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miércoles, 7 de octubre de 2015

ENFORCER+WOLF+DYNAMITE-BOVEDA-BCN-30-SEP-2015

Nuevamente volvía a pisar los escenarios de nuestro país una de las bandas más emblemáticas y representativas dentro de ese movimiento que se ha propuesto recuperar los viejos cánones del heavy metal, y que ha venido a denominarse N.W.O.T.H.M., los suecos Enforcer. Formados hace una década la banda capitaneada por el vocalista y guitarrista Olof Wikstrand ha seguido una trayectoria ascendente e imparable, consiguiendo pasar en poco tiempo desde el underground hasta participar en algunos de los festivales más prestigiosos del viejo continente. La receta como suele ser habitual en estos casos ha sido el trabajo incesante y unos directos arrolladores . Si hace tan solo unos meses  los suecos arribaban a nuestro país acompañando a  los míticos thrashers americanos Overkill, en esta ocasión, la formación de Arvika llegaba para presentar su último trabajo "From Beyond" liderando su propio espectáculo. Pero no serían ellos el único reclamo para esta noche de miércoles en la Ciudad Condal, ya que antes del desembarco de Enforcer contaríamos con el concurso de Wolf, unos ilustres veteranos que, pese a llevar casi dos décadas en activo, no se han prodigado en exceso sobre nuestros escenarios. Mientras que los encargados de abrir fuego serían los hard roqueros Dynamite, conformando así un cartel heterogéneo y variado en el que las tres bandas participantes tenían en común su lugar de procedencia, Suecia.

Ataviados con chalecos de cuero, jeans ajustados y desbordando actitud, simpatía y esa inconfundible flema hard roquera tomaban el escenario los chicos de Dynamite, -una formación que en poco más de tres años ha facturado dos obras de estudio "Lock N Load" (2013) y "Blackout Station" (2014), amén de haber girado con bandas como Bullet o sus compatriotas Screamer. Sin excesivas pretensiones ni adornos escénicos y respaldados por un buen sonido, -curiosamente el cuarteto de Växjö fue el que mejor sonó-, Dynamite supieron aprovechar al máximo su tiempo sobre las tablas, haciéndonos pasar un buen rato con la inmediatez de sus composiciones, ofreciéndonos en el arranque piezas como "Blackout Station" y "Damn You Woman", que les servían como carta de presentación poniendo de manifiesto su devoción por bandas como Krokus,  Rose Tattoo o Ac Dc.

Pese a no ser excesivamente conocidos en nuestro país, lo cierto es que la banda capitaneada por el guitarrista y vocalista Mattis Karlsson, no tuvo excesivos problemas para captar la atención del escaso medio centenar de aficionados que no quisieron perderse su debut en los escenarios de la capital catalana, desplegando con total convicción  el vacilón ritmo de piezas como "Ride Alone". Tras ofrecernos un arranque eléctrico y contagioso los suecos levantaban el pie del acelerador para centrarse en piezas más sinuosas como "It's A Long Way Home", que contaría con el apoyo de la gente acompañando con palmas su desarrollo. Pero sin duda los momentos más eléctricos y vibrantes  de su actuación  llegarían cuando el cuarteto se embarcó en temas como "Lock n Load" o "Wild And Untame", que gracias a la rotundidad de sus estribillos consiguieron enganchar a una audiencia cada vez más numerosa y animada.

Durante sus cuarenta minutos el combo sueco optó por conceder un protagonismo equitativo a sus dos obras de estudio, aunque para el tramo final decidieron reservarse los mejores momentos de su ópera prima, otorgando un protagonismo estelar a la socarrona "Stone Heart Rebel", con el escenario inundándose de humo mientras la gente se animaba a corear su estribillo, para acabar dejando paso a  una eléctrica y desbocada "Gone Wild", que a modo de declaración de intenciones les servía para rubricar una notable actuación. Juventud, actitud y unos temas pegadizos y con mucho gancho fueron los argumentos que exhibieron  Dynamite en su debut en los escenarios de la Ciudad Condal. Aunque su propuesta no resulta para nada novedosa, sin ir más lejos bandas contemporáneas como nuestros '77 o los alemanes Hardbone practican un estilo muy similar, lo cierto es que los suecos cumplieron con creces con su cometido animando al personal y calentando el ambiente de cara a los platos fuertes de la noche.


