Por si alguien albergaba alguna duda sobre el arraigo y
el tirón que siguen conservando Sober dentro de la escena roquera nacional, una
larguísima cola era lo que nos encontramos todos los que a media tarde del pasado
Sábado 9 de Mayo encaminamos nuestros pasos hacía las inmediaciones de la sala dos
del Razzmatazz, enclave escogido para que la formación de los hermanos Escobedo
se reencontrará con sus fans barceloneses para conmemorar sus primeras dos
décadas en activo. Además del excelente reclamo que suponía la actuación del
cuarteto del foro, en esta ocasión estarían representadas sus diferentes
"ramificaciones familiares", permitiéndonos volver a recuperar las
composiciones de Savia y Skizoo, conformando así un atractivo cartel.
Una sala con todo el papel vendido e fue el marco idóneo para
albergar tan señalada efeméride, y como invitados especiales para la ocasión
contaríamos con el concurso de una banda de sobrada experiencia y reconocido
prestigió dentro de la escena catalana, Romanthica. La de esta noche además
representaba una actuación especial para el combo barcelonés, ya que suponía el
debut de su nuevo batería Jordi Riera. También a lo largo de la jornada la
banda había estrenado su nueva web, en la que se informaba a bombo y platillo
de la próxima grabación de su primer DVD en directo, prevista para el próximo
mes de noviembre en la sala Bikini en el concierto que pondrá el punto y final a
su “Eterno Tour”.
Ante tales perspectivas y bien arropados por una buena
representación de amigos y seguidores, ya que tal y como recordó David Gohe la formación tocaba en casa, el
quinteto salió a escena apoyándose en la composición de apertura de su ópera
prima, ofreciéndonos los aromas sosegados y melancólicos de
"Despierta", dejando una buena muestra de su profesionalidad y valía,
pero sobre todo de la personalidad y el carisma que irradia su frontman, quien
también es miembro de los góticos Embellish. Encuadrados en un escenario decorado
con un par de lonas que flaqueaban la batería, el combo barcelonés no tuvo
ninguna clase de dificultad para conectar con una audiencia muy participativa,
y buena muestra de ello fue la excelente acogida que obtuvieron piezas como
"Muriel", en la que la banda supo integrar a la perfección sus
elementos electrónicos y los teclados pregrabados.
Como era previsible el repertorio de Romanthica estuvo
totalmente centrado en el material contenido en "Eterno", así que
tras saludar a sus incondicionales llegaba el momento de adentrarnos en la
cascada emocional contenida en "El Vientre Del Huracán", con David
ofreciéndonos un magnífico despliegue vocal mientras se concentraba en dar unas
mayores cuotas de dramatismo a su interpretación. Pese a que fue el vocalista
quien se convirtió en el centro de todas las miradas, lo cierto es que el resto
de sus compañeros rayaron a un excelente nivel, especialmente en temas como
"Mejor Será Olvidar" en el que las guitarras de Rubén Rosas y Sergi
R. Perea tomaron un papel más destacado.
Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad era
el momento de que las bases pregrabadas nos propusieran la introducción de
"Sacrificado", con David reclamando nuestra colaboración para poner a las primeras filas a mover los brazos
de izquierda a derecha, para acto seguido ofrecernos la primera pieza que compuso la banda "Al
Final", que se convirtió en la excusa perfecta para que la gente cantara
mientras los músicos miraban complacidos al respetable.
Para poner el broche definitivo a su descarga, no sin
antes convocarnos para la cita del próximo mes de noviembre, Romanthica optaron
por una de sus piezas más conocidas "Mercurio", con la que volvían a
dar rienda suelta a su faceta más melódica e introspectiva. Tras la descarga todavía
habría tiempo para la habitual fotografía de familia y para un generoso reparto de púas y cds entre las
primeras filas. Sin duda los catalanes aprovecharon al máximo sus 40 minutos de
show, reivindicándose y poniendo de manifiesto que son una banda que derrocha elegancia y personalidad por los
cuatro costados.
Tras la actuación de Romanthica la sala presentaba un
aspecto verdaderamente espectacular, incluso me atrevería a decir que hacia
mucho, muchísimo, tiempo que la sala mediana del Razzmatazz no presentaba un
“sold-out” para acoger la descarga de
una formación nacional. Como todos los presentes sabíamos la excusa para la
descarga de esta noche era conmemorar el vigésimo aniversario de los madrileños,
de hecho los propios Sober a través de las redes sociales se habían encargado
de filtrar el posible repertorio, dejando entrever que lo de esta noche no
sería un concierto al uso, sino más bien un detallado y exhaustivo repaso a
toda su carrera, con lo que la convocatoria se convertía en una cita solo apta
para iniciados.
