Nuevos
héroes para nuevas generaciones. A diferencia de otros estilos, el power metal
siempre ha gozado de un excelente arraigo en tierras europeas. Durante décadas
este genero se ha ido regenerando con nuevos valores que han mantenido intacta la llama y la esencia de grandes referentes
como Helloween, Gamma Ray, o los primeros Blind Guardian. En esta ocasión, los
elegidos para liderar esta tormenta
metálica que esta asolando el viejo continente eran Powerwolf, quienes aprovechando el tirón que ha supuesto su
participación en los festivales veraniegos y el impulso de su sexta entrega de
estudio “Blessed & Possessed" parecen decididos a convertirse en la
punta de lanza de una nueva generación de powermetaleros.
En
dura pugna con los lobos germanos contaríamos con el concurso de una de las formaciones cuya popularidad más ha crecido en nuestro país durante los
últimos tiempos, Battle Beast, quienes liderados por la explosiva Noora Louhimo
regresaban a nuestros escenarios para ofrecernos otra muestra de su imparable potencial
heaviero. Mientras que los elegidos para abrir la velada serían los veteranos
austríacos Serenity.
Una
sala prácticamente llena, una audiencia joven y entusiasta, y tres bandas con
ganas de agradar y arrasar con todo a su paso, constituían los ingredientes perfectos para una fantástica
tarde-noche de domingo. El apretado timing de la velada propiciaba que la
apertura de puertas estuviera fijada para las 18, 30 horas. Pero desde primera
hora de la tarde ya se respiraba ambiente de concierto en las inmediaciones del
Salamandra, con mucha gente en los bares, una larga cola a las puertas, e
incluso con algunos fans maquillados según la estética de las estrellas de la
noche.
Tras
zanjar su etapa junto a la vocalista Clémentine Delauney, los austriacos
Serenity estrenaban el año con la publicación “Codex Atlanticus”, un ambicioso
trabajo conceptual que gira en torno a la figura del genio florentino Leonardo
da Vinci. Ilustres veteranos de la escena europea, el ahora cuarteto salió a
escena con la premisa clara de aprovechar al máximo sus veinticinco minutos de show,
proponiéndonos un repertorio que se
basó, casi de forma exclusiva, en el material de su quinta obra de estudio.
Con
la gente todavía accediendo al local y acompañados de una rimbombante
introducción Serenity tomaban el escenario para desplegar las resplandecientes melodías de “Follow Me”,
dando rienda suelta a su power melódico
salpicado de múltiples elementos sinfónicos.
Con un sonido impecable, los austriacos no tuvieron problemas para conectar
rápidamente con unos seguidores que
parecían conocerse al dedillo sus composiciones, y que reaccionaron de forma
muy positiva a la invitación de Georg Neuhauser para sumarse a los estribillos de “Sprouts Of
Terror”, en la que se repartiría las líneas vocales con el bajista Fabio
D´Amore.
Tras
una triunfal entrada, llegaba el momento de la primera y única concesión que se
permitieron hacia su pasado, poniéndonos a todos a dar palmas durante los
primeros compases de “Legacy Of Tudors”, para posteriormente hacernos
participes de sus coros hímnicos y de su deliciosa ambientación medieval. Pese
a no disponer de mucho tiempo, lo cierto es que Gorg se mostró como un frontman
simpático y comunicativo, interactuando constantemente con las primeras filas,
e incluso emulando a Dickinson a la hora de hacer rugir al personal antes de atacar
los cuidados juegos vocales que protagonizarían “Velatum”.
En
tan solo veinte minutos los austriacos habían conseguido poner a todos los
presentes a corear su nombre. De modo que para rubricar su fantástica
presentación optarían por la intensidad melódica de “Spirit In The Flesh”, en
la que volverían a deleitarnos con otro fantástico duelo vocal entre Georg y
Fabio. Lo dicho, experiencia, calidad y unos temas potentes y melódicos fueron
los argumentos que presentaron unos Serenity que demostraron estar en un
fantástico momento de forma.
