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lunes, 21 de marzo de 2016

CIRCUS MAXIMUS+DIVIDED MULTITUDE-RAZZMATAZZ 2-BCN-15-MAR-2016


Durante los últimos años la etiqueta progresivo, en cualquiera de sus múltiples vertientes, parece un valor en alza. Sin embargo, mientras nombres consagrados como Dream Teather, Porcupine Tree o Steven Wilson cuentan sus conciertos con llenazos incontestables, el gran público no parece acabar de conectar con formaciones que pese a poseer una sólida trayectoria a sus espaldas no terminan de ocupar el lugar que sin duda se merecen. Quizás fuese este el motivo por el que un cartel tan atractivo como el que conformaban Circus Maximus y Divided Multitude únicamente consiguió reunir a un par de centenares de aficionados a su paso por la sala mediana del Razzmatazz.

Para cualquiera que haya seguido los pasos de Circus Maximus resulta evidente que la banda nunca se ha caracterizado por su excesiva productividad discográfica. Formados a principios del siglo XXI, la formación noruega ha optado por espaciar el lanzamiento de sus trabajos, mostrando en cada uno de ellos una acusada evolución. Si hace cuatro años nos sorprendían a todos con "Nine", uno de los mejores lanzamientos dentro de su estilo, la formación capitaneada por el vocalista Michael Eriksen regresaba a la ciudad condal para presentar su flamante  "Havoc", un plástico que les ha servido para adentrarse en las emociones y los sentimientos personales.


Curiosamente, para abrir fuego contaríamos con el concurso de la formación más veterana de la noche, los también noruegos Divided Multitude. Ante una sala todavía muy poco concurrida el quinteto de Brekstad tomaba el escenario para desplegar una ambiciosa propuesta en la que se entremezclarían tintes power metaleros, algunos pasajes repletos de elegancia instrumental e incluso algunos pasajes más cañeros y agresivos. Pese a tener una larga discografía a sus espaldas los noruegos optaron por conceder un protagonismo estelar a sus dos últimos lanzamientos “Feed On Your Misery"(2013) y su más reciente "Divided Multitude"(2015), del que no faltaron piezas como la inicial "Closure", que les servía para romper el hielo y empezar a calentar a una audiencia que se mostró algo  fría y distante.

Durante su escueta presentación fueron constantes los duelos entre el guitarrista Christer Horay y el teclista Eskild Kloften , quien además se encargaría de apoyar en las voces en temas como "Feed On Your Misery", o "247". Precisamente, sería en el apartado vocal en el que el quinteto se mostró menos convincente, ya que su vocalista Sindre Antonsen tuvo una participación bastante discreta, mostrándose algo irregular a la hora de encarar las tonalidades agudas contenidas en temas como "How Many Tears".

Una de las pocas concesiones que se permitieron hacia sus primeros lanzamientos llegaría con el delicioso "Streets Of Bucharest", que con sus suntuosas y delicadas melodías nos retrotraía al material contenido en su segundo trabajo. El contraste llegaría con los aromas power metaleros contenidos en la novedosa "Demise", que nos hacia apretar los dientes antes de que la banda se despidiera definitivamente con la envolvente "What I See". En resumen, aunque quizás les costó un poco entrar en situación, especialmente a Sindre Antonsen, el quinteto noruego dio buena cuenta de la variedad y amplitud de miras que destila su propuesta, pese a que algunos nos quedamos con ganas de escuchar alguna composición más de sus primeras obras.

Ante una sala algo más concurrida y con la gente posicionándose más cerca del escenario una intrigante introducción nos anunciaba el arranque de lo que sería el plato fuerte de la noche, la descarga de Circus Maximus. Uno a uno, con el escenario bañado en tonalidades rojizas, y recibiendo el calor de la audiencia los músicos fueron tomando posiciones para dar el pistoletazo de salida con un contundente medio tiempo como "Namaste". 

