Si
hay en la actualidad una banda en nuestro país con tablas y proyección
suficientes para intentar asestar el asalto definitivo al viejo Continente esos
son Lords Of Black. Desde que publicaran su debut homónimo en 2014, la
formación de los ex-Saratoga Tony Hernando y Andi C. se ha consolidado como uno
de los valores emergentes dentro de nuestro heavy metal. Pero sin duda el
espaldarazo definitivo a su carrera ha llegado con la confirmación de su
frontman, Ronnie Romero, como nuevo vocalista de Rainbow, y con su fichaje por
la prestigiosa discográfica italiana Frontiers Records. La principal novedad en
el seno del combo madrileño de cara a la
gira de presentación de "II" era la incorporación del bajista Javier
García, quien parece haberse integrado rápidamente dentro de la devastadora
maquinaria de los "Señores de Negro".
No
era esta la primera vez que Lords Of Black se dejaban caer por los escenarios
de la Ciudad Condal, ya que presentando su debut tuvimos ocasión de verles
abriendo para Gotthard y, posteriormente, acompañando a los germanos Unisonic.
El enclave escogido para su estreno como cabezas de cartel en la capital
catalana fue la Sala Bóveda del barrio del Poble Nou, y aunque el recinto no
llegó a registrar su máximo aforo, si que consiguieron congregar a un buen
número de incondicionales que acompañaron y disfrutaron al máximo de las casi
dos horas de show que nos ofrecieron.
No
había prevista la participación de teloneros. De modo que al acceder al recinto
un sobrio escenario dominado por un gran telón de fondo, y la iluminación apuntando sobre el kit de
batería denotaban que todo estaba preparado para el inicio del show. Para
amenizar la espera, que se hizo algo más larga de lo habitual, contaríamos con
una buena selección de clásicos que incluyó cortes de Judas Priest y Scorpions,
algo que ratificaba los gustos y la media de edad elevada de muchos de los
asistentes.
Vestidos
de riguroso negro, haciendo honor a su nombre, Tony, Andy y Javier aparecían en
escena acompañados de una gran ovación mientras sonaba a través del P.A. la
introducción que abre su nuevo trabajo "II". El último en aparecer
sobre las tablas sería Ronnie Romero para rápidamente aferrarse a su pie de
micro y liderar a sus compañeros a lo largo de la trepidante
"Merciless", que sonó absolutamente imparable respaldada sobre un
volumen atronador. Sin rimbombantes poses ni trucos escénicos, el cuarteto
confió su suerte a la potencia y calidad de unas composiciones que parecen
haber calado hondo entre los seguidores del heavy metal clásico. Así que lejos
de inútiles luchas de egos, la banda se mostró como un colectivo sólido y
compacto, aunque la mayoría de las miradas recayeron sobre Tony Hernando, -todo
un lujo ver al salmantino atacar su instrumento en su papel de guitar-hero; y
un espectacular Ronnie Romero que hizo gala de una clase y una garra solo al
alcance de los más grandes, tal y como dejó patente a lo largo de la épica
"Nothing Left To Fear", que con el escenario cubierto de humo se
convertiría en el primer recuerdo a su debut.
Tras
recibir una calurosísima bienvenida, el show proseguiría con paso firme con los
poderosos in-crescendos de "Everything You' re Not", mezclando
de forma magistral la contundencia de la base rítmica y las dosis de clasicismo que nos ofreció Tony Hernando.
Aunque Ronnie no es el típico frontman que corre de un lado a otro
incansablemente, lo cierto es que el vocalista chileno posee un carisma y un
magnetismo capaz de hipnotizar al público, embelesando al personal con su
sobriedad a la hora de atacar las líneas vocales de temas como el majestuoso
"New World' s Comin'". Tampoco faltarían las estructuras más
enrevesadas y con aromas progresivos que
marcarían piezas como "Would You Take Me", que era la escogida para
finiquitar brillantemente un arranque marcado por la paridad entre sus dos
lanzamientos.
Pero
indudablemente los momentos más técnicos y brillantes de la velada llegarían
cuando la banda se adentró en los tres capítulos que conforman "The Art Of
Illusions", creando una extensa suite que incluyó "Smoke And Mirrors", una
celebradísima "The Man From Beyond" y la novedosa "The
Wasteland", que estuvo marcada por un final épico, con Andy aporreando
impasible su kit mientras Ronnie abandonaba el escenario para ceder todo el
protagonismo a sus compañeros. Con el personal todavía asimilando semejante
derroche de intensidad metalera era Tony quien daba un paso al frente para
ofrecernos su ejercicio solista, deleitándonos con su versatilidad a la hora de
atacar su guitarra para ofrecernos un alarde de clase, elegancia y feeling
junto a unos fugaces destellos del
clásico "The Last In Line".
Tras
recibir una nueva ovación, el incombustible vocalista retornaría sobre las
tablas para volver a tomar el timón y ponernos a dar palmas durante el arranque
"Ghost Of You", que hacía crecer la intensidad sirviendo como fiel
testimonio de la maestría del cuarteto a la hora de abordar esos uptempos
cargados de magia y dramatismo. Una nueva mirada sobre su debut nos abocaría
sobre el emocionante "Forgive Of Forget". La anécdota de la noche
llegaría al encarar la recta final del show, cuando por error sonó la introducción de apertura en lugar de la que
tenía que servir como preámbulo para la pieza que presta su nombre a la formación,
"Lords Of Black", que junto a "At The End Of The World"
serviría para ratificar la excelente acogida que obtuvo su debut de hace un par
de años.
Tras
las habituales presentaciones sería Tony quien nos hablaría de las influencias
de la banda durante la presentación de "Cry No More", del que el
propio guitarrista nos confesó su conexión con el material clásico de Thin
Lizzy, y para la que Ronnie recabaría nuestra colaboración a la hora de entonar
su estribillo. La última muestra de "II" estaría reservada para los
trepidantes riffs de "Shadows Of War", que dejaban al público
canturreando eufórico el clásico
"oe, oe, oe…". Como punto y seguido a una velada absolutamente
memorable optarían por "When
Everything Is Gone", que marcaba el equilibrio perfecto entre épica y potencia metalera.
No
tardarían mucho en regresar sobre las tablas para rematar su actuación por todo
lo alto con su versión del clásico "We Rock", con la que
escenificaban la comunión perfecta entre banda y público, con unos músicos
absolutamente desatados y una audiencia que acabó desgallitándose para corear
el mítico estribillo que inmortalizó el
irrepetible Ronnie James Dio.
No
creo que a estas alturas nadie albergara dudas sobre la calidad y la proyección
internacional de Lords Of Black, pero tras su triunfal paso por la Ciudad
Condal queda claro que el cuarteto esta sobradamente preparado para salir fuera
de nuestras fronteras y defender con orgullo el estandarte del heavy metal
nacional.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLVER
No hay comentarios:
Publicar un comentario