Los
encargados de recoger el testigo para proponernos un rotundo cambio de registro
serían los finlandeses Battle Beast. Quizás su propuesta no sea tan refinada
como la de los austriacos, pero lo cierto es que los de Helsinki demostraron poseer
una colección de trallazos incontestables. Como un torbellino desatado las
huestes comandadas por Noora Louhimino asaltaban el escenario para golpearnos
con fuerza con el implacable “Let It Roar”, con la vocalista embutida en un
largo guardapolvos negro y señalando a las primeras filas mientras sus
compañeros castigaban expeditamente sus instrumentos. Y es que el dinamismo
escénico es una de las señas de identidad del combo finlandés, ya que incluso
Janne Björkroth apareció en escena empuñando un keytar para sumarse al
headbanging que nos ofrecieron sus
compañeros en temas como “I Want The World… And Everything In It”, que
ponía a toda la sala a botar mientras coreábamos su matador estribillo.
Pese
a que su descarga estuvo marcada por la impasible voracidad de sus riffs, lo
cierto es que también tendrían ocasión de mostrarnos su faceta más clásica y
heavy metalera, recurriendo a los hímnicos estribillos de “Out On The Streets”,
que sería la elegida para el primer gran alarde solista del guitarrista Jusso
Soinio. Durante los últimos meses la banda nos ha visitado con bastante frecuencia,
y eso se notó en la entrega que mostraron unos fans que no pararon de animar ni
un instante durante el show. Buena muestra de ello, fue la fantástica acogida
que recibieron temas como el novedoso “Touch In The Night”, que con el
protagonismo de los teclados nos servía para recuperar el aliento tras un demoledor
arranque.
Pero
rápidamente Battle Beast volverían por sus fueros para, tras un grito aterrador
de Noora, someternos al desquiciante “Fight, Kill, Die”, con el que volvían a
pisar el acelerador al máximo para hacer subir la temperatura en un local
prácticamente lleno. Aunque fue Noora quien se llevó la mayoría de las miradas,
lo cierto es que sería el bajista Eero Sipilä quien ejerció como maestro de
ceremonias al presentar temas como el coreadísimo “Black Ninja”, que marcaba el equilibrio
perfecto entre potencia y melodía.
Como
ya sucediera en anteriores visitas, no
faltaría el numerito de Janne apurando una cerveza mientras tocaba con su
teclado un fragmento del ”The Imperial
March” de Stars Wars. Pero dejando a un lado las anécdotas, lo cierto es
que si hasta este momento el combo
finlandés nos había ofrecido algunos de los mejores momentos de sus dos últimas
entregas, para encarar la recta final del show apostarían por una doble ración
de su debut “Steel”, proponiéndonos el ritmo marcial de “Iron Hand” y esa rotunda declaración de intenciones que es “Enter
The Metal World”. Antes de marcharse todavía tendrían ocasión de regalarnos
otro duelo entre la guitarra y los
teclados en “Out Of Control” y
emplazarnos para su próxima visita en el Rock Fest. Tras batirse el
cobre en salas de pequeño aforo y demostrar su valía en los grandes festivales
europeos Battle Beast están empezando a saborear las mieles del éxito, y, visto
lo visto, parece que han llegado para quedarse.
El
colofón de la velada correría por cuenta de Powerwolf. Si algo ha caracterizado
la carrera de los lobos germanos ha sido la regularidad a la hora de publicar
sus lanzamientos de estudio, siempre y de manera puntual cada dos años. Pero
sin duda su punto fuerte y cuando el quinteto ofrece sus mejores prestaciones es en los
directos. Al alzarse el telón que ocultaba el escenario, lo primero que llamaba
la atención era el set escénico que presentaba la formación de los hermanos Greywolf,
con un enorme telón de fondo y sendas lonas laterales que conferían al
escenario una ambientación eclesiástica, además de sendos kits de teclados
flanqueando la batería de Roel Van Helden.
Sin portar sus instrumentos los
miembros de la banda aparecían en escena para recabar el apoyo de sus
seguidores antes de iniciar su liturgia con la pieza que abre y presta título a
su último redondo "Blessed & Possessed", que servía para desatar
la euforia en el recinto. Como viene siendo habitual, la banda apareció en
escena luciendo sus maquillajes y sus habituales ropajes. Especialmente
participativo se mostró su carismático vocalista, Attila Dorn, que fue quien se
encargó de dirigir la manada para
conseguir que temas como "Coleus Sanctus" sirvieran para sellar la
alianza del quinteto con sus feligreses.
