No
está dispuesto a rendirse. Viendo la historia con perspectiva podría decirse
que la vida no ha sonreído al bueno de Blaze Bayley. Pese a haber soportado la
presión que representó suplir a Bruce Dickinson al frente de Iron Maiden
durante gran parte de la convulsa década de los noventa, el vocalista británico
parece no haber conseguido rentabilizar su paso por la emblemática formación británica.
Con su nuevo trabajo bajo el brazo "Infinite Entanglement", Blaze
regresaba a la capital catalana, -dos años después de su última visita
presentando el irregular “The King Of Metal”-, para reencontrarse con una
reducida representación de incondicionales en la Sala Monasterio del Port
Olimpic.
Quizás
no fuimos muchos los que acudimos a la cita con el vocalista de Birmingham, pero lo que no se le
puede negar a la audiencia fue la entrega y la devoción con la que corearon
cada una de sus composiciones. La respuesta de Blaze fue cercana y entusiasta,
interactuando constantemente con sus seguidores, saludando y abrazándolos
efusivamente para demostrar la autenticidad de un músico al que no le importa tocar
ante 60 o 6000 incondicionales, ya que lo da todo en escena.
No
había prevista la participación de teloneros para ambientar la velada. Es más,
al acceder al recinto ahí estaba Blaze, -con sus características patillas y
luciendo una sonrisa de oreja a oreja-, junto al puesto de merchandising dispuesto a
atender a todos sus seguidores.
En esta ocasión, los músicos que le acompañarían serían el núcleo de los
británicos Absolva: el batería Martín McNee, y los hermanos Appleton, Luke al bajo y Chris
a la guitarra, quien se mostró como un “hacha” potente y virtuoso, sabiendo dar
un paso al frente en muchos momentos del show para demostrar que se ha
convertido en el lugar teniente de nuestro protagonista. En cuanto al
repertorio escogido fue un exhaustivo repaso a toda la carrera del vocalista,
ya que a lo largo de sus casi dos horas de show pudimos disfrutar de temas de
sus últimas referencias, del material que facturó bajo el apelativo de Blaze,
alguna de las gemas que grabó junto a la Doncella, e incluso un fugaz guiño a
su etapa al frente de Wolfsbane.
Pese
a que todo el show giró en torno a la figura del vocalista, lo cierto es que
sus compañeros se mostraron como una maquinaria perfectamente engrasada,
sonando sólidos y compactos al atacar temas de nuevo cuño como la inicial
"Infinite Entanglement" o "A Thousand Years", que servían
para que Blaze recogiera el cariño y la aprobación de su sequito de fieles. Y
es que sorpresivamente las decenas de aficionados que se arremolinaban frente
al escenario corearon con absoluta devoción cada una de sus estrofas mientras el
vocalista no paraba de animarles. La comunión entre banda y público fue
perfecta, pero la espita definitiva para que hasta los mas tímidos se sumaran a
la fiesta llegaría con el primer recuerdo a su etapa Maiden, “Futureal”.
Durante
la velada Blaze se mostró muy agradecido por nuestro apoyo a lo largo de todos
estos años, pero también tendría ocasión de presentarnos su ultima obra, que,
tal y como nos comentó, es el primer capitulo de una trilogía. Así que
habiéndonos puesto en situación la guitarra de Chris nos introduciría de lleno
en “Human”, un trallazo directo y certero que conseguía mantener el nivel de
intensidad del show para acabar dejando paso a los apabullantes estribillos de
“Kill And Destroy”, que nos hacía viajar a la época de su segundo trabajo post- Maiden
“Tenth Dimension”. Tampoco faltaría la ambientación oscura y enigmática del
medio tiempo “Identity”, durante la que se dedicaría a bromear con Chris
Appleton, poniendo de manifiesto la complicidad y el buen rollo que se respira
en el seno del cuarteto.
