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lunes, 28 de diciembre de 2015

PERIPHERY+VEIL OF MAYA+GOOD TIGER-APOLO-BCN-15-DIC-2015


Resulta evidente que para una banda como Periphery no existen las reglas. Su música es como la creación de un artista virtuoso que utiliza todos los elementos a su alcance para plasmar en su obra  su talento y su personalidad. Pero por si no fuera suficiente  la genialidad que irradia a raudales en su faceta musical, lo cierto es que en una época en la que el negocio discográfico está de capa caída el sexteto de Maryland regresa a la carga con su proyecto más ambicioso hasta la fecha:  una doble obra conceptual “Juggernaut:A lpha” y “Juggernaut: Omega”, que les consolida como una de las formaciones más interesantes de los últimos tiempos.

No llegaban solos los americanos a los escenarios de nuestro país, ya que para redondear una atractiva velada  para los seguidores de la vanguardia musical y las corrientes progresivas contaríamos con la presencia de sus compatriotas Veil Of Maya, que nos ofrecerían un detallado repaso a su quinto y último trabajo “Matriarch”, y los prometedores Good Tiger, quienes presentarían las composiciones de su debut “A Head Full Of Moonlight”, que se ponía a la venta a principios del pasado mes de noviembre. 

Pese  a ser los encargados de inaugurar  la velada a la hora prevista para la salida a escena de Good Tiger la sala presentaba ya un buen aspecto, sin duda gracias al reclamo que suponía la presencia entre sus filas de ilustres conocidos dentro de la escena: el vocalista Elliot Coleman (ex–Terresact), los guitarristas Derya Nagle y Joaquin Ardiles (ex–The Safety Fire), el batería Alex Rüdinger (ex–Faceless) y el bajista Morgan Sinclair (ex -Architects).

Innovadores, dinámicos y camaleónicos, Good Tiger dejaron claro desde el mismo arranque con “Aspirations”, que su propuesta dista mucho de ser encasillada dentro de  ningún estilo concreto, ya  que los constantes giros instrumentales, los toques jazzísticos  y las inflexiones vocales fueron recurrentes a lo largo de su escueta presentación. Pese a que su debut hace relativamente poco que vio la luz sus seguidores se apresuraron a copar las primeras filas para sumergirse de lleno en la montaña de emociones que nos propusieron en temas como “I Paint What I See”.

Pese a ser una de sus principales características, lo cierto es que no me acabó de convencer el registro de Elliot, -excesivamente estridente en algunos momentos-, aunque debo admitir  que me gustó mucho el contraste  que nos ofreció en los vibrantes increscendos de “All Her Own Teeth”, o al atacar los pasajes más hipnóticos e intimistas  de “Enjoy The Rain”.

Para el final de su descarga se dejarían sus dos temas más conocidos: el single “Snake Oil”, que hacía subir las revoluciones de unas primeras filas muy animadas, y “Where Are The Birds”, del que recientemente han registrado un video-clip. Pese a que, personalmente, su estilo un tanto ecléctico no acabó de convencerme, lo cierto es que entre el público acabaron dejando una grata impresión.

Aunque el puesto de privilegio en el cartel de esta noche estaba reservado para el sexteto de Maryland, entre los presentes había muchos seguidores de Veil Of Maya. De modo que eso se notó, y mucho, en la calurosa acogida que recibieron  los de Chicago. Con el escenario engalanado con un enorme telón de fondo que reproducía la portada de su último trabajo el cuarteto irrumpía en escena para golpearnos sin previo aviso con el fugaz  “Nyu”, escenificando un acusado cambio de registro con respecto a sus antecesores. Y es que los registros hirientes de Lukas Magyar, el  ritmo intenso y machacón que imprimieron el bajista  Danny Hauser y el batería Sam Applebaum y la afilada guitarra de Mark Okubo fueron las mejores armas para que temas como  “Leeloo” acabaran calando hondo entre la audiencia.

A pesar de tener una larga trayectoria a sus espaldas Veil Of Maya diseñaron una primera parte de show dedicada de forma exclusiva a su última obra “Matriarch”, demostrando así su plena confianza en el material facturado por su actual vocalista Lukas Magyar. De hecho durante este tramo inicial sonaron hasta cinco nuevas composiciones, y en el mismo orden que aparecen en el álbum. Así que tras recibir el entusiasta  apoyo de sus seguidores la descarga proseguiría con el derroche de contundencia y experimentación que supusieron “Ellie”, que estuvo marcada por esos fulgurantes estribillos con voces cristalinas; y “Lucy”, que les servía para sacar a relucir su faceta mas deathcore. Para completar este primer capítulo dedicado al  material de su último redondo optarían por los explosivos cambios de la desquiciante   “Mikasa”.

Habiendo dejado una buena muestra del potencial de su última obra llegaba el momento de empezar a desgranar algunas pequeñas perlas de su pasado, siendo las escogidas para protagonizar este viaje retrospectivo “Punisher”, la corrosiva  “Unbreakable”, y “It´s Not Safe To Swim Today”,  para la que Magyar nos invitaría a crear un circle-pit.

