Tarde-noche de domingo y una nueva sesión de thrash metal
nos esperaba en la sala Bóveda de la Ciudad Condal. Con el cansancio acumulado
después de la larga maratón de actuaciones que supuso la segunda edición del
festival Be prog! My Friend, un servidor
y el compañero Carlos Oliver encaminaban sus pasos para presenciar la descarga
de uno de esos nombres clásicos y de culto dentro de la escena thrash americana,
Death Angel. Afortunadamente, durante los últimos meses hemos sido testigos de
primera mano del excelente estado de forma
del que gozan muchas formaciones clásicas que vivieron su etapa de máximo esplendor durante
la década de los ochenta. Sin ir más lejos hace tan solo unos meses pudimos asistir al duelo de titanes que protagonizaron
dos pesos pesados como Testament y
Exodus. De modo que la descarga de esta noche nos serviría para comprobar si
los veteranos thrashers de la Bay Arena, quienes acaban de publicar un documental
titulado “A Thrashumentary” y el DVD en directo “The Bay Calls For Blood”, siguen
conservando la garra y la pegada de antaño.
El recinto escogido para la descarga de los de San
Francisco sería la sala Bóveda y para aplacar la impaciencia de su nutrido
grupo de incondicionales contaríamos con la presencia de dos baluartes dentro
del thrash nacional. Por un lado, contaríamos con el concurso de los
valencianos Exodia que arribaban a Barcelona tras su paso por el festival Rock
Arena. Mientras que los elegidos para abrir fuego serían los jovencísimos No
Amnesty, un cuarteto procedente de Sant Boi De LLobregat que hace algunos meses
ponía en circulación su primer EP
"A New Order For Attack", dejando clara su apuesta decidida por un thrash técnico, melódico y vertiginoso.
Durante los últimos años la cantera de jóvenes
formaciones influenciadas por el clasicismo thrashero parece no tener fin. Y es
que siguiendo la estela de los manchegos Angelus Apatrida muchas bandas noveles
están batallando por hacerse un hueco dentro de una escena cada vez más
saturada. Pese a su insultante juventud los chicos de No Amnesty mostraron un
talento y unas tablas impropias de su edad, consiguiendo que algunas composiciones
como "Redemption" y "Kill Or Spare One's Life", nos dejarán
a todos unas fantásticas sensaciones.
Mucha velocidad, unos buenos cambios de ritmo y una voz
agresiva y con matices heavy metaleros, a cargo de su bajista David Inarejos,
fueron algunas de las armas que exhibió el combo del Baix Llobregat durante su escueta
actuación. Además del material contenido
en “A New Order For Attack”, el cuarteto no quiso dejar pasar la ocasión de
presentarnos alguna nueva composición, en la que evidenciaron la acusada
evolución de su sonido, concediendo unas mayores cuotas de protagonismo a la
melodía y a los desarrollos solistas de su guitarrista Jonathan Soler.
Riffs
directos, corrosivos y con mucha pegada marcarían piezas como la incisiva
"Politically", que hacían que las primeras filas se fueran animando.
El turno para ponernos a todos a cantar llegaría con el himno de los americanos
Anthrax , "Indians", que provocó los primeros “pits” de la velada.
Con el ambiente caldeado y con una sala en la que ya se
respiraba un muy buen ambiente llegaba el momento de finiquitar su actuación, y
las elegidas serían "No Way Out" y la hímnica pieza que cierra su EP,
"Thrasher's Pride", que a modo
de declaración de intenciones dejaba bien claras la identidad y las
preferencias de un cuarteto que tiene por delante un futuro de lo más
prometedor.
Los encargados de recoger el testigo tras la descarga de
No Amnesty serían los chicos de Exodia. El quinteto valenciano hace ya más de
un año que puso en circulación su
segundo trabajo “Hellbringer” y desde entonces su actividad en directo ha sido
constante. Mucho ha llovido desde que un servidor les descubriera abriendo para
Evile en la céntrica sala Music Hall presentando su debut “”Slow Death”, ya que
aquellos jovenzuelos hambrientos se han acabado convirtiendo en unas auténticas
apisonadoras en directo.
