Cualquier efeméride que se precie merece
una sonada celebración, así que para conmemorar el segundo aniversario de la
Sala Bóveda de la Ciudad Condal la gente de Trhuman producciones organizó un
buen sarao contando con dos de las mejores bandas tributo de la escena local
catalana. Para abrir boca e ir calentando motores contaríamos con la presencia
de Besos De Perro, que nos ofrecerían un extenso repertorio basado en los
himnos de una de las bandas más queridas y carismáticas del rock nacional, los
navarros Marea. Mientras que los encargados de poner la guinda al pastel y
cerrar la noche por todo lo alto serían una de las formaciones más veteranas si
hablamos de bandas tributo en nuestro país, The Bon Scott Band. Aunque sendas
bandas ofrecieron dos shows realmente notables, lo cierto es que el auténtico
protagonista de la cita fue la audiencia, y es que una sala prácticamente llena
fue el mejor marco para una noche de fiesta diversión, cervezas y, ante todo,
mucho rock n´roll.
Con un sonido compacto y muy potente el
concierto se abría con una mirada hacia los primeros tiempos de la formación de
Berriozar, atacando durante los primeros compases del show temas por todos
conocidos como "Romance De José Etxailarena", un coreadísimo
"Alfileres", los aires furtivos de "A Caballo" y
"Trasegando", con los que la formación catalana dejaba una magnífica
impresión, consiguiendo arrancar una cerrada ovación y más de una sonrisa entre
los asistentes.
Con un look muy similar al del propio
Kutxi, ataviado con un sombrero y luciendo una frondosa barba, David se
convirtió en el auténtico maestro de ceremonias, alentando al público y
ofreciéndonos jocosos y divertidos comentarios entre tema y tema. Con una
audiencia ya muy metida en el show y con
muchas ganas de pasarlo bien el
recorrido por el extenso catálogo de Marea proseguía con trallazos del calibre
de "Barniz", "A La Mierda La Primavera", otra de las que
convirtió la sala en un verdadera despiporre, "La Rueca", o esa
descorazonadora pieza que lleva por título "Ciudad De Los Gitanos".
Durante sus noventa minutos de show Besos
De Perro demostraron tablas y experiencia, no en vano la formación lleva
paseando su tributo por toda la península desde principios de 2013, de modo que
el quinteto mostró mucha soltura y dinamismo a la hora de atacar himnos de la
primera época como "Duerme Conmigo" o una celebradísima "El
Perro Verde", con la que conseguían que la gente se sumara a la hora de
corear sus estribillos.
A lo largo de todo el show fueron constantes los
comentarios entre la audiencia al respecto de que los chicos clavaban las composiciones del
combo navarro, así que podría decirse que el quinteto pasó su revalida con nota
al atacar piezas como "María Canta Saetas" o "Como El Viento De
Poniente".
Aunque a priori puede parecer fácil ganarse
a la audiencia con un set de versiones, lo cierto es que hacerlo con los fans
de una banda con tanto tirón como Marea no es tarea fácil, pero Besos de Perro
consiguieron dejar una magnífica impresión entre todos los presentes, de modo
que fueron constantes las demandas para que siguieran tocando.
Como colofón definitivo
para su actuación el quinteto optó por "Entre Hormigones", "En
Tu agujero" y "Marea", con la que pusieron a toda el personal en
cuclillas para hacernos saltar en un arrollador sprint final. En resumen, que
los chicos de Besos De Perro nos hicieron disfrutar al máximo reviviendo
algunos de los mejores momentos de la discografía de una de las formaciones más queridas de la actual escena nacional.
Tras recobrar el aliento llegaba el momento
de afrontar el plato fuerte de la noche, la actuación de The Bon Scott Band.
Bandas tributo en nuestro país hay muchas, pero si echamos la vista los barceloneses
fueron la primera que alcanzó una cierta repercusión a mediados de la década de
los noventa. Y es que tal y como recordó su vocalista, Jordi Vázquez, la
formación lleva 17 años atacando sobre los escenarios el material facturado por
los hermanos Young. Debo admitir que para el que suscribe uno de los
principales alicientes de cara a este show era ver al guitarrista de '77, Lg
Valeta en su papel de Angus Young, ya que siempre me ha parecido que es uno de
los guitarristas que mejor revive el “feeling”, la intensidad y la vitalidad
del mítico guitarrista en escena. Como no podía ser de otra forma, no faltó el
característico uniforme de colegial, con gorra y corbata incluidos, ni el
espectacular derroche físico que nos ofreció el guitarrista, moviéndose en
escena como si estuviera totalmente poseído.
