Debido
a la gran cantidad de giras internacionales que últimamente hacen escala en
nuestro país cada vez resulta más habitual la solapación de conciertos, y el
tener que escoger entre ir a ver a uno u
otro artista. Afortunadamente, en esta ocasión la promotora Madness Live! supo
reaccionar a tiempo y aglutinó bajo la denominación de “Madness In The Veins
Day” dos de las giras más atractivas de
este otoño, juntando en un mismo cartel a Leprous y Annihilator. La apuesta era
arriesgada, ya que reunir en una misma sala a seis bandas de estilos tan
dispares como el progresivo y el thrash parecía complicado, pero
afortunadamente la convivencia y el buen rollo fueron los protagonistas de una
tarde repleta de música en directo, que serviría para que los seguidores de
ambos estilos tuvieran la posibilidad de conocer nuevas bandas y así ampliar horizontes.
RENDEVOUZ POINT
Los
encargados de abrir la maratoniana tarde de conciertos a una hora todavía muy
temprana, las 17,15, y ante una reducida audiencia fueron Rendevouz Point
quienes recientemente publicaban su ópera prima "Solar Storm". Debido
a las limitaciones propias de un cartel tan extenso los noruegos no dispusieron
ni de mucho espacio ni de mucho tiempo sobre las tablas para desarrollar su
propuesta, pero sus escasos veinticinco minutos fueron suficientes para descubrirnos
a una banda con mucho potencial.
En
cuanto a su propuesta musical Rendevouz
Point desarrollaron un metal de corte progresivo con arreglos grandilocuentes y
épicos, proponiéndonos un estilo muy similar al de los propios Leprous, no en
vano comparten algunos de sus componentes. Pese a no ser muy conocidos en
nuestro país el quinteto de Kristiansand se mostró muy sólido y compacto, dejando que piezas como el oscuro
"Mirrors", nos mostraran la polivalencia de su vocalista Geirmund Hansen, alternando momentos
dramáticos, -que fueron acompañados de una impecable puesta en escena con el
vocalista sentándose absorto al filo del escenario-, con in-crescendos
grandilocuentes en los que Geirmund nos sobresaltó con sus registros más
incisivos y desgarradores.
Pese
a que durante todo el show la gente se mantuvo bastante estática y expectante,
lo cierto es que el combo noruego dejó unas muy buenas sensaciones, y
escuchando los comentarios tras su descarga parecía unánime la opinión entre
los presentes de que su show se había hecho excesivamente corto. Y es que
aunque tampoco dispusieron de un buen juego de luces Rendevouz Point
consiguieron trasladar al respetable la catarata de emociones y sentimientos
encontrados que transmiten sus composiciones, dejándose para el tramo final del
show la camaleónica
"Wastedland", que respaldada sobre una base rítmica arrolladora sería
la encargada de finiquitar este primer acto de la noche.
SPHERE
Tan
solo unos minutos después eran los también noruegos Sphere los encargados de
recoger el testigo para proponernos un rotundo cambio de tercio. Y es que la
actuación del quinteto de Oslo estuvo mucho más centrada en la contundencia y
la pegada de unas guitarras verdaderamente afiladas junto a los registros más
agresivos de su vocalista Isak L. Haugan, proponiéndonos un djent muy influenciado
por bandas como los suecos Meshuggah. Aunque en principio su propuesta poco
tenía que ver con la de Rendevouz Point o los propios Leprous, lo cierto es que
su estilo más extremo y experimental consiguió captar la atención de un público
cada vez más animado y numeroso.
Liderados
por la garra y la brutal intensidad que transmitió
su vocalista la formación noruega dio
buena cuenta de las composiciones contenidas en su debut “Primordial”,
destacando especialmente el brutal juego de voces que nos propusieron el propio Isak y el guitarrista Marius Strand, que fue
quien se encargó de darle la replica con las voces limpias en temas como la
inicial “Primordial”. Además también demostrarían unas buenas aptitudes
técnicas a la hora de encarar los
rotundos y marcados cambios de ritmo contenidos en piezas como la descomunal “Shock And Awe” o internándose
en la rotunda densidad que destilaron piezas como “Erratic”.
Aunque
quizás su descarga pecó de una excesiva linealidad, casi todas sus composiciones
tuvieron una estructura muy similar, lo cierto es que Sphere demostraron una
gran personalidad y tener las ideas muy claras en torno a los cimentos sobre los que forja su propuesta. Sin
duda con uno poco más de madurez y con un mayor rodaje el quinteto puede acabar
sacando un mejor partido de sus poderosos argumentos.
ARCHER
Tras
presenciar las descargas de las dos bandas que están girando junto a Leprous,
llegaba el momento de cambiar de registro y adentrarnos en las propuestas más
thrasheras de las formaciones que están acompañando a Annihilator. Los primeros
en tomar posiciones serían los americanos Archer, que en formación de trío
arribaban por primera vez a los escenarios de la Ciudad Condal dispuestos a presentar los temas de su segundo trabajo
"Culling The Weak".
