El misterio, la oscuridad y el satanismo siempre han
estado ligados al mundo del hard rock y el heavy metal. Sin duda si hay una
banda que ha conseguido aglutinar a su alrededor la expectación y la
incertidumbre en torno a cual es la verdadera identidad de sus componentes esos
han sido los suecos Ghost. Mucho se ha debatido al respecto, además la banda ha
tenido sus más y sus menos con la conservadora industria americana, pero el
cambio de nombre, al otro lado del Atlántico son conocidos como Ghost B.C., ha acabado
siendo una excelente campaña de promoción para Papa Emeritus III y sus Nameless
Ghouls.
Desde que la banda publicara su tercer largo “Meliora”, han sido portada en los principales medios
especializados del viejo continente consolidándose como una de las nuevas
sensaciones de los últimos años. Aunque no era esta la primera vez que Ghost
pisaban los escenarios de nuestro país, ya lo hicieron en el Sonisphere de 2012
en Madrid, y en el de 2013 en Madrid y Barcelona, lo cierto es que en esta
ocasión se presentaban por primera vez liderando su propio espectáculo. Una
sala Apolo totalmente abarrotada sería el enclave perfecto para que los suecos
nos ofrecieran su particular liturgia. Pero antes esto sucediera, podríamos
descubrir la heterogénea propuesta que nos presentaron sus compatriotas Dead
Soul, que serían los encargados de abrir la velada.
Más bien poco tenía que ver el estilo del trío de Östergötland con el de las estrellas de la noche, ya que el único nexo
de unión entre ambas formaciones era la presencia del guitarrista Niels
Nielsen, quien trabajó con ellos en la pre producción de su segundo largo
“Infestissumam”.
Quizás eso acabó repercutiendo en la respuesta de una audiencia
que se mostró bastante apática con ellos. Tampoco es que la propuesta de Dead
Soul fuera especialmente animada, ya que como dejaron claro desde el mismo
arranque con “They Will Pay”, su sonido está encaminado hacia derroteros
eclécticos, combinando su oscuro blues-rock con bases electrónicas y muchos
elementos pregrabados.
Tampoco jugó a su favor el hecho de no contar con el
concurso de un batería, ni su actitud un tanto fría y estática sobre las
tablas, limitándose a desgranar algunos de los temas de sus dos trabajos
publicados, “In The Darknes” (2013) y “Sheltering Sky” (2015), sin apenas interactuar con las primeras filas.
Tras un arranque un tanto irregular pareció que la cosa se animaba con los pegadizos
estribillos de “The Fool”, pero fue simplemente un espejismo, ya que las
atmosferas más sosegadas volverían a dominar temas como “Home By The Sea”, o
“Lost My Will”.
Tampoco me acabó de convencer el sonido de la guitarra de
Niels Nielsen , excesivamente tratado y sintético, lo que propició que la banda
no acabara de sonar bien. De su descarga me quedaría con ese toque oscuro, a lo
Jhonny Cash, que su vocalista, Anders Landelius, nos ofreció a lo largo de “Do Your Job”, las atmosferas envolventes de
“Lost My Will”, o el increscendo final de “Burn Forever”. Pero como digo su
actuación pasó bastante desapercibida pese a la variedad del público asistente.
A medida que se acercaba la hora marcada para el inicio de la descarga del combo sueco la
expectación y la impaciencia podían palparse en el ambiente, y más cuando un
intenso olor a incienso empezó a inundar el local mientras sonaba el “Misesere
Mei, Deus” de fondo. Parsimoniosamente y acompañados por el “Masket Ball” de Jocelyn Pook, unos enmascarados vestidos de
riguroso negro tomaban el escenario para atacar los primeros guitarrazos de la
novedosa “Spirit”.
El último en aparecer
en escena fue Papa Emeritus III, provocando la hilaridad de las primeras filas,
mientras se movía como un fantasma, casi flotando sobre el escenario. Ataviado
con su indumentaria de sumo sacerdote, -tiara papal incluida-, nuestro
particular maestro de ceremonias rápidamente extendería sus brazos al aire para
aunar las voces de todos los presentes durante los estribillos de otra pieza de
nuevo cuño “From The Pinnacle To The Pit”, que les servía para ratificar la
excelente acogida que ha tenido su último trabajo “Meliora”.