Dejando a un lado el asunto del repertorio, llamaba la
atención la producción escenográfica que portaba la formación, con sendas
pantallas, a modo de columnas, enclavadas una a cada lado de la batería, y un enorme
logo luminoso situado tras la tarima del incombustible Manuel Reyes.
Acompañados de un larga introducción los miembros del cuarteto fueron tomando
posiciones para arrancar nuestro viaje con "Dos caras", que aunque no
propició la explosión de euforia habitual en el inicio de sus descargas sí que
supuso un emotivo guiño hacia el material contenido en su debut de 1997
"Torcidos", remontándonos a los tiempos en los que todavía eran conocidos como Sober Stoned.
Con un Carlos estelar en su papel como maestro de
ceremonias llegaba el momento de que la cosa fuera tomando velocidad y la
elegida para provocar la primera explosión de júbilo entre la audiencia fue
"Condenado", acompañada en las pantallas del proceso de
multiplicación celular de un feto humano mientras el escenario se inundaba de
un intensa luz verdosa. Cabe remarcar que a lo largo de todo el show las
pantallas fueron ilustrando la mayoría de las composiciones que sonaron, como
sucedería a lo largo de "La Prisión Del Placer", que fue amenizada
por unas sugerentes imágenes que nos mostraban las siluetas de unas bailarinas contorneándose
provocativamente. El primer momento álgido de la velada llegaría con una coreadísima "Loco",
con las luces recorriendo las cabezas de los presentes mientras Carlos atravesaba el escenario alentando al personal.
Tras cerrar el capítulo dedicado a su segundo trabajo
"Morfología", era el propio frontman el encargado de anunciarnos el
segmento dedicado a "Shyntesis", siendo las escogidas
para representar aquel trabajo publicado en 2001 las atmósferas introspectivas
de "Versus", que fue recibida con palmas en el arranque para acabar
dejándonos con la imagen de ambos hermanos copando el centro del escenario, y
la etérea "Vacío", que nos arrastraría hasta el monumental in-crescendo de su matador
estribillo.
Viendo el recorrido que estaba siguiendo la velada todos
sabíamos que el siguiente tramo del show sería el que nos transportaría a la
época de mayor éxito comercial de la formación. De modo que toda la sala
explotó al reconocer el aplastante riff de la pieza que sirvió como avanzadilla
para su cuarto trabajo, "Díez años", con el que conseguían que la
sala se viniera literalmente abajo creando un ambiente de complicidad y
comunión total que tendría continuidad con temas como "Arrepentido",
con el respetable erigiéndose como absoluto protagonista. Ante semejante
colección de temas que se han acabado convirtiendo en auténticos clásicos para
toda una generación de roqueros, la temperatura y el bochorno en la sala era
asfixiante y la mejor forma de rematar esta suculenta trilogía fue la pieza que
daba título al plástico editado en 2002, "Paradÿsso".
Tras recibir una estruendosa ovación nuestro viaje a
través del tiempo y el catálogo de la formación madrileña no se detendría, de
modo que sería el propio Carlos quien se encargaría de dar el protagonismo que
se merecía al siguiente corte de la noche, recurriendo para ello a una extensa
presentación antes de que las pantallas empezaran a relampaguear como preámbulo
perfecto para "La Nube", adentrándonos en el material de
"Reddo". Con el logo de la banda ardiendo en las pantallas llegaba el
momento del emocional "El Hombre De Hielo", que sería el que marcaría
el cierre de este primer tramo de show.
Con la expectación palpándose en el ambiente una
introducción propia del "spaghetti western" sería la encargada de
devolver a la vida a Savia. Para ello saltaría a escena el bajista Jesús
Pulido, mientras Carlos empuñaba la guitarra y recuperaba el sombrero de cowboy
que ya usará en los conciertos de presentación de su debut
"Insensible". Y es que precisamente sería este tema el escogido para
dar el pistoletazo de salida a la primera ración del material de Savia. La nota
curiosa fue la inclusión de Antonio Bernardini junto a la tripleta formada por Carlos, Jesús
y Manuel, (quien no abandonaría su puesto tras los tambores durante toda la
velada). Tampoco quisieron dejarse en el tintero algunas composiciones
incluidas en su segundo trabajo homónimo, del que rescataron piezas como
"Derrotado", acompañada por unas impactantes imágenes bélicas, o la
intimista "Agua Para Tu Sed", con las que ponían de manifiesto que
estas canciones han resistido perfectamente el paso del tiempo y siguen
conservando intacta la fuerza, el gancho y la emoción.
