En
el amor por los instrumentos clásicos de cuerda y el metal, -especialmente por
Metallica-, constituyen la génesis que dio vida a una de las formaciones más
originales y reconocibles dentro de la escena europea, Apocalyptica. Casi dos
décadas han transcurrido desde que cuatro jóvenes estudiantes de la academia de
música clásica Sibelius se dieran a conocer al mundo con aquel sorpresivo
"Plays Metallica by Four Cellos". Desde entonces los finlandeses han
desarrollado una exitosa carrera, primero versioneando himnos metaleros, para
posteriormente acabar facturando sus propias composiciones en trabajos cada vez
más complejos y maduros. Con su décima obra de estudio bajo el brazo,
"Shadowmaker", primera para la que han contado con un único vocalista,
el americano Franky Perez, los finlandeses se presentaban ante una Sala Apolo
abarrotada hasta la bandera, ratificando así que el metal no es únicamente una
cuestión de guitarras.
Muchas, muchísimas ganas había de volver a disfrutar del directo de los chelistas de Helsinki, y la mejor prueba fue el magnífico ambiente que se respiraba en los aledaños de la sala, con una nutrida representación de incondicionales haciendo cola en la puerta para asegurarse una buena posición en las primeras filas. Pero antes de la salida a escena de los absolutos protagonista de la noche tendríamos ocasión de comprobar como sonaban en vivo las composiciones del cuarto largo de los australianos Tracer, "Water For Thirsty Dogs".
Con
algo de adelanto sobre el horario inicialmente previsto el trío capitaneado por
el vocalista y guitarrista Michael Brown tomaba posiciones ante una expectante
audiencia para presentarnos una colección de composiciones marchosas y
melódicas, en las que se entremezclaron a la perfección el clasicismo roquero, -propio
de las grandes bandas de los setenta-, y unos ásperos retazos de rock
alternativo que nos trajeron al recuerdo
bandas como Soundgarden o sus compatriotas Silverchair.
Pese
a presentarse con esa alineación clásica de power-trío, la banda de los
hermanos Brown sonó compacta y muy enérgica, dejando unas fantásticas sensaciones con la inmediatez que exhibieron
en temas como "We' re Only Animals". Tampoco se dejarían en el
tintero algún fugaz recuerdo a sus anteriores trabajos, mostrando su vertiente
más alternativa en temas como el sinuoso "There' s A Man". Lejos de
la habitual apatía a la que se ven sometidas algunas bandas invitadas, Tracer
disfrutaron de una cálida acogida, contando con el apoyo de unas primeras filas
bastante animadas y participativas.
Con
una banda solvente y que se mostró muy cómoda sobre las tablas llegaba el
momento de encarar el tramo final de su descarga, apostando por una doble ración del material contenido en
su última entrega "Water For Thirsty Dogs", recurriendo a los aromas
de esencia stoner de "Astronaut Juggernaut", para dejar que fueran
los mastodónticos riffs de "Us Against The World" los encargados de
finiquitar su show.
Tras
el habitual receso la audiencia aguardaba impaciente el inicio del acto principal de la noche, la
presentación de Apocalyptica. Sin duda la suspensión de su anterior visita,
prevista para el pasado mes de abril, había conseguido aumentar la expectación
de sus seguidores, algo que acabó propiciando que la sala presentara el aspecto
de las grandes ocasiones, teniéndose que abrir la planta superior del recinto.
Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad la tripleta de cuerda
aparecía en escena portando sus
instrumentos para dar el pistoletazo de salida con “Reign Of Fear”, provocando
el delirio del personal mientras nos poníamos en situación para disfrutar de un espectáculo diametralmente opuesto a lo que estamos
acostumbrados. Pese a la voluminosidad de sus instrumentos los finlandeses se
mostraron muy dinámicos en escena, haciendo headbanging y moviéndose sobre el
escenario mientras inundaban el recinto con esa suculenta mezcla de música
clásica y metal sinfónico. Tras romper el hielo con la primera representante de
su ultima entrega “Shadowmaker”, y sin concedernos ni un segundo de tregua
llegaba el momento de empezar a echar la vista atrás, recuperando piezas como “Grace”, que fue acompañada con palmas durante
el arranque, ratificando así la entrega y la devoción que los fans profesan al combo finlandés.
