Gamma Ray siempre han tenido una vinculación especial con el público barcelonés. En 2002 la banda publicó "Skeletons In The Closet", un doble álbum grabado en su mayor parte en la Ciudad Condal en el que ofrecían un trepidante viaje a través de una colección de composiciones poco habituales en sus directos de la época. Tan solo unos años después la banda repetiría la experiencia grabando algunos temas en directo que formarían parte del bonus DVD que acompañó a su "Hell Yeah!!! The Awesome Foursome".
Durante
los últimos años Kai Hansen y sus muchachos nos han visitado con bastante
asiduidad, ya sea liderando su propio tour, acompañando a sus compatriotas
Helloween, o como parte de los festivales veraniegos. De modo que resultaba
obvio que una celebración tan especial como su vigésimo quinto aniversario
haría escala en la capital catalana. Desafortunadamente, en esta ocasión, la
afluencia de público se vio algo mermada, seguramente a causa de sus reiteradas
visitas y al volumen de conciertos de un repletísimo mes de Noviembre. Pese a
ello, la sala acabó registrando unas tres cuartas partes de entrada
consiguiendo dar el calor y el colorido necesario para celebrar junto a los alemanes
tan señalada efeméride.
Un
par de incógnitas se planteaban en torno a la descarga de los de Hamburgo. La
primera, y más importante, comprobar que tal sonaría la banda con su nuevo
fichaje, el vocalista Frank Beck, quien se ha incorporado para ayudar a Hansen
en las tareas vocales. Y la segunda, el repertorio que el ahora quinteto nos
presentaría para esta gira conmemorativa. En cuanto a los invitados con los que
contaría Mr. Hansen en esta ocasión tendríamos a los prometedores Serious Black,
quienes repetían por estos lares tras su visita hace unos meses abriendo para los
suecos Hammerfall, y la savia nueva que
aportaron los londinenses Neonfly, redondeando así un cartel que haría las
delicias de todos los seguidores del power metal melódico.
Con
muchas ganas de agradar al todavía escaso público que se encontraba en la sala
grande del Razzmatazz los chicos de Neonfly salían a por todas, dispuestos a no
dejar indiferente a nadie. Con el escenario engalanado con un telón de fondo y
sendas pancartas laterales que reproducían los motivos tribales del artwork de
su segundo trabajo “Strangers In Paradise”, el quinteto se encargaría de calentar
al respetable durante su media hora de show.
Aunque su última entrega data de
finales del pasado año, su repertorio se
centró en las composiciones de sus trabajos publicados, dejando que piezas como "Whispered Dreams",
sirvieran para contagiar su entusiasmo al personal, gracias a la pegada de sus
estribillos y a las buenas maneras de una banda que se mostró muy dinámica en
escena.
Capitaneados
por un simpático e hiperactivo Willy Norton, el quinteto supo conectar rápidamente con la audiencia, rebautizando
el siguiente tema “The Enemy”, como “El Enemigo”. Especialmente llamativo
resultó la vestimenta que lució su guitarrista Frederick Thunder, quien, -además
de hablar un correcto castellano-, apareció en escena luciendo unas vistosas
plumas para después colocarse un llamativo tocado para encarar el curioso
medley que nos propusieron con “The Revenant” , que nos mostraba su faceta más
hardroquera, y la instrumental “The Ornament”.
Debo
admitir que me gustó, y mucho, las maneras como frontman que exhibió Willy
Norton, animando constantemente al personal, e incluso bajando al foso para
recorrerlo a toda velocidad mientras saluda a los integrantes de las primeras
filas durante los vertiginosos desarrollos de “Heart Of The Sun”. El lado más
cañero de los británicos quedaría plasmado a lo largo de “Highways To
Nowhere”, para el que renunciaron a su habitual velocidad para concentrarse
en la rotundidad de su demoledora base rítmica.
Antes
de abandonar el escenario todavía tendrían
ocasión de agradecernos nuestra presencia e invitarnos a acercarnos al
escenario para ser participes de “Morning Star”, que fue la encargada de
finiquitar su descarga. Debo admitir que no conocía a Neonfly, pero los
británicos me cautivaron a base de simpatía, entrega y unas composiciones
ágiles y dinámicas, que invitaban al headbanging y a tararear sus hímnicos
estribillos.
