Durante
los últimos años se ha producido una amplia diversificación dentro de lo que
antes denominábamos metal extremo. Dejando a un lado el extenso catálogo de
etiquetas existentes, resulta evidente que hay formaciones que, lejos de buscar
encuadrarse dentro de una u otra denominación, han optado por desarrollar un
estilo propio y personal que les ayude a distinguirse del resto y que les dote
de una personalidad totalmente reconocible. Sin duda el factor diferencial en
el caso de Melechesh viene dado por su procedencia y la gran influencia que
sobre sus composiciones ejercen las melodías propias de su país de origen,
Israel. Avalados por su longeva trayectoria la formación capitaneada por
Melechesh Ashmadi regresaba a los escenarios catalanes para presentar su sexto
trabajo “Enki”, y como compañeros de viaje, para completar un cartel de lo más
variado y heterogéneo, contarían con el
concurso de otros ilustres veteranos, Keep Of Kalessin, los suecos Tribulation
y Embryo.
Precisamente
sería el combo italiano el encargado de lidiar con la ingrata tarea de abrir fuego a
primera hora de la tarde, las 18,30 horas, y ante una sala prácticamente vacía.
Pese a no ser excesivamente conocidos en nuestro país la formación lombarda
tiene un amplio bagaje a sus espaldas, aunque de su primera encarnación sólo
permanezcan el vocalista Roberto Pasolini y el guitarrista Eugenio Sanbasile.
Ante una reducida audiencia Embryo ofrecieron una buena sesión de death metal melódico,
gracias a los omnipresentes teclados de Enea Passarella.
Pese
a contar con tres discos publicados, durante sus treinta minutos de show Embryo se
decantaron por ofrecernos un detallado recorrido por los mejores momentos de su
ultima entrega homónima, dejando unas buenas sensaciones al abordar el
clasicismo death metalero contenido en piezas como “My Pounding Void”, o “An Akward Attempt”. No se si sería a causa del
gélido ambiente que se respiraba en la sala, pero lo cierto es que los
italianos se mostraron excesivamente
estáticos sobre las tablas, y únicamente fue su vocalista, Roberto Pasolini,
quien intentó conectar con la audiencia en un par de ocasiones, reclamando
nuestra atención para proponernos,- sin demasiado éxito-, que nos aproximáramos
al escenario.
Aunque
como comentaba anteriormente la propuesta de los transalpinos se basa en
el death melódico, resultó especialmente
llamativa la contundencia y agresividad que imprimieron a cortes como “The Touch Of Emptiness” o “ The Door To The Abyss”,
consiguiendo que sonaran verdaderamente devastadores. Una de las pocas
concesiones que Embryo se permitieron hacia sus anteriores entregas llegaría
durante el tramo final de su actuación, rescatando la pieza que abría y daba
título a su anterior redondo “No God Slave”. En definitiva, una actuación un
tanto deslucida, -quizás más por la frialdad del público que por sus
capacidades técnicas-, fue lo que nos ofrecieron Embryo.
Aprovechando
el entreacto que precedió el desembarco de los siguientes en tomar posiciones,
los suecos Tribulation, la sala empezó a llenarse de personal, haciendo que
cuando el cuarteto apareció en escena el recinto presentara un aspecto bastante
más cálido y acogedor. Cambiando impresiones
con algunos de los asistentes pude constatar que había muchas ganas de
presenciar la descarga del combo de Arvika, ya que su carrera ha estado siempre
marcada por la constante evolución en su sonido. Nacidos al amparo del death
metal sueco el cuarteto ha sabido reciclarse y adaptar su propuesta a los
nuevos tiempos, labrándose una excelente reputación dentro del “underground” europeo.
