La
unión hace la fuerza. La escena extrema siempre fue como una gran familia, una
hermandad en la que los músicos pasaban de banda en banda y se formaban
proyectos puntuales con miembros de diferentes formaciones. Durante los últimos
tiempos esta escena parece estar viviendo una segunda juventud, seguramente
propiciada por el buen estado de forma de algunos nombres clásicos y por el retorno
de otros que el paso del tiempo parecía haber devorado. Una reunión de
auténticos maestros era lo que nos proponía este Deathchusher Tour 2015, una gira que en poco menos de un
mes ha asolado el viejo continente permitiendo a los fans presenciar en una
misma noche las descargas de los míticos Voivod, los maestros británicos del
Grindcore, Napalm Death; las leyendas americanas de Florida Obituary, y unos
renacidos Carcass, con el carismático Jeff Walker al frente, que tras un largo
letargo regresaban a la carga en 2013 con "Surgical Steel".
Un
cartel de ensueño para todos los amantes del metal extremo aterrizaba en una
sala Razzmatazz en la que se agotó el papel para clausurar este trepidante
periplo europeo. Debido a lo apretado del programa de esta tarde-noche de
domingo el horario de las actuaciones se adelantaba hasta las 18:00 horas, que
sería la hora asignada para que unos desconocidos Herod dieran el pistoletazo
de salida a la velada presentando su debut “The Were None”.
Con
la gente accediendo al recinto para procurarse un buen lugar de cara a los
platos fuertes de la noche, los suecos arrancaban su descarga con el machacante
e hiriente ritmo de “Sad Hill Pt.2”, proponiéndonos un estilo diametralmente
opuesto al de sus compañeros de cartel, ya que su propuesta se basó en un
oscuro sludge, repleto de intensidad y gritos guturales, muy del estilo del que
practican bandas como Cult Of Luna.
Especialmente
llamativa me pareció la actitud desafiante de su vocalista David Glassey, quien
no paró de contorsionarse y ofrecernos sus desgarradores alaridos durante
“Northen Lights”.
Pese al desconocimiento generalizado de la media sala que se congregó
para seguir su actuación, lo cierto es que los suecos dejaron una buena
impresión, y más cuando David descendió del escenario para cantar desde la
pista el tramo final del último tema que interpretaron “The Fall”.
Curiosamente
los siguientes en tomar posiciones sobre el escenario eran, junto a Napalm
Death, los más veteranos del cartel, Voivod. A pesar de no haber conseguido nunca
el reconocimiento unánime de la familia metálica, los canadienses se han
mantenido siempre en activo, evolucionando constantemente su propuesta y
sobreponiéndose a la muerte de su guitarrista fundador Denis D´Amour “Piggy” en
2005.
Muchos
y muy variados son los registros que la formación nos ha ofrecido a lo largo de
su dilatada carrera, pero para el show de esta noche el cuarteto de Quebec eligió
un repertorio basado casi en su totalidad en el material que facturaron durante
la década de los ochenta. Absolutamente desbocados y pisando el acelerador al
máximo desde el mismo arranque con “Ripping Headaches”, los canadienses se
mostraron en un excelente estado de forma. Como siempre el centro de todas las
miradas fue el incombustible Snake que, con su peculiar registro y sus
disparatados bailes, no tuvo problemas para conectar con la audiencia mientras
daba buena cuenta de temas como “Tribal Convictions”.
Si
el veterano vocalista fue la imagen de la banda, los cimientos estuvieron en la
retaguardia del escenario, donde Away, todo un espectáculo verle aporrear su
modesto kit, propulsó a sus compañeros durante una actuación trepidante.
Especialmente contentos se vio al cuarteto en escena, seguramente satisfechos
por haber completado un tour tan exigente y agotador con un sold-out en la
Ciudad Condal, tal y como nos anunció Snake antes de atacar la pieza que abría
su álbum “Nothingface”(1989), “The Unknown Knows”. Estaba claro que Voivod
venían dispuestos a ofrecernos una buena ración de thrash metal old school. De
modo que no faltó a la cita un acelerado “Psychic Vacuum”, que hacía que la
fiesta en la pista no se detuviera.