Con
más de una década a sus espaldas los de Santa Cruz, California, desarrollaron
con total convicción un heavy/thrash salpicado de virtuosismo y pinceladas
clásicas. Quizás la única pega que se les puede poner es que, debido a su
concepción como trío, algunas de sus composiciones sonaron algo faltas de
pegada, especialmente en las partes en las que su guitarrista y vocalista Dylan
Rosenberg se centraba en los desarrollos solistas.
Como
un torbellino desatado la banda en sus veinticinco minutos de show nos presentó
las mejores composiciones de su último trabajo, dando el pistoletazo de salida
con el humeante "Belief", que servía para alegrar la tarde a los
aficionados más afines al metal de corte tradicional. Tampoco faltarían a lo
largo de su show los machacones estribillos contenidos en el propio
"Culling Of The Weak", que animaba al personal a levantar los puños
mientras la banda se exprimía al máximo sobre las tablas.
A
diferencia de lo que sucediera con las formaciones anteriores, Archer decoraron
el escenario con sendas pancartas laterales que reproducían la portada de su
último disco. Muy simpáticos y comunicativos los americanos supieron conectar
con una audiencia deseosa de emociones fuertes, mientras los más afines al
metal progresivo permanecían en la parte trasera del local. Y es que resultó
complicado para los más metaleros no dejarse arrastrar por la potencia que el
trío americano desplegó en temas como "Day That Never Came", que se
cerraba con un grito sobrecogedor.
Pero
sin duda el momento más vibrante de su escueta actuación llegaría cuando su
frontman, Dylan Rosenberg, se dirigía a un chaval de las primeras filas para
dedicarle su reverencial versión del clásico de Megadeth "Tornado Of
Souls", que desataba la euforia en la sala antes de que la banda se
despidiera definitivamente con "Dawn Of Dilution".
HARLOTT
El
último acto antes del desembarco de los dos platos fuertes de la noche estaría
protagonizado por Harlott, que al igual que el resto de formaciones vieron su
tiempo muy limitado debido a lo apretado del programa. La formación australiana
salió al escenario con la consigna clara de revolucionar la velada, mostrando
una apuesta decida por ese thrash metal "old school" de guitarras
salvajes y subversivas para ofrecernos una colección de temas en los que fueron
recurrentes los guiños a las bandas clásicas de la Bay Arena, especialmente a
Exodus y Slayer.
Desde
los primeros compases del show los de Melbourne no se guardaron ningún as en la manga y arrancaron su descarga
echando toda la carne en el asador, dejando las cosas bien claras con trallazos
rotundos y directos como "Proliferation", que presta el título a su
última entrega. Al igual que ya sucediera durante la descarga de Archer, las primeras filas se mostraron muy animadas y
participativas, dejándose imbuir por el espíritu desafiante y subversivo de su
vocalista Andew Hudson, -muy en la línea de Tom Araya-, liderando fulgurantes
acometidas como "Denature", que fue fantásticamente recibida.
Aunque
el grueso de su repertorio estuvo basado en las composiciones de su último
trabajo "Proliferation", los australianos no quisieron dejarse en el
tintero algún fugaz guiño a su pasado, e incluyeron en su repertorio piezas
como "Heretic", protagonizada por ese rotundo intercambio vocal entre
Hudson y el bajista Tom Richards, o
"None", única licencia que se permitieron a su segundo Ep del mismo
titulo publicado en 2012.
Con
los ánimos muy caldeados y frente a una sala que estaba disfrutando al máximo
llegaba el momento de las despedidas. De modo que la elegida para finiquitar la
descarga del cuarteto sería otra rotunda muestra del poderío thrash metalero
que exhibieron los australianos durante
toda la velada, " Means To An End", que nos dejaría con otro colosal
duelo de guitarras protagonizado por la dupla Hudson/Ryan.
LEPROUS
Quizás
resulte una obviedad pero Leprous son una banda peculiar, ya que todo lo que
gira alrededor de los de Notodden esta imbuido de ese aire misterioso y de
tonalidades oscuras que les hace ser tan sumamente atractivos. Hacia
escasamente unos meses que habíamos tenido la oportunidad de verles en directo dentro
de la segunda edición del Festival Be Prog! My Friend, pero lo cierto es que en
esta ocasión en la intimidad de una sala sus más fieles incondicionales parecían
ansiosos por presenciar el espectáculo que están ofreciendo los noruegos para presentar su nueva obra de estudio "The Congregation". Lo primero que
me gustaría recalcar es que Leprous fueron los grandes damnificados de esta
reunión de dos giras internacionales a su paso por la Ciudad Condal, ya que se
vieron obligados a recortar su repertorio, dejándose en el tintero piezas que
vienen interpretando a lo largo de este periplo europeo, privándonos de
degustar gemas como "Foe", "Chronic", “Red” o "Arquitec Taste", lo que provocó
el lógico mosqueo entre sus seguidores.
