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viernes, 22 de abril de 2016

OBSIDIAN KINGDOM+MAUD THE MOTH-APOLO-BCN-16-ABR-2016


Resulta curioso como algunas bandas que se definen como vanguardia musical acaban incurriendo en el error de repetir una serie de esquemas y sonoridades, instalándose en una zona de confort que acaba impidiendo que su propuesta avance hacia nuevos horizontes. Sin duda este no es el caso de Obsidian Kingdom, su carrera hasta el momento ha sido como un viaje en el que han  ido plasmando sus diferentes puntos de evolución. Muchos pensaron que tras la excelente acogida que recibió su anterior entrega conceptual "Mantis – An Agony In Fourteen Bites", la banda había encontrado su identidad definitiva, y un camino que explorar de cara a los próximos años. Pero si algo puede sacarse en claro tras escuchar su último redondo "A Year With No Summer", es que su búsqueda continua, y que aquel brillante debut no era más que la primera parada de un largo camino.

Seguramente debido a la notoriedad de su debut, la confianza adquirida en sus incursiones en el viejo continente y el fichaje por la independiente francesa Season Of The Mist, han acabado siendo claves para que Obsidian Kingdom siguieran explorando e incorporando nuevas texturas y matices de cara a este nuevo esfuerzo discográfico. La apuesta para su presentación en la Ciudad Condal era ambiciosa, convocando a sus seguidores en la Sala grande del céntrico Apolo, un enclave habitualmente reservado para artistas internacionales. Además, antes de su aparición tendríamos la ocasión de presenciar la descarga de Maud The Moth.

Lejos de la distorsión y la potencia abrumadora de las guitarras, la propuesta de Maud The Moth navega por derroteros diametralmente opuestos, abriendo una ventana hacia sonoridades más melódicas, intimistas e introspectivas. Capitaneados por la vocalista y teclista Amaya López-Carromero, este trío afincado en Edimburgo nos ofreció un detallado repaso de su segundo trabajo "The Inner Wastedlands", dejando clara su apuesta decidida por un estilo que mezcla el jazz, la música clásica y el magnetismo propio de los cantautores. Envueltos de un halo minimalista e íntimo el trío hizo gala de su buen gusto y su sensibilidad a la hora de reproducir en directo temas como "Good Morning Blackbird" o "Empires", que fueron seguidas con un respeto reverencial por parte de un público que acabó embelesado ante sus aterciopeladas melodías y las aptitudes vocales de Amaya.


Si durante todo su show fueron la voz y los teclados de Amaya los que se erigieron como los auténticos protagonistas, imprescindibles resultaron también las aportaciones del violín y la batería, de sus compañeros Paul y Szymon, que según nos comentó la propia Amaya debutaban en nuestro país durante esta gira. Aunque al principio de su show la sala presentaba un ambiente un tanto desangelado, lo cierto es que a medida que fue avanzando la velada la cosa se fue animando, por lo que el trío acabó recibiendo una cálida ovación como despedida.

Tras dejarnos seducir por la hipnótica actuación de Maud The Moth llegaba el momento de que los protagonistas de la velada aparecieran en escena para presentar en sociedad las composiciones de su nueva obra "A Year With No Summer". Con respecto a la última ocasión en que servidor tuvo la posibilidad de verles en directo, la banda presentaba varias novedades en su alineación, ya que a los habituales, el guitarrista y vocalista Rider G Omega y el batería Ojete Mordaza II, se suman ahora el bajista Om Rex Orale, el ahora teclista Seerborn Ape Tot, y la guitarrista Eaten Roll I, que ha sido la última en incorporarse.

Para los que hemos venido siguiendo la trayectoria de Obsidian Kingdom resulta evidente que sus presentaciones son algo más que una simple sucesión de canciones. Así que para dar el recorrido y generar el clima que se merece su puesta en escena, los catalanes optaron por un espectacular juego de luces, unas leds  verticales repartirdas a lo largo del escenario y  una gran pantalla trasera sobre la que se irían proyectando diferentes imágenes que acompañarían el desarrollo del show. Recibidos con absoluta devoción por sus seguidores la formación hacia acto de presencia para arrancar su imparable maquinaria,  evolucionando las estructuras post-metaleras del corte más largo de su última obra, "The Kandinsky Group", que nos dejaría a una banda plenamente enchufada, sonando precisa y dándolo todo desde el arranque, especialmente Seerborn Ape Tot, que no paró de contorsionarse mientras maltrataba su kit de teclados ubicado en el centro del escenario. Nuestro viaje había comenzado, y la primera impresión fue que el nuevo material ganaba en cuanto a pegada e intensidad en vivo. Así que la corroboración definitiva llegaría con la furibunda "Darkness", que comandada por una implacable base rítmica nos dejaría a un Rider G Omega completamente desatado a la hora de espetarnos su rotundo estribillo.

