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miércoles, 4 de noviembre de 2015

STRATOVARIUS+GLORYHAMMER+DIVINE ASCENSION-RAZZMAATAZZ 2-BCN-28-OCT-2015


Debo admitir que fui de los que giró la muñeca y puso el pulgar apuntando al suelo cuando vi como poco a poco se desintegraba el line-up clásico, -que no el original-, de una de las formaciones más emblemáticas y representativas del power metal de la década de los noventa, especialmente cuando se confirmó en 2008 la salida definitiva del guitarrista Timo Tolkki. Afortunadamente, el paso del tiempo ha acabado dando la razón al dúo compuesto por el  vocalista Timo Kotipelto y el teclista Jens Johansson, únicos baluartes que perduran de aquella emblemática  formación que publicó álbumes imprescindibles como la trilogía compuesta por "Episode" (1996), "Visions" (1997) y "Destiny" (1998), ya que ahora la banda parece estar viviendo una segunda juventud.

Si ya con su anterior trabajo "Nemesis", los de Helsinki parecían recobrar su mejor forma, gracias en gran medida al talento del guitarrista Matias Kupiainen y a la savia nueva e ilusión que han aportado el bajista Lauri Porra y el batería Rolf Pilve, ahora con "Eternal", los finlandeses parecen prescindir de esos toques más modernos y vanguardistas que marcaron su anterior entrega para marcarse un disco que recupera su esencia más clásica y tradicional, algo que sin duda ha supuesto una fantástica  noticia para todos sus seguidores. Una vez más el combo finlandés volvía a repetir el mismo enclave de sus últimas visitas en salas en la capital catalana, la sala mediana del Razzmatazz, y como viene siendo habitual se presentaban acompañados de dos prometedoras  formaciones que atesoran una excelente proyección. Los escoceses Gloryhammer y los australianos Divine Ascensión.

Con absoluta puntualidad y mientras la sala se iba poblando poco a poco llegaba el turno del combo de Melburne, Divine Ascension. Aunque no puede decirse que la formación practique un estilo especialmente novedoso, su power melódico con algunas pinceladas progresivas sirvió para hacernos entrar en calor y caldear el ambiente de cara al plato fuerte de la noche. Con un escenario engalanado con sendos paneles laterales, en los que podía verse su logo, la banda capitaneada por la simpática y extrovertida vocalista Jennifer Borg nos ofreció un exhaustivo repaso por los mejores momentos de su segunda entrega "Liberator".

Aunque fueron los encargados de abrir la velada hay que  remarcar que Divine Ascension gozaron de un sonido bastante aceptable, así como de un vistoso juego de luces, consiguiendo que temas como la inicial "Dawn Brings No Mercy", se convirtieran en la excusa perfecta para que desplegaran en escena todo su potencial melódico. Muy activos sobre las tablas los australianos no perdieron la sonrisa en ningún momento pese a sufrir algún pequeño contratiempo durante los primeros compases del show.

Pese a no ser excesivamente conocidos en nuestro país los australianos gozaron de una calurosa acogida, gracias a la  excelente labor de su front-woman, que no dejó de animar y espolear a la audiencia, y a la movilidad en escena de todos sus componentes, que se esforzaron al máximo a la hora de hacernos participes de los estribillos de temas como "Stronger". Especialmente destacable me pareció el concurso de su barbudo bajista Jason Meracis quien, además de aporrear su instrumento, se hizo cargo de las segundas voces dando la réplica a Jennifer en temas como el crujiente "Liberator", que les servía para mostrar su faceta más densa y contundente.

Aunque como comentaba al inicio, el grueso de la descarga estuvo centrado en el material de “Liberator”, también habría espacio para "Answer", único guiño que se permitieron hacia el material de su debut "As The Truth Appears", publicado en 2011. Tras las pertinentes presentaciones, que incluyeron a su mascota, el peluche “Scratch”, y después de juguetear con la conocida melodía del "The Final Countdown" de Europe, los australianos encaraban la recta final de su show con los tintes épicos y grandilocuentes de "My Contender Lies", que nos dejarían la imagen del teclista David Van Pelt empuñando su keytar para descender al foso para espolear a las primeras filas. El último cartucho en la recámara de Divine Ascension estaría reservado para "Hideaway", que serviría como excusa perfecta para que Jennifer volviera a aunar nuestras voces para firmar un final por todo lo alto.

Ilusión, simpatía y garra fueron las virtudes que los australianos exhibieron en escena ante una audiencia sorpresivamente receptiva, y que mostró muchas ganas de pasarlo bien.