Ante una sala que poco a poco fue tomando colorido llegaba el momento de presenciar la descarga de Wolf. Viendo el ambiente que se respiraba en el local resultaba evidente que había muchas, muchísimas, ganas de presenciar la descarga  del combo liderado por el carismático e incombustible Niklas “Viper” Stälvind. Además, curiosamente, pese a no liderar el cartel de esta noche, los de Örebro eran la formación más veterana sobre las tablas, ya que en este 2015 se cumplen sus dos décadas de existencia. Fieles a los cánones del heavy metal más clásico y tradicional Wolf arribaban a la sala Bóveda para presentarnos algunas de las composiciones de su última obra “Devil Seed”, que significa el estreno discográfico de su guitarrista Simon Johansson.  Aunque lejos de centrar su objetivo en el  contenido de  su séptima obra de estudio el cuarteto  prefirió concentrarse en ofrecernos un fugaz repaso sobre los mejores momentos de  su trayectoria, dejándose únicamente en el tintero algún guiño hacia su debut homónimo de 1999.

Con un escenario  sumido en la más absoluta oscuridad y  decorado con una lona trasera y sendas pancartas laterales, los miembros del combo sueco se posicionaban en escena  de espaldas al respetable  para ofrecernos a modo de introducción la pieza instrumental que abre su último trabajo  “Overture In C Shark”, que de forma inexorable nos acabaría abocando sobre la humeante  “Shark Attack”, que era la elegida para que la maquinaria sueca empezara a funcionar a pleno rendimiento, desatando la euforia entre una audiencia que se mostró de la más entusiasta y participativa. Derrochando entrega y personalidad Wolf se mostraron absolutamente intratables, apostando por ese sonido rápido y afilado que nos dejarían petrificados gracias a la potencia   que desplagaron  las guitarras del propio Niklas y su compañero Simon Johansson.

Pese a que la velocidad y la contundencia se convertirían en las autenticas protagonistas de su descarga, no faltarían a lo largo del show esas monumentales cabalgadas a ritmo de medio tiempo, con el bajista Anders Modd ametrallándonos con su bajo, -al más puro estilo de Steve Harris- , en temas como “The Bite”; ni tampoco alguna concesión a sonoridades más cercanas al power metal en piezas veloces y ágiles  como “Full Moon Possession”, que nos dejaría a un Niklas especialmente inspirado, alargando el final de cada una de las estrofas mientras el batería Richard Holgren nos mostraba su buen hacer a la hora de acompañar en los coros.


Tras un monumental arranque, con el que los suecos consiguieron meterse a toda la sala en el bolsillo, llegaba el momento de volver a ahondar sobre el material contenido en “Devil Seed”, de modo que tras un pequeño “speech” nos adentraríamos en “My Demon”, que fue acompañada con palmas por las primeras filas, ratificando así la buena acogida que ha tenido su última referencia. La encargada de concedernos  ese momento de tregua, que resultó ideal para recobrar el aliento, sería una celebradísima versión de “Voodoo”, que marcaba su primera incursión en el material contenido en su “Ravenous” de 2009, y que nos dejaría a un Niklas perfecto en su papel como frontman, liderando a sus compañeros y organizando a la audiencia a la hora de corear sus hímnicos estribillos.

A medida que avanzaba el show el calor se hacía más intenso y sofocante  dentro del reciento, así que para encarar la segunda mitad de su actuación Niklas se desprendió de su camiseta de tirantes,  y a pecho descubierto atacaría la rotunda visceralidad de “I Will Kill Again”, que sería la elegida para que el cuarteto regresará a su habitual velocidad. Si hay algo que siempre me ha gustado de Wolf es la facilidad que tienen para facturar esos estribillos hímnicos y pegadizos,  que tan bien funcionan en directo, y la mejor prueba de ello fueron cortes como “Hail Caesar”, que se acabarían  convirtiendo en la excusa perfecta para que la gente volviera a afinar sus gargantas.

Ante una audiencia cada vez más entusiasmada llegaba el momento de encarar la recta final del show, y para ello que mejor que una nueva inclusión en los primeros tiempos de la banda de manos de la pieza que prestaba el título a su tercera placa “Evil Star”, con la que nos mostraron su faceta más melódica y envolvente. Tras agradecernos la entrega y el apoyo llegaría el momento de cambiar radicalmente de tercio para dejarnos arrastrar por la voracidad metalera contenida en las hirientes guitarras de “Skull Crusher”, que se convertiría en la única mirada que se permitieron hacia su trabajo de 2011 “Legions Of Bastards”.

