Saul Hudson, más conocido como Slash, es
uno de esos músicos únicos e irrepetibles. Habiendo alcanzado la gloria a
finales de la década de los ochenta con los míticos Guns N ´Roses su peculiar estampa,
-con sus eternos rizos, su inseparable sombrero de copa y sus gafas de sol-, le
han acabado convirtiendo en todo un icono dentro del mundo del rock n´ roll.
Dejando a un lado el legado que el guitarrista de origen británico facturara
junto a los Gunners, Slash también estuvo involucrado en el supergrupo Velvet
Revolver junto algunos de sus ex- compañeros y el vocalista Scott Weiland, amén
de producir algunos trabajos en solitario. Pero sin duda el proyecto que más
satisfacciones le esta dando es esta unión con el vocalista de Alter Bridge,
Myles Kennedy, y los chicos de The Conspirators con quienes ha publicado
“Apocalyptic Love” (2012) y "World
On Fire" (2014), haciendo que lo que parecía una prolongación de su
carrera en solitario se acabara convirtiendo en una auténtica banda.
Aunque la presencia del veterano
guitarrista sigue siendo el mayor reclamo para el gran público, lo cierto es
que Slash parece haber encontrado en sus nuevos compañeros de viaje a los
acompañantes perfectos para dar rienda suelta a su talento y a su personal
forma de atacar su Gibson les Paul, aunque concediendo el protagonismo que se merece a la figura de, un
cada vez más reconocido, Myles Kennedy. El marco elegido para este desembarco en tierras catalanas sería el Sant Jordi Club
y como actos de apertura para calentar el ambiente contaríamos con la presencia
de Ciclonautas, la nueva formación del batería de Marea Alen Ayerdi, y una de
las bandas revelación dentro de la escena local catalana los chicos de Mean
Machine quienes nos ofrecerían una buena muestra del potencial contenido en su
apabullante debut "Livin´Outlaw”.
Pese a su juventud Mean Machine se han curtido a base de bien
tocando en directo. Ya desde antes de la publicación de su ópera prima este trío barcelonés tuvo claro que su
hábitat natural era el directo, de modo que durante los últimos años han compartido escenario con numerosas bandas,
tanto nacionales como internacionales, amén de formar parte del cartel de la
pasada edición del Rock Fest. Aunque
algunos se mostraron sorprendidos por el descaro y el desparpajo que exhibieron
en escena, para los que hemos venido siguiendo su trayectoria no supuso ninguna
novedad el ataque frontal que nos propusieron en sus treinta minutos de show,
dando cancha a lo más corrosivo y salvaje de su repertorio. Como un ciclón
desatado era "Browler" la elegida para arrancar su particular
ceremonia de testosterona y velocidad. Aunque el sonido no fue brillante, con
la guitarra excesivamente baja, el trío, comandando por un hiperactivo Raúl
Mesa que no paró de moverse y animar al
personal, no se amilanó y dio un paso al frente proponiéndonos los contagiosos
y adictivos estribillos contenidos en piezas como "The Black Motorcrew”.
No creo que tras esta doble ración inicial
nadie albergara dudas sobre la influencia que ha ejercido la formación de Mr.
Lemmy Kilmister en estos chicos, pero por si alguien no estaba todavía
plenamente convencido ahí tuvimos temas como
el riffero "Ridin' The Iron". Además, Mean Machine tocaban
esta noche en casa, rodeados de amigos y conocidos, así que Raúl no vacilaría a
la hora de aleccionarnos para cantar el estribillo de esa rotunda declaración
de intenciones que significó "I Was
Made For Rock n Roll", con el que conseguían exaltar el ánimo de los más
participativos.
No habría tiempo durante su descarga para
baladas ni medios tiempos, la verdad es que no dispusieron de un buen sonido,
ni de un buen juego de luces, pero tampoco lo necesitaron, ya que Mean Machine tiraron
de tablas y mucha actitud dando
mordiente y pegada a temas como "Slaughter Game" o "Rock &
Roll Wizard", que fue el elegido para juguetear con los cánticos de las
primeras filas. Para encarar el ultimo tramo de su actuación los catalanes optarían por dos de las piezas
más directas y devastadoras de su debut, la tormentosa "Ain' t No Justice
(But The Death)", de lo mejor de su show, con el trío totalmente desatado
aporreando sus instrumentos intensamente, y el corte que protagonizaba su
primer video "We Want Violence”. En definitiva, juventud, tablas y, sobre
todo, toneladas de actitud. Mean Machine tuvieron la posibilidad de tocar en un
gran marco y ante un buen número de aficionados, y la verdad es que supieron
aprovechar al máximo su oportunidad.