Los siguientes en hacer acto de presencia ante un recinto de lo más animado y expectante serían los chicos de Gloryhammer. Luciendo unas pintas impagables, -muy acorde con el personaje que interpreta cada uno de sus miembros-, los escoceses se presentaban ante la audiencia catalana dispuestos a hacernos pasar un buen rato, consiguiendo que a más de uno se le escapará una sonrisa con su disparatada e histriónica puesta en escena y sus jocosos comentarios entre tema y tema. Y es que la nueva aventura de Christopher Bowes resultó ser una invitación vedada a la diversión,  gracias a la potencia de un  power metal cargado de melodías épicas y matadores estribillos. Precedidos de una futurista introducción “Infernus Ad Astra”,  Gloryhammer tomaron el escenario al asalto con "Rise Of The Chaos Wizards", mostrándonos a una banda con tablas, personalidad y que derrochó, al igual que sucediera con Divine Ascension, simpatía y buen rollo.

Con un solvente Thomas Winkler al frente, ejerciendo como frontman, los escoceses no se cortaron a la hora de exhibir su martillo en la presentación de "Legend Of The Astral Hammer", que les servía para continuar  su presentación con una buena ración de su más reciente entrega "Space 1992: Rise Of The Chaos Wizards”. Tras recabar los primeros aplausos de la noche sería el guitarrista Paul Templing el encargado de presentar "Hail To Crail", que fue el elegido para representar los temas de su ópera prima "Tales From The Kingdom Of Fife". El retorno sobre sus nuevas composiciones estaría marcado por el melódico “Universe On Fire”, que consiguió recabar el apoyo de los más animados gracias a sus hímnicos estribillos y a la disparata coreografía que nos ofrecieron Templing y Bowes.

La segunda muestra de su debut llegaría de manos del clasicismo powermetalero que aportó el up tempo “Angus McFife”, con el que Winkler nos invitaba a sumarnos a  sus monumentales coros. La fiesta no se detendría y acompañado del grito unánime del público, que coreó incansablemente "Hoots", el bajista James Cartwright apuraría su cerveza antes de que una incisiva guitarra nos adentrara  en el cachondo "The Hollywood Hootsman”. Con total sintonía con una audiencia de lo más animada y participativa no faltaría el vacile que se marcó su vocalista al comentarnos que había llegado al recinto a lomos de su dragón durante la presentación del primerizo “Magic Dragon”.

Y es que si algo marcó la presentación de Gloryhammer a su paso por la capital catalana fue el buen humor y la simpatía que desplegó el quinteto en escena. De modo que la respuesta del respetable no pudo ser más enérgica y entusiasta a la hora de acompañar piezas como la marchosa “Goblin King Of The Darkstorm Galaxy”. El repaso a las diferentes criaturas mitológicas que habitan las composiciones de los escoceses se cerraría con “The Unicorn Invasions Of Dundee”, con la que colgarían sus instrumentos dejando un muy buen sabor de boca entre la concurrencia. Si la actuación de Gloryhammer fue cuanto menos peculiar, lo cierto es que antes de retirarse definitivamente a los camerinos todavía tendrían tiempo de  saludar desde el escenario mientras a través del P.A. sonaba “The National Anthem Of Unst”.

Podríamos buscar muchos motivos para intentar justificar que  una banda con la trayectoria y la calidad de Stratovarius no consiguiera llenar una sala como el Razzmatazz 2, pero lo cierto es que los finlandeses siguen conservando una nutrida legión de incondicionales entre la parroquia powermetalera catalana. Quizás lo más sorpresivo fuera ver a un público muy heterogéneo, en el que convivían sus fans de toda la vida y una nueva generación de jóvenes seguidores  que se han acercado a los de Helsinki tras el resurgimiento que han experimentado en sus dos últimas entregas de estudio. Lejos han quedado aquellos interminables alardes neoclásicos de Timo Tolkki y las camisas de “churreras” de  Tomi Kotipelto, que apareció en escena vestido de riguroso negro y luciendo una sobria  chaqueta de cuero negro. Y aunque el carismático vocalista es quien ejerce como líder indiscutible de la banda, siempre resguardado por el veterano teclista Jens Johansson, ahora la formación parece un colectivo unido y en el que no hay lugar para las luchas de egos.

El arranque, tal y como mandan los cánones, estuvo marcado por la pieza que abre su ultimo trabajo “My Eternal Dream”, una composición con visos de convertirse en un nuevo clásico dentro de su catálogo, mostrándonos a una banda que sin abandonar sus raíces sigue intentando innovar dentro de un estilo tan acotado como es el power metal. Quizás lo peor  de la noche fuera un sonido poco nítido y embarullado,  que nos impidió disfrutar de la propuesta de los finlandeses en todo su esplendor.

Pero en contraposición la audiencia se mostró completamente rendida a sus ídolos desde los primeros compases del show, entonando con absoluta devoción viejas favoritas como “Eagleheart”, que nos dejaba a un  Kotipelto fantástico en su papel de frontman, animando incansablemente al personal e incluso alargando su micrófono sobre las primeras filas para que la gente coreara su hímnico estribillo.

