Dejando
a un lado el pasado y el nexo de unión que representa la figura del guitarrista
Scott Gorham, lo cierto es que el segundo trabajo de Black Star Riders “The
Killer Instinct” ha supuesto su consolidación definitiva, y es que la formación
está compuesta por músicos de reconocido prestigio dentro de la escena roquera internacional. Tras la cancelación de la que
iba a ser su primera visita a nuestro país, hace un par de años, el quinteto americano se
presentaba en la Sala mediana del Razzmatazz para ofrecernos los mejores
momentos de sus dos obras de estudio junto al delicioso ejercicio de nostalgia que
representaba la oportunidad de volver a escuchar algunas de las piezas clásicas
del repertorio de los míticos Thin
Lizzy.
Un
ambiente frío y con la gente todavía impactada por los hechos acontecidos en
Francia durante ese mismo fin de semana conformaban el panorama al que se tendrían que enfrentar las tres bandas
que completaban el cartel de esta noche. Para ir abriendo boca contaríamos en
el inicio con la presencia de The Weyers, una formación poco habitual, ya que se
presentaron en formato de dúo, que nos presentaría las composiciones de su
ultima entrega “Beep Beep Beep”. Mientras que los elegidos como segundo
aperitivo antes de la descarga del plato fuerte de la noche serian los griegos
4Bitten.
Ante
apenas una treintena de personas saltaban a escena The Weyers, que dispusieron
de un espacio muy limitado para montar un vistoso set escénico, destacando el
enorme micrófono que presidia el escenario y la posición en primera línea de la
batería de Luke Weyermann. A escasos metros de distancia se posicionaría su socio y hermano, Adi Weyermann, que se
encargaría de poner la voz y la guitarra a sus composiciones. En cuanto a su
propuesta el dúo dejó clara su apuesta decidida por un rock n´roll básico y
marchoso, dejando que temas como la inicial “Big Mouth” se convirtieran en su
mejor carta de presentación.
Como
era previsible no faltó un sentido recuerdo a las victimas de los atentados
terroristas en Francia antes de la presentación de “Julia”, que a la postre se
acabaría convirtiendo en el mejor corte de su escueta presentación, ya que nos
mostró la facilidad del dúo para abordar diferentes estilos, sonando delicados
e intensos en el inicio, pero también rabiosos y machacones en un final trepidante.
Además de lo original de su propuesta, me gustó mucho lo cercano y comunicativo
que se mostró Adi Weyermann durante todo el show, ya que pese al
desconocimiento generalizado de los temas por parte del público, consiguió que la gente se arrancara a acompañar con
palmas temas como el vacilón “The
Changeling”.
Las
atmosferas más relajadas e intimistas llegarían de manos de la delicada “My
Mean Mind”, durante la que Adi se dedicó a iluminar a las primeras filas con una
pequeña luz situada junto a los dos
micrófonos que utilizó durante la presentación.
Con algo más de gente copando las primeras filas la formación de los hermanos
Weyermann se despedía con el tema que presta el nombre a su más reciente
entrega discográfica, haciéndonos cantar los contagiosos estribillos de “Beep
Beep Beep”. En resumen, una buena sesión de classick-rock, directo y marchoso
fue los que ofrecieron The Weyers para dar el arranque a esta jornada de
domingo.
Pese
a su larga trayectoria tampoco puede decirse que los siguientes en hacer acto
de presencia fueran excesivamente conocidos por estos lares. Aunque no era esta
la primera vez que los atenienses pisaban los escenarios de la Ciudad Condal,
lo cierto es que la frialdad del público barcelonés se dejó notar a lo largo de
sus cuarenta minutos de show.
Capitaneados por el guitarrista George M. y la
vocalista Fofi Roussos, 4Bitten nos ofrecieron un exhaustivo repaso a su última
obra de estudio “Rewind & Erase”. Cabe remarcar que a diferencia de lo que
suele ser habitual en las formaciones con chica al frente, Fofi no es una
vocalista de corte operístico ni lírico, ya que la propuesta de los griegos
está encaminada hacia un heavy/ rock áspero y contundente.
