Oscuridad,
mitología y épica, esos son los pilares sobre los que se sustenta la propuesta
de los británicos Conan. Formados hace una década en la ciudad de Liverpool el
trío capitaneado por el vocalista y guitarrista Jon Davis se ha convertido en
todo un referente para los seguidores del doom más pesado y metálico. Pese a
que el material contenido en su tercer largo “Revengeance”, publicado a
principios de este mismo 2016, no supone ningún cambio traumático con respecto
a lo propuesto en sus anteriores entregas, si que nos muestra la madurez de una banda que parece decidida a seguir
cincelando sus composiciones a base de pétreos
riffs y una ambientación brumosa y decadente. Para su debut en los escenarios de la capital
catalana los británicos optarían por la sala pequeña del Razzmatazz,
consiguiendo congregar a un buen numero de incondicionales que parecían
dispuestos a dejarse imbuir por la devastadora intensidad de su “Caveman Battle
Doom”.
Como
acto de apertura contaríamos con el concurso de los locales Malämmar, quienes se
estrenaban en directo con estos conciertos junto a los británicos. Formado por
miembros de bandas de la escena catalana como
Rebuig, The Eyes, Syberia, este trío instrumental
compuesto por Víctor, Guillen y Xavi, nos ofreció un show corto, -de apenas 30 minutos-, en el que
demostraron su buen hacer a la hora de combinar sludge, doom y algunos pasajes
más experimentales y cercanos a tesituras post-metaleras.
Pese a ser su primera actuación en vivo, la banda se mostró sólida y compacta
en escena, aunque pudimos apreciar algunos desajustes que, sin duda, se irán
puliendo conforme vayan adquiriendo más rodaje. Personalmente, destacaría la
monumental pegada de su batería Guillem, quien aporreando su escueto kit creó
los cimientos perfectos sobre los que descansaron piezas como “Vendetta”, del
que ya han grabado un video-clip que les ha servido como carta de presentación.
En breve Malämmar entraran en el estudio para grabar su primer Ep, así que si
te gustó su directo procura no perderles la pista.
No
ha sido fácil la andadura de Conan, ya que su propuesta no se caracteriza
precisamente por su accesibilidad, pero a base de girar y de trabajos tan
sólidos como "Monnos" y "Blood Eagle", los británicos han
conseguido hacerse con un reducto de seguidores que les han convertido en una
de esas bandas indispensables dentro del underground metálico internacional.
Respaldados sobre una formación clásica de trío, Jon Davis y sus secuaces
llegaban a la Ciudad Condal dispuestos a hacernos capitular ante la hercúlea visceralidad
de sus riffs y su enfermiza pasión por la distorsión. A diferencia de lo que
sucediera en sus últimos conciertos, para sus citas en nuestro país volvía a la
banda el bajista Chris Fielding para formar equipo con el batería Rich Lewis.
Su
show consistió en setenta minutos de devastación, brutalidad instrumental y una
total dedicación a ese aplastante drone-doom que siempre les ha caracterizado.
Pese a que su personalidad se ha mantenido inalterable durante toda su carrera,
en su último redondo "Revengeance", Conan han aportado nuevas tesituras
y sonoridades, ofreciéndonos una colección de composiciones más directas y
pesadas que en anteriores entregas, tal y como dejaron patente a lo largo de la
inaugural "Throne Of Fire", que rezumando épica por los cuatro
costados servía para infligir un severo castigo a nuestras cervicales. Un
sonido cavernoso, salpicado de distorsión y saturación, en el que se hacía
difícil descifrar los desgarradores alaridos de Jon y Chris sería la tónica dominante
durante todo el show, embarcándonos en los desarrollos cada vez más lúgubres y
pantanosos que marcarían temas como "Hawk As Weapon".
No
se mostraron los ingleses muy comunicativos a lo largo de la velada, ya que
lejos de extenderse en discursos vacíos prefirieron concentrarse en exprimir al
máximo su tiempo sobre las tablas, ofreciéndonos un repaso por los temas más
emblemáticos de su carrera. Pese a ello, el grueso del repertorio estaría
centrado en su última obra, "Revengeance", del que no se olvidaron
de la profundidad sabbathica de
"Thunderhoof", o de los aromas
a tierra quemada y contienda medieval contenidos en "Every Man Is An
Enemy".
De
su anterior entrega "Blood Eagle", que marcó su desembarco al otro lado del Atlántico, rescatarían la rocosa
fiereza de "Total Conquest" y una apocalíptica versión de
"Foehammer", que fue la elegida para hacer subir el nivel de
revoluciones del personal, con la banda pisando el acelerador al máximo en el
arranque para acabar dejando que la batería Rich Lewis creara ese infranqueable
muro percusivo. Sin abandonar esa vertiente más visceral y acelerada, la
particular sangría de los británicos proseguiría con la propia
"Revengeance", que de entre las nuevas fue de las que mejor acogida
obtuvo.
Para
encarar la recta final de su seminal actuación los de Liverpool apostarían por
"Earthenguard", tras la que hicieron un primer amago de abandonar el
escenario. Pero las airadas protestas de los fans acabaron propiciando que los músicos volvieran
a empuñar rápidamente sus instrumentos para cerrar su ceremonial con un sabroso
recuerdo a sus inicios, de manos de "Satsumo".
Angustiosos,
viscerales y oscuros, Conan demostraron que son una maquinaria inmisericorde de
facturar aplastante doom. Quizás nunca lleguen a las grandes audiencias, pero
lo cierto es que su propuesta resulta ideal para ser degustada en la cercanía
de un club a un volumen atronador.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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