A escasamente un mes de la visita de la
legendaria banda australiana había muchas ganas de volver a escuchar algunas de
sus piezas más emblemáticas, de modo que la encarga de protagonizar un
adrenalítico y explosivo arranque fue la descomunal "Riff Raff", que
nos presentaba a una banda en plena forma, derrochando tablas, simpatía y actitud.
Pese a que, como comentaba anteriormente, el blanco de todas las miradas fue Lg
Valeta, el resto de sus compañeros rayaron a un excelente nivel. Especialmente
brillante me pareció la actuación de Jordi quien demostró que no ha perdido esa
toque macarra y vacilón a la hora de
presentar e imprimir garra a piezas como "Black In
Black", que servían para caldear aún más los ánimos de una audiencia
completamente desatada.
Después de dedicarnos las primeras palabras
de la noche y tras manifestar su preocupación porque Lg no consiguiera
contenerse sobre el escenario llegaba el momento de centrar su mirada en el
material que grabará el tristemente desaparecido Bon Scott, recurriendo a dos
gemas como "Hell Ain't A Bad Place To Be" y la descomunal " Walk
All Over You", primera licencia que se permitieron hacia el emblemático
"Highway To Hell", y que acabaría convirtiéndose en la excusa perfecta
para ponernos a todos a cantar su adictivo estribillo.
El paso al material facturado a comienzos
de la década de los ochenta por Brian Johnson llegaría de la mano de un
infeccioso "Shoot To Thrill", para acto seguido retornar a la primera
época de la formación australiana, rescatando del baúl de los recuerdos
"Dirty Deeds Done Dirt Cheap", y una aclamadísima "T.N.T.",
con Lg paseándose desafiante por el filo del escenario mientras no dejaba de
provocar al personal para acabar deleitándonos con un bizarro final que dio con
las rodillas del guitarrista en el escenario. Con un calor bochornoso en el
local, la temperatura siguió en aumento, al igual que nuestras ganas de
disfrutar y pasarlo en grande, al proponernos el incontestable riff que conduciría
"If You Want Blood (You Got It)",
que sería la elegida para marcar el Ecuador de un show que continuaba en clara
progresión ascendente.
El repertorio que nos ofreció The Bon Scott
Band fue un delicioso recorrido por lo que podríamos denominar la mejor época del
quinteto australiano, concentrándose en el material publicado hasta "The
Razors Edge" de 1990, de modo que no podía faltar la socarronería contenida en esa seductora y provocativa
"Sin City", que acabaría convirtiéndose en la antesala perfecta para
que la batería de Tony nos adentrase en "Thunderstruck", que con la
gente apoyando al máximo en los coros junto a Israel y Jordi se convertiría en
uno de los puntos culminantes de la velada. Tras recibir, una vez más, el
reconocimiento de toda la sala era el propio Lg el encargado de adentrarnos en
una incendiaria versión de “High Voltage”, que Jordi aprovecharía para hacernos
cantar y presentarnos al resto de sus compañeros. Como era previsible el momento
cumbre llegaría cuando Jordi presentó al guitarrista, momento que este aprovechó para pasearse por
el local mientras no dejaba de castigar su instrumento.
La invitación a la fiesta y el despiporre quedaría
definitivamente sellada con “ You Shook Me All NIght Long”, que sería la que
nos adentraría en la recta final, proponiéndonos un “sprint” definitivo que
estaría protagonizado por piezas como el chispeante “Let There Be Rock”, todo
un derroche de caña, actitud y entrega, que provocó que Lg tuviera que cambiar su instrumento a mitad
de canción al romper una de sus cuerdas, y , como no, “Hells Bells”, tras la
que el quinteto abandonó por primera vez el escenario acompañado de una rotunda ovación. Aunque el tiempo se nos echaba
encima The Bon Scott Band regresarían sobre las tablas para finiquitar su
fantástica actuación regalándonos dos
piezas básicas dentro del reportorio de la banda australiana, un celebradísimo “Highway
To Hell”, que volvió a elevar al máximo la temperatura en el local, con el
personal cantando su hímnico estribillo, para dejar paso a “Whole Lotta Roise”,
que con su aire macarra y desenfadado pondría el colofón definitivo a la
velada.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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