Con
mucha fuerza y con los dos líderes de la banda mostrándose muy activos y
participativos arrancaba “Broke”, que era la escogida para romper el hielo
dejando que los poderosos riffs de George M. intentaran sin éxito empezar a
calentar el ambiente. Pese a ello, la banda no se desanimó y siguió ofreciendo
su mejor versión en temas como el melódico “Die In Vain”, que servían para que Fofi
se mostrara en todo su esplendor.
Quizás
lo más atractivo de la propuesta del combo ateniense fuera la variedad
estilística de sus composiciones. Así que tras mostrarnos en el arranque su
faceta más roquera llegaba el momento de dejar que las guitarras sonaran más
afiladas e hirientes a lo largo del incisivo “Pull Me In”. Con Fofi ejerciendo
como maestra de ceremonias y tras agradecernos nuestra presencia volverían a
proponernos los marchosos estribillos de “Cause I Can”. Mientras que la elegida
para presentarnos su vertiente más oscura y melancólica sería “Redefine Your
Fate”.
Pero
sin duda la autentica esencia de la banda quedaría plasmada en piezas como
“Save My Soul”, que dedicaron al celebre asesino Ed Gain, y en la que se
conjugaron a la perfección esa propuesta ruda y guitarrera con la versatilidad
vocal de una Fofi absolutamente imparable, que incluso se permitió jugar con
sus registros durante el tramo final del tema. Para redondear una descarga que
fue claramente de menos a más optarían por “Rewind & Erased”, que parecía
despertar a una audiencia que, en esta ocasión, sí que se involucró a la hora
de acompañar con palmas el arranque. Una lástima que la acogida del publico
barcelonés fuera tan fría, ya que los griegos demostraron tablas y una gran
calidad para dar vida a unas composiciones vibrantes y muy dinámicas.
Aunque
viendo la media de edad de los asistentes resultaba evidente que el principal
reclamo para la descarga de esta noche eran los temas de los míticos Thin
Lizzy, lo cierto es que Black Star Riders en ningún momento quisieron exprimir
al máximo la carta de la nostalgia, ya que su repertorio fue una equilibrada combinación de material propio y algún guiño
puntual a la banda que liderara el añorado Phil Lynott. Algo más de media sala fue el aforo que al
final se acabó dando cita para presenciar
la descarga de la formación americana. De modo que tras una larga introducción
los músicos saltaban al escenario para dejar que las guitarras de Gorham y Johson
inundaran el recinto con los contagiosos riffs de “Bloodshot”. Lo primero que
me llamó la atención fue el carisma y la personalidad que irradió Ricky Warwick, mostrándose
en todo momento como un excelente
“frontman”, sabiendo manejar al personal con esa pose marcadamente roquera y un
tanto macarra.
Tras
recibir la calurosa bienvenida de la audiencia Warwick se daba la vuelta para
empuñar una guitarra y junto al resto de sus compañeros proponernos el primer clásico
de la noche “Jailbreak”, que desató la locura en la sala, con todos los
presentes saltando contagiados por su marchosa melodía. Con la gente ya
entonada llegaba el momento de empezar a desgranar las composiciones de su segunda
obra, “The Killing Instinct”,
recurriendo a ese mítico sonido de guitarras dobladas durante el arranque de
“Soldierstown”, que nos dejaría la estampa de Gorham y Johnson ocupando el
centro del escenario mientras el vocalista se situaba junto a la batería de
Jimmy DeGrasso.
A
pesar de ser una banda de auténticos “all-stars”, lo cierto es que Black Star
Riders se mostraron como una formación sólida y compacta, en la que lejos de los individualismos personales lo
que prima es el colectivo. Una buena muestra la pudimos apreciar a lo largo del
medio tiempo “Charlie I Gotta Go”, en la que los encargados de asumir todo el
protagonismo fueron Damon Johnson y Ricky Warwick. Tras darnos las gracias por
nuestra presencia el vocalista se deshacía de sus gafas de sol y su chaqueta antes de volverse a colgar la guitarra para
ponernos a todos a botar con el adictivo “Are You Ready”, que volvía a
hacer subir las revoluciones entre el personal
mientras Gorham demostraba que no ha perdido ni un ápice de clase a la hora de
atacar su instrumento.