Si hay algo que siempre ha caracterizado las descargas de
los thrashers valencianos ha sido la intensidad. De modo que tras una fugaz
introducción el quinteto empezaba a desgranar su último lanzamiento, azotando
nuestras cervicales con el doble ataque guitarrero al que nos sometieron Pablo
y Rafa en “The Town Of No Return”, mientras Armando, aferrado a su pie de micro,
ejercía como perfecto “frontman”, animando al personal constantemente. Tras un
lacónico: “Somos Exodia y vamos a partir cabezas”, llegaría el momento del descontrol
y los primeros “circles-pits” acompañando
a la seminal “Infected Hate”.
El ataque de Exodia fue despiadado, y el nivel de
intensidad lejos de decaer continuaría en ascenso al anunciarnos Armando el
vertiginoso “Go!”, que nos dejaría el escenario envuelto en humo mientras la
banda machacaba sin compasión sus instrumentos para acabar conduciéndonos sobre
un abrumador pasaje solista, deudor de los clásicos Megadeth. Tal y como sucede
en “Hellbringer” la siguiente en hacer acto de presencia sería “Future
Generation”, en la que el quinteto supo conjuntar a la perfección su habitual
velocidad con unos pasajes más crudos y machacones.
Con las pilas bien cargadas tras su descarga en el
festival alicantino Exodia se mostraron totalmente intratables, consiguiendo
que los coros de temas como “Wicked Seed” se convirtieran en la excusa perfecta
para que los más animados levantaran sus puños al aire para corearlos. Aunque
el grueso de su descarga estuvo centrado en su plástico más reciente
“Hellbringer”, tampoco quisieron dejarse en el tintero algún pequeño guiño
hacia su debut “Slow Death” del que rescataron para la ocasión su tema más
emblemático “Fight My Cock And Your
Palate”, convirtiendo la pista en un auténtico desmadre.
Con la base rítmica marcando incansablemente el paso y
con la gente volviendo a erigirse como protagonista llegaba el momento de “150%
Attitude”, toda una declaración de intenciones que se convertiría en el marco
perfecto para que Armando organizara un “wall of death”. Lamentablemente el
tiempo de los valencianos estaba tocando a su fin, pero antes de despedirse
definitivamente todavía tendrían tiempo de obsequiarnos los oídos con una doble
ración del material de los maestros Slayer, ofreciéndonos “Postmorten” y un
“Raining Blood”, que quedó un tanto
deslucido a causa de los problemas de Rafa
con su guitarra.
En cualquier caso, Exodia volvieron a convencer a la
parroquia catalana ofreciendo un show crudo, vibrante y poderoso, ratificando que son una banda muy a tener en
cuenta de cara al futuro.
Tras el habitual receso llegaba el turno de las estrellas
de la noche, Death Angel. Los americanos se hicieron derogar más de lo deseado,
pero una vez que asaltaron el escenario consiguieron que toda la audiencia
congregada en la Sala Bóveda acabara cayendo rendida ante semejante despliegue
de velocidad, técnica y contundencia. Y es que si alguno de los presentes
pensaba que la descarga de los californianos iba a estar centrada en su primera
etapa, no podía estar más equivocado, ya que Death Angel basaron el grueso de
su repertorio en el material contenido en su última entrega de estudio “The
Dreams Calls For Blood”.
Con el escenario engalanado con un enorme lienzo que reproducía
la portada del mencionado trabajo, una intrigante introducción acabaría
desembocando en el primer trallazo de la noche “Left For Dead”. Comandados por
un carismático Mark Osegueda la banda
nos ofreció una clase magistral de lo que debe ser un concierto de thrash metal.
Agresividad, temas con pegada y, ante todo, actitud.
La nota de colorido la
puso su bajista Damien Sisson quien, ataviado
con sus pantalones de campana, no paró de moverse sobre el escenario
como un autentico poseso. Aunque el sonido durante los primeros compases del
show fue algo embarullado, lo cierto es que poco a poco fue mejorando,
alcanzando un buen nivel con la llegada del desquiciante “Son Of The Morning”,
que nos servía para poner de manifiesto la buena acogida que ha tenido su
material más reciente.