Tras un rápido cambio de equipo llegaba el
momento de que Ciclonautas tomarán el relevo y ocuparán posiciones para
presentarnos algunas de las composiciones contenidas en su ambicioso álbum debut "Qué Tal?". Aunque poco
tenía que ver la propuesta de Ciclonautas con la del cabeza de cartel de esta
noche, lo cierto es que la banda del batería de Marea, Alen Ayerdi, se dedicó,
ante la pasividad de un público muy poco receptivo, a dar rienda suelta a un
rock intimista y de corte clásico, que quizás hubiera lucido más en la
intimidad de un pequeño club que en el marco de un local amplio como el Sant
Jordi Club.
Además de la presencia del batería de la
formación Navarra, Ciclonautas se completan con el concurso del vocalista y
guitarrista argentino Mai Medina y el
bajista Javiertxo Pintor, creando entre los tres unas composiciones de
trasfondo poético junto a ese inconfundible
aroma a licor y humo, tal y como quedó patente desde los primeros
compases del show con temas como "Tristes Corazones". Quizás lo más
destacado de su presentación fuera la voz de Mai Medina, que si bien no puede
decirse que fuera especialmente brillante, si que mostró un timbre y un
registro de lo más personal y reconocible.
Pese a no contar con el apoyo de las
primeras filas, de hecho fueron bastantes los que prefirieron salir a la
terraza del recinto a tomar al aire, el trío supo defender sus composiciones pese
a no contar con la presencia de ninguno de los invitados que participaron en la
grabación de su debut. Así que de forma lineal y un tanto fría se fueron sucediéndose temas como
"Loca", con algún chispazo de corte "stoner", o la más
cachonda y pegadiza "Que Corra El Aire", que fue una de las que
mejores sensaciones nos dejaron.
El momento emotivo de su descarga llegaría durante la presentación de "Los
Hermanos", que el vocalista argentino dedicó a su hermano presente en el
local. Mientras que para encarar el tramo final de su presentación optaron por
el tema que presta el título a su debut " Qué Tal?", que acabaría
dejando paso a "Soy El Dromedario", con la que se marchaban
definitivamente dejando tras de si una
sensación agridulce y mucha indiferencia entre los presentes.
Con algo de adelanto sobre el horario
inicialmente previsto y con un escenario engalanado con un enorme telón de fondo Slash y sus
muchachos irrumpían en escena provocando el delirio más absoluto entre sus
incondicionales con "You´re A Lie",
con el que hacían estallar a un público ávido
de emociones fuertes.
Con el guitarrista situado en la parte izquierda del escenario, y ataviado con una camiseta de tirantes con el nombre
de la ciudad serigrafiado, el nivel de comunión entre banda y público fue
verdaderamente asombroso, y más cuando de forma sorpresiva llegaría el primer
recuerdo al material clásico de Guns N´ Roses con un portentoso
"Nightrain", que hacia que el recinto se viniera literalmente abajo
mientras Myles Kennedy daba muestras de que actualmente es uno de las mejores vocalistas de la escena
americana.
En cuanto al resto del equipo que acompaña
a la pareja, es decir The Conspirators, se mostraron sólidos, rotundos y muy compactos,
moviéndose incansablemente por el escenario mientras reclamaban su merecida
cuota de protagonismo, especialmente el bajista canadiense Todd Kerns quien, además de rasgar
sus cuatro cuerdas como un auténtico poseso, no se cortó a la hora de apoyar en
los coros e incluso se atrevió a cantarse un par de temas durante el tramo
central del show.
Respaldados sobre un sonido brillante el quinteto optó por
imprimir un ritmo trepidante a los primeros compases de su actuación, enlazando
casi de forma consecutiva temas de su última referencia de estudio como el
marchoso "Avalon", que fue acompañada con palmas y que nos dejaría la
estampa de Myles,- ya sin chaqueta-, ejerciendo como el perfecto maestro de
ceremonias, recorriendo incansablemente el escenario demandando el apoyo de las
primeras filas. Tras una tripleta verdaderamente imparable y después de los
acostumbrados saludos, turno para una
nueva incursión en “Apocalyptic Love” de
manos de “Standing In The Sun”, rescatando ese característico filo “sleazy” con
el que el guitarrista nos dejaba una
buena muestra de la magia y el “feeling”
que le han convertido en uno de los últimos iconos de
las seis cuerdas.