El
cambio de tercio llegaría con el vocalista británico empuñando la acústica para dar esa ambientación más
nostálgica al inicio del que fuera segundo single de su debut, “Hey Judas”, que acabaría explotando en un
estribillo marca de la casa. El retorno sobre el material de su segundo redondo
estaría marcado por el ritmo contundente y hard roquero de “Through The
Motions”, que gozó de una excelente acogida. Siguiendo con la tónica que estaba
llevando el show, la siguiente en sonar tendría que ser un nuevo cover de “los
Lizzy”, y la elegida para que nuevamente todos aunáramos nuestras gargantas
sería una celebradísima “Waiting For An Alibi”.
Para
cualquiera que haya escuchado los álbumes de Black Star Riders resulta
innegable la inmediatez y la pegada de sus composiciones, así como unos
estribillos pegadizos y 100% coreables, que lograron que temas como “Hoodoo
Voodoo” se acabaran convirtiendo en uno de los puntos álgidos de la noche.
Sin
bajar ni por un momento el nivel de intensidad, la encargada de tomar el testigo
sería la pieza que prestaba título a su opera prima “All Hell Breaks Loose”,
con el bajo del último fichaje del quinteto, Robbie Crane, marcando el paso de
forma implacable. Pero sin duda si hubo un tema que puso la sala literalmente patas arriba ese fue “The Boys Are Back In
Town”, con la banda exprimiéndose al máximo mientras Warwick elevaba el pie de
micro sobre su cabeza cada vez que nos tocaba entonar su festivo estribillo.
Parecía
difícil que el quinteto consiguiera mantener semejante nivel de intensidad y entrega entre sus seguidores, pero la noche
proseguiría por todo lo alto con temas de esencia clásica como el single que
supuso su carta de presentación, “Bound
For Glory”. Habiendo recibido una sonora ovación llegaba el momento de las presentaciones,
con Gorham introduciendo a sus compañeros antes de permitirnos recobrar el aliento
con los aromas más bluesys y sosegados del embaucador “Blindsided”, que se convertía
en el primer momento relajado de la
velada.
No tardaría
mucho en retornar la contundencia de las guitarras y las melodías folkies para
protagonizar un vibrante “Kingdom Of The
Lost”, que ponía a toda la pista a botar siguiendo su contagioso ritmo. Con
Gorham ocupando el centro del escenario arrancaría “Finest Hour”, para que
rápidamente fuera la acústica de Warwick
la encargada de llevar las riendas del tema. La fiesta estaba llegando a su fin,
pero el quinteto todavía guardaba algunos ases escondidos bajo la manga. Así
que tras unos segundos de tensa calma la
banda atacaba con absoluta devoción “Emerald”, ocupando los instrumentos de
cuerda el centro del escenario mientras DeGrasso aporreaba contundentemente su
instrumento. Aprovechando la euforia que desató este nuevo recuerdo al legado
de Thin Lizzy llegaba el momento de
poner el punto y seguido a la velada con un eléctrico “The Killer Instinct”.
Acompañados
de los cánticos de una audiencia particularmente ruidosa, los músicos volvían a
empuñar sus instrumentos para rubricar una excelente actuación. Así que para
despedirse por todo lo alto que mejor que un nuevo ejercicio de nostalgia, -doble
en esta ocasión-, de manos de un par de clásicos como son “Rosalie”, que fue
acompañada con absoluta devoción por todos los presentes, y una potentísima
versión del “Whiskey In The Jar”, que ponía el broche de oro a una vibrante velada
de alto octanaje roquero.
Debo
admitir que me lleve una magnifica sorpresa con la descarga de Black Star
Riders, y más cuando pensaba encontrarme
con una banda que basaría su repertorio en la nostalgia. Pero aunque tuvimos
una buena ración, la verdad es que el grueso del set de esta noche estuvo centrado en el material
de sus dos entregas discográficas.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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