Polifacéticos y camaleónicos, tras
consolidarse como trío con la edición de su trabajo homónimo en 2012 y “IX” en
2014, los legendarios Corrosion Of Conformity regresaban a los escenarios de
nuestro país para rememorar su etapa de mayor esplendor con Pepper Keenan
ejerciendo como vocalista y guitarrista, un excelente reclamo con el que hacer
las delicias de todos aquellos que disfrutamos intensamente de álbumes como
"Deliverance" (1994) o "Wiseblood" (1996), con los que
abandonaron su vertiente más hardcore para adentrarse en texturas más
metaleras. Aunque con esta misma formación la banda siguió aumentando su legado
con álbumes muy destacables como “America´s Volume Dealer” (2000) o “In The
Arms Of God” (2005), -grabado con el batería Staton Moore-, lo cierto es que
para los que pudimos presenciar sus descargas abriendo para Metallica o
Megadeth, a mediados de los noventa, esta noche se presentaba como un ejercicio
de nostalgia, dándonos la posibilidad de volver atrás en el tiempo y disfrutar
de la sinuosa densidad de algunos de sus temas más emblemáticos y celebrados. Sin
material nuevo que presentar pero respaldados por una imparable colección de
clásicos, que ayudaron a perfilar los gustos y las preferencias de toda una
generación, los americanos arribaban a la Ciudad Condal con su formación más
exitosa, contando además de con el concurso del carismático Pepper Keenan, con
el guitarrista, y único miembro que ha estado presente en todas las etapas de
la banda, Woody Weatherman, el bajista Mike Dean y el batería Reed Mullin.
Pero antes de la llegada del cuarteto de
Carolina del Norte tendríamos la posibilidad de presenciar la descarga de los
barceloneses Acherontia, un combo que practica un rotundo sludge, en el que son
claramente apreciables las influencias de bandas como Kylesa o Baroness, amén
de fusionar a la perfección la rotundidad de sus riffs y la contundencia propia
del thrash metal, tal y como dejaron patente a lo largo de su más reciente EP
“Kings Of The World”. Aunque el panorama al que se enfrentaron los barceloneses
cuando tomaron posiciones sobre las tablas del Razzmatazz 2 fue una sala
prácticamente vacía, lo cierto es que los chicos de Acherontia nos ofrecieron
una buena muestra de su potencial con temas como “Spectral Spectrum”, o
"Human" inyectando unas altas dosis de mordiente y visceralidad al que sin duda fue
uno de los mejores momentos de su actuación.
Además de ofrecernos un exhaustivo repaso a
las composiciones contenidas en su último lanzamiento, el cuarteto tampoco
quiso olvidarse de los dos temas que
presentaron en su primera demo “Atropos”, enlazando de forma consecutiva “Into
The Trees” y “Skull & Bones”. Pero sin duda fue cuando la banda se centró
sobre sus composiciones más recientes cuando ofrecieron sus mejores
prestaciones, concediendo un especial protagonismo a la base rítmica formada
por Dani y Rayo, y contando con ese “feeling“ roquero que imprimió José a sus
desarrollos solistas.
Tampoco faltarían los guiños hacia nombres
emblemáticos de la escena, con esos riffs pesados y rocosos a lo “Sabbath” que
se convertirían en los protagonistas de “Iron Feast”. Pese a que durante los
primeros compases del show el cuarteto se mostró algo tímido, lo cierto es que
a medida que fue avanzando la actuación Acherontia se fueron mostrando más
cómodos y sueltos en escena, especialmente su vocalista y guitarrista Ricoh.
Para encarar la recta final de su descarga optarían por “Sphinx” y otra de las
piezas contenidas en “Kings Of The World”, “Hell Games”, que seria la elegida
para echar el cierre a sus cuarenta minutos de show.
Ante una sala bastante más concurrida y animada,
pero que en ningún momento llegó a registrar la entrada que sin duda se merecía
una cita como la de esta noche, llegaba el momento de recibir a las estrellas
de la velada. Pero, sorpresivamente, cuando todos aguardábamos con impaciencia
la triunfal entrada del combo americano, era el propio Pepper el encargado de
coger el micrófono para presentarnos a un compañero que, guitarra en mano, se
dedicó a amenizar la espera con una sucesión de “covers” de Thin Lizzy,
ofreciéndonos algunos retazos de temas clásicos de la formación irlandesa,
regalándonos piezas como “Cowboy Song”, “Rosalie”, un coreado “Jailbreak” o el
legendario “Emerald”, con el que conseguía caldear el ambiente de cara a la
llegada de los indiscutibles protagonistas de la noche.
Tras este extraño preámbulo, la oscuridad
se adueñaba del escenario y los instrumentos empezaban a rugir con fuerza
catapultados por la monumental pegada de Reed Mullin para protagonizar un
apoteósico desarrollo instrumental que acabaría enlazándose con el tema que
inauguraba su trabajo de 1991 “Blind”, “These Shrouded Temples…”, con el que el
cuarteto americano dejaba claro que no ha perdido ni un ápice de su presencia
escénica ni su personalidad.