El primer respiro de este ceremonial hard
roquero llegaría con el arranque de “Back From Cali”, con Slash y Myles
compartiendo el centro del escenario antes de hacernos cantar a todos su fantástico
estribillo. Quizás Slash ya no sea una
bestia desatada sobre el escenario, ahora sus movimientos son muchos más
medidos, pero no ha perdido ni un ápice de su carisma y su personalidad escénica,
consiguiendo que las miradas no se separen de sus dedos a la hora de atacar piezas
como “Wicked Stone”. Una nueva mirada sobre el material de Guns N´Roses nos
conduciría sobre el serpenteante riff de “Mr. Brownstone”, que como era de esperar
volvió a convertir la pista en una autentica olla presión. El nivel de intensidad no
decaería, ya que la siguiente en hacer acto de presencia sería “You Could Be
Mine”, que sonó particularmente agresiva gracias al concurso de un Myles
Kennedy esplendido que, encaramado sobre una pequeña tarima situada en el
centro del escenario, mostró un dominio absoluto del tema contenido en el disco
azul del mítico “Use Your Illusion”.
Con el vocalista perdiéndose entre
bambalinas seria el bajista Todd Kerns el encargado de comandar vocalmente
“Doctor Alibi”, poniéndonos a todos a botar con ese inconfundible espíritu punk-roquero.
Pero es que Todd no se limitó únicamente a cantar ese tema, así que sin previo
aviso, y pillándonos casi por sorpresa, se embarcó en una de las piezas más
celebradas de toda la noche “Welcome To The Jungle”, haciendo gala de unas
buenas dotes para ejercer como vocalista. Sería tras este vendaval roquero
cuando el propio Slash se acercó al micrófono para agradecernos nuestra
presencia antes de proponernos otro de los momentos más emotivos del show con
“Starlight”, que marcaría el retorno de Myles sobre el escenario firmando una monumental interpretación.
Sin duda uno de los mayores aciertos de la velada
fue la elección del repertorio, ya que el guitarrista optó por incluir temas de
todas y cada una de sus etapas, aunque evidentemente el material contenido en
sus ultimas entregas tuvo un
protagonismo destacado. De modo que el retorno sobre “World On Fire” estaría marcado
por los ritmos compactos y machacones de
“Beneath The Savage Sun”, que acabaría convirtiéndose
en la excusa perfecta para que Myles aunase nuestras voces.
Pese al paso de los años Slash no ha perdido el toque
y la esencia de los grandes “guitar-heros”, así que sería a lo largo de “The
Dissident”, cuando el “hacha” saltaría a escena acompañado de una guitarra con
dos mástiles, provocando el delirio de sus mas fieles incondicionales.
Curiosamente, si durante la primera parte
del concierto la banda se había apoyado en los clásicos de Guns N´Roses para firmar
los momentos más intensos y vibrantes, fue con la llegada de “Rocket Queen”
cuando el concierto empezó a flojear ligeramente. Y no lo digo por que el
quinteto no rayase a un excelente nivel, sino por que Slash se extendió en
exceso en un extenso ejercicio solista
que acabó propiciando que el tema se hiciera excesivamente largo, haciendo
que el show perdiera algo de intensidad. Sería el vocalista quién más brillaría a lo largo del up-tempo “Bent To
Fly”, encaramándose nuevamente sobre la pequeña tarima central para
conseguir meterse a todo el personal en
el bolsillo al proponernos ese descomunal alarde de rock melódico.
El momento de volver a exaltar al público
llegaría con el apabullante arranque de
“World On Fire”, recuperando su faceta más marchosa para poner a todo el
auditorio a botar intensamente. Con el escenario teñido de rojo turno para echar la vista atrás sobre
“Apocalyptic Love”, rescatando la intensidad y la elegancia de “Anastasia”. Y como fin de fiesta definitivo,
y tras presentarnos a todos los miembros de la banda, llegaba “Sweet Child O´Mine”, toda una referencia para
los amantes del hard rock que provocaría el delirio. El último cartucho antes
de la llegada de los bises estaría reservado para el adictivo “Slither”, que se
convertiría en el único recuerdo del
guitarrista a su etapa en Velvet Revolver.
Acompañados por los vítores del respetable el quinteto regresaría
rápidamente sobre las tablas para finiquitar su actuación con “Paradise City”,
convirtiendo el recinto en una fiesta absoluta con lluvia de confeti incluida.
Dos horas de absoluto disfrute fue lo que
nos ofrecieron Slash y sus muchachos, apostando decididamente por un show de
rock n´roll intenso, crudo y visceral. En resumen, mientras otros artistas se
dedican a vivir de rentas del pasado, Slash apuesta por dar a sus fans lo que
le demandan, aunque sin renunciar a su material más reciente. Sin duda las
claves del éxito del mítico guitarrista han sido contar con los servicios como
vocalista de Myles Kennedy y con el
concurso de una banda de plenas garantías que vive y disfruta de cada instante
del show.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS;CARLOS OLIVER
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