Tras
un arranque protagonizado por la grandilocuencia y la suntuosidad instrumental
aparecía es escena el vocalista Franky Perez para dejar su registro en “I´m Not
Jesus”, y lo cierto es que el cantante americano se mostró bastante lineal en
esta primera intervención. Tampoco puede decirse que durante sus apariciones Perez
se destapara como un frontman especialmente carismático, ya que, lejos de
atraer sobre si todas las miradas, se limitó a prestar su voz a las composiciones.
Algo más cómodo y resolutivo se mostraría en el novedoso “House Of Chains”,
escorándose hacia el lado derecho del escenario mientras la tripleta Lötjönen,
Toppinen, Kivilaakso se apoderaban de la zona central. Aunque como era
previsible el repertorio de esta noche estuvo basado en sus covers más
representativos y las composiciones de su más reciente entrega, también tendríamos
ocasión de degustar piezas menos habituales como "Not Strong Enough",
que quedó un tanto deslucida por la disparidad de registro entre Perez y Brent
Smith, que fue quien se hizo cargo de las voces en su versión de estudio.
Pero
sin duda la esencia clásica de los finlandeses, y en definitiva lo que más gusta
a sus seguidores, llegaría cuando los
chelos recobraron todo el protagonismo y llenaron el auditorio con su mágico y característico sonido para
dar un toque dramático y grandilocuente a piezas clásicas como "Master Of
Puppets", que nos dejaría al
batería Mikko Siren encaramándose a su kit para animar a una audiencia enfervorizada.
Sin abandonar ese registro más thrasero llegaría el momento de "Inquisition
Symphony ", que se convertiría en el primer guiño a su segundo trabajo, y
a la mítica banda de los hermanos Cavalera. La última de este extenso segmento
dedicado al pasado y a la nostalgia llegaría de manos de "Bittersweet",
que sería la elegida para el retorno a escena Franky Perez.
El
tramo central de la descarga de los finlandeses estaría reservado para una
nueva inmersión en su material más novedoso, proponiéndonos una camaleónica
tripleta en la que se alternaron los aires hipnóticos de la instrumental
"Riot Lights", los aromas más experimentales de la pieza que presta
el título a su última placa " Shadowmaker", que llegó acompañada de
un fantástico juego de luces y unas
vistosas proyecciones; y las ambientaciones más relajadas de ese delicada gema
que es "Hole In My Soul". El contraste llegaría de la mano de una
nueva ración de covers, siendo las escogidas para encarar la recta final del show dos
estandartes metaleros como son "Refuse/Resist"
y "Seek & Destroy". Antes
de abandonar el escenario por primera vez todavía tendríamos ocasión de
escuchar el himno catalán y su particular interpretación del "In The Hall
Of The Mountain King" del compositor noruego Edvard Grieg.
Pese
a que la audiencia se mostró muy entregada y entusiasta durante todo el show, siguiendo
con reverencial devoción las evoluciones de los músicos sobre las tablas, lo
cierto es que uno de los momentos más memorables de la velada llegaría con el arranque de los bises, cuando
la gente estalló al reconocer los primeros compases de "I Don't
Care". Mientras que de forma sorpresiva la encargada de poner el colofón
definitivo a su descarga sería la pieza
que cierra su última entrega "Dead Man' s Eye".
Con
Apocalyptica no existe termino medio: o los amas o los odias. Y a tenor de la fantástica acogida que
recibieron en la Ciudad Condal diría que los chelistas finlandeses, dos décadas
después de su apabullante debut, continúan creciendo y rompiendo moldes y estereotipos
para conseguir llegar en cada una de sus visitas a una audiencia más amplia y
heterogénea.
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