Dos
nombres ilustres dentro de la escena del death metal han unido sus fuerzas para
recorrer el viejo continente durante este mes de septiembre, asolando a los seguidores de los sonidos más
crudos y técnicos. La tercera y última escala de este periplo por nuestro país
aterrizaba el pasado Sábado en la Ciudad Condal, concretamente en la sala
mediana del Razzmatazz, donde algo más de medio aforo se dio cita para
presenciar la descarga de Suffocation y Nile. Aunque en esta ocasión la encargada
de cerrar el cartel era la formación capitaneada por Karl Sanders, lo cierto es que
los neoyorquinos Suffocation disfrutaron de un tiempo y unas condiciones
similares a las de los cabezas de cartel.
Pese
a que en un principio la velada iba a contar también con el concurso de Embryo,
-quienes ya nos visitaron recientemente abriendo las descargas de Melechesh- ,
un problema familiar de su vocalista, Roberto Pasolini, obligó a que los italianos tuvieran que suspender su
actuación, dejando a los franceses Chabtan como único aperitivo antes del inminente
desembarco de ambas formaciones americanas.
Ante
una sala todavía poco concurrida los chicos de Chabtan tomaban el escenario con muchas ganas y muy motivados,
dispuestos a dejarnos una buena muestra del material contenido en su reciente
trabajo “The Kiss Of Coatlicue”. Pese a no ser excesivamente conocidos por
estos lares, la formación parisina demostró muy buenas maneras, desgranando con
total convicción su death metal melódico salpicado de fulgurantes ráfagas
deathcore. En sus escasos treinta minutos Chabtan mostraron su potencial
gracias a la contundencia desplegada en temas como la inicial “Anthropomophorphic
Beast”, con la que su vocalista Christofer Rousseau nos invitaba a saltar y
convertirnos en parte de la fiesta.
Otros
factores que jugaron muy a favor de la
propuesta del combo francés fueron las constantes alusiones en sus letras a la
cultura mesoamericana y los intensos duelos a los que nos sometieron los
guitarristas Dimitry Merly y Jean-Philippe Porteux a lo largo de temas como
“The Kiss Of Coatlicue”, que les servía para mostrar su faceta más melódica.
Tampoco dejarían pasar la ocasión para adentrarnos en los derroteros más densos
y farragosos propuestos en “Born From Vucub Caquix”, en los que apostarían por
ralentizar la velocidad para centrarse en la intensidad de esos pasajes oscuros
y despiadados.
Pero
sin duda los mejores momentos de la descarga de Chabtan llegarían de la mano de
“The Nahual´s Omen”, uno de los temas que mejor puede definir su estilo, ya que
combina a la perfección: velocidad, intensidad
y esas sutiles pinceladas
técnicas que caracterizan su propuesta. El último cartucho en la recamara de la
formación francesa estaría reservado para la brutalidad de “Visions Of The Snake”, que les servía para abandonar el escenario
dejando unas buenas impresiones entre
una audiencia que se mantuvo bastante estática y expectante.
Los
siguientes en tomar las tablas de un Razzmatazz 2 bastante más concurrido y
animado serían Suffocation. Poco hay que se pueda decir del combo neoyorquino
que no se haya dicho ya. Pilares indiscutibles del brutal death, la formación tiene un prestigio y un carisma
ganado a base de unas imponentes producciones de estudio y unos directos
absolutamente devastadores, lo que les ha convertido en un nombre de referencia
dentro de la escena. Pese a sus fantásticas credenciales, había mucha
curiosidad entre los presentes por comprobar que tal se desenvolvería en
directo el sustituto de Frank Mullen , Ricky Myers, ya que no teníamos apenas
antecedentes de su labor como vocalista, siendo su ocupación habitual la de
baterista, formando parte de bandas como Disgroge, Martyred o Sarcolytic.
Pese
a la sorpresa de algunos despistados que no estaban al corriente del cambio de vocalista, lo cierto es que los
neoyorquinos funcionaron como una maquinaria compacta y perfectamente
engrasada, desplegando toda su brutalidad desde el demoledor arranque
protagonizado por el sorpresivo "Thrones Of Blood". Y es que lejos de
concentrarse en el material contenido en su última entrega de estudio "Pinnacle
Of Bledlam", Suffocation nos propusieron un repertorio basado en su
material más clásico, haciendo especial hincapié en los discos facturados
durante el primer lustro de la década de los noventa.
Aunque
en líneas generales el sonido fue bastante bueno, tanto Terrance Hobbs y especialmente Guy Marchais tuvieron que lidiar con algunos problemas
técnicos en sus respectivas guitarras, algo que no impidió que temas como
"Breeding The Spawn", sonarán absolutamente matadores, consiguiendo que la parte central de la pista
se convirtiera en un auténtico campo de batalla. Aunque los más veteranos echamos
en falta la presencia y sobre todo el carisma de Frank Mullen, lo cierto es que
Myers se mostró muy cómodo en su faceta de vocalista, moviéndose incansablemente
sobre el escenario mientras animaba decididamente
a una audiencia que respondió de forma
impecable a trallazos descomunales como "Mass Obliteration”.