A
diferencia de la sobriedad escénica que rigió la actuación del combo italiano, Tribulation,
aunque sin excesivos alardes, optaron por adecuar el escenario a sus necesidades,
encendiendo incienso en diferentes puntos para embriagar nuestros sentidos y conceder al
recinto un aura mística y ocultista. Otro de los puntos fuertes de su
presentación fue su vistosa puesta en escena, con sus guitarristas
desarrollando dos roles muy diferenciados. Mientras Adam Zaars se encargaba de
poner la nota de elegancia y sobriedad con sus técnicos punteos, Jonathan
Hultén era quien imprimía fuerza y mordiente con su alocada
forma de desenvolverse en escena. El punto de equilibrio perfecto entre
elegancia y locura lo pondría su vocalista y bajista, Johannes Ardersson, quien hizo las veces de
maestro de ceremonias, manejando los tempos para conseguir
hacer participes del show a las primeras filas.
Con
todos los miembros dando la espalda al respetable, la actuación del combo sueco
se inauguraba con las etéreas ambientaciones de la pieza de apertura de su más
reciente entrega “Strange Gateways Beckon”, proponiéndonos un sonido ampuloso y ecléctico, en el que se fusionaban a la
perfección la potencia propia del metal extremo y unas atractivas
pinceladas de psicodelia setentera. Tras pillar por sorpresa a muchos de los
asistentes llegaba el momento de presentarnos su faceta más incisiva y visceral,
y para ello que mejor que desempolvar uno de sus primerizos himnos “Beyond The
Horror”, todo un derroche de velocidad e intensidad metalera que nos dejaría la
estampa de ambos guitarrista mirando desafiantes al público.
Otra
de las miradas que los suecos nos ofrecieron hacia su material más clásico y
seminal llegaría de manos del tétrico “The Vampyre”, que presentado de forma magistral por
Johannes se acabaría convirtiendo en toda una invocación, con todos los presentes levantando
sus puños al aire para dar al momento ese aire maligno y casi ceremonial. El
retorno sobre su material más reciente estaría marcado por las tendencias más
introspectivas de “In The Dreams Of The Dead”,que sería la elegida para templar los ánimos de los
asistentes.
No
puede decirse que su vocalista y bajista, Johanness Andersson, se prodigara en
exceso a la hora de las presentaciones, de hecho los suecos dieron la impresión
de ser de esa clase de bandas que prefieren que sus temas hablen por ellos. De
modo que fueron entrelazando, casi sin concedernos respiro, piezas como
“Rànda”, con la que nos retrotraían a los momentos más épicos de su anterior
trabajo “The Formulas Of Death”, para acto seguido, -y sin abandonar su
plástico de 2013-, sumergirnos en las siniestras ambientaciones de “Ultra Silvam”, en la que sin abusar de la
distorsión consiguieron impactar al personal ofreciéndonos una buena muestra de
su amplitud estilística.
Ante
una audiencia completamente atónita llegaba la hora de finiquitar su actuación, y la elegida para
dejarnos con un gran sabor de boca sería la hipnótica “When The Sky Is Black
With Devils”, con las guitarras doblándose para conducirnos a un devastador
in-crescendo final. Desmarcándose de las etiquetas Tribulation demostraron una enorme amplitud de
miras y un instinto voraz a la hora de desarrollar ese death/black cargado de
elementos propios de otros estilos, creando una propuesta atractiva, única e
inclasificable que está llamada a
consagrarles como una banda importante dentro del panorama europeo.
Difícil
misión a la que tenían que enfrentarse los noruegos Keep Of Kalessin tras la
rotunda e iumpactante descarga de Tribulation. Viejos conocidos para todos los
seguidores del death metal épico está no
era la primera vez que la formación de Thronheim arribaba a nuestros
escenarios, y eso se percibió en la cálida acogida que obtuvieron. De cara a
esta nueva incursión en nuestro país los noruegos se presentaban en alineación
de trío, con el incombustible Obisidian Claw haciéndose cargo de las guitarras
y las voces , pero contando con el apoyo
en las voces de su compañero el bajista Wizziac en muchos de los temas.
