Nuevamente
volvía a pisar los escenarios de nuestro país una de las bandas más
emblemáticas y representativas dentro de ese movimiento que se ha propuesto recuperar
los viejos cánones del heavy metal, y que ha venido a denominarse N.W.O.T.H.M.,
los suecos Enforcer. Formados hace una década la banda capitaneada por el
vocalista y guitarrista Olof Wikstrand ha seguido una trayectoria ascendente e
imparable, consiguiendo pasar en poco tiempo desde el underground hasta
participar en algunos de los festivales más prestigiosos del viejo continente.
La receta como suele ser habitual en estos casos ha sido el trabajo incesante y
unos directos arrolladores . Si hace tan solo unos meses los suecos arribaban a nuestro país acompañando
a los míticos thrashers americanos Overkill,
en esta ocasión, la formación de Arvika llegaba para presentar su último
trabajo "From Beyond" liderando su propio espectáculo. Pero no serían
ellos el único reclamo para esta noche de miércoles en la Ciudad Condal, ya que
antes del desembarco de Enforcer contaríamos con el concurso de Wolf, unos
ilustres veteranos que, pese a llevar casi dos décadas en activo, no se han
prodigado en exceso sobre nuestros escenarios. Mientras que los encargados de
abrir fuego serían los hard roqueros Dynamite, conformando así un cartel
heterogéneo y variado en el que las tres bandas participantes tenían en común su
lugar de procedencia, Suecia.
Ataviados
con chalecos de cuero, jeans ajustados y desbordando actitud, simpatía y esa
inconfundible flema hard roquera tomaban el escenario los chicos de Dynamite,
-una formación que en poco más de tres años ha facturado dos obras de estudio "Lock
N Load" (2013) y "Blackout Station" (2014), amén de haber girado
con bandas como Bullet o sus compatriotas Screamer. Sin excesivas pretensiones
ni adornos escénicos y respaldados por un buen sonido, -curiosamente el
cuarteto de Växjö fue el que mejor sonó-, Dynamite supieron aprovechar al
máximo su tiempo sobre las tablas, haciéndonos pasar un buen rato con la
inmediatez de sus composiciones, ofreciéndonos en el arranque piezas como
"Blackout Station" y "Damn You Woman", que les servían como
carta de presentación poniendo de manifiesto su devoción por bandas como
Krokus, Rose Tattoo o Ac Dc.
Pese
a no ser excesivamente conocidos en nuestro país, lo cierto es que la banda capitaneada
por el guitarrista y vocalista Mattis Karlsson, no tuvo excesivos problemas
para captar la atención del escaso medio centenar de aficionados que no
quisieron perderse su debut en los escenarios de la capital catalana,
desplegando con total convicción el
vacilón ritmo de piezas como "Ride Alone". Tras ofrecernos un
arranque eléctrico y contagioso los suecos levantaban el pie del acelerador
para centrarse en piezas más sinuosas como "It's A Long Way Home",
que contaría con el apoyo de la gente acompañando con palmas su desarrollo.
Pero sin duda los momentos más eléctricos y vibrantes de su actuación llegarían cuando el cuarteto se embarcó en
temas como "Lock n Load" o "Wild And Untame", que gracias a
la rotundidad de sus estribillos consiguieron enganchar a una audiencia cada
vez más numerosa y animada.
Durante
sus cuarenta minutos el combo sueco optó por conceder un protagonismo
equitativo a sus dos obras de estudio, aunque para el tramo final decidieron
reservarse los mejores momentos de su ópera prima, otorgando un protagonismo
estelar a la socarrona "Stone Heart Rebel", con el escenario inundándose
de humo mientras la gente se animaba a corear su estribillo, para acabar
dejando paso a una eléctrica y desbocada
"Gone Wild", que a modo de declaración de intenciones les servía para
rubricar una notable actuación. Juventud, actitud y unos temas pegadizos y con mucho
gancho fueron los argumentos que exhibieron Dynamite en su debut en los escenarios de la
Ciudad Condal. Aunque su propuesta no resulta para nada novedosa, sin ir más
lejos bandas contemporáneas como nuestros '77 o los alemanes Hardbone practican
un estilo muy similar, lo cierto es que los suecos cumplieron con creces con su
cometido animando al personal y calentando el ambiente de cara a los platos
fuertes de la noche.