Como
viene siendo habitual en sus directos la formación americana descargó de forma inmisericorde
una buena ración de su material más clásico, para después, con el público ya
completamente desatado, ofrecernos alguna muestra de su última entrega, en este
caso la seminal "As Grace Descends". El contraste entre el presente y
el pasado del quinteto llegaría cuando Myers presentó "Catatonia",
haciendo referencia a que fue una de las primeras composiciones escritas por la banda, sirviendo como una
vedada invitación al caos y al descontrol, lo que provocó que entre las
primeras filas se volvieran a organizar unos concurridos pogos que sirvieron para
escenificar la perfecta comunión entre banda y público.
A
esta alturas del show estaba claro que Suffocation estaban haciendo méritos
para convertirse en los indiscutibles triunfadores de la velada, pero por si
algún escéptico todavía albergaba alguna duda sobre el potencial del quinteto,
la siguiente en hacer acto de presencia sería "Liege Of Inveracity",
con las guitarras de Hobbs y Marchais escupiendo sus mortíferos riffs como si
de armas de destrucción masiva se tratase. Una de las pocas concesiones que los
americanos se permitieron sobre el material facturado en sus últimos lanzamientos
llegaría de manos del crujiente y lacerante "Dismal Dream", que sería
el responsable de poner a gran parte de los presentes a hacer headbanging
siguiendo sus pétreos riffs y las incisivas líneas de bajo de un Derek Boyer que se mostró absolutamente intratable durante
todo el show.
Lejos
de egos y personalísimos, la banda funcionó en todo momento como un colectivo
compacto y perfectamente conjuntado, proponiéndonos un ritmo muy dinámico,
descargando cada una de sus composiciones con una intensidad y una agresividad
verdaderamente descomunales, logrando que piezas como "Pierced From
Within" nos volarán literalmente la cabeza. Debido a la cancelación a
última hora de los italianos Embryo, el combo neoyorquino pudo ofrecernos un
repertorio más extenso del que vienen descargando durante este tour, así que no
faltaría durante el tramo final de su actuación una segunda referencia hacia el material de
"Pinnacle Of Bedlam", de manos de la hiriente y sobrecogedora
"Purgatorial Punishment".
Debo
reconocer que me sorprendió muy positivamente el reportorio escogido para la
ocasión, desgranando con absoluta rotundidad algunos de los himnos que ayudaron
a definir su estilo y personalidad dentro de la escena death metalera, lo que
propició que la entrega del público fuera abrumadora, tal y como quedó patente
al atacar un rotundo "Effigy Of The
Forgotten", con el que hacían fluir ese halo de oscura devastación que
siempre les ha caracterizado, para posteriormente proponernos un rotundo cambio de tercio que nos
conduciría sobre la incendiaria "Funeral Inception".
La
locura se desataría cuando Myers anunció
una de las piezas más clásicas dentro de la discografía del quinteto “Jesus
Wept”, que nos dejaría la clásica estampa de Derek Boyer encorvado sobre su bajo
mientras sus compañeros acababan de destrozar nuestras maltrechas cervicales.
Una última estampida de los neoyorquinos nos conduciría sobre “Infecting The
Crypts”, que sería la escogida para finiquitar
una descarga absolutamente brutal. Imponentes, Suffocation pasaron por
la Ciudad Condal como una auténtica apisonadora, dejando tras de si a una audiencia
completamente entusiasmada y a la que su fulgurante show se le hizo realmente corto.
Hacía
ya bastante tiempo que los de Carolina del Sur no pisaban nuestros escenarios,
si no me falla la memoria su última visita se remontaba a finales de 2012, cuando compartieron cartel
con dos instituciones como Morbid Angel y Kreator. De modo que con su flamante
nuevo trabajo bajo el brazo “What Should
Not Be Unearthed”, y con la incorporación de su nuevo bajista Brad Parris, la
formación capitaneada por Karl Sanders regresaba a los escenarios de la Ciudad
Condal para proponernos un oscuro viaje a través de la cultura egipcia y
mesopotámica. Desde su creación, hace más de dos décadas, Nile siempre han
seguido su propio camino, trazando una ruta que les ha permitido adquirir una
personalidad única y reconocible dentro de la escena. Aunque para algunos su
propuesta siempre ha estado marcada por la temática de sus composiciones y por
unas altas dosis de técnica instrumental, lo cierto es que los americanos nunca
han renunciado a su vertiente más seminal y agresiva, y es que tal y como comentaba el propio Sanders este
nuevo trabajo representa un retorno al sonido de sus primeros trabajos.