La
primera sorpresa de la noche llegaría cuando Jeff Walker salió a escena para “The
Prow”, y es que además de atacar las cuatro cuerdas el británico también se animó
a la hora de ayudar en los coros de la
única composición que rescataron de su producción de la década de los noventa.
Con Rocky nuevamente junto a sus compañeros la descarga proseguiría con la chirriante
guitarra de Chewy llevando las riendas en
“Order Of The Blackguards” mientras Snake aprovechaba para hacernos
alzar los puños al aire.
Para
encarar la recta final de su actuación el cuarteto optó por su pieza más reciente
“Forever Mountain”, que la banda incluyó reciente en un split junto a Napalm
Death. El cierre, como no podía ser de otra forma, estuvo reservado para el
hímnico “Voivod”, que les servía para acabar por todo lo alto una descarga que
se hizo muy corta.
Tras
un vertiginoso cambio de equipo era el turno de unos ilustres veteranos dentro
de la escena extrema, los británicos Napalm Death. Asiduos habituales de
nuestros escenarios Shane Embury y sus muchachos se ratificaron, una vez más,
como una apuesta segura de cara al
directo, derrochando visceralidad y violencia sonora por los cuatro costados.
Una sala prácticamente llena era el marco que aguardaba impaciente la salida de
los de Birmingham que arrancaban su presentación con la novedosa “Apex Predator –
Easy Meat”, desatando la euforia de una audiencia que se dejó
arrastrar de forma inmisericorde por el devastador instinto asesino de los
británicos.
Desde
que Napalm Death aparecieran en escena la entrega y el desfase generalizado de
la audiencia fueron una constante en el recinto, creándose un intenso pogo que
no se detendría durante todo el show. Con semejante panorama los británicos no
tuvieron ninguna clase de problema para destrozarnos a base de trallazos de
nuevo cuño como “How The Years Condemn” o “Timeless Flogging”. Tan dicharachero
e hiperactivo como de costumbre Barney Greenway se encargó de presentar los
temas mezclando para ello español e ingles, consiguiendo que a más de uno se le
escapara una sonrisa gracias a ese acento de “guiri de chiringuito”.
Si
durante el primer tramo de su actuación Napalm
Death se concentraron en ofrecernos una buena muestra de su material más
reciente, fue sin duda cuando tiraron de artillería pesada con temas como “Scum”, “Life?”, o el mítico “You Suffer”
cuando la sala se vino literalmente abajo. Tampoco faltarían las criticas
frontales hacia las creencias religiosas en temas como “Cesspits”, ni su ataque
despiadado contra el racismo en su celebradísima versión del “Nazi Punks Fuck
Off” de los Dead Kennedys, que como viene siendo habitual fue una de las más
coreadas.
El
recuerdo a su trabajo de 1990 “Harmony Corruption”, llegaría de manos de la
machacona “Suffer The Children”, que nos hacia levantar el pie del acelerador
para contemplar como Barney quedaba absorto en uno de sus habituales bailes
mientras Shane aporreaba su maltratado bajo a la altura de los tobillos. Como
un torbellino desatado Napalm Death se despedían definitivamente con otra
muestra de que siguen siendo unos auténticos maestros, la seminal “Siege Of
Power”.
Con
una sala a reventar y con el ambiente ya muy caldeado llegaba el turno de la
formación capitaneada por los hermanos Tardy, Obituary. Los “deathers” de
Florida hacia unos meses que habían pasado por estos lares presentando su
última entrega “Inked Of Blood”, de modo que había mucha curiosidad por ver el
repertorio que nos tenía preparado el mítico quinteto. Con el escenario
engalanado por un enorme telón que reproducía la portada del mencionado trabajo,
la banda aparecía en escena a media luz para arrancar su descarga con el
instrumental “Redneck Stomp”, respaldados sobre un sonido nítido y poderoso que
rápidamente puso a la gente a menear la cabeza intensamente.