Tras firmar un arranque realmente vibrante, en el que el sexteto
consiguió convencer a todos sus feligreses,
llegaba el momento de echar la vista atrás, retrocediendo hasta su debut
“Opus Eponymous” para transportarnos a la oscura intensidad de “Ritual”,
que fue acompañada con palmas en el
arranque y coreada con absoluta devoción por una parroquia completamente
entregada. Aún más subiría la temperatura en la sala cuando Papa Emeritus III
sacó a escena el incensario, para moverlo cual péndulo, durante las
invocaciones de “Con Clavi Con Dio”
mientras un conclave de Nameless Ghouls se reunía en torno a la batería.
Aunque un servidor ya había tenido ocasión de ver en directo a los suecos, lo
cierto es que ante su público y en la intimidad que da una sala, Ghost
brillaron en todo su esplendor, fraguando una actuación absolutamente redonda,
gracias en gran medida a la entrega y a la complicidad de una audiencia que
quiso convertirse en parte activa del ritual, acompañando intensamente el ritmo
marcial de la tenebrosa “Per Aspera Ad Inferi”, que se convertiría en la
primera muestra de su segundo trabajo “Infestissumam”. Sin abandonar el
material de ese mismo trabajo llegaría el momento de “Body And Blood”, que fue
la escogida para la aparición en escena de dos monjas que se sumaron momentáneamente a
la oscura ceremonia que nos estaba ofreciendo el sexteto.
Habiendo empleado el primer tercio del show en presentar
de forma equitativa dos composiciones de cada uno de sus lanzamientos, era el
momento de retornar sobre el material contenido en “Meliora”, siendo la
escogida para proseguir con el show la instrumental “Devil Church”. Tras unos minutos de ausencia, Papa Emeritus III, retornaba a escena, pero
en esta ocasión desprovisto de su llamativa túnica papal, para sumergirnos en
la tortuosa “Cirice”, que volvía a provocar que todo el mundo coreara a pleno
pulmón su melodía central antes de que
el escenario quedara sumido en la absoluta oscuridad. No tardarían mucho en
encenderse las luces para provocar una nueva explosión de júbilo del respetable
al reconocer los primeros compases del apocalíptico “Year Zero”, que se convertiría en uno de los momentos de la noche,
con la gente jaleando cada una de las diferentes
denominaciones del ángel caído.
Nuevamente la oscuridad volvería a adueñarse del recinto
mientras las delicadas notas del piano dibujaban la melodía de “Spöksonat”, lo
que nos anticipaba la llegada de los aromas clásicos contenidos en una
coreadísima “He Is”, que marcaba un
pequeño oasis de calma, sirviendo para consolidar la perfecta comunión entre
banda y público. Seguramente a estas alturas todos estábamos ya condenados, de
modo que los suecos no titubearon a la hora de intentar que no nos redimiésemos
con los oscuros influjos de “Absolution”.
Mientras que la elegida para cerrar este extenso capítulo dedicado a su tercer
largo sería la arrolladora “Mummy Dust”, para la que su teclista abandonaría su
posición habitual para empuñar un keytar
y colocarse en primera línea de fuego junto al resto de Nameless Ghouls.
Para encarar el
tramo final de su actuación los suecos apostaron por la explosión roquera
contenida en “Ghuleh/Zombie Queen”, mientras que los encargados de poner el
punto y seguido a esta primera parte del show serían los contagiosos
estribillos contenidos en su versión del “If You Have Ghosts” de Rocky
Erickson. Antes de marcharse definitivamente todavía tendrían ocasión de
ofrecernos un último tema en los bises, “Monstrance Clock”, tras el cual
abandonaban el escenario acompañados de una gran ovación, y mientras a través del P.A.
sonaba “The Host Of Seraphim”.
Para los que todavía tenían dudas sobre el potencial de
Ghost en directo, los suecos dejaron claro que son una formación con tablas y calidad
suficientes para convertirse en una de las bandas más exitosas del momento.
Pese a ello, la verdad es que me esperaba algún elemento escénico más que
ayudara a ambientar una descarga que, musicalmente, rayó a un excelente nivel.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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