Los
siguientes en tomar posiciones en un Razzmatazz algo más concurrido eran
Serious Black. Sí hace tan solo unos meses la banda se presentaba como una
interesante promesa dentro del power europeo, con su flamante debut “As Daylight Breaks”
bajo el brazo, ahora más rodados y con la gente coreando sus composiciones he
de admitir que se marcaron una excelente actuación. Aunque evidentemente
echamos en falta la presencia del guitarrista Roland Grapow, lo cierto es que
el tándem que ahora forman Diminik Sebastian y Bob Katsionis se mostró
absolutamente letal, dejando unas inmejorables impresiones en cuanto a técnica
y sincronización.
Pero
sin duda el auténtico protagonista de la descarga de Serious Black fue su vocalista Urban Breed, que se destapó, para
los que todavía no le conocían de su trabajo en bandas como Bloodbound, Pyramaze
o Tad Morose, en todo un descubrimiento. Las sugerentes melodías de
“Akhenaton”, serían las elegidas para el inicio de su descarga, dejándonos
desde los primeros compases a una banda con tablas, y que en todo momento rayó
a un excelente nivel. Tras recibir el cálido recibimiento de la audiencia el
relevo llegaría de manos del majestuoso “Trail Of Murder”, ratificando la
impresión generalizada que las composiciones de
Serious Black ganan muchos enteros en directo.
La
de esta noche era una velada de power metal, de modo que no podían faltar los fulgurantes
estribillos del melódico “Older & Wiser”, con un fantástico juego de
guitarras dobladas y un Urban llevando
su garganta hasta el limite en un vibrante tramo final. Tras marcarse un inicio
realmente demoledor el quinteto se adentraría en los pasajes más sosegados que marcaron
el inicio del poderoso uptempo “Sealing My Fate”.
Con
la gente completamente volcada llegaba el momento de que Urban nos pusiera a todos
a cantar, recurriendo a los estribillos de dos clásicos como son “I Was Made
For Lovin´ You” de Kiss y el “Rock You Like A Hurricane” de Scorpions, para rápidamente volver a centrarse en su propio material de manos de “Setting Fire To The Earth”, que conseguía
aunar las gargantas de todos los presentes a la hora de acompañar su contagiosa
melodía central.
El
cambio de registro llegaría con las ambientaciones más intimistas de “Listen To The Storm”, que Urban presentó
como su favorita del disco. Curiosamente la encargada de poner el broche de oro
a su actuación fue la pieza que abre su debut “I Seek No Other Life”, una monumental
cabalgada que les servía para despedirse definitivamente dejando una fantástica
impresión ente los presentes.
Tras
dar los “pipas” los últimos retoques a un set escénico en el que destacaban: un
enorme telón de fondo, -que recordaba la portada de su segundo trabajo
"Sigh No More"-, un pequeño diablillo escondido tras los
amplificadores, y la elevada tarima donde se ubicó la batería de Michael Ehré,-
con el número 25 rotulado en sus bombos-; las luces del recinto se apagaban
para dejar que el ya tradicional "Bad Reputation" se acabara fundiendo
con la grandilocuente introducción "Welcome", que serviría como preámbulo
para el estallido de júbilo que acompañó
al primer clásico de la noche "Heaven Can Wait", que nos daba la
bienvenida a esta singular celebración, con Kai Hansen liderando a sus
compañeros para hacerse cargo de las
voces. Como siempre a su derecha se posicionaría su fiel escudero, el bajista
Dirk Schläter, a su izquierda el guitarrista Henjo Richter y en la
retaguardia Michael Ehré, quien desde su
privilegiada posición se encargaría de asentar los cimentos de trallazos
incontestables como "Last Before The Storm", que hacía subir la
temperatura en la sala mientras hacían su primera aparición unas vistosas
columnas de humo.
Tras
recibir las primeras muestras de cariño de una entusiasta audiencia, era el
propio Hansen quien nos daba las buenas noches antes de presentarnos a su nuevo
compañero, Frank Beck, para entre los dos repartirse las líneas vocales de
"Fight", que conseguía aunar nuestras gargantas en sus estribillos.
En cuanto al concurso de Frank, que desde su aparición se mantuvo en escena durante
prácticamente todo el show, lo cierto es que se mostró como un vocalista sólido
y convincente, aunque su registro esta lejos de los electrizantes agudos de
Ralf Scheepers. Quizás por ello, temas de esa época como "One With The
World", no acabaron de brillar tanto como nos hubiera gustado.