Si
a lo largo de la tarde las actuaciones habían estado enmarcadas dentro de un
montaje escénico bastante sobrio y austero, para la descarga del quinteto de
Notodden el escenario quedó presidido por una lona trasera con su logo y
dominado por cuatro inmensos monitores de televisión sobre los que se fueron proyectando
diferentes imágenes que acompañarían al desarrollo de la mayoría de las
composiciones. También utilizarían un cuidado juego de luces que ayudaría a
ambientar algunos de los momentos más trepidantes del show. Y es que más que un
concierto de rock, metal... -o como quieras llamarlo-, lo que nos ofrecieron Leprous
fue una arrolladora performance, en la
que cada detalle estuvo milimétricamente medido para provocar el deleite y las
reacciones de un público que se dejó arrastrar por su innovadora propuesta.
Tras
el lógico intercambio de posiciones entre metaleros y progresivos, el escenario
se preparaba para albergar el torrente de emociones y sentimientos desatados
que provocaron Leprous con el arranque hipnótico y magistral contenido en
"The Flood", que nos dejaba a una banda excelsa en sus desarrollos
instrumentales y a la que se le nota que
ha crecido a base de trabajo duro y tocar en directo incansablemente durante los últimos años. Precisamente ese
dominio escénico y esa conjunción quedarían plasmadas en las sublimes melodías vocales y en la
estampa de su vocalista, Einar Solberg ,
alzando su brazo, mientras tocaba los teclados, para dar la entrada a cada una de las estrofas de
"Third Law".
Tras
dejarnos seducir por su oscura intensidad llegarían unos segundos de tensa tregua. Así que con el escenario completamente a oscuras llegaría
el momento de "Rewind", que
con las luces cegando a la audiencia serviría para completar una tripleta de
apertura basada en el material de su última entrega "The
Congregation". Y es que aunque casi todo el repertorio de esta noche giró
en torno a este trabajo, también tuvimos ocasión de deleitarnos con viejas
favoritas como "The Cloak", reconocida por los mas devotos tras tan
solo unos segundos y que recibió una de las mayores ovaciones de toda la
velada, dejando constancia del gran calado que tuvo su anterior obra.
Ataviados
de riguroso negro y vistiendo elegantes camisas, los chicos de Leprous se
mostraron especialmente activos sobre las tablas, moviéndose incansablemente
sobre el escenario mientras intercambiaban constantemente sus posiciones,
confiriendo al show un dinamismo y una intensidad incontestables. Pese a no
estar muy familiarizados con su estilo, algunos fans de Annihilator quedaron gratamente
sorprendidos por la versatilidad y la contundencia que Leprous desplegaron en
piezas como "Slave", que fue la elegida para abrir el segundo capítulo
dedicado a "The Congregation", dejándonos un escenario inundado de
tonalidades liláceas, mientras Einar
ejercía como líder indiscutible del
quinteto.
Como
viene siendo habitual en ellos Leprous no se mostraron excesivamente
comunicativos a la hora de las presentaciones, ya que dejaron que sus
composiciones hablarán por ellos, consiguiendo que piezas como "The
Price", nos tocarán el alma, gracias a una ejecución milimétrica y a la
enorme calidad que desplegaron todos y cada uno de sus miembros, especialmente
el batería Baard Kolstad, que fue el encargado de asentar los poderosos
cimientos de ese sonido denso y pesadumbroso.
Tampoco
faltarían esas atmosferas más intimistas e introspectivas, con la voz de Einar
transmitiendo ese feeling enigmático y melancólico, durante los compases
iniciales de “Moon”, para posteriormente
guiarnos a través de esos hercúleos in crescendos marca de la casa. Su faceta
más experimental y netamente progresiva quedaría plasmada a lo largo de la
sinuosa “Down”. Mientras que la elegida para cerrar su actuación sería la
segunda y última muestra que se permitieron a su anterior entrega discográfica
de manos de “The Valley”. Tras silenciarse los instrumentos muchos pensaron que
el quinteto todavía nos regalaría algún tema más, pero desafortunadamente su
tiempo se había agotado. De modo que los músicos, tras saludar a la
concurrencia, se retiraron a los
camerinos mientras sus incondicionales se dejaban la garganta demando un bis
que nunca llegaría a materializarse.