Lo que si que pudimos apreciar, especialmente
durante los primeros compases del show, fue que la voz de Pepper no sonaba tan
potente y amenazadora como antaño, aunque el rubio guitarrista no tuvo
problemas destacables a la hora de encarar piezas como “Señor Limpio”, que
significó su primera incursión en “Deliverance”, dejándonos el primer alarde
solista de un sonriente Woody Weatherman.
Algo más retraído y muy concentrado a la
hora de atacar las cuerdas de su bajo se mantuvo Mike Dean quien, totalmente
liberado de su labor como solista, se concentró únicamente en apoyar en los
coros en piezas como “King Of The Rotten”, que se acabaría convirtiendo en el
preámbulo perfecto para el primer punto álgido de la noche que llegaría con el
marchoso riff de apertura de “Heaven´s Not Overflowing”, que fue la responsable
de desatar la euforia contenida de una audiencia que coreó insistentemente su
abrumador estribillo, mientras su suculenta esencia sureña inundaba todo el
recinto.
Tras un arranque marcado por la
potencia y el intenso “groove” de las guitarras llegaba el momento de recobrar
ligeramente el aliento con el ritmo algo más comedido de “Long Whip/Big
America”, arrastrándonos sin contemplaciones por el fango durante su tramo
inicial para posteriormente someternos a esa orgiástica ceremonia de imparables
riffs que nos dejaría la estampa de Pepper elevando
su guitarra para demandar la complicidad de una audiencia cada vez más animada.
Sin abandonar el material de su quinto trabajo, sería el propio Pepper el
encargado de anunciar con un desgarrador rugido el siguiente tema de la noche
“Wiseblood”.
Tras recordar algunas de sus anteriores
visitas a nuestro país, el batería Reed Mullin sería el encargado de dar el
pistoletazo de salida a “Seven Days”, haciéndonos volver la mirada sobre el
material de “Deliverance”, poniendo de manifiesto que los americanos fueron una
de las bandas que cimentaron las bases de lo que posteriormente se conocería
como sonido “stoner”.
Dejando a un lado la producción que la banda nos regaló a
lo largo de la década de los noventa, una de las pocas licencias que se
permitieron hacia el material facturado en este milenio llegaría de la mano del
incisivo “Paranoid Opioid”, que con todo el escenario teñido de rojo acabaría
convirtiéndose en la primera pieza rescatada de “In The Arms Of God”, con los
músicos intercambiándose miradas para sincronizar sus aplastantes cambios de
ritmo.
Uno de los momentos más destacados de la
velada llegaría con ese delicioso “13 Angels”, que hacia que la banda levantara
el pie del acelerador para adentrarse en texturas más introspectivas e
hipnóticas, trasladándonos junto al asfixiante calor reinante en la sala sobre
esos paisajes desérticos y repletos de dunas. Pero rápidamente los ánimos
volverían a caldearse cuando, tras proponernos Pepper un nuevo brindis, el
cuarteto se abalanzó sobre uno de los temas mas emblemáticos de su carrera
”Albatross”, todo un tributo a los “Sabbath” más densos y setenteros que fue
acogido de forma brutal por una audiencia completamente extasiada. Todos
sabíamos que la noche estaba empezando a encarar su recta final, así que banda y público se conminaron para darlo todo
en las salvajes aceleraciones que protagonizaron “My Grain”, que contaría con
el excelente concurso de de Mike Dean antes de que Weatherman y Keenan se enzarzaran
en otro de sus habituales duelos.
La genuina ambientación sureña regresaría
para llenar de colorido “Stonebreaker”, segundo y último guiño que se
permitieron hacía su séptima obra de estudio “In The Arms Of God”, la que a la
postre se acabaría convirtiendo en el ultimo trabajo que grabaron junto a
Pepper Keenan y para el que contaron con los servicios del batería Staton Moore
en 2005.Para poner la rúbrica a este primer tramo de show que mejor que una
última mirada hacia su material más clásico y aclamado de manos de “Goodbye Windows”,
tras el que abandonarían el escenario acompañados de una rotunda ovación.
No se hicieron de rogar en exceso para su
retorno sobre las tablas para finiquitar su excelente actuación con una
tripleta absolutamente demoledora. Derrochando fuerza, intensidad y actitud el
cuarteto arrancaría el "encore" espetándonos el alegato político
contenido en su aclamado “Vote With A Bullet”, convertido en la excusa perfecta
para aunar las gargantas de todos los presentes.
Con el subidón en el cuerpo,
no nos concederían ni un segundo de tregua y nos rematarían casi de forma
definitiva con el crujiente “Who´s Got The Fire”, presentado cachondamente y en
castellano por Weatherman. Mientras que la elegida como despedida definitiva sería
una extensa versión de su corrosivo “Clean My Wounds”, que contó con una
extensa “jam” durante su parte intermedia.
Pese al paso de los años y algún kilito de
más, Corrosion Of Conformity volvieron a certificar la plena vigencia del
material que facturaron durante la segunda mitad de la década de los noventa,
ofreciéndonos un show compacto, rotundo y que no creo que defraudara a ninguno
de sus seguidores de esa época. Durante la descarga el propio Pepper deslizó la
posibilidad de que la banda regresara pronto presentado nuevas composiciones,
con lo que parece que se confirma su retorno definitivo. Así que ahora toca esperar para escuchar esas nuevas composiciones y aguardar a
que la banda no tarde en regresar por nuestros escenarios.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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