Ante
una sala que poco a poco fue tomando colorido llegaba el momento de presenciar
la descarga de Wolf. Viendo el ambiente que se respiraba en el local resultaba
evidente que había muchas, muchísimas, ganas de presenciar la descarga del combo liderado por el carismático e
incombustible Niklas “Viper” Stälvind. Además, curiosamente, pese a no liderar
el cartel de esta noche, los de Örebro eran la formación más veterana sobre las
tablas, ya que en este 2015 se cumplen sus dos décadas de existencia. Fieles a
los cánones del heavy metal más clásico y tradicional Wolf arribaban a la sala
Bóveda para presentarnos algunas de las composiciones de su última obra “Devil
Seed”, que significa el estreno discográfico de su guitarrista Simon Johansson.
Aunque lejos de centrar su objetivo en
el contenido de su séptima obra de estudio el cuarteto prefirió concentrarse en ofrecernos un fugaz
repaso sobre los mejores momentos de su trayectoria,
dejándose únicamente en el tintero algún guiño hacia su debut homónimo de 1999.
Con
un escenario sumido en la más absoluta
oscuridad y decorado con una lona trasera
y sendas pancartas laterales, los miembros del combo sueco se posicionaban en
escena de espaldas al respetable para ofrecernos a modo de introducción la
pieza instrumental que abre su último trabajo “Overture In C Shark”, que de forma inexorable
nos acabaría abocando sobre la humeante “Shark Attack”, que era la elegida para que la
maquinaria sueca empezara a funcionar a pleno rendimiento, desatando la euforia
entre una audiencia que se mostró de la más entusiasta y participativa.
Derrochando entrega y personalidad Wolf se mostraron absolutamente intratables,
apostando por ese sonido rápido y afilado que nos dejarían petrificados gracias
a la potencia que desplagaron las guitarras del propio Niklas y su
compañero Simon Johansson.
Pese
a que la velocidad y la contundencia se convertirían en las autenticas
protagonistas de su descarga, no faltarían a lo largo del show esas
monumentales cabalgadas a ritmo de medio tiempo, con el bajista Anders Modd
ametrallándonos con su bajo, -al más puro estilo de Steve Harris- , en temas
como “The Bite”; ni tampoco alguna concesión a sonoridades más cercanas al
power metal en piezas veloces y ágiles como “Full Moon Possession”, que nos dejaría a
un Niklas especialmente inspirado, alargando el final de cada una de las
estrofas mientras el batería Richard Holgren nos mostraba su buen hacer a la
hora de acompañar en los coros.
Tras
un monumental arranque, con el que los suecos consiguieron meterse a toda la sala
en el bolsillo, llegaba el momento de volver a ahondar sobre el material
contenido en “Devil Seed”, de modo que tras un pequeño “speech” nos
adentraríamos en “My Demon”, que fue acompañada con palmas por las primeras
filas, ratificando así la buena acogida que ha tenido su última referencia. La
encargada de concedernos ese momento de
tregua, que resultó ideal para recobrar el aliento, sería una celebradísima
versión de “Voodoo”, que marcaba su primera incursión en el material contenido
en su “Ravenous” de 2009, y que nos dejaría a un Niklas perfecto en su papel
como frontman, liderando a sus compañeros y organizando a la audiencia a la
hora de corear sus hímnicos estribillos.
A
medida que avanzaba el show el calor se hacía más intenso y sofocante dentro del reciento, así que para encarar la
segunda mitad de su actuación Niklas se desprendió de su camiseta de tirantes, y a pecho descubierto atacaría la rotunda
visceralidad de “I Will Kill Again”, que sería la elegida para que el cuarteto
regresará a su habitual velocidad. Si hay algo que siempre me ha gustado de
Wolf es la facilidad que tienen para facturar esos estribillos hímnicos y
pegadizos, que tan bien funcionan en
directo, y la mejor prueba de ello fueron cortes como “Hail Caesar”, que se
acabarían convirtiendo en la excusa
perfecta para que la gente volviera a afinar sus gargantas.
Ante
una audiencia cada vez más entusiasmada llegaba el momento de encarar la recta
final del show, y para ello que mejor que una nueva inclusión en los primeros
tiempos de la banda de manos de la pieza que prestaba el título a su tercera
placa “Evil Star”, con la que nos mostraron su faceta más melódica y
envolvente. Tras agradecernos la entrega y el apoyo llegaría el momento de cambiar
radicalmente de tercio para dejarnos arrastrar por la voracidad metalera
contenida en las hirientes guitarras de “Skull Crusher”, que se convertiría en
la única mirada que se permitieron hacia su trabajo de 2011 “Legions Of
Bastards”.