Tras presentarnos una doble ración de su nueva obra, el primer recuerdo al pasado llegaría con el espectacular juego de luces que acompañó al tenebroso "Last Of The Light", poniendo de manifiesto la amplitud de miras de una formación que no deja  de innovar en su propuesta, haciéndonos viajar desde unos delicados pasajes blueseros hasta una catarata de pétreos riffs que fueron coronados por una rabiosa sucesión de guturales, transformando el idílico arranque en una pesadilla repleta de distorsión y oscuridad. La densidad y ese aura inquietante se mantendrían intactos a lo largo del instrumental “10th April”, que estuvo acompañado por unas imágenes que retrataban el intenso trajín diario de las grandes urbes.

Pese a que en principio el material contenido en sus dos obras puede parecer de lo mas dispar y heterogéneo, lo cierto es que Obsidian Kingdom supieron conjugar un repertorio sólido, en el que todas las fichas encajaron a la perfección, consiguiendo que el nivel de intensidad del show no decreciera en ningún momento. Las imágenes de un solitario faro con las olas rompiendo en las rocas sería la estampa escogida para ilustrar la melancólica “Awake Until Dawn”, que tras unos primeros compases cargados de incontenible frustración acabaría desembocando en unos excelsos desarrollos protagonizados de teclado. No abandonarían el material de “Mantis”, para embarcarnos en la montaña rusa de emociones que representó el delicioso “Haunts Of The Underworld”, en la que desplegarían su faceta más progresiva y ambiental, con un fantástico trabajo de su nuevo fichaje a las seis cuerdas, Eaten Roll I. Tampoco se dejarían en el tintero su vertiente más extrema y voraz  para arrastrarnos sin compasión a través de la tortuosa “Endless Wall”.


Sin duda uno de los grandes activos de “A Year With No Summer” ha sido una producción cuidada y minimalista, en la que se han cuidado todos los detalles hasta el extremo, pero especialmente el sonido de la base rítmica. Pues bien, de cara al directo todo esa magia y ese “feeling” se mantienen intactos, tal y como quedó patente en la etérea “The Polyarnik”, que se convertiría en la antesala perfecta para una de las sorpresas de la noche, la versión del “Planet Telex”, de los británicos Radiohead, tras la que Richard lanzó un dardo envenado a los organizadores del festival Primavera Sound. Pero sin duda si hubo un momento que hizo que la comunión entre banda y publico fuera absoluta, llenando el local de épica y visceralidad metálica, fue a lo largo del tormentoso tándem que conformaron “Through The Glass” y “Cinnamon Balls”, que nos volvía a retrotraer al material de su debut para dejarnos  a una banda absolutamente desatada que nos noqueó con la rotundidad de sus guitarras.

Un nuevo golpe de timón volvería a centrar nuestro objetivo sobre la pieza que da nombre a su ultimo redondo “A Year With No Summer”, que marcaba un impas de tensa calma antes de que su densidad instrumental nos acabara sumergiendo en unas estructuras  cada vez más crípticas y envenenadas. Otra de las novedades que ha aportado el último plástico de los catalanes ha sido un nuevo enfoque vocal, apostando por unos registros más limpios y cristalinos que han servido para que su propuesta alcance un nuevo nivel. Quizás, uno de los temas que mejor puede plasmar esta sorpresiva vuelta de tuerca a su sonido sea el delicado “Black Swan”, todo un derroche de elegancia y contención que consiguió que a más de uno se nos helara la sangre. Como era previsible el final tendría que ser por todo lo alto, consiguiendo involucrar al máximo a la audiencia, de modo que para poner el broche definitivo a una velada repleta de vanguardia y experimentación musical que mejor que el tema que cierra el álbum, “Away /Absent”, que fue acompañada por un resumen visual de las diferentes imágenes que habíamos podido ver a lo largo del show.

Siempre resulta un reto llevar al directo una propuesta tan compleja y ambiciosa como la de Obsidian Kingdom, pero cuando uno tiene la oportunidad de presenciar “in situ” como sus composiciones cobran vida y ganan en matices, eso solo puede ser sinónimo de que uno está ante un colectivo de músicos brillantes y con personalidad, que parecen no renunciar a seguir evolucionando y explorando nuevas sonoridades. Seguramente habrá quienes no acaben de comulgar con la dirección de “A Year With No Summer”, pero lo cierto es que Obsidian Kingdom nunca fueron una banda predecible ni de fácil clasificación, ya que sus principales señas de identidad son: no encasillarse y apostar por la libertad creativa a la hora de componer.



TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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