Uno
de los aspectos que más me llamó la atención fue el reencuentro con un Hansen
en plan "guitar-hero", mucho más suelto en escena y haciéndose cargo
de la mayoría de los solos, relegando a una posición secundaria a su compañero
Henjo Richter. El carismático guitarrista también se haría cargo de muchas de
las presentaciones de la noche, como sucedió con el clásico de Helloween
"I Want Out", que desató la euforia entre las primeras filas. Aunque,
personalmente, debo reconocer que no me acabó de convencer el alargamiento
innecesario del tema y esa parte reggae que Hansen se ha empeñado en intercalar
durante sus últimas visitas.
Con
las líneas de bajo de Dirk marcando el paso arrancaba "Valley Of The
Kings", que significaba el primer recuerdo hacia su odisea espacial de
1997 "Somewhere Out In Space", para a renglón seguido volver a echar
la vista atrás para sorprendernos con una emocionante "The Silence",
que arrancaría vocalmente Hansen para que se le acabara uniendo Frank. Si el
tema en cuestión ralentizó algo el ritmo trepidante que hasta ese momento había
llevado la actuación, más lo haría la doble ración de solos que nos ofrecieron.
Primero, sería el turno de Michel Enré, que acompañó su ejercicio solista con
la banda sonora de Superman, para después dejar paso al de Dirk Schlächter. Y
es que teniendo en cuenta que estábamos en un tour conmemorativo creo que muchos fans hubieran agradecido que
la banda destinara ese tiempo a interpretar un par de temas más.
Afortunadamente
el quinteto recobraría el tempo del show tras sonar la rimbombante "Induction",
que nos anunciaba la llegada de "Dethrone Tyranny", para la que
Hansen saldría a escena ataviado con una gorra militar para saludarnos
marcialmente antes de sumergirnos en una intensa sesión de headbanging marca de
la casa. El encargado de representar a su trabajo de 2010 "To The
Metal", sería "Empathy", que llenaba el recinto de intensidad
mientras el escenario quedaba cubierto por unas deslumbrantes luces verdosas,
Pero
sin duda los momentos más vibrantes de la velada y los que espolearon al máximo
al personal llegarían durante el tramo final del show, cuando Hansen y sus
muchachos se decidieron a pisar el acelerador al máximo para dejar claro que
siguen siendo una de las mejores formaciones del power europeo. Curiosamente,
la encargada de abrir este segmento dedicado a la velocidad y la melodía sería
una pieza relativamente reciente como "Master Of Confusion", que
abría el camino para un fantástico medley compuesto por fragmentos de “Rebellion In Dreamland", con su
habitual despliegue épico, los hímnicos estribillos de "Heavy Metal
Universe", la furia desatada del clásico de Helloween "Ride The
Sky", y los endiablados desarrollos de "Somewhere Out In Space",
que les servían para abandonar el escenario dejándonos con la miel en los
labios.
Pese
a haber incluido alguna vieja gema poco habitual durante sus últimas giras, lo
cierto es que la sorpresa de la noche llegaría cuando los músicos retornaron
sobre las tablas para abrir los bises con la primeriza "Heading For
Tomorrow" que se solapó en un nuevo medley con la novedosa “Avalon”. Para
cerrar la velada Gamma Ray apostaron por una fulgurante y alargada versión de
"Send Me A Sign", que se convirtió en la excusa perfecta para
hacernos cantar antes de que el quinteto nos volviera a deleitar con su
habitual final, con Hasen subiéndose a la tarima de la batería para acabar saltando mientras elevaba su guitarra al aire.
En
resumen, buen concierto de Gamma Ray. Aunque debo reconocer que teniendo en
cuenta que la gira se presentaba como la conmemoración de sus veinticinco en
activo me esperaba que Hansen y sus acólitos dieran un giro a su repertorio
habitual e incluyeran algunas gemas que
hacía tiempo que no tocaban en directo, ya que escuchar piezas como " Rich
& Famous", "Heal me", "Land Of The Free",
"The Winged Horse" o "Razorblade Sigh", hubiera supuesto
que un buen show se convirtiera en algo verdaderamente especial.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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