El
último en aparecer en escena, deambulando como si fuera un fantasma, fue John
Tardy, que tardó apenas unos segundo en aferrarse a su pie de micro para
espetarnos sin previo aviso “Centuries Of Lies”, que nos dejaba a la gente
completamente enloquecida mientras el escenario quedaba bajo el influjo de unas
demoniacas luces rojizas. Sin mediar presentación alguna y sin abandonar el
material de su ultima referencia de estudio el show proseguía con los
crujientes desarrollos de “Visions In My
Head”, que serían testigos de la aparición de los primero “surfers”.
Como
viene siendo habitual los americanos se mostraron algo distantes en escena,
dejando que fueran piezas clásicas como “Intoxicated” o “Bloodsoaked”, las
encargadas de calentar el ambiente y llevar al éxtasis a sus incondicionales. Pese
a ello, sería el guitarrista Trevor Peres el encargado de ponernos a todos a
cantar el cumpleaños feliz a su socio a las seis cuerdas, Kenny Andrews. Tras
haber destripado del tirón dos gemas de su seminal debut “Slowly We Rot”(1989),
las encargadas de conseguir que el ambiente no decayese serían “Dying” y la apabullante “Find The Arise”, que eran las escogidas para
representar a su segundo trabajo “Cause Of Death”(90).
Aunque
el repertorio que nos ofrecieron los americanos fue absolutamente devastador,
lo cierto es que eché en falta algún recuerdo hacia aquel fantástico “The End
Complete” de 1992, pero en contraposición pudimos degustar viejas favoritas
como “´Til Death”, que hacían que los pogos y los “circle-pits” no se
detuvieran ni por un instante. La sorpresa de la noche llegaría cuando John
empezó a escupir la letra del afiladísimo “Don´t Care”, con el que la banda
rescataba del ostracismo el material de “World Demise”(1993), que se había
quedado fuera durante sus últimas giras.
Pero
si hay un tema que resume a la
perfección la filosofía y el estilo de Obituary a lo largo de toda su carrera
ese es el primerizo “Slowly We Rot”, que fue el encargado de poner el broche de
oro a su actuación, mezclando para ello esas partes lúgubres y pantanosas con
unas humeantes aceleraciones que hicieron que la gente disfrutara al máximo de
su actuación.
Durante
los días previos a la descarga se había anunciado que para celebrar el final de
este Deathchusher Tour
2015, los músicos nos ofrecerían una aparición exclusiva bajo el apelativo de Absolute Power. Mucha curiosidad había por
saber en que consistiría esta “aparición especial”. Pues bien, para los que no
lo sepan, Absolute Power es uno de los múltiples proyectos de Shane Embury,
y más que una actuación al uso lo que
nos ofrecieron Absolute Power fue la presentación de un único tema “Land Of
Steel”, un himno de heavy metal clásico
y épico que fue interpretado por músicos de las bandas que integraban el tour
junto con la presencia del vocalista que grabó aquel redondo homónimo, Simon
Efemey.
Tras
la simpática y divertida aparición de los músicos para interpretar “Land Of
Steel”, el escenario se quedaba desierto, con la portada de “Surgical Steel” de
fondo anunciando la triunfal entrada de los encargados de rematar la velada,
Carcass. Muchas ganas había de volver a reencontrarse con Jeff Walker y sus
muchachos, ya que desde su regreso discográfico en 2013 la banda no había
pisado los escenarios de la capital catalana. Mucho ha cambiado la propuesta de los británicos
desde que unos jóvenes Jeff Walker y Bill Steer publicaran aquel abominable
debut titulado “Reek Of Putrefaction”, y es que la madurez y la evolución
acabaron abocando a Carcass hacía derroteros más melódicos, provocando una
escisión entre sus primigenios seguidores y los que se engancharon al carro
posteriormente con discos como “Heartwork”.
Sin
duda los contrastes fueron una constante
durante la presentación del combo británico, y no lo digo únicamente por la
variedad de un repertorio en el que
quedaron representados todos sus trabajos, sino por los polos opuestos
estéticamente que representaron Jeff Walker, con jeans y camiseta negra, exhibiendo
pose de aguerrido metalero; y sus
compañeros a las seis cuerdas, Bill Sterr
y Ben Ash, ataviados con pantalones de campana y camisa.