Una vez completado el primer pase de Savia, era el propio Carlos el encargado de
ceder el testigo a la banda capitaneada por su hermano Jorge y el carismático vocalista
Morti, Skizoo. Acompañados de una cálida bienvenida la formación que ahora se completaba con Antonio
y el propio Jesús a las cuatro cuerdas
apareció en escena dispuesta a ofrecernos una buena muestra de su debut homónimo de
2005, enlazando de forma magistral "Solo Estas Tú", una celebradísima
"Renuncia Al Sol", durante la que Morti hizo gala de su excelso
carisma y de sus fantásticas facultades como “frontman”, movilizando y
dirigiendo a toda la audiencia mientras escupía inmisericordemente sus
intrincadas letras. Para poner el punto y seguido a esta primera tanda optarían
por “Habrá Que Olvidar”.
El logo de Sober todavía oscurecido nos hacia presagiar
que las sorpresas aún no habían terminado, así que nuevamente tendríamos a Savia sobre las tablas, con Carlos en esta
ocasión acompañado por su hermano para otra rotunda tripleta integrada por los
rocosos riffs de "Inmortal", "Frágil", con los consistentes
coros de un sonriente Jesús Pulido, -que hizo doblete con ambas formaciones-,
para cerrar definitivamente el capítulo dedicado a Savia de la mano de
"Sólido", dejando tras de si a
una audiencia totalmente desatada.
Haciendo gala de esa locura que tanto le aproxima a la
genialidad, Morti regresaba sobre las tablas, acompañado de su característico
gorro de lana y tarareando la conocida melodía
del " Inspector Gadget" para rápidamente poner la sala patas arriba
al son de "Incerteza", "Algún Día", ilustrada por imágenes
florales y unas rampantes luces rojizas que servirían para que el vocalista nos
pusiera a todos a cantar su estribillo a capela tras concluir el tema, y como
cierre definitivo un explosivo "Dame Aire", con Morti regalándonos
algunos de sus imposibles contoneos alrededor del pie de micro.
La vuelta sobre el material Sober estaría marcada por la sentimental "Naufrago", con
Carlos ataviado con una chupa de cuero y empuñando una guitarra acústica
mientras era perfectamente flanqueado por Jesús Pulido y Morti, dando a la
velada el punto emotivo necesario para encarar la recta final del show. Como
era previsible este último tramo del espectáculo, con la formación al completo
sobre las tablas, estuvo centrado en su etapa más reciente. Así que no faltaron
a la cita de esta noche piezas como "Sombras", la explosión
guitarrera contenida en la metálica "La Araña", convertida ya en todo
un himno para sus incondicionales, o la introspectiva "Tic Tac", que
volvió a contar nuevamente con el respaldo de una audiencia completamente
extasiada.
Con casi tres horas de concierto a sus espaldas sería el single " Blancanieve" el responsable
de arrancar al respetable el último aliento antes de rematarnos definitivamente
con "Encadenado". Para poner el broche de oro a la velada no podía
faltar el emotivo recuerdo a los compañeros que se quedaron en el camino, el
que fuera su batería Alberto Madrid y a su productor Big Simon, antes de que toda la familia
Sober/Savia/Skizoo tomara el escenario con un sentimental y celebradísimo
"Y Serás Canción", que fue el encargado de cerrar un concierto inolvidable para todos los
seguidores de la formación madrileña
En resumen, más de tres horas de show y un espectáculo a
la altura de las grandes bandas internacionales es lo que nos ofrecieron Sober
a su paso por la Ciudad Condal. Tan sólo una vez en la vida se conmemoran dos
décadas en activo, así que los
madrileños parecen decididos a poner toda la carne en el asador para celebrarlo
por todo lo alto junto a sus incondicionales. Aunque a la salida pudieron
escucharse algunas críticas sobre la estructura y el irregular ritmo del show, lo
cierto es que fuimos testigos en primera persona de un repaso fidedigno y cronológico a 20 años de
trabajo, esfuerzo y superación.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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