martes, 1 de marzo de 2016

BLUES PILLS+PRISTINE-APOLO 2-BCN-26-FEB-2016


Escuchar la música de Blues Pills es como embarcarse en una maquina del tiempo y viajar a  la época  en que las canciones no estaban sujetas a la tiranía de las  radios comerciales, lo que concedía  a los interpretes la libertad suficiente para que sus composiciones difícilmente sonasen dos veces igual en directo. Ese sentimiento y ese espíritu puede palparse en el trabajo del cuarteto liderado por la temperamental vocalista Elin Larsson, ya que en tan solo un lustro la formación ha conseguido hacerse un nombre dentro del circuito del blues-rock. Con tan solo una retahíla de Eps, un primer largo homónimo y un disco en directo, que les han permitido girar por el viejo continente en repetidas ocasiones, y convertirse en un atractivo reclamo para festivales como el Roadburn-Festival, Desertfest, Hellfest o Sonic Blast, Blues Pills regresaban  a la Ciudad Condal para  ratificar porque son uno de los valores en auge dentro de su estilo.

Sin duda el amplio recorrido de su debut, -producido por Don Alsterberg, y que vio la luz en verano de 2014-,  y las excelentes sensaciones que dejaran en sus anteriores visitas a nuestros país, -la última en la pasada edición del Leyendas del Rock-, sirvieron para que el cuarteto acabara colgando el cartel de “No Hay Billetes” en la sala pequeña del céntrico Apolo. Muchas, muchísimas, ganas había de reencontrarse con Elin Larsson y sus secuaces, pero antes de que esto sucediese  tendríamos ocasión de deleitarnos con la descarga de Pristine.

La inclusión de los noruegos significó una fantástica notica para los fans de Blues Pills, ya que el cuarteto, -liderado también por vocalista femenina, Heidi Solhei-, desplegó sobre las tablas una propuesta muy similar a la  de las estrellas de la noche, tal y como dejaron patente con el marchoso “Carry Your Own Weight”, que pese a su arranque en falso, debido a un fallo en el micro de Heidi, acabó calando hondo entre los presentes. Desmarcándose de la fama de fríos que tienen los nórdicos, la banda se mostró muy dinámica, intentando que todos los presentes nos implicáramos en el show, recabando nuestra colaboración a la hora de exhibir su faceta más “hippiosa” en  “California”.

Tras sorprender a más de una  con la potencia y el desparpajo que exhibió Heidi, llegaba el momento de que la vocalista se quedara sola en escena únicamente acompañada de su socio a las seis cuerdas, Christoffer, para hacernos participes de la  emocionante “Don´t Save My Soul”. Con toda la banda de vuelta sobre el escenario había que recuperar el espíritu roquero que había marcado los primeros compases del show,  de modo que la escogida para hacernos bailar fue la eléctrica  “Bottle Call”, que nos dejaba a  una vocalista completamente desatada, danzando por el escenario, mientras sus compañeros se enfrascaban en una extensa improvisación.

Pese a que el grueso del repertorio de Pristine estuvo centrado en su último  redondo “Reboot”, tampoco faltarían algunos suculentos guiños a su debut “No Regret”, del que nos ofrecieron la  hardroquera “She Won”, que fue acompañada con palmas por los más animados. El gusto por los sonidos clásicos y los aromas “zeppelianos” quedarían plasmados en el arranque de “Derek”, con Heidi empuñando una baqueta y un cencerro  para sumarse a la percusión mientras nos conducía a través de una composición que desembocaría en un envolvente  ejercicio de psicodelia. Gratamente sorprendidos por la reacción del publico barcelonés, Pristine no quisieron abandonar el escenario  sin ofrecernos una última muestra de su potencial, apostando para ello por otro tema de estribillo ganador, “Tell Me”, que les permitía despedirse  dejando unas magnificas sensaciones y el convencimiento de haber sumado nuevos adeptos a su causa.

Tras dar al escenario los últimos retoques, - la batería de André Kvarnström estaba ya montada-, que consistieron en colgar sendos telones laterales que recordaban las ilustraciones que Blues Pills  suelen utilizar para sus portadas, las luces de una sala abarrotada se apagaban para tributar una calurosa bienvenida a los protagonistas de la noche. Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad, los músicos aparecían en escena para arrancar el recital con un extenso desarrollo  instrumental que nos abocaría sobre  "Black Smoke". Con un torbellino al frente como es su frontwoman, Elin, que apareció en escena vestida de negro y empuñando una pandereta mientras movía frenéticamente su larga cabellera rubia, Blues Pills hicieron gala de su amor por el clasicismo roquero, desplegando con total convicción su apabullante blues rock, una trabajada  puesta en escena y , ante todo, la confianza y la madurez que les ha granjeado  su frenética actividad en directo.

