Banda
legendaria dentro del panorama americano, la formación capitaneada por el
batería Carmine Appice y completada por nombres ilustres de la
escena consiguió rápidamente el reconocimiento del publico gracias a la
excelente acogida que obtuvieron sus primeros trabajos “Ready To Strike” (1985)
y Thrill Of A Lifetime” (1986). Desafortunadamente, la banda no pudo mantener
el nivel tras la espantada que protagonizaron el bajista Johnny Rod, el
guitarrista Mick Sweda y el vocalista Mark Free, y su “King Kobra III”, con el vocalista Johnny Edwards al frente, no consiguió
colmar la expectativas de sus seguidores. Tras permanecer muchos años fuera de
la circulación, ya en el siglo XXI el mítico batería anunciaba que la banda
grabaría un nuevo trabajo contando con el vocalista Kelly Keeling, el resultado
no pudo ser más decepcionante, un poco inspirado “Hollywood Trash” veía a la
luz en 2001 provocando la indiferencia generalizada entre los seguidores del
hard rock. No sería hasta que la discográfica Frontiers Records hizo una oferta
a Appice que el batería no se decidió a volver a llamar a algunos de sus
ex_colegas para volver a intentarlo de nuevo con el vocalista Paul Shortino.
Para
el recuerdo quedan sus videos clásicos, con impagables indumentarias y sus imposibles
cabelleras crepadas, ya que los actuales King Kobra son una banda más sobria y
menos excesiva, aunque puestos a hacer justicia siguen contando entre sus filas
con el descarriado bajista Johnny Rod, quien parece no haber perdido esa
actitud salvaje que siempre le ha caracterizado. En cualquier caso, la visita
de la formación americana a la Capital Catalana resultaba un atractivo
aliciente para todos aquellos que, por motivos generacionales, pensábamos que
nunca tendríamos la ocasión de verles en directos, y más si tenemos en cuenta
que su última visita a nuestro país data de
mediados de la década de los ochenta cuando tocaron en la capital con el
vocalista Mark Torien. Sin duda, el gran ausente de la cita sería el vocalista
Mark Free quien, tras la operación de cambio de sexo que le convirtió en Marcie
Free, parece plenamente centrado en sus Unruly Child.
Con un
público veterano y entendido, la sala pequeña del Razzmatazz se preparaba para
albergar una de las actuaciones más esperadas de los últimos tiempos. Para
ejercer como anfitriones contaríamos con el concurso de Tabü, banda veterana
dentro de la escena catalana que en octubre de 2014 publicaba su tercer trabajo
“Destino". Frente a una audiencia
llena de amigos y conocidos, ya que el cuarteto tocaba en casa, la banda
aparecía en escena para ofrecernos un repertorio basado en el material de su
última entrega, calentando al personal con la explosión hard roquera que
supusieron las adictivas melodías de "Escúchame", con el que ponían
de manifiesto su apuesta por las buenas melodías y unos estribillos directos y
coreables. Sin desmarcarse en exceso de los cánones que marcaron la pieza de
apertura, el show proseguiría con los aromas A.O.R. que nos propondrían en piezas como el single "Nada" y
"Dame", que serviría como muestra del material contenido en su
anterior trabajo "Romper Con Todo".
Pese
a que la banda se mostró en escena como un colectivo solido y compacto, fueron
el vocalista David García y el guitarrista Jordi Gorchs, quienes se llevaron la
mayoría de las miradas, liderando a sus compañeros en los elegantes desarrollos
del medio tiempo "Jaula de Cristal". La sorpresa de la noche llegaría
con una inesperada versión del "Cuerpo a Cuerpo" de los míticos
Sangre Azul, que fue fantásticamente recibida por una audiencia que no vaciló a
la hora de corear su pegadizo estribillo.
Una
nueva mirada al pasado nos conduciría sobre "Hoy Por Ti", con la que
David nos invitaba a mover los pies en un nuevo ejercicio de hard rock marchoso
y melódico. La encargada de rebajar los ánimos sería la balada "Contigo
Estaré", con el vocalista ofreciéndonos una interpretación cargada de
feeling e intensidad, mientras Jordi nos dejaba una buena muestra de
su elegancia a la hora de atacar su instrumento.
Pero sin duda si hay algo que
marcó la descarga de los catalanes fue la potencia hard roquera que exhibieron
en cortes como "Tan Solo", con la que nos invitaban a levantar los
puños al aire para corear sus estribillos.
El
único recuerdo que se permitieron hacia su debut "Ven A Mi" (2008)
llegaría de manos del marchoso "Siempre Locos". Aunque parecía que la
descarga de Tabü había concluido, las demandas de la audiencia acabaron
propiciando que los catalanes no se marcharán sin descargar la pieza que presta
título a su último redondo "Destino", tras el abandonaron el
escenario dejando unas buenas sensaciones. Veteranía, clase y elegancia, Tabü
nos dejaron una buena muestra de su hard rock adictivo y con tintes ochenteros.
De cara al verano la banda ha anunciado nuevas fechas, entre ellas su
participación en festivales como el de Can Mercader y el Ripollet Rock, de modo que
si eres seguidor del hard/A.O.R. nacional yo no me los perdería.