Acompañados
de la monumental introducción que abre su ultimo trabajo “1985”, el cuarteto de
Liverpool tomaba posiciones para que las guitarras abrieran fuego con “Unfit
For Human Consumption”, siendo el último en aparecer en escena Jeff Walker,
para rápidamente adoptar su clásica pose, con el pie derecho apoyado sobre uno
de los monitores, para mirar desafiante a las primeras filas. Mientras la banda
daba buena cuenta del tema apertura en la pista se desataba una auténtica
batalla campal, con decenas de cuerpos impactando entre sí. Lejos de aplacar
los ánimos, a medida que fue avanzando el show la cosa se fue calentando en la
pista, viviéndose momentos absolutamente bizarros mientras la banda atacaba de
forma frenética el tema de apertura de su cuarto trabajo, “Buried Dreams”.
Aunque
quizás muchos echaran en falta la figura del carismático Michael Amott, lo
cierto es que su reemplazo Ben Ash, se mostró absolutamente intratable, dando la
replica a un Bill Steer que se hizo cargo de la mayoría de los solos. Tras el
fantástico ejercicio de nostalgia que supuso su primera mirada a “Heartwork”,
llegaba el momento de volver al presente de manos de “Cadaver Pouch Conveyors
System”, antes de que Walker se dirigiera por primera vez al respetable para
darle las buenas noches.
Con
los músicos estáticos sobre el escenario sería una lejana alocución la
encargada de abocarnos hacía “Incarnated Solvent Abuse”, que hacia que la excitación
en el local siguiera creciendo, con un frontman entregadísimo animando al
máximo a las primeras filas para hacernos rugir en un tormentoso sprint final.
Ese toque irónico y socarrón del que siempre ha hecho gala Walker salió a
relucir cuando nos pidió disculpas por esos discos de death metal melódico antes de atacar de forma magistral
“This Mortal Coil”, que nos acabaría dejando con ese cuidado juego de guitarras
gemelas mientras la base rítmica sonaba brutalmente aniquiladora.
Lejos
de centrarse únicamente en la nostalgia Carcass dieron una especial relevancia
a las composiciones de su más reciente entrega, de hecho fue “Surgical Steel”,
el disco que tuvo un mayor repercusión dentro del repertorio de esta noche. De
modo que no faltaron piezas como el blasfemo “The Granulating Dark Satanic Mills”, con ese arranque oscuro
y demoniaco, o “Captive Bolt Pistol”, que nos dejaba a la tripleta de cuerda
ocupando el centro del escenario mientras los “moshpits” se hacían cada vez más
intensos y devastadores.
Muchos
eran los que habían aguardado pacientemente a que el cuarteto empezara a
desempolvar sus clásicos de la primera época. De modo que la explosión de
jubilo fue mas que evidente cuando Walker, tras dirigirse a un fan de la
primera fila que portaba una camiseta “vintage” de la banda, nos prometía un
par de viejas favoritas. Las escogidas para protagonizar ese viaje a las
raíces del grindcore más oscuro y
seminal fueron “Exhume To Consume” y “Reek Of Putrefaction”, para las que Steer
compartiría las labores vocales con Walker. La encargada de clausurar esta
impactante tripleta de clásicos sería “Corporal Jigsore Quandary”.
El
retorno a derroteros más técnicos y melódicos estaría marcado por los poderosos
riffs del adictivo “Keep On Rotting In The Free World”, que era la excusa
perfecta para que Walker nos pusiera a todos a cantar sellando así la comunión
perfecta con un público totalmente volcado. Para su retorno sobre las tablas el
cuarteto nos tenía reservada una última mirada a “Surgical Steel”,
ofreciéndonos en el inicio de los bises “Mount Of Execution”. Mientras que la
elegida para cerrar una intensa sesión de la mejor música extrema fue “Heartwork”.
Antológica
velada de metal extremo la que se vivió en la Ciudad Condal contando con el
concurso de varios pesos pesados del género, en una velada que quedara en el recuerdo de todos los presentes. En cuanto a
los triunfadores de la noche, cabe remarcar que todas las bandas rayaron a un
excelente nivel, pero escuchando los comentarios del público a la salida creo
que la cosa quedó en un empate técnico entre los “deathers” de Florida y los
“forenses” británicos.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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