La conexión con el público fue instantánea, ya que desde los primeros compases del show se pudo apreciar la entrega y la fidelidad de unos fans que se dejaron imbuir por los aires psicodélicos contenidos en el primerizo "Bliss", que se convertiría en una invitación para que todos nos abandonáramos al baile  seducidos  por sus frenéticas melodías. Aunque como comentaba, Elin fue el centro de todas las miradas, lo cierto es que el resto de sus compañeros rayaron a un excelente nivel, especialmente reseñables me parecieron  la destreza y la sensibilidad con las que Dorian Sorriaux condujo piezas como la etérea "Astralplane", que acabó recibiendo una estruendosa ovación.

Con la gente muy metida en el show, y habiendo Elin calentado su prodigiosa garganta, llegaba el momento de que la vocalista sueca nos abriera su corazón en la intimista   "No Hope Left For Me", que hacía  fluir la magia por todos los rincones del local, mientras la base rítmica, -formada por el batería André Kvarnström y el bajista Zack Anderson (ex–Radio Moscow)-, repetía en un bucle infinito su línea instrumental.

Cercanos y muy comunicativos el cuarteto se mostró exultante y sonriente durante todo el show, especialmente Elin que supo meterse a la audiencia  en el bolsillo chapurreando alguna frase en castellano. Como no podía ser otra forma, el momento de reivindicar sus influencias y rescatar su vena más marchosa y desenfadada llegaría con su adaptación del tema de  Chubby Checker & Fat Boys, “Gypsy”, que nos dejaría otra demostración de la pericia  y el buen gusto del guitarrista galo. Sin abandonar el espacio dedicado a las versiones, la encargada de proseguir con el show sería "Elements And Things", con la vocalista cambiando  su habitual pandereta por un par de maracas que no dejó de agitar  a la vez que se contorneaba contagiada por los ritmos tribales que proponían  sus compañeros.

El punto álgido de la noche llegaría con la explosión roquera que supuso "High Class Woman", que en una versión alargada, llena de giros e improvisaciones, se acabaría convirtiendo en uno de los temas más celebrados de la noche, con todo el auditorio  coreando al unísono su matador estribillo. El momento de apaciguar los ánimos llegaría con la sobrecogedora interpretación que Elin nos regaló de  la emocional "Ain't No Change", que fue rubricada por un intenso in–crescendo instrumental. Para poner el punto y seguido al show optarían por los camaleónicos desarrollos de la intimista " Little Sun”, que como si fuera una montaña rusa de emociones nos hacía transitar desde sus brumosos  aromas folk al ímpetu roquero de su electrizante final.

Con la gente completamente volcada pidiendo la vuelta de los músicos sobre las tablas, Elin y Dorian regresaban a escena para estrenar  una de las composiciones que formará parte de su próximo trabajo: "Yet To Find", protagonizando un emocionante ejercicio acústico que puso  los pelos de punta a más de uno. El broche definitivo a la velada lo pondría la  pieza que daba nombre a su segundo EP "Devil Man", dejándonos  la imagen de  Elin deambulando por el escenario, como si fuera un alma en pena, mientras buscaba el apoyo de las primeras filas para rubricar una fantástica velada repleta de intensidad, psicodelia  y blues-rock.

Pese a su juventud Blues Pills han conseguido hacerse con un importante número de seguidores dentro de los amantes de los sonidos de los sesenta y los setenta, y la mejor prueba fue su  "sold out" en la Ciudad Condal. Su progresión, a día de hoy, parece imparable, cada vez congregando a un público más numeroso  y ofreciendo unos directos más vibrantes y convincentes. Así que no me extrañaría que de cara a próximas visitas los promotores optaran por trasladar su espectáculo a locales de mayor de aforo. Y es que resulta imposible no caer rendido ante el encanto de una banda que destila calidad, honestidad y que, además, cuenta con ese torbellino escénico que es Erin Larsson.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ELENA MARCO


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