Hay
trabajos que marcan un antes y un después en la trayectoria de una banda. En el
caso de los californianos Fear Factory ese punto de inflexión llegaría con “Demanufacture”,
un trabajo que definía su estilo y les consolidaba definitivamente como uno de los abanderados del metal industrial.
Justo ahora cuando se cumple el vigésimo aniversario de la edición de aquel legendario lanzamiento, y coincidiendo con la
publicación de su última referencia “Genexus”, la formación capitaneada por el
vocalista Burton C. Bell y el orondo guitarrista Dino Cazares se embarcaba en un nuevo periplo por el viejo continente en
el que desgranarían los temas de una de
las obras cumbre del metal de la década de los noventa.
Tres
años habían pasado desde su última a la visita a la Ciudad Condal presentando
“The Industrialist”, y aunque la banda parece haber recuperado la buena senda,
lo cierto es que su nivel de popularidad ha decrecido preocupantemente durante
los últimos años. Sin duda el reclamo de volver a escuchar las composiciones de
“Demanufacture” fue un importante aliciente para que la sala mediana del Razzmatazz
acabara presentando un fantástico aspecto. Además, como compañeros de viaje los
americanos contarían con la presencia de sus compatriotas Once Human, la nueva
banda del productor y ex guitarrista de Machine Head, Soulfly y Medication,
Logan Mader, mientras que los elegidos
para inaugurar la velada serían Dead Label.
No
había muchas referencias del estilo que practicaban los encargados de abrir esta
noche martes, Dead Label, pero lo cierto
es que el trío irlandés nos sorprendió con un sonido crudo y visceral, atacando
sin ningún tipo de contemplaciones un
rabioso deathcore.
Aunque a esas horas el ambiente en la sala era aún algo frío,
Dead Label supieron conectar rápidamente con el personal presentando algunas de las composiciones que
formaran parte de su segundo largo “Throne Of Bones”, que saldrá a la venta a principios
del próximo año.
Muy
motivados y con la firme intención de conseguir adeptos entre los más curiosos,
los irlandeses salieron a escena con el cuchillo entre los dientes, dejando que
la visceralidad de “Are You Ready To Kill”, sorprendiera a más de uno, gracias
a la descomunal pegada de la base
rítmica que forman el bajista y vocalista Dan O´Grady y la batería Claire
Percival. Tampoco faltarían las atmosferas más tétricas junto a los oscuros riffs de Danny Hall durante el tortuoso “Salvation
Is Sacrifice”.
Pese
a ser los encargados de romper el hielo Dead Label disfrutaron de un sonido
bastante aceptable, lo que acabó propiciando que la gente se fuera animando a
medida que avanzaba el show, contagiándose de la energía y la vitalidad que
exhibieron en piezas como “Omonius”, para la que Dan nos pidió que hiciéramos
todo el ruido posible. Un último anticipo de lo que será su próximo trabajo
“Throne Of Bones” fue la pieza elegida para cerrar su escueta presentación, “Void”.
Debo
admitir que tenía muchas ganas de ver en directo a la nueva formación de Logan
Mader. Curiosamente, eran pocos los que estaban al corriente de la nueva
andadura del guitarrista canadiense, por
lo que más de uno se sorprendió al reconocerle sobre el escenario con sus larguísimas
rastas y su torso tatuado. Pero que nadie se llame a engaño, ya que Once Human
es algo más que la nueva aventura de Mader. Capitaneados por ese vendaval en
directo que es su vocalista Lauren Hart, el quinteto de Los Ángeles nos ofreció una impactante sesión de death
metal melódico, dando buena cuenta de las composiciones que componen su prometedor debut “The Life I Remember”, que
veía la luz a principios del pasado mes de Septiembre.
Una
monumental introducción serviría de sintonía para que los músicos tomaran
posiciones sobre el escenario para romper el hielo con “Ground Zero”, dejando
que las demoniacas voces de Hart nos trajeran al recuerdo el material de los suecos Arch Enemy. Tras haber captado la
atención de todos los presentes la descarga proseguiría con la corrosiva “You
C*nt”, que les servía para apretar los dientes mientras las primeras filas se
animaban a formar los primeros pits de la noche. Aunque en un principio podría
parecer que Mader sería quien acaparara todo el protagonismo, lo cierto es que
el guitarrista se mostró bastante comedido en escena, moviéndose intensamente
pero dejando que fuera Hart quien llevara las riendas de la actuación
Y es
que la vocalista se mostró absolutamente intratable, lanzando con absoluta
visceralidad sus líneas vocales mientras no dejaba de agitarse y recorrer el escenario animando a que el
personal se sumara a la fiesta contagiados por la potencia de temas como “Pick
Your Poison”, en los que combinaron a la perfección contundencia, melodía y un
impactante juego de luces. Pero sin duda los momentos más intensos y vibrantes
de su presentación llegarían cuando el quinteto se concentro en atacar sus
composiciones más directas y viscerales, dejando unas fantásticas sensaciones
al adentrarnos en los demenciales desarrollos del aplastante “Terminal”.