Lo primero que me llamó la atención fue la nitidez del sonido y el cuidado juego que luces que acompañó todo el show. Igualmente destacable me pareció el concurso de Michael Eriksen que se mostró preciso y pletórico a la hora de atacar sus líneas vocales. Y es que pese a la ausencia del batería Truls Haugen, -quien no ha podido girar junto a  sus compañeros y ha sido reemplazado por Frank Nordeng Roe-, la banda hizo gala de  un excelente estado de forma, dejando unas magníficas sensaciones al atacar temas como "The One", con el que firmaban un impactante arranque al fundir  dos de las mejores piezas de su anterior entrega "Nine".

Pese a no haber mucho público, lo cierto es que la gente se mostró entusiasmada  con el combo noruego, y es que aunque las envolventes melodías de la novedosa "The Weight" fueran las siguientes en hacer acto de presencia el nivel de entrega e intensidad del respetable no decayó. Precisamente, sería a lo largo de este tema cuando Mats Haugen nos ofreció una primera muestra de su clase y buen gusto a la hora de atacar su instrumento mientras se encaramaba sobre una de las pequeñas tarimas que estaban repartidas a lo largo del escenario. Un escueto "Muchas Gracias" fueron las primeras palabras que nos dedicó un sonriente Eriksen antes de seguir buceando entre las composiciones de "Havoc". Así que con el escenario a media luz sería el penetrante bajo  de Glenn Mollen el encargado de adentrarnos en los excelsos desarrollos que protagonizaron "Highest Bitter".

Como comentaba anteriormente su penúltima entrega "Nine" recibió una excelente acogida entre sus seguidores, así que no me sorprendió que su tercer opus fuera el que mayor representación tuvo en el repertorio de esta noche, destacando especialmente piezas como la abrumadora "Architect Of Fortune", que resultó la excusa perfecta para que Eriksen nos pusiera a todos a cantar. Pero si hay algo que hace despuntar la propuesta del quinteto noruego es la versatilidad de su material, de modo que el momento de hacer incrementar la excitación del respetable llegaría con esa invitación a mover los pies que significó la adictiva " Arrival Of Love", que se convertía en el primer recuerdo hacia su “Isolate” de 2007.

El contraste a ese ritmo frenético y trepidante llegaría de manos de otra pieza de nuevo cuño "Loved Ones", que apaciguaba mínimamente los ánimos mientras los teclados de Lasse Finbraten inundaban de magia el recinto. Una nueva mirada al pasado nos conduciría sobre las melodías orientales de "Sin", que evocaba esa vertiente más power metalera de sus inicios.

No nos darían ni un segundo de tregua,  así que con la gente apoyando al máximo llegaba el momento de la pieza que presta título a su cuarto y último redondo "Havoc", que fue la escogida para dar rienda suelta a su faceta más oscura y experimental en un   vibrante in-crescendo final.
 
Esa orientación más melódica que ha marcado algunas de las composiciones de la banda quedaría plasmada durante los marchosos estribillos de "Wither", para la que Eriksen se aferraría a su pie de micro para recorrer el escenario demandando la complicidad de las primeras filas. Para encarar la recta final del show optarían por aunar nuestras voces para entonar los estribillos de la deliciosa "Abyss". 

Sonriente y muy complacido el vocalista  agradecería nuestra presencia antes de proponernos las resplandecientes melodías de un incontestable "I Am", que les servía para retirarse por primera vez acompañados de una sonora ovación.

Para su retorno sobre las tablas optarían por las envolventes ambientaciones del novedoso "Chivalry", que ponía de manifiesto que su propuesta no ha dejado  de evolucionar e incorporar nuevos elementos. Mientras que para cerrar el show dejándonos a todos con un excelente sabor de boca apostarían por el dinamismo  hard roquero de  "Game Of Life".

Corto, muy corto se nos hizo el concierto de Circus Maximus, y es que la formación noruega continúa evolucionando y asentando las bases de una propuesta cada vez más personal y reconocible, dejando a un lado las influencias y las inevitables comparaciones que marcaron sus primeras obras.



TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ





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