Si
durante todo el show el ambiente y la entrega, tanto de la banda como del público, habían sido verdaderamente encomiables
para rematar la velada los suecos se habían reservado dos de sus trallazos más letales
e impactantes. Por un lado, el latigazo sonoro que representó el inquietante
“Venom”, que desataría la euforia entre las primera filas, y más cuando el bajista Anders Modd se metió
entre la audiencia para sin dejar de tocar su instrumento hacerse fotos con
todo el que se acercó; y la final “Speed On”, que nos dejaría otro incendiario
duelo protagonizado por las guitarras de Niklas y Johansson. Para los que amamos el heavy metal más
clásico y tradicional Wolf son de aquellas bandas que siempre te alegran la
noche. Temas directos, certeros y
melódicos junto a uno actitud totalmente ochentera constituyen el mejor reclamo
para una banda que tras dos décadas continua batallando incansablemente por
hacerse un hueco dentro de la escena europea.
Tras
la abrumadora descarga de Wolf llegaba el momento de que Enforcer tomaran el
escenario. Sin duda para muchas formaciones hubiera supuesto un verdadero hándicap tocar después de la
demostración de fuerza y actitud que acababan de ofrecernos Niklas Stälvind y sus muchachos, pero el cuarteto de Arkiva
estaba dispuesto a asumir el reto con total naturalidad. Imparables, tras su
prometedor debut “Into The Night” (2008) y el impactante “Diamonds” (2010), la
banda consiguió hacerse un hueco dentro del underground metálico, logrando
llegar con cada uno de sus lanzamientos a un público mas numeroso y entusiasta.
Sin duda el punto de inflexión para su carrera llegaría con la edición de su
tercera obra “Death By Fire” (2013), una
ambiciosa obra conceptual que suponía su debut con la poderosa discográfica Nuclar
Blast. Pero lejos de dormirse en los laureles, dos años después llegaba el
disco que suponía su consagración definitiva “From Beyond” (2015), convirtiendo
su nombre en una referencia obligada para todos los amantes de ese heavy metal clásico
y tradicional, deudor de la esencia y la
personalidad propia de las grandes bandas de la década de los ochenta.
Para
los que hemos venido siguiendo la trayectoria del cuarteto sueco durante los últimos tiempos
resulta evidente la progresión y las tablas que ha ido adquiriendo la banda con
el paso de los años. Aún recuerdo aquellos alborotados jovenzuelos que pasaron
como un torbellino por el Martohell 2011, y aunque la formación no ha perdido
esa enfermiza pasión por el speed metal, lo cierto es que ahora saben administrarla y dosificarla a lo largo
de todo el show.
Como
viene siendo una constante desde sus inicios la encargada de servir como
preámbulo para la aparición de los músicos en escena sería el
tema de Joan Baez “Daimonds And Rust” , en la versión de los británicos Judas
Priest, mientras un escenario adornado con una lona trasera y sendos paneles
laterales, -que mostraban el título de su último trabajo-, aguardaba el
arranque del show. Además un par de candelabros con cuatro velas cada uno
flanqueaban la batería de Jonas Wikstrand dando un aspecto casi fantasmal al
escenario. Envueltos en humo y ataviados con cuero y tachas los miembros del cuarteto
tomaban posiciones para dejar que las luces nos cegaran mientras daban el
pistoletazo de salida con una de las piezas más rápidas y salvajes de su ultima
entrega “Destroyer”, que servía para que la banda empezara a entrar en calor
ante una audiencia que se mostró totalmente enfervorizada, creando un nexo de
unión que se prolongaría durante toda la
velada.
Tras
recibir el primer impacto de la noche nos percatábamos de la ausencia del
guitarrista Joseph Tholl, quien parece que no está acompañando a sus compañeros
durante este periplo europeo siendo reemplazado por el guitarrista de Lethal Steel. Pese a mostrarse bastante más
tímido que el carismático Tholl, Jonathan formó un excelente tándem junto a Olof Wikstrand haciendo que temas como
“Undying Evil”, no perdieran ese toque
tradicional que tanto gusta a sus seguidores. Habiéndonos obsequiado con una
doble ración de su última entrega discográfica “From Beyond” para abrir la descarga,
el encargado de proseguir con el show sería el primer recuerdo hacia su
anterior obra “Death By Fire”, de manos de un devastador “Mesmerized By Fire”,
que no hacia más que alentar, aún más si cabe, a una audiencia deseosa de
emociones fuertes y totalmente predispuesta a dejarse arrastrar por el
imparable torrente de velocidad y riffs aniquiladores que nos tenía preparado
el combo sueco.