Muy
motivados y con el firme propósito de hacer pasar un buen rato a sus
incondicionales el trío salía dispuesto a darlo todo, ofreciéndonos durante los
primeros compases del show una buena muestra del material contenido en su
ultima entrega discográfica “Epistemology”, poniendo de manifiesto que la
veterana formación esta viviendo uno de sus mejores momentos, y la mejor prueba
fue la contundencia y la maestría que demostraron al atacar temas como “The
Grand Design”. Tras acercarse Obsidian al filo del escenario para recoger el
cariño de las primeras filas, el incansable martilleo de Vyl continuaría azotando
nuestras castigadas cervicales durante “Dark Divinity”, con la pareja
Obsidian/Wizziac haciendo molinillos incesantemente mientras la audiencia se
dejaba arrastrar por la pegada de unas composiciones cargadas de épica y
grandilocuencia.
Precisamente,
seria en este punto donde podríamos resaltar el único lunar de su show, ya que
me dio la impresión de que hubo muchos elementos pregrabados, algo que resultó
evidente en el constante colchón de
teclados, pero sobre todo en lo
bien que sonaron las partes cantadas a dos voces. Pese a ello, no puede decirse
que el trío realizara un mal concierto, ya que en momentos puntuales como
sucedió a lo largo de “Introspection”, en
los que la banda tuvo que pisar el acelerador al máximo acabaron dejando unas
fantásticas sensaciones.
Si
durante los primeros compases de su actuación los noruegos nos ofrecieron una
buena muestra de su material más novedoso, el segundo tramo estaría
protagonizado por una mirada al pasado, recurriendo para ello a las
composiciones de su anterior largo “Reptilian”, publicado en 2010. De modo que
la ocasión para sellar definitivamente
la alianza entre banda y público llegaría con los ampulosos estribillos de “The
Awakening”. Mucho más oscura y visceral sonarían piezas como “Judgement”, en la
que destacaría el soberbio recital de cambios de ritmo que nos ofreció su
baterista Vyl.
Aunque
la banda en la actualidad está muy centrada en dar salida a su faceta más épica
y death metalera, debo admitir que eché en falta algún guiño al material de su
primera época, pero desafortunadamente esta noche no hubo espacio para ello. El
recorrido por su extenso catálogo proseguiría con una nueva incursión en su quinto trabajo,
volviendo a recabar nuestra colaboración durante “Dragon Iconography”, para
acto seguido ofrecernos los aromas orientales de “The Divine Land”, y la final “Ascendant”, única pieza rescatada
de su “Kolossus” de 2008 y que a la postre se acabaría convirtiendo en la
composición más antigua que nos ofrecieron. Dos décadas avalan la trayectoria
de la formación noruega, durante estos años la banda ha transitado por
diferentes estilos y contado con diferentes músicos, pero parece que ahora con
Obsidian haciéndose cargo de las voces y las guitarras han encontrado su line-up definitivo. Tal y
como comentó el carismático “frontman” la banda tiene previsto regresar para
liderar su propio tour descargando de forma integra su última obra, así que habrá
que estar atentos de cara a los próximos meses.
Hay varios factores que convierten a Melechesh en una
banda única e irrepetibles, de aquellas que se alejan de los cánones
preestablecidos para convertirse en un "rara-avis" dentro de la
escena del metal extremo internacional. Aunque afincados en el viejo continente
desde hace bastantes años, -concretamente en tierras holandesas-, las raíces
fundaciones del combo liderado por Melechesh Ashmedi hay que buscarlas en
territorios Israelitas, algo que innegablemente ha marcado su propuesta durante
sus dos décadas de existencia. Cinco años separan la edición de su anterior “The
Epigenesis” y su última entrega "Enki", en la que siguen
desarrollando de forma magistral su personal death / black salpicado de
ambientaciones desérticas y melodías de corte oriental, desarrollando un estilo
que los más doctos a la hora de colocar etiquetas han catalogado como Mesopotamian
Black Metal.
