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martes, 24 de mayo de 2016

LORDS OF BLACK-BOVEDA-BCN-19-MAY-2016



Si hay en la actualidad una banda en nuestro país con tablas y proyección suficientes para intentar asestar el asalto definitivo al viejo Continente esos son Lords Of Black. Desde que publicaran su debut homónimo en 2014, la formación de los ex-Saratoga Tony Hernando y Andi C. se ha consolidado como uno de los valores emergentes dentro de nuestro heavy metal. Pero sin duda el espaldarazo definitivo a su carrera ha llegado con la confirmación de su frontman, Ronnie Romero, como nuevo vocalista de Rainbow, y con su fichaje por la prestigiosa discográfica italiana Frontiers Records. La principal novedad en el seno  del combo madrileño de cara a la gira de presentación de "II" era la incorporación del bajista Javier García, quien parece haberse integrado rápidamente dentro de la devastadora maquinaria de los "Señores de Negro".

No era esta la primera vez que Lords Of Black se dejaban caer por los escenarios de la Ciudad Condal, ya que presentando su debut tuvimos ocasión de verles abriendo para Gotthard y, posteriormente, acompañando a los germanos Unisonic. El enclave escogido para su estreno como cabezas de cartel en la capital catalana fue la Sala Bóveda del barrio del Poble Nou, y aunque el recinto no llegó a registrar su máximo aforo, si que consiguieron congregar a un buen número de incondicionales que acompañaron y disfrutaron al máximo de las casi dos horas de show que nos ofrecieron.

No había prevista la participación de teloneros. De modo que al acceder al recinto un sobrio escenario dominado por un gran telón de fondo, y  la iluminación apuntando sobre el kit de batería denotaban que todo estaba preparado para el inicio del show. Para amenizar la espera, que se hizo algo más larga de lo habitual, contaríamos con una buena selección de clásicos que incluyó cortes de Judas Priest y Scorpions, algo que ratificaba los gustos y la media de edad elevada de muchos de los asistentes.

Vestidos de riguroso negro, haciendo honor a su nombre, Tony, Andy y Javier aparecían en escena acompañados de una gran ovación mientras sonaba a través del P.A. la introducción que abre su nuevo trabajo "II". El último en aparecer sobre las tablas sería Ronnie Romero para rápidamente aferrarse a su pie de micro y liderar a sus compañeros a lo largo de la trepidante "Merciless", que sonó absolutamente imparable respaldada sobre un volumen atronador. Sin rimbombantes poses ni trucos escénicos, el cuarteto confió su suerte a la potencia y calidad de unas composiciones que parecen haber calado hondo entre los seguidores del heavy metal clásico. Así que lejos de inútiles luchas de egos, la banda se mostró como un colectivo sólido y compacto, aunque la mayoría de las miradas recayeron sobre Tony Hernando, -todo un lujo ver al salmantino atacar su instrumento en su papel de guitar-hero; y un espectacular Ronnie Romero que hizo gala de una clase y una garra solo al alcance de los más grandes, tal y como dejó patente a lo largo de la épica "Nothing Left To Fear", que con el escenario cubierto de humo se convertiría en el primer recuerdo a su debut.

Tras recibir una calurosísima bienvenida, el show proseguiría con paso firme con los poderosos in-crescendos de  "Everything You' re Not", mezclando de forma magistral la contundencia de la base rítmica y las dosis de  clasicismo que nos ofreció Tony Hernando. Aunque Ronnie no es el típico frontman que corre de un lado a otro incansablemente, lo cierto es que el vocalista chileno posee un carisma y un magnetismo capaz de hipnotizar al público, embelesando al personal con su sobriedad a la hora de atacar las líneas vocales de temas como el majestuoso "New World' s Comin'". Tampoco faltarían las estructuras más enrevesadas y con aromas  progresivos que marcarían piezas como "Would You Take Me", que era la escogida para finiquitar brillantemente un arranque marcado por la paridad entre sus dos lanzamientos.

Pero indudablemente los momentos más técnicos y brillantes de la velada llegarían cuando la banda se adentró en los tres capítulos que conforman "The Art Of Illusions", creando una extensa suite que incluyó  "Smoke And Mirrors", una celebradísima "The Man From Beyond" y la novedosa "The Wasteland", que estuvo marcada por un final épico, con Andy aporreando impasible su kit mientras Ronnie abandonaba el escenario para ceder todo el protagonismo a sus compañeros. Con el personal todavía asimilando semejante derroche de intensidad metalera era Tony quien daba un paso al frente para ofrecernos su ejercicio solista, deleitándonos con su versatilidad a la hora de atacar su guitarra para ofrecernos un alarde de clase, elegancia y feeling junto a unos fugaces destellos  del clásico "The Last In Line".

Tras recibir una nueva ovación, el incombustible vocalista retornaría sobre las tablas para volver a tomar el timón y ponernos a dar palmas durante el arranque "Ghost Of You", que hacía crecer la intensidad sirviendo como fiel testimonio de la maestría del cuarteto a la hora de abordar esos uptempos cargados de magia y dramatismo. Una nueva mirada sobre su debut nos abocaría sobre el emocionante "Forgive Of Forget". La anécdota de la noche llegaría al encarar la recta final del show, cuando por error sonó la  introducción de apertura en lugar de la que tenía que servir como preámbulo para la pieza que presta su nombre a la formación, "Lords Of Black", que junto a "At The End Of The World" serviría para ratificar la excelente acogida que obtuvo su debut de hace un par de años.

Tras las habituales presentaciones sería Tony quien nos hablaría de las influencias de la banda durante la presentación de "Cry No More", del que el propio guitarrista nos confesó su conexión con el material clásico de Thin Lizzy, y para la que Ronnie recabaría nuestra colaboración a la hora de entonar su estribillo. La última muestra de "II" estaría reservada para los trepidantes riffs de "Shadows Of War", que dejaban al público canturreando eufórico  el clásico "oe, oe, oe…". Como punto y seguido a una velada absolutamente memorable  optarían por "When Everything Is Gone", que marcaba el equilibrio perfecto entre épica y  potencia metalera.

No tardarían mucho en regresar sobre las tablas para rematar su actuación por todo lo alto con su versión del clásico "We Rock", con la que escenificaban la comunión perfecta entre banda y público, con unos músicos absolutamente desatados y una audiencia que acabó desgallitándose para corear el mítico estribillo que inmortalizó  el irrepetible Ronnie James Dio.

No creo que a estas alturas nadie albergara dudas sobre la calidad y la proyección internacional de Lords Of Black, pero tras su triunfal paso por la Ciudad Condal queda claro que el cuarteto esta sobradamente preparado para salir fuera de nuestras fronteras y defender con orgullo el estandarte del heavy metal nacional.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLVER

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