Muy
cercanos y comunicativos, Enforcer supieron conectar rápidamente con toda la
audiencia, consiguiendo convertir el local en un verdadero infierno, y no lo
digo por esa demoniaca luz roja que iluminaba el rostro de Wikstrand a la hora
de presentar muchos de los temas , sino por el asfixiante calor que sufrimos dentro del recinto.
Pese a ello, ni banda ni público parecieron flaquear, así que tras la demanda
del vocalista de que todos animáramos al máximo llegaría el momento de hacer la
primera incursión en “Diamonds”, con un fulgurante y eléctrico “Live For The
Night”, que haría retumbar los cimientos de la sala mientras la audiencia coreaba
insistentemente el nombre de la banda.
Resulta
indiscutible que Enforcer se han trabajado a lo largo de los años a una
audiencia fiel y devota en nuestro país. Y es que a lo largo de toda la
descarga las primeras filas se mostraron absolutamente desatadas, acompañando cada
uno de los estribillos y dejándose arrastrar por las poderosas acometidas
contenidas en trallazos como la hímnica “From Beyond”, que era la elegida para
retornar sobre las composiciones de su cuarto trabajo, demostrando a los más
escépticos que no todo es velocidad dentro de sus directos. Aunque fue
Wikstrand quien ejerció como maestro de ceremonias, también gozó de un
protagonismo muy destacado su compañero a las cuatro cuerdas, Tobias Lindqvist,
quien no dejó de animar, e incluso se posicionó en el centro del escenario a la
hora de liderar las poderosas embestidas contenidas en piezas como la suculenta
“Death Rides This Night”.
Como
era previsible el ritmo que imprimieron los suecos a su actuación fue devastador, sin apenar charlas
ni interrupciones entre tema y tema. Así que el encargado de hacer que la
fiesta no decayera sería precisamente el primer recuerdo hacia su debut de 2008
“Into The Night”, del que nos ofrecieron una suculenta doble ración compuesta
por la épica de “City Lights” y la furiosa “Scream Of The Savage”, que
convertirían la pista en un mar de puños que se alzaban hacia el
escenario. Una nueva mirada a “From Beyond”, nos conduciría sobre “Below The
Slumber”, que sería la encargada de dejar una buena muestra del potencial
melódico de la banda, sacrificando su habitual velocidad para sonar más
dramáticos y oscuros.
Si
en las anteriores visitas del combo sueco la voz de Wikstrand se había
resentido durante el tramo final de sus presentaciones, lo cierto es que en
esta ocasión el vocalista supo mantener un alto nivel durante todo el concierto,
llegando en unas buenas condiciones al
exigente tramo final protagonizado por “Hell Will Follow” y, la que para mí fue
la sorpresa de la noche, “Mask Of Red
Death”, ya que personalmente creo que es una sus mejores composiciones al
combinar a la perfección los diferentes elementos que marcan su propuesta. Y la
verdad es que pese a su complejidad y sus continuos cambios de ritmo el tema sonó
fantásticamente, sirviendo como brillante colofón para esta primera parte del show.
Con la gente reclamando
insistentemente la vuelta de los músicos sobre el escenario, el tiempo de los
bises se inauguraba con la inyección de adrenalina contenida en una de las
piezas más emblemáticas de su segundo trabajo “Katana”, que sería la
responsable de volver a aunar las gargantas de todos los presentes, para posteriormente
adentrarnos en un “Take Me Out Of This Nightmare” que sonó verdaderamente apoteósico.
Para rubricar su indiscutible victoria en tierras catalanas Enforcer apostaron
por la inmediatez contenida en los
estribillos de un “Midnight Vice”, tras la cual se retiraron dejando tras de si
a una audiencia completamente noqueada. Corta, pero intensa. La descarga de
Enforcer fue una auténtica demostración de potencia, velocidad y contundencia,
contando en todo momento con la entrega y la complicidad de un público que prácticamente
llenó el recinto y que disfrutó al máximo de su descarga.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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