Si durante todo el show el ambiente y la entrega, tanto de la  banda como del  público, habían sido verdaderamente encomiables para rematar la velada los suecos se habían reservado dos de sus trallazos más letales e impactantes. Por un lado, el latigazo sonoro que representó el inquietante “Venom”, que desataría la euforia entre las primera filas,  y más cuando el bajista Anders Modd se metió entre la audiencia para sin dejar de tocar su instrumento hacerse fotos con todo el que se acercó; y la final “Speed On”, que nos dejaría otro incendiario duelo protagonizado por las guitarras de Niklas y Johansson.  Para los que amamos el heavy metal más clásico y tradicional Wolf son de aquellas bandas que siempre te alegran la noche. Temas directos, certeros  y melódicos junto a uno actitud totalmente ochentera constituyen el mejor reclamo para una banda que tras dos décadas continua batallando incansablemente por hacerse un hueco dentro de la escena europea.

Tras la abrumadora descarga de Wolf llegaba el momento de que Enforcer tomaran el escenario. Sin duda para muchas formaciones hubiera supuesto  un verdadero hándicap tocar después de la demostración de fuerza y actitud que acababan de ofrecernos  Niklas Stälvind  y sus muchachos, pero el cuarteto de Arkiva estaba dispuesto a asumir el reto con total naturalidad. Imparables, tras su prometedor debut “Into The Night” (2008) y el impactante “Diamonds” (2010), la banda consiguió hacerse un hueco dentro del underground metálico, logrando llegar con cada uno de sus lanzamientos a un público mas numeroso y entusiasta. Sin duda el punto de inflexión para su carrera llegaría con la edición de su tercera obra  “Death By Fire” (2013), una ambiciosa obra conceptual que suponía su debut con la poderosa discográfica Nuclar Blast. Pero lejos de dormirse en los laureles, dos años después llegaba el disco que suponía su consagración definitiva “From Beyond” (2015), convirtiendo su nombre en una referencia obligada para todos los amantes de ese heavy metal clásico y tradicional,  deudor de la esencia y la personalidad propia de las grandes bandas de la década de los ochenta.

Para los que hemos venido siguiendo la trayectoria  del cuarteto sueco durante los últimos tiempos resulta evidente la progresión y las tablas que ha ido adquiriendo la banda con el paso de los años. Aún recuerdo aquellos alborotados jovenzuelos que pasaron como un torbellino por el Martohell 2011, y aunque la formación no ha perdido esa enfermiza pasión por el speed metal, lo cierto es que ahora  saben administrarla y dosificarla a lo largo de todo el show.

Como viene siendo una constante desde sus inicios la encargada de servir como preámbulo para la aparición de los músicos en escena  sería el  tema de Joan Baez “Daimonds And Rust” , en la versión de los británicos Judas Priest, mientras un escenario adornado con una lona trasera y sendos paneles laterales, -que mostraban el título de su último trabajo-, aguardaba el arranque del show. Además un par de candelabros con cuatro velas cada uno flanqueaban la batería de Jonas Wikstrand dando un aspecto casi fantasmal al escenario. Envueltos en humo y ataviados con  cuero y tachas los miembros del cuarteto tomaban posiciones para dejar que las luces nos cegaran mientras daban el pistoletazo de salida con una de las piezas más rápidas y salvajes de su ultima entrega “Destroyer”, que servía para que la banda empezara a entrar en calor ante una audiencia que se mostró totalmente enfervorizada, creando un nexo de unión  que se prolongaría durante toda la velada.

Tras recibir el primer impacto de la noche nos percatábamos de la ausencia del guitarrista Joseph Tholl, quien parece que no está acompañando a sus compañeros durante este periplo europeo siendo reemplazado por el guitarrista de  Lethal Steel. Pese a mostrarse bastante más tímido que el carismático Tholl, Jonathan formó un excelente tándem junto a  Olof Wikstrand haciendo que temas como “Undying Evil”, no perdieran  ese toque tradicional que tanto gusta a sus seguidores. Habiéndonos obsequiado con una doble ración de su última entrega discográfica “From Beyond” para abrir la descarga, el encargado de proseguir con el show sería el primer recuerdo hacia su anterior obra “Death By Fire”, de manos de un devastador “Mesmerized By Fire”, que no hacia más que alentar, aún más si cabe, a una audiencia deseosa de emociones fuertes y totalmente predispuesta a dejarse arrastrar por el imparable torrente de velocidad y riffs aniquiladores que nos tenía preparado el combo sueco.

