Si
hay una banda que revolucionó la historia del rock durante el pasado siglo XX esos
fueron Led Zeppelin. Indagando en el extenso catálogo de los londinenses uno puede
percibir la esencia del rock n´ roll en cualquiera de sus múltiples vertientes.
Desafortunadamente, somos muchos los que por cuestiones de edad nunca pudimos
disfrutar de la magia que desplegaban Page, Plant, Jones y Bonzo en directo, y
por razones obvias nunca podremos quitarnos esa espinita. Es por ello que cobra
especial relevancia la labor de formaciones como Whole Lotta Band. No era esta
la primera ocasión en que los mallorquines pisaban los escenarios de la capital
catalana, y lo cierto es que, pese a las festividades de Semana Santa, la sala
Bóveda acabó registrando un magnifico aspecto para acoger su descarga.
Presentándose
sin teloneros que calentaran el ambiente, el cuarteto hizo gala de su devoción ofreciéndonos un repertorio impecable, en el
que bucearon a lo largo de más de dos horas a través de toda la discografía de
los británicos para ofrecernos algunos pasajes verdaderamente memorables. Y es
que los mallorquines no se limitaron a reproducir las canciones tal y como fueron
grabadas en sus versiones de estudio, sino que, rizando el rizo, se embarcaron
en esos extensos desarrollos instrumentales con los que nos hicieron viajar a
la década de los setenta. Tampoco quisieron olvidarse de la indumentaria propia
de la época, con Dani Magaña (Page) luciendo el dragón en la pernera de sus
pantalones, el look tejano de Juanjo Amengual (John Paul Jones), los pantalones
de campana y la indomable melena dorada del vocalista Patricio Assef (Robert
Plant), ni tampoco el kit transparente de Jose Palomino (John Bonham).
Como
era previsible la media de edad fue bastante elevada y la audiencia reunida
fiel devota del inmortal legado que nos dejaron Page & cía. Con mucha
fuerza el cuarteto irrumpió en escena para captar nuestra atención con una
soberbia colección de clásicos, recurriendo a algunas de las piezas más
potentes del repertorio de los británicos.
De modo que estos primeros compases del show estarían marcados por la flema
roquera que destilaron trallazos incontestables como “We´re Goona Groove”, que
era la encargada de abrir la caja de Pandora con un fantástico sonido aunque con un volumen en las voces algo
deficiente. El mítico "Black Dog", que abría su cuarto trabajo, fue
el elegido para contagiarnos su feroz garra roquera, para acto seguido, y sin
darnos ni un segundo de tregua, sumergirnos en el imprescindible riff de bajo
de "Communicatiom Breakdown", durante el que Dani nos ofreció el
primer alarde solista de la noche.
Con
la atención del público era buen momento para cambiar de tercio y adentrarnos
en esos suculentos desarrollos marca de la casa, mostrando otra de los
múltiples facetas de los Zeppelin. Para ello Juanjo aparcaría su bajo para
hacerse cargo de los teclados haciendo volar nuestra mente por los bucólicos
paisajes de “Misty Mountain Hop”. Con
las puertas de la percepción abiertas de par en par, no podían faltar los magnificentes
melodías orientales de “Kashmir”, con un Patricio absolutamente desatado regalándonos
una sentida interpretación que acabó
recabando una de las mayores ovaciones de la noche. La faceta más bluesy de los
británicos estaría representada por la emotiva “Since I´ve Been Loving You”,
mientras que la encargada de hacernos mover los pies con su contagioso ritmo
sería “How Many More Times”.
Pese
a no extenderse excesivamente a la hora de las presentaciones, Patricio se
encargó de recordarnos que lo suyo es un tributo a los directos de la mítica formación
londinense, quizá por ello piezas como “Good Times Bad Times”, sonaron más
potentes y en versión más extensa que la registrada en su debut homónimo de
1969.
Uno tras otro los clásicos iban
cayendo para provocar el delirio de una audiencia que explotaba al reconocer
cada uno de los temas. Uno de los que mejor acogida obtuvo, poniendo a todos
los presentes a cantar su estribillo, fue “Ramble On”, que con su ácida
psicodelia conseguía elevar, aun más, el ambiente en el recinto.
Para los amantes de ese blues oscuro y
cadencioso los mallorquines nos tenían preparada una suculenta versión de
“Dazed And Confused”, con Dani nuevamente llevando las riendas del tema
mientras se acercaba a Patricio para posicionarse en el centro del escenario reproduciendo
una de las estampas más icónicas de la historia del rock. Como no podía ser de
otra forma, tampoco quisieron dejarse en el tintero su personal homenaje a John Henry Bonham en “Moby Dick”, con un fantástico de Jose Palomino, que acabó aporreando su
kit con las manos ante el delirio generalizado de la audiencia.
Muchas fueron
las poses y los ticks que el cuarteto nos ofreció a lo largo del show para emular
a sus ídolos y dar una mejor ambientación a la velada. Quizás otro de los
momentos mágicos de la noche llegaría cuando Dani sacó a escena una guitarra de
doble mástil para interpretar una de las piezas más emblemáticas de la historia
del rock, “Starway To Heaven”, que nos puso los pelos de punta con su brutal in-crescendo
y con el final a capela entre Patricio y el público.
Encarando la recta final del show los mallorquines apostarían por volver a
recuperar la fiereza roquera contenida en “Heartbreaker” y ,como no, otro de
los buques insignia dentro de la historia de la música, un marchoso “Rock
N´Roll”, que fue coreado con reverencial pasión por todos los presentes. Con
casi dos horas cumplidas de recital, era obvio que tan suculenta velada estaba
tocando a su fin, pero antes despedirse definitivamente el cuarteto nos tendría
preparadas varias sorpresas más. Absolutamente abrumadora sonaría la imparable
“Whole Lotta Love” que conseguía que el ambiente de fiesta no decayera en el
recinto, mientras que la elegida para poner el colofón definitivo a la velada,
tras la acostumbrada foto de familia desde la batería, sería una impecable
“Immigrant Song”.
Tal
y como prometieron Whole Lotta Band nos deleitaron con más de dos horas de vibrante
y ardiente rock n´roll, ofreciéndonos un detallado repaso por la carrera de uno de los referentes indiscutibles de la
música contemporánea. Siempre resulta difícil ofrecer un tributo de calidad y
garantías, pero aun más cuando se intenta
rendir pleitesía a uno de los mejores.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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