Si
durante los primeros compases de su actuación Once Human se habían concentrado
en mostrarnos su faceta más cruda y visceral, fue a lo largo de temas como “I Am War” o el camaleónico “The
Life I Remenber” cuando Hart nos demostró que además de dominar ese registro agresivo
y descarnado también es capaz de adentrarse en texturas más melódicas y
envolventes para crear una atmósfera
introspectiva e hipnótica. Poco duraría la tensa calma, ya que rápidamente el
quinteto regresaría a la carga con una
nueva ración de ese poderoso groove de corte noventero que protagonizaría “Demoneyes”, que volvía a hacer subir las
revoluciones entre una audiencia de lo mas animada y participativa.
Tampoco
faltarían a lo largo de su show la orquestaciones pregrabadas que servirían
como preámbulo para “Devil Can Have You”, que ratificaba la versatilidad de una
banda que sabe desenvolverse a la perfección a la hora de intercalar pasajes
melódicos y sus habituales aceleraciones de alto octanaje metálico. El regalo
que Mader tenía reservado a sus seguidores fue una tremenda versión del clásico
de Machine Head “Davidian”, que servía para que gran parte de los presentes
aunaran sus gargantas a la hora de corear su mítico estribillo. Con la gente
absolutamente desatada llegaba el momento de finiquitar su debut en los
escenarios de la Ciudad Condal recurriendo para ello a la que quizás es la
pieza más compleja de su debut “Time Of The Disease”. Mucho tiempo ha
permanecido Logan Mader apartado de los escenarios, pero ahora con las energías
renovadas y con la savia nueva que
aporta Lauren Hart parece que el canadiense tiene entre manos un proyecto de lo
más interesante y que parece tendrá continuidad de cara al futuro.
Tras
la descargas de Dead Label y Once Human en la sala se respiraba un fantástico ambiente
aguardando la visita de las estrellas de la noche, Fear Factory. Curiosamente
la de esta noche fue una de las esperas más largas que hemos vivido en los últimos tiempos, ya que la media hora
larga que tuvimos que esperar hasta el arranque del show estuvo amenizada por
una sesión de música electrónica. Un montaje sobrio, en el que únicamente
destacaba un enorme telón de fondo en el que podía apreciarse la chimenea de
una industria expulsando humo, sería todo el decorado que luciría la banda en
escena. La novedad con respecto a su anterior visita a la capital catalana era
la inclusión del bajista Tony Campos (ex Soulfly) formando equipo rítmico
junto al batería Mike Heller.
Como
comentaba anteriormente, el principal atractivo de esta nueva gira era volver a
disfrutar en directo de las composiciones del segundo trabajo de la banda. De
modo que si los fans querían volver a escuchar aquellas composiciones, que
mejor que dárselas desde el inicio y en el mismo orden que en el plástico. Así
que todos estallamos al reconocer el inconfundible repiqueteo metálico que
servía como introducción a la pieza que prestaba el nombre al álbum
“Demanufature”, que hacía que la sala se convirtiera en un auténtico hervidero,
con todo el mundo botando, mientras Burton empezaba a combinar sus
característicos registros vocales y Dino nos rebanaba la yugular con sus afilados riffs de guitarra.
Desde
el primer momento se vio que la banda venia dispuesta a convencer a sus más
devotos incondicionales. De hecho el cuarteto puso toda la carne en el asador
desde que pusieron los pies en el escenario. Es por ello que el set, al igual
que sucede con el propio disco, tuvo un ritmo trepidante y visceral,
especialmente durante los primeros seis o siete temas. Una vez cumplido el
protocolo de los saludos y las presentaciones la voracidad metálica de la base rítmica que forman Campos y Heller nos
acabaría abocando sobre la iracunda “Self Bias Resistor”. Aunque Burton parecía estar en un buen estado
de forma, me sorprendió que el vocalista se mostrara bastante más resolutivo a
la hora de atacar los registros agresivos, ya que se le vio flaquear a la hora
de interpretar las partes más melódicas de temas como “Zero Signal”.