Impaciencia,
expectación, y muchas dudas giraban en
torno a las prestaciones que ofrecería en escena King Kobra, y, sobre todo, en
torno a cual sería el repertorio escogido para la ocasión. Y es que aunque
sabíamos que el material de sus dos últimas entregas gozaría de un protagonismo
destacado, todos ansiábamos poder volver a escuchar esos himnos que se han
convertido en auténticos clásicos para los seguidores del hard rock. Ante una
sala muy concurrida y acogidos con la euforia propia del que lleva muchos años
esperando algo, el quinteto aparecía en escena apostando en el arranque por una
de esas piezas que todos anhelábamos escuchar “Ready To Strike”, lo que provocó
la explosión de euforia entre una audiencia que no vaciló a la hora de corear
su matador estribillo. Evidentemente, el registro de Shortino dista mucho del
de Free, y aunque el vocalista no estuvo a su mejor nivel, lo cierto es que
supo solventar con solvencia este primer desafío. Tras recuperarnos del impacto
inicial, llegaba el momento de pasar revista a los músicos que estaban sobre
las tablas, allí pudimos distinguir al incombustible Appice tras los tambores, al
guitarrista David Michael-Philips y al extrovertido bajista Johnny Rod. Como
remplazo de Mick Sweda contaríamos con Jordan Ziff, que, pese a mostrarse algo
tímido, acabó cuajando una excelente actuación.
La
noche había empezado de la mejor manera, rememorando uno de sus grandes éxitos.
Pero, rápidamente, la banda se centraría en el material facturado durante los
últimos años, dando cabida al hímnico “Tear Down The Walls”, que conseguía
recabar la participación del público durante su arranque; para luego dejar paso
al más simplón “Knock´Em Dead”, que,
pese a contar con un vistoso duelo entre David y Jordan, y un final rotundo a manos de un Appice
arrollador, no acabó de cuajar entre la audiencia. La encargada de hacer que el
show volviera a repuntar sería “Shadow Rider”, todo un ejercicio de clasicismo
roquero que volvía a elevar la temperatura en la sala, con los músicos ocupando
la primera línea de fuego mientras Shortino cantaba las estrofas en la parte
trasera junto a la batería.
A
estas alturas de concierto resultaba evidente que la banda no iba a porfiar su
suerte a la apuesta segura que hubiera supuesto un setlist basado en el
material de sus primeros trabajos, así que la elegida para escenificar el contraste
entre el pasado y el presente sería “Live Forever”, que arrancaría con unas
rotundas líneas de bajo para acabar conduciéndonos sobre un cuidado juego de armonías
de guitarras dobladas. Precisamente, el primer solo de la noche estaría
reservado para Johnny Rod, quien tras martillear su bajo con la cabeza se marcó
unas estrofas del “Wild Child” de W.A.S.P., una elección tan sorpresiva como
inesperada que provocó que todos nos sumáramos al bajista a la hora de cantar.
Sí, nuevamente el quinteto, o mejor dicho Rod, había vuelto a meter a la gente
en el concierto, de modo que llegaba el momento de aprovechar la ocasión para
hacer que la sala se viniera literalmente abajo, y que mejor elección que su
versión de Kick Axe, un coreadísimo “Hunger”.
No
sería esta la última licencia que se permitió
el combo americano, ya que los minutos siguientes estarían marcados por el
tributo al clasicismo hard & heavy, con las guitarras David y Jordan y
protagonizando un incendiario duelo que
incluyó un fugaz guiño al “Highway Star”, mientras que posteriormente sería Shortino quien
tributaría su particular homenaje al inmortal Ronnie James Dio, regalándonos un
fragmento del mítico “Heaven & Hell”, como introducción para “Monsters And
Heores”, rememorando la primera pieza que grabó con la banda. El primer guiño
que se permitieron a su segundo trabajo “Thrill Of A Lifetime”, estaría
reservado para el comercial “Iron Eagle”, que formó parte de la banda sonora de
la película del mismo nombre.
La
encargada de volver a centrarnos en la actualidad de la banda sería “Running Wild”, que nuevamente volvió a gozar
de una discreta acogida, aunque más por el seguimiento del publico, que no por
la actitud y la entrega que mostraron los músicos sobre las tablas,
especialmente el hiperactivo Rod. Pese a que en el pasado los miembros de la
banda tuvieron sus diferencias, lo cierto es que actualmente parece que se
respira un excelente clima entre ellos, ya
que durante la descarga fueron constantes las bromas y los guiños entre
Rod, Appice y David. Como no podía ser de otra forma el carismático batería
tendría ocasión de mostrarnos sus habilidades en su solo, proponiéndonos un
ejercicio en el que apostó más por la pegada que por la técnica, pero que
afortunadamente no se hizo excesivamente largo y que se acabaría convirtiendo
en la introducción de “Midnight Woman”, que de entre los temas de la última
época fue de las que más me gustaron, con un Shortino brillante alternando sus
tonalidades rasgadas con la calidez de
los estribillos.
Al
igual que sucediera en la portada de su
segundo trabajo “Thrill Of A Lifetime”, la descarga de King Kobra fue una
montaña rusa, alternando momentos vibrantes con otros más densos y tediosos,
pero para poner la guinda a esta primera parte del show el quinteto optaría por
otro himno de la primera época, el adictivo “Raise Your Hands To Rock”, toda
una declaración de intenciones que dejaba a la audiencia con una sonrisa de
oreja a oreja. Para su vuelta sobre las tablas los americanos optarían por dos
piezas de sus dos últimos trabajos “Turn Up The Good Times”, de su álbum
homónimo de 2011, y “Have A Goood Time”. Y precisamente creo que este fue el
principal motivo por el que la descarga no nos acabó dejando con un buen sabor
de boca, ya que a mi parecer hubiera sido mejor que se hubieran reservado
alguna pieza de sus primeros trabajos para finiquitar la velada. En cualquier
caso, los americanos arribaron a la ciudad condal dispuestos a saldar la deuda
contraída con la audiencia catalana hace tres décadas. Seguramente muchos dirán
que vimos a una banda que, pese a la presencia de alguno de sus miembros
fundadores, poco tiene que ver con la de mediados de la década de los ochenta,
pero aunque solo fuera por ver a semejante constelación de estrellas reunidas
sobre el escenario la cita mereció la pena.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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