punto y seguido a esta
primera parte del show sería la primeriza “The Rack”, todo un derroche de
actitud y potencial metálico que servía para espolear al máximo a sus fieles incondicionales.
Pese a que el cuarteto tenía previsto ofrecernos una última dupla de material
de cara a los bises, la demora que se había ido acumulando antes del arranque
del show propició que para la despedida final
se tuvieran que decantar por un único tema, y el escogido fue “Last One On
Earth”, que pondría el colofón definitivo a la velada ante los gritos de
disconformidad de una audiencia a la que no le hubiera importado degustar algún
temas más.
Pese
a que resulta incuestionable la profesionalidad y la calidad de Asphyx, debo
admitir que me sorprendió la corta duración de su actuación, dejando a muchos
de sus seguidores con ganas de más. Además, resulta sorprendente que una banda
de su experiencia no fuera capaz de conseguir una mejor calidad de sonido
durante el show, y más cuando las dos bandas que les precedieron disfrutaron de
un sonido bastante más sólido y compacto. En cualquier caso, la formación
capitaneada por Martin Van Drunen demostró, una vez más, por que es uno de los pilares
básicos dentro de la escena death-doom europea.
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