Con el objetivo claro de restarles protagonismo a las estrellas de la noche Veil Of Maya se mostraron en escena absolutamente intratables, azotándonos inmisericordemente con la potencia instrumental que exhibieron en trallazos como “Phoenix”. La sorpresa de la noche llegaría con la inclusión en el repertorio de “Subject Zero”. Mientras que las últimas muestras de su constante evolución correrían a cargo de las novedosas “Three-Fifty” y “Aeris”, para las que alternarían sus habituales registros  guturales con  las voces limpias de  sus estribillos.

Debo admitir que me sorprendí cuando se anunció que la descarga de Periphery tendría lugar en la Sala Apolo. Y aunque el recinto distó mucho de completar su máximo aforo, la verdad es que me chocó la cantidad de público que consiguieron movilizar los americanos. Además, tanto por el sonido, las tablas y el vistoso montaje lumínico que llevaban, se notaba que están habituados  a desenvolverse en escenarios más grandes, tal y como demostraron en su visita de hace unos años abriendo para los maestros Dream Teather.

Con el escenario bañado por unas deslumbrantes luces rojas y acompañados de una grandilocuente introducción Periphery aparecían en escena para situarse en línea para, tras dejar sonar los cánticos que abren “Muramasa”, empezar a desplegar la rotunda intensidad guitarrera que nos propuso la tripleta compuesta por Jake Bowen, Mark Holcomb y Misha Mansoor. Ataviado con una sudadera con capucha, -que no se quitó durante todo el show-, Spencer Sotelo se destapó como un frontman solvente y un vocalista versátil, atacando con absoluta soltura registros guturales y tonos más melódicos, tal y como demostró en “Ragnarok”.

Lejos de atacar en el inicio sus composiciones más recientes Periphery saltaron a escena dispuestos a hacer disfrutar a su creciente parroquia de incondicionales con algunos de los temas más destacados de su anterior entrega “Periphery II: This Time It´s Personal”. Así que la elegida para cerrar una prometedora tripleta de apertura sería “Masamune”, que ponía a la sala a botar gracias a su contagioso inicio. Cabe remarcar que pese  a la complejidad de sus composiciones el sexteto se mostró muy activo sobre las tablas, intercambiando constantemente sus posiciones para dotar  a su puesta en escena de un mayor dinamismo.

El momento de comunión total con sus seguidores llegaría con el arranque de   “Psychosphere”, con la audiencia coreando los primeros versos mientras la banda nos sumergía de lleno en  esas atmosferas densas y pesadumbrosas que acabarían conduciéndonos sobre un final arrollador. Aunque la descarga del combo americano estuvo cimentada sobre la visceralidad, también tendrían ocasión de mostrarnos su faceta más ambiental e introspectiva durante los pasajes iniciales de “The Scourge”, para acabar abocándonos sobre esos cambios marca de la casa, con las guitarras machacando nuestras cervicales mientras Sotelo llevaba al limite sus cuerdas vocales.

La cara más incisiva del sexteto se dejaría notar con fuerza a lo largo de “Make Total Destroy”, que era la elegida para retornar sobre el material de su segunda entrega, con la banda al completo moviéndose de forma sincronizada, mientras esa potencia y esa entrega se acababa contagiando entre las primeras filas. El único y solitario recuerdo que tuvieron hacia su debut de 2010 estaría reservado para el implacable riff de  “Icarus Lives!”, con el que dejaban una buena muestra de la evolución que ha seguido su propuesta durante el último lustro.

Pese a que el protagonismo instrumental cayó en manos de su tripleta de guitarristas, lo cierto es que el equipo rítmico que formaron el bajista Adam “Nolly” Getgood y el brillantísimo batería Matt Halpern supo imprimir a composiciones como “The Bad Thing”, -primer guiño que se permitieron hacia  “Juggermaut: Omega”-, ese filo más  oscuro e implacable. El momento de que todos los presentes aunáramos nuestras voces para cantar junto a Spencer llegaría acompañando a “Alpha”. Ese cuidado juego de armonías, con las guitarras formando diferentes figuras melódicas, sería el encargado de protagonizar la pieza con la que el sexteto se retiraría por primera vez a los camerinos, “Graveless”.

Si ya la segunda mitad del show había estado centrada en su material más reciente, para su vuelta sobre las tablas el planteamiento no cambió. De modo que los americanos nos tenían preparada para los bises otra tripleta extraída de su último trabajo. La encargada de volver a poner a la audiencia en movimiento sería “22 Faces”, para acabar dejando paso a las intrincadas ambientaciones de la instrumental “Four Lights”, que fue acompañada con palmas durante el arranque. Con la gente completamente desatada, animando intensamente a la banda, llegaba el momento de la despedida definitiva que estaría reservada para “Stranger Things”.

En resumen, Periphery demostraron que son una formación en auge, con personalidad, talento y calidad. Sin duda están llamados a convertirse en un referente dentro de la escena, pero creo que todavía les falta en directo  ese toque especial  que convierte a una banda en verdaderamente grande.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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