Otro
detalle que me llamó la atención fue lo activos que se mantuvieron Dino
Cazares y Tony Campos a lo largo de todo
el show, intercambiando constantemente sus posiciones para animar al personal y
conseguir que el ambiente nunca decayese, y más cuando el cuarteto desempolvó
la artillería pesada y nos espetó sin previo aviso un celebradísimo “Replica”,
que hacia que la sala se viniera
literalmente abajo. Mientras las primeras filas intentaban recuperar el aliento,
Burton volvía a agradecernos nuestra presencia antes de que el escenario se tiñiera
de rojo y la fiesta prosiguiera con esa rotunda bofetada que fue “New Breed”,
que era la escogida para que la banda volviera a pisar el acelerador al máximo mientras la gente se desgallitaba a la hora de
corear su estribillo.
Pese
a que Burton fue quien llevó las riendas y los tempos del show, lo cierto es
que Dino Cazares también supo tirar de galones, posicionándose en más de una
ocasión junto a su compañero en el momento de las presentaciones, e incluso se
permitió animar al personal y ponerle a dar palmas durante la introducción de
su versión de los británicos Head Of David,
“Dog Day Sunrise”, que, ahora sí, hacía disminuir la euforia inicial que
había representado un arranque absolutamente fulgurante. Y es que quizás la
única pega que tuvo el show fue que tras firmar un primer tramo arrollador, el
cuarteto no pudo mantener semejante nivel de intensidad. Y no lo digo por que la banda bajara el
pistón o flojeara a medida que transcurría la velada, sino porque los temas más
reconocidos y celebrados del disco están en su primera mitad.
Pero
dejando a un lado estas consideraciones, los seguidores de la banda continuaron
disfrutando intensamente con el ritmo crudo y demencial que nos propusieron en
una incontestable “Body Hammer”, que
fundía a la perfección esa ambientación fría y futurista con la crudeza de la
guitarra de Dino, dejándonos la imagen de un esforzado Burton que tenía que exprimirse al máximo para sacar adelante las partes
melódicas. Por si alguien albergaba algún tipo de duda con respecto al
potencial de la nueva base rítmica de los americanos, los aromas marciales de
“Flashpoint” zanjarían cualquier tipo de discusión sobre la valía de Campos y
Heller.
Con
el escenario sumido en la más absoluta penumbra, una fantasmagórica alocución llenaba todo el recinto mientras una
densa neblina se adueñaba del escenario antes de que los músicos tomaran el
control y nos espetaran de forma tajante “H-K”, caldeando el ambiente de cara a
un intenso tramo final. Todos sabíamos que esta primera parte del
show estaba llegando a su fin, de modo que la gente se entregó al máximo a la hora de acompañar la seminal
“Pisschrist”, que se acabaría convirtiendo en el preámbulo perfecto para una
acortada versión de la atmosférica “A
Therapy For Pain”, que fue la escogida para cerrar esta primer acto de la
velada.
Lo
anunciaron y lo habían cumplido. En poco
menos de una hora los americanos nos habían ofrecido una revisión de su clásico
de 1995, pero la velada todavía no había concluido. Curiosamente para dar el
pistoletazo de salida a unos extensos bises Fear Factory se centrarían en su
siguiente obra de estudio “Obsolete”(1998), de la que nos ofrecerían la
demoledora “Shock” y la corrosiva “Edgecrusher”
que una vez más volvía a poner a toda la pista a botar mientras cantábamos
su machacón estribillo.
Aunque
la banda tiró de nostalgia durante prácticamente toda la actuación, tampoco
quisieron dejarse en el tintero algún guiño a su más reciente entrega
discográfica “Genexus”, así que el tramo final del show estaría reservado para
una representativa tripleta compuesta por “Soul Hacker”, “Dielectric Play” y la más
melódica y experimental “Renegarate Play”, que teñía el escenario de una
intensa luz azul. El cierre definitivo estaría reservado para un clásico dentro
de la carrera del cuarteto, el primerizo “Martyr”, que les servía para dejar a
una audiencia completamente satisfecha con el espectáculo recibido.
Desafortunadamente
el tiempo no pasa en balde para nadie, y aunque las composiciones de
“Demanufacture” han aguantado bastante bien el paso de los años, lo cierto es
que Burton se mostró bastante limitado a la hora de poder recrear en
directo la amplia gama de tonalidades
que incluyen los temas del disco. En cualquier caso, balance muy positivo de
esta nueva visita de unos Fear Factory a los que en esta ocasión vimos en un
buen estado de forma.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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