Pero
sin duda si algo puede definir la presentación que nos ofrecieron Blaze y sus
secuaces fue su devoción por ese heavy
metal potente y melódico a partes iguales. Quizás, una de las composiciones que
mejor puede definir el material de su ultima obra sea “Solar Wind”, que se convertiría en la excusa
perfecta para que todos acabáramos coreando su hímnico estribillo. Sin
concedernos ni un segundo de tregua la maquina británica optaría por acelerar
el paso con “Watching The Night Sky”, en la que incluso pudimos discernir algún
guiño power en sus guitarras. No levantarían el pie del acelerador durante el
descomunal “Robot”, con la que nos mostraban su faceta más visceral y agresiva
para dejar al personal extasiado y coreando el nombre del vocalista.
Entre
vítores y charlas de agradecimiento llegaba el momento de retornar sobre sus
nuevas composiciones, así que para traernos de vuelta al presente optarían por el
ritmo cabalgante de “Calling You Home”, con un Blaze muy metido en su faceta de
interprete para inyectar al tema unas altas dosis de dramatismo. El cambio de
tercio llegaría con las afiladas líneas de bajo que marcarían el arranque de “Stare At The Sun”, un tema que personalmente
siempre me ha recordado mucho al material de “The X Factor”. Si de algo puede
presumir el incombustible vocalista británico es de ser un tipo sincero y
pasional, de modo que el mosqueo con sus ex–compañeros resultó más que evidente
durante la presentación de “Virus”, uno de los grandes olvidados dentro de la
trayectoria de Maiden, ya que según nos comentó nunca tuvo la oportunidad de
defenderlo en directo. Igualmente sincera y humilde sonaría la charla previa a
“Ghost In The Machine”, en la que
proclamó su independencia discográfica, recordándonos que todo lo que
compráramos en el puesto de merchandising era lo que le permitía seguir
viviendo su sueño a día de hoy. Sin abandonar el material del disco que marcó
el inicio de su carrera en solitario como Blaze llegaría el turno de la pieza que
le prestaba título “Silicon Messiah”.
Creo
que todos los presentes teníamos claro
que el vocalista de Birmingham echaría mano a lo largo de la velada de algunos
de los temas que grabara junto a la Doncella durante la década de los noventa,
lo que no teníamos tan claro es que incluso se permitiera un guiño hacia sus primeros
días al frente de la banda que le dio a conocer, Wolfsbane, de la que
interpretaría el marchoso y desenfadado “Man Hunt”, que abría la primera demo
que grabaron a mediados de la década de los ochenta. La segunda sorpresa de la
noche llegaría cuando ante la sorpresa generalizada el cuarteto se embarcaba en
el delicioso “Fear Of The Dark”, que el vocalista defendió de forma convincente
mientras su mano derecha, el guitarrista Chris Appleton, realizaba un
fantástico trabajo. La elegida para cerrar esta primera parte del show sería
“Man On The Edge”, con un Blaze absolutamente desatado que no se cortó a la
hora de sacar su teléfono para inmortalizar la respuesta de su ferviente
parroquia de incondicionales.
Pese
a que los músicos desaparecieron del escenario, nadie se movió de su sitio. Así que el cuarteto regresaría para empuñar sus
instrumentos y ofrecernos una última muestra de su pasión desmedida por el
metal. A diferencia de muchos músicos que traen un repertorio cerrado del que
no se mueven ni un ápice, me pareció muy acertado por parte de Blaze rescatar
del ostracismo “Como Estáis Amigos”, y más tocando en nuestro país. La
respuesta fue apabullante, con la gente
estallando al reconocer la introducción del tema para acabar cantando a pleno pulmón su
fantástico estribillo. Entre cánticos y gestos de complicidad, el vocalista nos
emplazaría para la presentación de la segunda parte de su trilogía antes de
cerrar definitivamente con la novedosa “Dark Energy 256”. Una vez silenciados
los instrumentos el vocalista y sus compañeros
tendrían tiempo para fotografiarse con los fans y firmar todo lo que se les pusiera
por delante.
Incombustible,
mientras sus ex–compañeros continúan su paso triunfal por todo el mundo
abarrotando locales de gran aforo, Blaze
parece decidido a seguir luchando por su gran pasión, la música. Y es que
mientras haya un solo fan que pague un ticket por verle en directo el vocalista
británico seguirá ahí, defendiendo su historia con ilusión y autenticidad.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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