Al igual que sucediera durante la descarga de Keep Of
Kalessin la audiencia fue tomando posiciones a la espera de que Ashmedi y sus
acólitos tomarán posiciones sobre las tablas para dar inicio a nuestro viaje a
través de las dunas desérticas y los
mitos de las culturas sumeria y mesopotámica de manos de "The Pendulum
Speaks". Ataviados al estilo beduino, los compañeros del carismático
vocalista y guitarrista aparecieron en escena luciendo unos pañuelos negros que
cubrían totalmente sus rostros, ambientado y dando ese particular aroma
oriental a la velada. Respaldados sobre un sonido nítido y compacto el cuarteto
se mostró en un excelente estado de forma, proponiéndonos en el arranque una
buena muestra de su más reciente trabajo "Enki", así que tras la
primera toma de contacto llegaba el momento de encarar " Tempest Temper
Enlil Enraged", con la que ponían de manifiesto que, pese a que la melodía
esta cada vez más presente en sus composiciones, el cuarteto no ha perdido su aniquilador
instinto asesino.
Aunque durante todo el show la formación se mostró como
un colectivo sólido y compacto, resultó evidente la personalidad y el enorme
carisma que irradió Ashmedi en escena,
creando el clima perfecto para que viejas gemas como "Ladders To
Sumeria", que supuso su primera escala en su álbum de 2006,
"Emisaries", nos sumergiera en esa sugerente y tortuosa travesía a
lomos del martilleante bajo de Scorpios. Por si no fuera suficientemente
atractiva la propuesta del cuarteto, en esta ocasión, Melechesh se presentaron acompañados
de unas máquinas de humo que convirtieron todo el recinto en un infierno al
empezar a funcionar masivamente cuando atacaron piezas como "Grand Gathas
Of Baal Sin", todo un derroche de contundencia y voracidad metalera que se
vería potenciada a su máxima expresión por esa envolvente percusión de aromas tribales.
Para contentar a sus seguidores más veteranos Melechesh no quisieron dejarse en el tintero un fugaz
recuerdo hacia su segundo largo "Djinn", del que nos ofrecerían los
intensos y demoníacos pasajes de "Genies, Sorceres And Mesopotamian
Nights", que fue contestada por la audiencia con una de las mayores
ovaciones de la noche. Aunque no puede decirse que se extendiera en exceso a la
hora de las presentaciones, Ashmedi se mostró muy abierto y comunicativo,
bromeando con las primeras filas y agradeciendo en repetidas ocasiones nuestra
presencia, sabiendo crear un “feedback” con la audiencia que provocó que la
gente se implicará al máximo en ataques certeros y letales como " Deluge
Of Delusional Dreams".
Habiendo hecho escalas en diferentes momentos de su discografía
llegaba el momento de retomar el material de su más reciente entrega, así que
la elegida para ofrecernos la tercera y última muestra de "Enki"
sería "Multiple Truths". Precisamente sería a lo largo de este tema
cuando vivimos la anécdota de la noche, ya que tras arrancar el tema Ashmedi
detuvo a sus compañeros para cambiar de guitarra, ya que no le acababa de
convencer como sonaba su instrumento. El contraste a esa faceta más melódica
llegaría de manos de la primeriza "Triangular Tattvic Fire", que nos dejaría la imagen de
Ashmedi tocando su guitarra con una baqueta, como si de un violín se tratara, antes
de asolarnos con una rotunda acometida final. La perfecta rúbrica para la
estrecha conexión que se género entre banda y público llegaría con "Ghouls
Of Nineveh", que sería la elegida para volver a centrar nuestro objetivo sobre
su anterior entrega “The Epigenesis”.
Con la banda rayando a un excelente nivel y convenciendo a una parroquia completamente entregada sería
el propio Ashmedi el encargado de anunciarnos el final de la descarga, pero
antes de que abandonara el escenario escoltado por sus secuaces todavía
tendríamos ocasión de deleitarnos con la
devastadora intensidad que nos propuso "Rebirth Of The Nemesis", que
con el denso humo cubriendo todo el escenario sería la escogida para cerrar su
monumental actuación.
Poderosos, intensos y, ante todo, originales. Melechesh
volvieron a demostrar porque son una de las bandas más apreciadas dentro de la
escena extrema internacional. La calidad de sus discos y la intensidad de sus directos les avalan, aunque no puedo cerrar
esta crónica sin indicar que su
actuación, de algo más de una hora, acabó haciéndose demasiado corta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario