Mientras
los más madrugadores se desperezaban dentro del recinto del Rock Fest al ritmo
del “It's
a Long Way to the Top (If You Wanna Rock 'n' Roll)” el Rock Stage se
preparaba para albergar la presentación de los británicos Wild Lies. Poco
conocidos todavía por estos lares el quinteto londinenses nos daba la
bienvenida con su hard rock de guitarras
potentes y modernas. Aunque apenas dispusieron de treinta minutos Wild Lies
dejaron claro que poseen un directo sólido y convincente.
Aprovechándose de la euforia desatada con la inminente descarga de los míticos Iron Maiden, Wild Lies nos hicieron mover los pies con los marchosos riffs y los pegadizos estribillos de “Asteroid Central”. Lejos de ser la típica banda que repite constantemente los mismos esquemas, el quinteto apostó por unas guitarras más consistentes y pesadas para sustentar los pasajes más intensos de “Shapeshifter”.
Sin
duda que la gente se arremolinara en las primeras filas para buscar la sombra
que proyectaba el escenario acabó
propiciando que muchos se animaran a sumarse a la fiesta mientras los
londinenses desgranaban algunas de las composiciones de su último EP “The
Animal”. Para los más curiosos cabe destacar que su bajista, Dylan Smith, es el
hijo del guitarrista de Adrian Smith. Pero dejando a un lado este apunte,
resulta evidente que estar de gira junto a
la Doncella les está sirviendo para darse a conocer y rodarse de cara al
futuro.
Pese
a la filiación de su bajista, lo cierto es que su vocalista, Matthew,
acabó convirtiéndose en el auténtico protagonista de la descarga gracias
a su desparpajo y a sus buenas formas como frontman, reclamando constantemente
la participación de la audiencia en temas como
“Masons Vial” o la apabullante “The Animal”.
THE RAVEN AGE
Siguiendo con el extenso árbol genealógico de la gran
familia Maiden, los elegidos para inaugurar el Fest Stage serían los chicos de
The Raven Age, la banda en la que milita el guitarrista George Harris, hijo del
carismático bajista seguidor del West Ham.
Al igual que sus compatriotas Wild Lies, el quinteto de
Harlow está actualmente en gira por el viejo continente acompañando a Iron
Maiden, pero a diferencia de lo que sucediera con los londinense, The Raven Age
nos propusieron un metal más cañero y de corte más vanguardista, aunque no
exento de algunas pinceladas más intensas y melódicas
Pese a llevar en activo desde 2009 el quinteto ha
publicado únicamente un EP, de modo que la columna vertebral de su repertorio
consistió en desgranar piezas como “Uprising”, “Eye Among Of The Blind” "The
Death March", o la más envolvente y
pegadiza "Angel In Disgrace".
Además también aprovecharían la ocasión para presentar
algunas de las composiciones que formarán parte de su nuevo lanzamiento:
"Promise Land", "The Merciful One" o "Salem' s
Fate", que servían para plasmar la evolución que ha seguido su propuesta.
En definitiva, buen concierto de los británicos que
supieron aprovechar su escaso tiempo sobre el escenario para dejarnos una buena
muestra de su metal impregnado de melodía y guitarras machaconas.
BATTLE
BEAST
Desde
que la vocalista Noora Louhimo ingresara en las filas de Battle Beast la fama
de los finlandeses no ha dejado de crecer como la espuma. Resulta evidente que
la banda no ha inventado nada nuevo, pero su reinterpretación de los clásicos esquemas
ochenteros les ha valido para convertirse en una de las bandas emergentes
dentro de la escena europea. Tras pasar en diferentes ocasiones por nuestros
escenarios presentando su último trabajo "Unholy Savior", la banda
volvía a reencontrarse con una parroquia cada vez más numerosa y entregada.
Y es que el directo de los de Helsinki transmite honestidad, fuerza, actitud y un desbordante amor por el heavy metal, todo ello aderezado por una trabajada puesta en escena en la que su llamativa vocalista se convierte en la anfitriona perfecta para hacer que la gente cante junto a la banda trallazos demoledores como "Let It Roar", o nos pongamos todos a saltar siguiendo el ritmo marcial de "I Want The World.... And Everything In It", convirtiendo cualquier recinto en el que toquen en una auténtica fiesta metalera.
Pese
a que la banda ha llamado la atención de las nuevas generaciones de metaleros,
tanto por su estilo como por su potencia, los finlandeses han sabido llegar
también a los fans más veteranos, y eso se notó en el amplio apoyo que
suscitaron los hímnicos estribillos de "Out On The Streets", o en la magnifica
acogida que obtuvo "Fight, Kill Die", que servía para que la banda
pisara el acelerador al máximo provocando el delirio entre las primeras filas.
Aunque
sobre las tablas fue Noora quien se llevó la mayoría de las miradas, lo cierto
es que todos sus compañeros rayaron a un excelente nivel, mostrándose como un
colectivo sólido y compacto. Mención especial merece el concurso de su teclista
Janne Björkroth, quien empuñando su keytar compartió primera línea de fuego con
sus compañeros en “Black Ninja”, o el más melódico “Touch In The Night”. Una vez
más, el teclista volvería a delirarnos con su versión de "La Marcha
Imperial" mientras apuraba una cerveza para provocar la algarabía entre la
audiencia.
Aunque
el grueso de su repertorio estuvo centrado en sus dos últimas obras de estudio,
no quisieron dejarse en el tintero los primerizos "Iron Hand" y
"Enter The Metal World", que se convertirían en la antesala perfecta
para un vibrante sprint final protagonizado por un coreadísimo "Out Of
Control". En definitiva, son jóvenes, tienen hambre y una colección de
composiciones que consiguen conectar con el público, ya sea en la cercanía de
una sala o en el marco de los grandes festivales.
LEIZE
Luchadores
indiscutibles dentro de la escena nacional los guipuzcoanos Leize se han
convertido en una de las bandas más longevas y queridas de las ultimas década.
Formados a principios de los ochenta la
banda tuvo una destacada trayectoria hasta finales de la década de los noventa.
Tras diez de silencio el cuarteto decidía volver a los escenarios para darle
una enorme alegría a todos sus seguidores.
Si
algo ha caracterizado al cuarteto a lo largo de todos estos años ha sido la
acida critica de muchas de sus composiciones en la que retratan una realidad
que, desafortunadamente a dia de hoy, esta mas vigente que nunca. Muchos de los
que vivieron sus momentos dorados y que, por diferentes razones, no han seguido
su actual andadura quedaron gratamente sorprendidos que el fantástico momento
de forma que esta viviendo la banda.
Tirando
de carisma y tablas la formación salió dispuesta a hacer mover al personal
confiando para ello en la pegada de temas como “Nuestra Revolución”, “Acosándome”
y “Volveré A Salir”, que con sus contagiosos coros y estribillos nos hacia
cantar a todos.
Intercalando a la perfeccion sus nuevas composiciones con
viejas favoritas de sus seguidores la banda forjó una actuación compacta y muy
completa, en la que sobreponiéndose al intenso calor y a algunos inoportunos
problemas técnicos nos hicieron vibrar con temas como “A Fuego”, “Sospechoso”,
antes de cerrar por todo lo alto con “Buscando, Mirando”, “Devorando Las Calles”
y “Muros”.
ARMORED
SAINT
No
puede decirse que la formación californiana haya sido muy prolífica durante los
últimos años, ya que "Win Hands Down" representa su único lanzamiento
durante el último lustro. En cualquier caso, la visita de la banda liderada por
el incombustible John Bush y el carismático Joey Vera representaba la primera
aparición del quinteto en los escenarios de nuestro país, dando una enorme
alegría a unos seguidores que pensaban que nunca tendrían la posibilidad de
verles en directo.
Aunque los temas más emblemáticos de la banda fueron grabados durante su primera etapa, la encargada de romper el hielo y arrancar el show sería la novedosa "Win Hands Down", una pieza potente y melódica a partes iguales que marca la madurez compositiva de la banda. El encargado de ejercer como maestro de ceremonias sería un simpático John Bush, que se mostró en un excelente estado de forma, tanto a nivel vocal como físico, ya que no paró de correr, saltar, e incluso se atrevió a bajar hasta el foso para reclamar la participación del respetable.
Como
era previsible el grueso de su repertorio estuvo centrado en el material de sus
primeras obras, de modo que no faltarían a su cita viejas favoritas como
"March Of The Saint" , "Long Before I Die" o la delirante
"Chemical Euphoria", que Bush presentó, encaramado sobre uno de los
amplificadores, como un ejerció de "old school". Del disco que
publicaron a principios de la década de los noventa "Symbol Of
Salvation", no faltarían la emotiva "Last Train Home" o
"Reign Of Fire".
Pero
que nadie piense que los americanos habían llegado hasta el Rock Fest para esgrimir
únicamente la baza de la nostalgia, ya que para ratificar que la banda está mas
viva que nunca nos propondrían los endiablados desarrollos de "An Exercise
In Debauchery", "Pay Dirt" y "Left Hook From Right
Field", que se convertirían en la representación del material facturado
durante este milenio.
Para
cerrar su presentación por todo lo alto que mejor que colmar las expectativas
de sus fans más veteranos con una buena ración de heavy metal "old
school", con dos de las piezas más destacadas de aquel primer largo de
1984 "March Of The Saint", de manos de "Can U Deliver" y
una celebrada "Mad House", que sirvió para que Bush nos pusiera a
todos a cantar.
UNISONIC
Durante
lustros uno de los sueños húmedos de gran parte de los seguidores del power
metal de finales de los ochenta fue ver reunidos de nuevo sobre un mismo
escenario a Michael Kiske y Kai Hasen. Finalmente, este viejo anhelo acabó
convirtiéndose en una realidad, pero lejos de hacerlo bajo el nombre que les
dio fama y notoriedad decidieron hacerlo bajo la denominación de Unisonic.
Sí,
seguramente muchos piensan que Unisonic
es la criatura de ambos ex–Helloween, pero li cierto es que junto a ellos
forman nombres con autentico renombre dentro de la escena internacional como
son el guitarrista Mandy Meyer y el bajista Dennis Ward, quien por cierto tenia
nuevo look, luciendo una larguísima barba blanca.
Con muchos fans veteranos copando las primeras filas el quinteto salió acompañado de la introducción “Venite 2.0”, para rápidamente embarcarse en “For The KIngdom”. Lamentablemente el sonido no les acompañó, pero pese a ello Kiske supo tirar de tablas y veteranía para salvar sus complicadísimas armonías vocales algo que le acabó valiendo una sonora ovación. Algo menos convencional y abocada hacia terrenos más contemporáneos sonaría “Exceptional” y “King For A Day”, que conseguían recabar la colaboración de gran parte de los presentes mientras un sonriente Hansen, que lucia un vistoso sombrero, se dedicaba despreocupadamente a la segunda guitarra y a apoyar en los coros.
Para
todos aquellos que querían disfrutar de
un poquito de ese power metal clásico, rápido y melódico, el quinteto nos tendría reservada una
apabullante versión de “Your Time Has Come”, que no dejaría con un fantástico
solo de Meyer. Tras semejante tormenta de riffs había que relajar mínimamente
el ambiente, siendo la escogida “When The Deed Is Done”, mientras que la
escogida para hacernos cantar a todos nuevamente seria la envolvente “Star
Rider”, con Hanen haciéndose cargo de las voces que nos daban la entrada a su
apabullante estribillo.
Nuevamente
volverían a subir las revoluciones del personal cuando el quinteto atacó
“Throne Of The Dawn”. Pero sin duda los momentos más vibrantes e intensos de su
actuación estarían reservados para el guiño a la década de los ochenta que
supusieron el tándem formado por “March Of Time” y el imperecedero “I Want
Out”, que provocaban que el recinto se pusiera patas arriba. Aprovechando la
euforia del personal Unisonic cerrarían con la pieza que presta nombre a la
banda “Unisonic”, demostrando que pese a la veteranía de sus miembros la banda
todavía tiene mucho que ofrecer.
Resumiendo,
buen concierto en líneas generales, aunque personalmente no me gustó el sonido
y la tendencia de la banda de alargar los temas en exceso para hacer participar
a la gente. Sin duda lo mejor ver que Hansen y Kiske han recuperado el buen
rollo entre ellos, pero sobre todo ver al guitarrista pelirrojo mucho más
suelto y disfrutando al máximo del show.
BARON ROJO
Hace
ya muchos años que la mítica formación madrileña tiene dividida a la parroquia
metálica nacional. Mientras una parte de sus seguidores sigue agradeciendo el
esfuerzo y la tenacidad de los hermanos de seguir agrandando el legado del
Barón cueste lo que cueste, otros critican inmisericordemente que sigan
adelante, y más tras los conciertos de reunion con Sherpa y Hermes hace unos
años.
Un
servidor ha visto en numerosas ocasiones a la banda, con muchos de sus
formaciones, y siempre ha salido satisfecho. Pero lamentablemente en esta
ocasión no fue así por varios motivos. El primero, el sonido fue terrible,
impidiéndonos disfrutar de algunos himnos indiscutibles de nuestro rock. Por
otro lado el horario tampoco les acompañó, ya que al tocar justo antes de la
Doncella muchos decidieron que era buen momento para tomarse un descanso ante
el inminente desembarco de Harris y compañía. Y por último, y siento decirlo,
el estado vocal de un Carlos que se vio absolutamente superado y que rayó muy
por debajo de anteriores ocasiones.
Pese
a ello, la gente disfrutó al máximo de una buena selección de temas, en las que
lejos de centrarse en su época dorada, los actuales Barones apostaron por un
repertorio variado, en el que incluso hubo tiempo de presentar algún tema de su
ultima obra de estudio “Tommy Baron”.
Como
siempre la fuerza, la actitud y la personalidad de la banda recayó sobre el
guitarrista Armando de Castro, que se encargó de liderar a sus compañeros en
temas imprescindibles como “El Malo”, “El Pobre” o ese vibrante homenaje a las
guitarras que supuso “Cuerdas De Acero”.
Una recepción algo más discreta obtuvieron temas
más recientes como “Cueste Lo Que Cueste”, “Cuesto Lo Que Cueste”, el
reivindicativo “Seguimos Vivos”, o el propio “El Rey Del Pinball”. Mientras que
los mejores momentos de su actuación estarían reservados para “Las Flores Del
Mal”, “Hermano Del Rock & Roll” o el inevitable “Resistire”, que desataba
la locura entre sus incondicionales.
En
definitiva, que los Barones no acabaron de ofrecer las prestaciones a las que
nos tienen acostumbrados. Esperemos que no tarden mucho en volver para, en un
recinto más pequeño, sacarse la espinita y demostrar a sus detractores que todavía les quedan
muchas horas de vuelo.
IRON MAIDEN
Tras
la descarga de los míticos Barones llegaba el que para muchos era el momento
culminante de esta tercera edición del Rock Fest Barcelona, la actuación de
Iron Maiden. Los británicos siempre han tenido una estrecha vinculación con la parroquia metálica nacional, ya que
desde que pisaran por primera vez nuestro país se han convertido en unos
asiduos de nuestros escenarios. Ni tan siquiera la crisis de la década de los
noventa consiguió que Harris y sus muchachos vinieran a tocar por estos lares,
así que tras la reincorporación de Dickinson la banda volvía a retornar a los
grandes recintos y a los vistosos montajes escénicos que siempre les habían
caracterizado.
Precisamente este sería el primer punto a destacar de la actuación de la Doncella, su escenario clásico a dos niveles. Así que mientras la parte superior estaría reservada, casi de forma exclusiva, para las correrías Dickinson, la parte inferior sería testigo de las evoluciones de sus compañeros y los diferentes Eddies que aparecerían a lo largo del show. Tampoco faltarían diferentes telones de fondo y los elementos decorativos que hacían alusión al art work de su ultimo trabajo “The Book OF Souls”, con múltiples referencias a la cultura maya.
Mucha
expectación había en torno al estado vocal de un Dickinson que recientemente
supero su batalla contra el cáncer de garganta, y a tenor de lo visto cabe
remarcar que el vocalista se mostró en un buen estado de forma. Evidentemente
se le vio sufrir en algunos de sus himnos clásicos al encarar las notas más
agudas, pero gracias a su empeño y a la entrega de sus seguidores el frontman
salió airoso del envite.
Aun
era de día cuando el clásico de U.F.O. “Doctor Doctor”, nos anunciaba la
llegaba de nuestros héroes. Las pantallas se activaban para mostrarnos una
densa selva desde la que emergería la mano de Eddie para propulsar el avión de
la banda hasta su siguiente destino: El Parc de Can Zam. Mientras la
expectación y la ansiedad se podían palpar entre los presentes la voz de
Dickinson nos recitaba los primeros versos “If Eternity Should Fall”, para que
rápidamente aparecieran el resto de sus compañeros y Bruce nos dirigiera el primer “Screaming
For Me Barcelona” para provocar el delirio de la concurrencia.
Y es
que la actuación de la Doncella fue de largo la que registró una mayor
afluencia de publico. Como viene siendo habitual durante los últimos años mucho
se ha hablado de la calidad del nuevo material de la banda, y lo cierto es
durante la primera parte del show temas como “Speed Of Light” o “Tears Of A
Clown”, que dedicaron al actor Robbie Williams, tuvieron un papel muy
destacado.
Tampoco faltarían entre medias algún recuerdo al pasado con ese recuperado “Children Of The Damned”, o el vibrante de “The Trooper”, que con Dickinson enfundado en su casaca roja y portando la Union Jack se convertiría en el primer gran momento de la noche. Esos intensos duelos a tres guitarras entre Gers, Murray y Smith serían lo tónica dominante a lo largo de la novedosa “The Red And The Black”, y también tendríamos ocasión de ver a un hiperactivo Steve Harris fusilándonos con su bajo a lo largo de clásico “Powerslave”, que Bruce interpretó luciendo una mascara de lucha libre.
Una
nueva muestra de su ultimo trabajo estaría reservada para “Death Or Glory”, con
Dickinson luciendo una mascara de mono mientras que nos pedía que nos
agitáramos como un primate, y la delirante “The Book Of Souls”, con Eddie
apareciendo nuevamente en escena para acabar perdiendo su corazón a manos del
vocalista.
Otra
de las sorpresas de la noche llegaría con la recuperación de uno de sus grandes
himnos de los ochenta, el vibrante “Hallowed Be Thy Name” que se convertiría en
la antesala perfecta para uno de sus temas más reconocidos de los noventa “Fear
Of The Dark”, con la aparición de una cabeza hinchable de Eddie para acompañar
el cantico generalizado de la audiencia. El cartucho final para una descarga
que se nos paso volando sería para “Iron Maiden”, con nueva visita de la
mascota de la banda mientras los músicos alzaban sus instrumentos al aire para saludar a la entregada audiencia.
Tras
una pequeña pausa la banda regresaría sobre las tablas para rematar la faena
con la invocación al maligno que supuso “The Number Of The Beast”, acompañada
de la efigie del maligno y unas altísimas llamaradas. Haciendo referencia hacia
la hermandad de la gran familia metálica Dickinson presentaría “Blood
Brothers”, la única pieza que rescataron de su álbum de regreso “Brave New
World”. Mientras que la elegida para poner el broche de oro a una vibrante
actuación seria la composición más insigne de Adrian Smith, “Wasted Years”,
durante la que el vocalista se dedicó a hacerle las mil y una perrerías a su
compañero.
Una
vez más Iron Maiden volvieron a demostrar el porque son a día de hoy la banda
más importante del heavy metal europeo.
LOUDNESS
Para el hard rock y el heavy metal el Imperio del Sol Naciente
siempre fue un excelente mercado. Pese a ello no son muchas las bandas niponas
que han conseguido una cierta repercusión dentro de la escena metálica
internacional. Pero sin duda una de las que más interés ha despertado a lo
largo de las últimas décadas ha sido la
formación del virtuoso guitarrista Akira Takasaki.
Si ya en su actuación del pasado año Loudness demostraron que estaban en un fantástico momento de forma, en esta ocasión y gracias a las numerosas peticiones del público la banda volvía a repetir aparición para ofrecernos un show muy similar al de su última visita, rescatando para la ocasión una buena selección de clásicos de los ochenta y algunas composiciones extraídas de sus últimos lanzamientos.
Acompañando al insigne guitarrista estarían el
incombustible bajista Massayoshi Yamashita, el vocalista Minoru Niihara y el
batería Masayuki Suzuki. De forma expeditiva y poniendo toda la carne en el
asador el cuarteto abría fuego con uno de sus temas mas conocidos “Crazy
Nights”, provocando que la gente se posicionara rápidamente frente al escenario
para no perder detalle de la peculiar forma de tocar de Akira. Sin apenas
tiempo para recuperarnos del subidón que significó semejante apertura, la banda
continuaría buceando en el material de su quinto trabajo “Thunder In The East”,
dejando paso al rotundo riff de “Heavy Chains”.
Tras recibir las primeras
muestras de cariño de una audiencia que se mostró entregada con ellos
llegaba el momento de dar cobertura a su material más reciente, dejando que la
velocidad y el virtuosismo se encargaran de conducir “The Sun Will Rise Again”.
Ataviado con una gorra y su inseparable
chaleco de parches, Minoru hizo gala de un registro más afilado y
rasgado a lo largo del rotundo “Let It Go”, que les servía para volver a
incidir sobre su material clásico.
Una nueva mirada sobre su vigesimosexta obra de estudio
“The Sun Will Rise Again”, nos conduciría sobre las ambientaciones más
oscuras de “Got To Be Strong”, en la que
destacaría la rotunda sección rítmica que formaron el batería Masayuki Suzuki y
el bajista Masayoshi Yamashita. La elegida para representar el material
contenido en “Eve To Dawn”, uno de los plásticos más agresivos de su longeva producción
discográfica, sería “The Power Of Truth”, que nos abocaría sobre un final épico
con Akira volviendo a exprimir al máximo su instrumento.
Aunque ninguna pega se puede poner a la calidad y a la
ejecución de sus nuevas composiciones, lo cierto es que gran parte de los allí
presentes querían volver a escuchar esas piezas que les dieron fama y
popularidad a nivel internacional. De modo que cuando la audiencia reconoció el riff de “The Law Of Devil´s
Land”, las primeras filas se convirtieron en un hervidero de gente que no
paraba de hacer headbanging mientras tocaba su “guitarra de aire”. Para encarar
la recta final del show optarían por pisar el acelerador a fondo con la
incisiva “Mortality”, mientras que para
el cierre definitivo se reservarían otra
de sus piezas emblemáticas, “S.D.I.”.
RATA BLANCA
Los
encargados de recoger el testigo tras la descarga de la formación nipona serían
los argentinos Rata Blanca. Iconos indiscutibles del rock latinoamericano la
formación capitaneada por el guitarrista
Walter Giardino no se ha prodigado en exceso en nuestro país durante los
últimos años, de echo su ultimo trabajo “Tormenta Eléctrica”, no ha sido
publicado de forma oficial en nuestro país. Así que la descarga de los de Bajo Flores representaba
una excelente oportunidad para descubar como suenan sus nuevas composiciones.
Lo primero que llamo mi atención fue el sonido que exhibieron los argentinos, apostando por un volumen atronador para dar el pistoletazo de salida con la composición que da titulo a su ultima placa, “Tormenta Eléctrica”. Como siempre genial en su papel como vocalista y frontman Adrián Barilari se convertiría en el nexo de unión perfecto entre banda y publico, pidiendo nuestra colaboración a la hora de corear los contagiosos de “Los Chicos Quieren Rock”, toda una declaración de intenciones que nos mostraba a los Rata mas marchosos y hard roqueros.
Evidentemente
no se dejarían en el tintero esas composiciones más virtuosas en las que los
desarrollos neoclásicos de Giardino serían la tónica dominante, haciendo las
delicias del respetable en temas como “El Circulo De Fuego” o la mítica
“Guerrero Del Arco Iris”, que estaría marcado por el veloz duelo entre los
teclados y la guitarra.
Esa
faceta más directa y roquera que parece que ha marcado el ultimo lanzamiento de
la banda volvería a sorprendernos en “Rock And Roll Hotel”, para rápidamente
volver a tirar de la nostalgia con “El Beso De La Bruja”.
Para
el final, como no podía ser de otra forma, otra buena ración de nostalgia con
los aromas baladísticos de “Mujer Amante”, que hacia que gran parte de los
presentes se sumaran a su estribillo, y
la imprescindible pieza que les dio fama en nuestro país “La Leyenda Del Hada Y
El Mago”.
Experiencia,
calidad y un directo vibrante, dinámico y sin fisuras estas son las armas que
esgrimieron Rata Blanca para dejar fiel testimonio de que son la banda de hard
rock más grande que ha salido de Argentina.
DORO
Como
colofón para esta segunda jornada del Rock Fest en los dos escenarios
principales contaríamos con la presencia de una mujer carismática e
incombustible, que se ha ganado a pulso el afecto y la consideración de la
parroquia metálica: Doro Pesch. Pese a ser una hora tan tardía, lo cierto es
que muchos fueron los que no quisieron perderse la actuación de la vocalista de
Düsseldorf.
Luciendo
esa amplia sonrisa que en ella es tan habitual Doro volvió a dejar una buena muestra
de su calidad y la de los músicos que le acompañan presentandonos un repertorio
repleto de viejas gemas de su ex-banda, Warlock. Como un vendaval y contagiando
su ímpetu a los presentes la descarga se abría con "Earthshaker
Rock", con una Doro magistral, dándolo todo desde el minuto uno y
alentando al personal a corear junto a ella estribillos míticos como el de
"I Rule The Ruins".
Y es que la conexión entre banda y público fue absoluta, con continuos gestos de complicidad y gran participación de una audiencia que se sabía al dedillo cada estrofa de "Burning The Witches". Uno tras otro los himnos iban cayendo, haciendo que la excitación fuera en aumento entre las primeras filas, y más cuando la vocalista presentó esa declaración de intenciones que es "Fight For Rock".
Tras
firmar un arranque verdaderamente arrollador, la vocalista presentaría una de
las pocas composiciones que interpretó de su etapa en solitario "Raise
Your Fist In The Air", que gracias a su hímnico estribillo conseguía
mantener el nivel de intensidad del show. La vuelta sobre el material de
Warlock estaría marcada por ese derroche de velocidad y potencia que es
"Metal Racer". Mientras que la parte más emotiva y sentimental
estaría reservada para la balada "Für Immer", durante la que Doro
alternó estrofas en inglés y castellano provocando el delirio de sus
incondicionales.
Tampoco
podía faltar para sellar la comunión con sus seguidores una celebradísima
"We Are The Metalheads", que se ha convertido en otra imprescindible
en sus directos, para acabar dejando paso a otra pieza de su último redondo, “Revenge”. Como
siempre, Doro no se quiso olvidarse de algunos músicos y amigos desaparecidos
durante los últimos años, tributando un sentido homenaje a Dio y Lemmy durante
un vibrante tramo final que estuvo marcado por el mítico "All We
Are".
Pasión,
actitud y heavy metal. Las modas cambian, el tiempo pasa, pero ella sigue ahí
impasible e intocable, agitando su melena rubia mientras se dobla por la mitad
para ofrecernos su micrófono y hacernos cantar esas canciones que se han convertido
en auténticos himnos para todos los seguidores del heavy metal.
´77
Mientras
gran parte de los presentes encaminaban sus pasos hacia sus respectivos
cuarteles generales para descansar de cara a la última jornada del festival, la
carpa se preparaba para acoger la
descarga de 77.
La
formación de los hermanos Valeta salía dispuesta a hacernos mover los pies
gracias a su frenético rock n´ roll de corte clásico, e influenciado por bandas
como AC DC. Con su último trabajo bajo el brazo "Nothing Gonna Stop
Us", los catalanes nos hicieron cantar los potentes estribillos de temas
como "It's Alright", convirtiendo el recinto en un auténtico
desmadre.
Tampoco
faltarían a lo largo de su presentación temas básicos de su repertorio como la
inicial "We´re 77", "High Decibels" o el vacilón "Down
And Dirty", ni el habitual paseo de su hiperactivo guitarrista, LG, entre
los valientes que aguantaron hasta altas horas de la madrugada.
Sinónimo
de diversión y rock n´ roll los catalanes llevan tiempo demostrando a base de
buenos discos y unos directos devastadores que son una banda a tener muy en
cuenta de cara al futuro.
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