ANNIHILATOR
Cuando
uno revisa el extenso catálogo de Annihilator y la interminable lista de
músicos que han desfilado por sus filas a lo largo de las últimas tres décadas resulta todo un desafío intentar adivinar que
clase de reportorio nos tendrían preparado
Jeff Waters y sus acólitos para la presentación de esta décimo quinta
entrega de estudio titulada “Suicide Society”. Tras haber delegado las
funciones de vocalista durante las últimas dos décadas, el carismático Waters volvía a retomar su
faceta como solista para este "Suicide Society", un álbum que
personalmente creo que marca un retorno a las sonoridades que la banda ofreció
durante sus primeros trabajos. Precisamente el repertorio de esta noche estaría
basado en gran medida en el material que la banda facturó durante el periodo
1989-1994, borrando de un plumazo cualquier referencia posterior, salvó la inclusión
de "No Way Out" y un par de piezas de su flamante nueva entrega.
Acogido
como un auténtico héroe Waters ejerció en todo momento como el líder indiscutible
de la banda, llevando el tempo del show y liderando a sus compañeros desde el
mismo arranque con el machacón y adictivo "King Of The Kill". Aunque me
pareció que Waters arrancó un poco renqueante en cuanto al aspecto vocal, lo
cierto es que el canadiense cogió rápidamente el pulso de la actuación al
adentrarse en el tema homónimo de su última obra "Suicide Society",
que fue recibido con absoluta devoción por una parroquia que se mostró leal y
dispuesta a dejarse arrastrar por la potencia de los de Ottawa.
Aunque
el montaje escénico fue bastante más modesto que el de Leprous, Waters y sus
muchachos engalanaron el escenario con sendos paneles laterales que reproducían
la portada de su último trabajo. Con la gente y la banda ya plenamente metidos
en la descarga tocaba seguir dando cancha a sus nuevas composiciones, de modo
que la siguiente en sonar sería la contagiosa "Creepin' Again", que
nos dejaría el escenario teñido de rojo mientras la batería de Mike Harsaw hacia
retumbar los cimientos del local.
La
única incursión que se permitieron sobre el material publicado junto al vocalista Dave Padden llegaría de manos del corrosivo
"No Way Out", repescado de su anterior "Feast". Pero fue a
partir de ese momento cuando Waters empezó a tirar del material clásico de la
banda, proponiéndonos una imparable sucesión de favoritas que llevaría al éxtasis a sus fans más veteranos. La
encargada de abrir la caja de Pandora, tras unos segundos de silencio, sería la
introducción que precedía al brutal "Set The World On Fire", que marcaba el equilibrio perfecto entre virtuosismo, melodía
y velocidad.
Aún
más atrás en el tiempo nos conduciría "W.T.Y.D.", que representaba el
primer recuerdo al legendario debut de la banda "Alice In Hell" y que
se convertiría en uno de los puntos álgidos de la noche, con toda la audiencia desgallitándose a la
hora de corear su matador estribillo. Tras semejante derroche de voracidad
thrash metalera llegaba el momento de recobrar el aliento, adentrándonos en las
camaleónicas ambientaciones de otra vieja gema "Never, Neverland",
que recibió una ovación de gala.
Imparable,
el ritmo de la descarga del combo canadiense fue absolutamente infernal,
descargando su arsenal de clásicos sin compasión sobre una audiencia
completamente entregada. Pese a ello, no faltarían pequeñas pinceladas de clase
y elegancia, como las contenidas en el fugaz "Bliss", que serviría como introducción para el descomunal
"Second To None", que volvía a desatar el pogo entre las primeras
filas.
Muy
sonriente y comunicativo Waters se dirigió en repetidas ocasiones al respetable
para agradecerle su apoyo y fidelidad a lo largo de todos estos años, e incluso
tuvo un recuerdo para su primera visita a nuestro país acompañando a Pantera y
Judas Priest, antes de juguetear con la audiencia durante el preámbulo de la desquiciante "Brain Dance",
que era la elegida para volver a ahondar sobre el único trabajo que grabó con
el vocalista AAron Randall en 1993.
La
recta final de la incendiaria presentación de los canadienses arrancaría con
"Phantasmagoria", que ponía de manifiesto que pese al paso de los
años la composición no ha perdido ni un ápice de frescura. Y es que tal y como
comentó Waters durante su presentación: “nunca se es demasiado viejo para el
rock n roll”. Para encarar la penúltima pieza de la velada el carismático
frontman volvería a pedir nuestra colaboración para cantar todos juntos el
característico estribillo de "Alison Hell", mientras que la elegida
para finiquitar el show sería la habitual "Human Incesticide".
Una
vez más Jeff Waters volvió a demostrar que es un trabajador incansable, un buen
compositor y un intérprete de contrastada calidad, firmando una actuación que
pese a hacerse algo corta dejó un buen sabor de boca entre sus incondicionales.
Quizás las únicas pegas que se pueden poner a su show fueron un repertorio casi calcado al que
de su última visita estival, y la poca presencia que tuvieron en el set las composiciones de "Suicide Society".
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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