Como
un soplo de aire fresco, así irrumpieron Machine Head con aquel mítico “Burn My
Eyes” en una escena thrash que empezaba
a mostrar claros síntomas de agotamiento. Sin duda una de las claves del rápido
auge de los Oakland fue su gira con los maestros Slayer, lo que les permitió
darse a conocer ante grandes audiencias, y que tan solo unos meses después pudieran
regresar al viejo continente liderando su propio tour. Más de dos década han
pasado desde entonces, y por el camino no solo se han quedado piezas claves de
aquella primera formación, como el batería Chris Kontos, el guitarrista Logan
Mader, o el bajista Adam Duce, sino también una retahíla de himnos para todos
los seguidores del thrash metal. Pero el paso del tiempo ha sido testigo de como la formación
capitaneada por Robb Flynn ha ido definiendo su propia personalidad hasta
convertirse en una banda mucho más afín a los gustos de las nuevas
generaciones.
Entre
comentarios y chascarrillos varios sobre todo lo acontecido en el Dimebash
2016, una larga cola aguardaba impaciente a que la sala grande del Razzmatazz abriera sus
puertas. El formato escogido para la
ocasión, "An Evening With", nos hacia presagiar un show largo e
intenso, en el que Flynn y sus secuaces repasarían su prolífica producción
discográfica. Desafortunadamente, no fue así, ya que el repertorio escogido se
centró principalmente en su etapa más reciente, dejando unas contadas alusiones
a su material más clásico.
Con
algo de retraso sobre el horario inicialmente previsto, la gente ingresaba en
el recinto para tomar posiciones frente al escenario. Con un set muy similar al de su última visita, con múltiples
banderolas de color rojo y negro, que contenían el logo de la banda, y con la altísima tarima
de la batería de Dave McClain presidiendo el local, todo parecía preparado para
que la banda saliera a escena para ratificar su excelente estado de forma. Haciendo
gala de un cuidadísimo juego de luces y respaldados sobre un volumen atronador
el cuarteto aparecía en escena al ritmo de “Imperium”, desatando la euforia
entre una audiencia fiel y entregada, que conectó inmediatamente con sus
héroes. Aunque durante los primeros compases del show me dio la sensación de
que Robb estaba algo ronco, lo cierto es que se fue entonando a medida que avanzaba
el tema de apertura, alcanzando su habitual registro a lo largo del segundo corte
de la noche, “Beautiful Mourning”.
Si
ya en su anterior visita el bajista Jared MacEachern tuvo un papel muy
destacado, en esta ocasión, con más rodaje y plenamente compenetrado con sus
compañeros se mostró como una bestia desatada sobre las tablas, castigando
intensamente sus cervicales mientras golpeaba incansablemente las cuerdas de su
instrumento durante “Now We Die”. Impresionante, con tan solo tres temas
Machine Head habían conseguido meterse a la audiencia en el bolsillo, pero lo
mejor todavía estaba por llegar. Con el respetable coreando intensamente el
clásico cantico de “oe,oe,oe”, el incombustible frontman nos anunciaba un nuevo recuerdo hacia
el plástico que marcó el debut de su socio a la seis cuerdas, Phil Demmel,
“Through The Ashes Of Empire”, del que nos ofrecieron un descomunal “Bite The
Bullet”, que hacia que el escenario se tiñería de luces verdes y lilas. Y es
que la compenetración entre la dupla Flynn/Demmel fue verdaderamente impecable,
con ambos “hachas” repartiéndose el protagonismo a la hora de los solos, y sin
dejar de lado esas melodías dobladas, marca de la casa, que sirvieron para dar
un toque épico y grandilocuente a muchos
momentos del show.