Otro
detalle muy destacable es que la banda continua
sin contar con la participación de un bajista en sus directos, quizás por ello
resultó fundamental el concurso del hiperactivo teclista Falk Maria Schlegel,
ya que en las partes en que no tenía que tocar su instrumento se dedicó a
calentar al respetable como si fuera un segundo frontman, tal y como sucedió a
lo largo de "Amen &
Attack", que nos dejaría la imagen de Attila impartiendo bendiciones. La
comunión entre banda y público fue verdaderamente asombrosa, y es que ni
siquiera los extensos y recurrentes discursos del vocalista sirvieron para que
la intensidad del show decreciese.
Aunque
su sonido no fue tan nítido como el de Serenity, lo cierto es que los germanos
sonaron potentes y compactos, además de contar con un fantástico juego de luces
que sirvió para ambientar temas como "Sacred & Wild", que se convertiría
en uno de los puntos culminantes de la primera parte del show. El retorno sobre
las composiciones de su última entrega discográfica llegaría con los ritmos marciales del triunfal "Army
Of The Night",que ratificaba que "Blessed & Possessed" ha
calado hondo entre sus incondicionales. Tampoco faltarían piezas que se han
convertido en clásicos dentro de su repertorio como el irónico
"Resurrection By Erection", que suponía su primera incursión en "Bible
Of The Beast, y que nos dejaría a los
hermanos Greywolf encaramados sobre las tarimas traseras para ponernos a todos a dar palmas mientras
Attila alargaba su pie de micro para dejar que fueran las primeras quienes
corearán su imparable estribillo.
Con
las gargantas perfectamente afinadas, el vocalista nos haría entonar la
tonadilla que serviría como introducción para la novedosa “Armata Strigoi”, que
con su gran carga épica volvía a convertirse en la excusa perfecta para que la
gente se dejase oír con fuerza ante la cara de satisfacción de unos músicos
complacidos. Las guitarras se tornarían más vertiginosas durante la poderosa
acometida que supuso “Dead Until Dark”, con un desatado Falk recorriendo el
escenario mientras ondeaba una bandera. Para cerrar el extenso capítulo dedicado
a su última entrega optarían por rebajar momentáneamente el nivel de revoluciones
con los aromas operísticos de “Let There Be Night”, que nos dejaría la
impactante estampa de ambos guitarristas arrodillados para dar al corte una
mayor teatralidad.
Con
la gente totalmente entregada coreando el nombre de la banda, Attila volvería a
demandar nuestra colaboración para acompañarle a lo largo de “Werewolves Of
Armenia”, haciéndonos viajar nuevamente a la época de su tercer largo “Bible Of
The Beast”. Aún más atrás en el tiempo nos conduciría el coreadísimo up-tempo
“Saturday Satan”, que se convertiría en el primer recuerdo hacia su trabajo
conceptual “Lupus Dei”. Pero sin duda uno de los momentos álgidos del show
llegaría con un “In The Name Of God
(Deus Vult)” que sonó absolutamente imparable con toda la sala botando mientras coreaba al unísono su solemne
estribillo.
Aunque
a estas alturas del show el triunfo de los germanos parecía incontestable,
Attila y sus acólitos aún nos tenían preparada alguna sorpresa más. Así que
acompañado de la oscuridad, el vocalista alzaría su cáliz ceremonial para anunciar
el inquietante “We Drink Your Blood”, que
volvía a desatar la locura entre las primeras filas. El último zarpazo, antes
de que la banda se retirara por primera vez a los camerinos, estaría reservado para el oscuro ritual
de “Lupus Dei”.
No
se harían de rogar en exceso y para rematar la velada definitivamente nos ofrecerían los poderosos redobles del
implacable “Sanctified With Dynamite”, los grandilocuentes coros de “Kreuzfeuer”,
y los contagiosos estribillos de “All We Need Is Blood”. Dejando a un lado las
valoraciones personales, y viendo la entrega y las caras de satisfacción de sus
incondicionales, resulta evidente que Powerwolf son una de las bandas
emergentes dentro del panorama europeo. Quizás habrá quien opine que su
propuesta no es novedosa ni original, pero lo que nadie puede negarles es que
parecen haber encontrado la formula perfecta para llegar a un público cada vez
más numeroso y devoto.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ELENA MARCO
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