Tras dirigirse por primera vez al respetable, Mark sacaba
una botella de vodka, que un fan le había regalado, para brindar con todos
nosotros antes de proponernos la primera escala en “Relentless Retribution” de
manos de “Claws In So Deep”, que rebajaba
mínimamente el nivel de revoluciones para concentrarse en su faceta más
netamente heavy metalera. Pese a que durante todo el show fue Mark quien se
llevó la mayoría de las atenciones, también tuvo su merecida cuota de
protagonismo su compañero a las seis cuerdas Rob Cavestany, ofreciéndonos
algunos fraseos verdaderamente vertiginosos en temas como “Fallen”.
Tampoco faltarían a lo largo de la descarga esos pasajes
revestidos de oscuridad y épica como sucedió en el arranque de la descomunal
“Buried Alive”, que lograba captar el apoyo de todo el respetable, mientras
Mark se esquinaba a la derecha del escenario para dejar todo el protagonismo en
manos de Mark y Ted.
Tras refrescarse la garganta con un nuevo trago de vodka
llegaba el momento, ahora sí, de desempolvar una de sus composiciones clásicas
“Evil Priest” y, como no podía ser de otra forma, la respuesta fue
verdaderamente antológica con banda y público firmando uno de los momentos más
vibrantes de toda la velada.
Parecía difícil que los de Concord consiguieran mantener
semejante nivel de intensidad durante todo el show, pero lo cierto es que el
quinteto se mostró en un estado de forma esplendido, imprimiendo al show un ritmo auténticamente demencial.
No
habría espacio para extensas charlas, ni solos excesivamente largos. Así que la
tormenta sónica siguió azotándonos sin compasión con temas como “Succubus”, que
nos dejaría la imagen de un errático Mark deambulando por el escenario mientras nos desafiaba con la
mirada. Uno de los pocos momentos de tregua llegaría con las acústicas
“enlatadas” que marcarían el arranque de “Execution -Don´t Save Me”, para
acabar abocándonos sobre un final apocalíptico, con el vocalista destrozando sus cuerdas
vocales antes de recibir la cerrada ovación de sus incondicionales.
El particular ceremonial thrashero de los californianos
proseguiría con la base rítmica, formada por Damien y Will, marcando el
machacón arranque de “Truce”, que significaba su segunda incursión en
“Relentless Retribution”, un trabajo que pasó un tanto desapercibido en su
momento, pero que sigue conservando intacta su áspera pegada. Conforme iba
avanzando el show todos éramos conscientes de que la última parte del concierto
tendría que estar reservada para las piezas clásicas de su discografía. Así que tras
sentarse en el filo del escenario para presentarnos a sus compañeros Mark anunciaría, ante la algarabía generalizada
de los presentes, la hora de la descomunal “3rd. Floor”, que se convertiría en
toda una lección de thrash metal “old school”.
Con el personal completamente extasiado y mientras el escenario se cubría de humo
nuestro viaje al pasado proseguiría con “Seemingly Endless Time”, de aquel lejano “Act III” de
1990, que con ese filo denso y mosheante
se convertiría en la excusa perfecta para el retorno del pogo a la pista.
El
momento emotivo de la velada llegaría cuando Mark se emocionó al recordar a su
abuela durante la presentación del tema que prestaba el título a su última obra
, el hímnico “The Dreams Comes For Blood”. La última bala en la recamara de los
californianos, antes de su huida a los camerinos, estaría protagonizada por la incendiaria
“Caster Of Shame”.
Para el regreso sobre las tablas, acompañados de los
inevitables cánticos de la audiencia, Death
Angel nos tendrían preparada una
suculenta ración de clasicismo thrashero con temas incontestables como “Bored”,
que sonó particularmente crudo con esas guitarras rugosas y sangrantes, y el
impacto frontal que supuso el primerizo “Mistress Of Pain”.
Muy complacidos con
la respuesta del público barcelonés la banda no dudó en ofrecernos antes de
despedirse definitivamente el característico arranque de “The Ultra-Violence” y
la arrebatadora “Thrown To The Wolves”, que a la postre se acabaría
convirtiendo en la única representante de su álbum de regreso de 2004 “ The Art
Of Dying”.
Imparables, los americanos parecen estar viviendo una
segunda juventud en esta nueva etapa de su carrera. Aunque indudablemente
siempre nos quedaran los clásicos de sus primeros trabajos, a día de hoy la banda
parece plenamente centrada en su material más reciente, lo que sin duda es un
firme indicativo de que tenemos Death Angel para rato.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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