Muy cercanos y comunicativos, Enforcer supieron conectar rápidamente con toda la audiencia, consiguiendo convertir el local en un verdadero infierno, y no lo digo por esa demoniaca luz roja que iluminaba el rostro de Wikstrand a la hora de presentar muchos de los temas , sino por  el asfixiante calor que sufrimos dentro del recinto. Pese a ello, ni banda ni público parecieron flaquear, así que tras la demanda del vocalista de que todos animáramos al máximo llegaría el momento de hacer la primera incursión en “Diamonds”, con un fulgurante y eléctrico “Live For The Night”, que haría retumbar los cimientos de la sala mientras la audiencia coreaba insistentemente el nombre de la banda.


Resulta indiscutible que Enforcer se han trabajado a lo largo de los años a una audiencia fiel y devota en nuestro país. Y es que a lo largo de toda la descarga las primeras filas se mostraron absolutamente desatadas, acompañando cada uno de los estribillos y dejándose arrastrar por las poderosas acometidas contenidas en trallazos como la hímnica “From Beyond”, que era la elegida para retornar sobre las composiciones de su cuarto trabajo, demostrando a los más escépticos que no todo es velocidad dentro de sus directos. Aunque fue Wikstrand quien ejerció como maestro de ceremonias, también gozó de un protagonismo muy destacado su compañero a las cuatro cuerdas, Tobias Lindqvist, quien no dejó de animar, e incluso se posicionó en el centro del escenario a la hora de liderar las poderosas embestidas contenidas en piezas como la suculenta “Death Rides This Night”.

Como era previsible el ritmo que imprimieron los suecos a su  actuación fue devastador, sin apenar charlas ni interrupciones entre tema y tema. Así que el encargado de hacer que la fiesta no decayera sería precisamente el primer recuerdo hacia su debut de 2008 “Into The Night”, del que nos ofrecieron una suculenta doble ración compuesta por la épica de “City Lights” y la furiosa “Scream Of The Savage”, que convertirían la pista en un mar de puños que se alzaban hacia el escenario.  Una nueva mirada a  “From Beyond”, nos conduciría sobre “Below The Slumber”, que sería la encargada de dejar una buena muestra del potencial melódico de la banda, sacrificando su habitual velocidad para sonar más dramáticos y oscuros.

Si en las anteriores visitas del combo sueco la voz de Wikstrand se había resentido durante el tramo final de sus presentaciones, lo cierto es que en esta ocasión el vocalista supo mantener un alto nivel durante todo el concierto, llegando en unas buenas  condiciones al exigente tramo final protagonizado por “Hell Will Follow” y, la que para mí fue la sorpresa de la noche,  “Mask Of Red Death”, ya que personalmente creo que es una sus mejores composiciones al combinar a la perfección los diferentes elementos que marcan su propuesta. Y la verdad es que pese a su complejidad y sus continuos cambios de ritmo el tema sonó fantásticamente, sirviendo como brillante  colofón para esta primera parte del show.

Con la gente reclamando insistentemente la vuelta de los músicos sobre el escenario, el tiempo de los bises se inauguraba con la inyección de adrenalina contenida en una de las piezas más emblemáticas de su segundo trabajo “Katana”, que sería la responsable de volver a aunar las gargantas de todos los presentes, para posteriormente adentrarnos en un “Take Me Out Of This Nightmare” que sonó verdaderamente apoteósico. Para rubricar su indiscutible victoria en tierras catalanas Enforcer apostaron por la inmediatez  contenida en los estribillos de un “Midnight Vice”, tras la cual se retiraron dejando tras de si a una audiencia completamente noqueada. Corta, pero intensa. La descarga de Enforcer fue una auténtica demostración de potencia, velocidad y contundencia, contando en todo momento con la entrega y la complicidad de un público que prácticamente llenó el recinto y que disfrutó al máximo de su descarga.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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