Difícil,
muy difícil lo iban a tener Nile para conseguir superar la descarga que nos
acababan de ofrecer Suffocation, y más si tenemos en cuenta que la formación no
se caracteriza precisamente por su dinamismo sobre las tablas. Precedidos de
una larga e intrigante introducción el cuarteto aparecía en escena para dar el
pistoletazo de salida con un suculento “Sacrifice Unto Sebek”, que desataba la
euforia entre los más devotos mientras la banda empezaba a construir esa
infranqueable pared sonora que siempre les ha caracterizado, con Sanders y
Dallas Toler-Wade repartiéndose las tareas vocales. Con un sonido todavía poco
matizado el ceremonial de los de Greenville proseguiría con un nuevo guiño al
pasado, remontándonos en esta ocasión hasta su segundo trabajo “Black Seeds Of
Vengeance”, del que rescatarían “Defiling The Gates Of Ishtar”, poniendo la
nota de clasicismo a la velada gracias a ese fulminante juego de guitarras dobladas.
Como
ya sucediera en sus anteriores visitas, Sanders volvió a ejercer como líder
indiscutible de la banda, tirando de carisma en muchos momentos del show y
haciéndose cargo de la mayoría de las presentaciones. Lejos de desgranar los
temas de su más reciente entrega, el tramo inicial del concierto estuvo
reservado para bucear en su extenso catálogo, de modo que para proseguir el
show la banda nos ofrecería una doble ración del material contenido en su obra
de 2009 “Those Whom The Gods Detest”,
desplegando ante la audiencia toda la voracidad de “Kafir!”, para posteriormente dejar paso a
la fantasmagórica cabalgada contenida en “Hittie Dung Incantation”.
Curiosamente,
tras protagonizar un arranque un tanto frío, la banda empezaría a entonarse al
centrar su objetivo sobre los temas contenidos en “What Should Not Be Unearthed”, del que
desgranarían piezas como la inmisericorde “Call To Destruction”, que nos traía
de vuelta sobre las sonoridades más hirientes y amenazantes. Sin abandonar su
último plástico el momento de rescatar esas ambientaciones del medio oriente llegaría
con la introducción de la compleja “In The Name Of Amun”, durante la que se
sucederían esos explosivos cambios de ritmo, alternando poderosas acometidas
con pasajes más grandilocuentes y majestuosos.
A
lo largo de la noche resultó evidente la evolución que ha experimentado el
sonido de la banda con el paso de los años, ya que temas como “The Blessed
Dead”, sonaron crudos e incisivos, desplegando su halo de misterio y oscuridad como
si de una maldición se tratase. La dupla Sanders/Toller-Wade se mostró como un
tándem perfectamente conjuntado, haciendo gala de una sincronización perfecta a
la hora de atacar los demoniacos riffs de “Ithyphallic”, que supondría su único
recuerdo hacia su trabajo de 2007.
Una
nueva mirada sobre los primeros tiempos de la banda nos acabaría abocando sobre
la primeriza “The Howling Of The Jinn”, rescatada de aquel lejano e imperial “ Amongst
The Catacombs Of Nephren-Ka”, que ambientada con esos tenebrosos teclados
pregrabados acabaría poniendo a gran parte de la audiencia a hacer el símbolo
de bestia. Tras una mordaz introducción, durante la que se despacharon a gusto
contra los medios no afines y los trolls
de internet, el nivel de intensidad no decaería gracias a la velocidad
contenida en “The Inevitable Degradation Of Flesh”, que se convertiría en la
antesala perfecta para “Evil To Coast Out Evil”, que sería la escogida para
retornar sobre el material de su última entrega discográfica.
Con
la descarga encarando su recta final llegaba el momento de recurrir a la artillería
pesada, siendo la elegida para volver a hacer subir los ánimos entre la
concurrencia uno de los buques insignia de “In Their Darkened Shrines”, el
abominable “Sarcophagus”, que hacia decrecer el nivel de revoluciones
haciéndonos reptar por sus sinuosas melodías. Con Sanders acercándose hasta el
filo del escenario para preguntarnos si estábamos cansados, llegaba el momento
de “Lashed To The Slave Stick”, mientras que la elegida para echar el cierre a
su actuación sería la explosión de rabia y ferocidad contenida en “Black Seeds
Of Vengeance”.
Buena
actuación en líneas generales de Nile, aunque como siempre suele sucederme
cuando presencio las descarga de los egiptólogos americanos su sonido en
directo no estuvo a la altura de sus
producciones en estudio, amen de que volvieron a mostrarse excesivamente fríos
en escena. En resumen, gran noche de death metal en la Ciudad Condal, aunque en
esta ocasión fueron Suffocation quienes se llevaron el gato al agua, ofreciéndonos una descarga verdaderamente
abrumadora, pese a no contar con el concurso
del carismático vocalista Frank Mullen.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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