Varias serían las ocasiones en las que el vocalista se dirigió a la audiencia para agradecerle su entrega y lealtad durante todos estos años. La primera de ellas como preámbulo para el tema que prestaba el titulo al cuarto trabajo de la banda y primero que grabaron con el vocalista, “Fourth Dimension”, que significó todo un subidón de adrenalina para los fans más veteranos.  Tras desprenderse de su chaqueta de cuero, Kotipleto dejaba el protagonismo en los dedos de Jens Johansson, que jugando con su teclado nos adentraría en la deliciosa  y monumental “S.O.S.”, trayéndonos de vuelta la faceta más sinfónica y progresiva de la banda, remontándonos en el tiempo hasta el material contenido en “Destiny”.

Tras conjugar en un efectivo arranque el presente y el pasado de la banda llegaba el momento de volver a incidir sobre las composiciones de su más reciente entrega discográfica, siendo la escogida para continuar la descarga “Lost Without A Trace”, mezclando a la perfección esos pasajes preciosistas y reflexivos, -dominados por la elegancia de la guitarra de Matias Kupiainen-, y unos vibrantes increscendos instrumentales. Pese a los prejuicios que muchos puedan tener hacia la etiqueta de power metal, los finlandeses no se cortaron a la hora de reivindicarse como parte de esa escena durante la presentación de una celebradísima  “Phoenix”, que les servía para volver a levantar el ánimo de la parroquia, con Kotipelto haciendo gritar cuatro veces a la audiencia antes de la entrada de su abrumador estribillo.

A estas alturas de descarga resultaba evidente que, pese al paso de los años y a los cambios de line-up,  los finlandeses no han perdido esa facilidad que siempre tuvieron para conectar con la audiencia. Así que tras hacernos tocar el cielo la banda se retiraba entre bambalinas para dejar que fuera el bajista Lauri Porra el encargado de meterse a la gente en el bolsillo, incluyendo  las notas de “Els Segadors” dentro de su escueto solo de bajo. Con energías renovadas y tomando el escenario como un autentico vendaval, el quinteto volvía a tomar posiciones para desplegar toda la magia contenida en “Paradise”, que nos dejaría la estampa de Kotipelto bajando  hasta el foso para fotografiarse con los fans que ocupaban las primeras filas.

Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad retornábamos a su material más reciente de manos del monumental “The Lost Saga”, la composición más compleja de “Eternal”, que pese a sonar poderosa e inspirada no acabó de cuajar entre la audiencia, quizás fuera por su excesiva duración; pero lo cierto es que acabó  recabando la respuesta más discreta de la noche. Afortunadamente, no tendrían problemas para remontar el vuelo recurriendo a uno de los singles de su anterior entrega “Nemesis”, el vanguardista “Unbreakable”, durante el que el vocalista volvería a descender hasta el foso.

Tras recibir una estruendosa ovación sería el mago de las teclas, Jens Johansson, el encargado de mostrarnos sus habilidades técnicas, jugando con su instrumento hasta provocar el delirio al reconocer el respetable la melodía que nos conduciría sobre una de las piezas más emblemáticas de los finlandeses “Black Diamond”, que tras un escueto solo de batería pondría el punto y seguido a esta primera parte del recital. Curiosamente, a lo largo del show todos los instrumentistas de la banda tuvieron ocasión de  mostrar sus habituales técnicas en escuetos solos, excepto el guitarrista Matias Kupiainen que se militó a  dejar una buena muestra de su clase y elegancia durante sus aportaciones solistas en las  canciones.

Para su retorno sobre las tablas los finlandeses se reservarían un suculento trio de ases. Así que siguiendo la tónica que había llevado  la velada mezclarían un par de clásicos y un tema de nuevo cuño. Con la acústica de Kupiainen presidiendo el escenario arrancaría una emotiva versión de “Forever”, con la gente cantando entregada cada una de las estrofas junto a  Kotipelto. Los coros grandilocuentes y la faceta más elegante y melódica del quinteto regresaría de manos de “Shine In The Dark”. Mientras que la encargada de cerrar el show sería una apabullante versión de “Hunting High And Low”, que servía para poner de manifiesto la perfecta comunión entre banda y público.

En resumen, buen concierto de Stratovarius que volvieron a demostrar que siguen siendo un baluarte importante dentro de esa generación de bandas que dieron esplendor al power metal durante la década de los noventa. Eso si, con un bagaje tan extenso y con semejante catálogo, bien podrían haber incluido un par de temas más en su repertorio, ya que personalmente me hubiera encantado escuchar de nuevo piezas como “Will The Sun Rise?”, “Legions”, “Infinity” o incluso más recientes como “Dragons”.






TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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