Menos
charlatanes que en anteriores ocasiones, Robb y sus muchachos parecían decididos
a aprovechar al máximo la velada. Así
que tras una tensa pausa era Phil el encargado de quedarse “solo ante el
peligro” para adentrarnos en los oscuros desarrollos que servirían como
preámbulo para “Locust”, cuya melodía
central fue tarareada por todos los presentes mientras hacían acto de presencia
los primeros surfers de la noche. Con la gente coreando aquello de “Machine
Fucking Head” llegaba el momento de hacer su primera incursión en el material
que facturaron durante la década de los noventa, siendo la elegida “From This
Day”, que nos retrotraía a su etapa más nu-metalera junto al guitarrista Ahrue Luster . Aún más atrás en
el tiempo nos conduciría el aplastante “Ten Ton Hammer”, catapultado por esa
implacable base rítmica mientras sus penetrantes riffs nos hacían agitar
violentamente la cabeza.
Si
durante el tema anterior ya habían conseguido hacer que toda la audiencia levantará los puños, la euforia volvería a
desatarse cuando el líder del cuarteto anunció que a continuación le tocaba el turno
a una de las rápidas: “This Is The End”, que volvía a encauzar el show hacia el
material de sus ultimas entregas, con un Flynn absolutamente desatado en su
papel como frontman. Sin abandonar los temas contenidos en su penúltimo trabajo
“Unto The Locust” y precedido por un largo speech, -en el que Robb recordó,
acompañado de su acústica, su primera
visita a nuestro país como teloneros de Slayer-, el cuarteto atacaría con
absoluta convicción uno de los temas más intensos y desgarradores de la velada,
“Darkness Within”.
Mientras
el resto de sus compañeros se perdían entre bambalinas, Dave McClain aprovecharía
para dejarnos una buena muestra de su versatilidad y potencia en un abrumador
solo que hizo que retumbaran los cimientos del local. El retorno de la banda
estaría marcado por la irascible “Bulldozer”, que conseguía exaltar al publico
antes de aplastarnos con su demoledor tramo final. Varios fueron los momentos en
los que los americanos escenificaron una comunión perfecta con sus seguidores,
y sin duda uno de los más vibrantes llegaría cuando Robb pidió un gran circle-pit
para acompañar “Killer & Kings”. Aprovechando el nivel de excitación de una
parroquia completamente desatada llegaba
el turno de uno de los platos fuertes de la noche, el mítico “Davidian”, que hacia que la sala se
viniera literalmente abajo antes de que el cuarteto desapareciera del escenario
por primera vez.
Nuevamente
armado con su guitarra acústica el carismático frontman regresaría a la carga
con la tortuosa pieza que cerraba “Through The Ashes Of Empires”, “Descend The
Shadows Of Night”, que fue la elegida para ponernos a mover los brazos de izquierda a derecha.
Tampoco faltarían los pasajes más tenebrosos e introspectivos contenidos en
piezas como “Now I Lay Thee Down”, o
“Take Me Through The Fire” con Robb alternando registros limpios y
desgarradores rugidos cargados de rabia y frustración.
Tras
dos horas largas de show, el sprint final se abriría con un nuevo guiño
a “The Blackening”, de manos de “Aesthetics Of Hate”, que acabaría abocándonos
sobre el arrollador riff de “Game Over”,
dejándonos la imagen de ambos “hachas” posicionados frente a frente para batirse en un intenso duelo solista. El
penúltimo trallazo que los americanos nos tenían preparado seria un apoteósico
“Old”, que fue coreado como un autentico himno, con todos los presentes alzando
los puños al aire para gritar su matador estribillo. La despedida definitiva
llegaría con “Halo”, acompañado de unas altísimas columnas de humo y de una
abundante lluvia de confeti.
Tras
el concierto los miembros de la banda aun permanecerían en escena durante varios
minutos, saludando a sus seguidores y dándose un merecido baño de masas. Aunque
la respuesta del respetable fue verdaderamente descomunal, como veterano
seguidor de Machine Head, no puedo dejar de recriminarles que tan sólo
incluyeran en un repertorio tan extenso cuatro composiciones de sus tres
primeros trabajos, dejándose en el tintero piezas como “None But My Own”, “Take
My Scars”, “Desire To Fire”…
TEXTO:ALFONSO DIAZ
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