A
primera hora de la tarde y con el sol apretando fuerte sobre nuestras cabezas
aparecían en escena Delain. La formación creada por el teclista Martijn
Westerholt tras su salida de Within Temptation está consiguiendo poco a poco
hacerse con un hueco dentro de la escena sinfónica internacional. Para ello ha
sido clave la presencia de la vocalista Charlotte Wessels quien ha aportado algunas
de sus composiciones y ese registro con
rango de soprano que hace tan reconocible
la propuesta de los holandeses.
Con su nuevo trabajo “Moonbathers” a punto de ver la luz el sexteto de Zwolle hacia los honores a su nuevo sencillo “Suckerpunch”, dejando claro que la banda va a continuar evolucionando en su propuesta, sonando cada vez más modernos y contemporáneos, aunque sin renunciar a la personalidad que se han forjado a lo largo de la última década. Sonriente y elegantemente ataviada con una chaqueta de flecos blanca, Wessels se convirtió rápidamente en el centro de todas las miradas exhibiendo sus mejores registros en temas como “Get The Devil Out Of Me” o “Army Of Dolls”, que nos dejaría el primer solo de Timo Somers.
Los
grandilocuentes teclados de Martijn Westerholt serían los encargados de
adentrarnos en el primerizo “Sleepwalkers Dreams”, que hacia bajar el nivel de
revoluciones para centrar nuestro objetivo en la intensidad de un tema que se
ha convertido en todo un clásico de sus presentaciones. Aunque su nueva obra no
verá la luz hasta finales del mes de
Agosto los holandeses no quisieron desaprovechar la ocasión de presentarnos
otra de sus nuevas composiciones “The Glory And The Scum”, que llamó la
atención por la crudeza de sus guitarras y esa ambientación más oscura y
misteriosa.
De
su anterior trabajo “The Human Contradiction”, no se dejarían en el tintero
“Here Come The Vulture”, que servía para que las primeras filas levantaran sus
puños al aire siguiendo las indicaciones de la vocalista. Aún más atrás en el
tiempo nos conducirían “Mother Machine” y la hímnica “We Are The Others”, que
prestaba título a su tercer trabajo.
El
momento de que todos nos pusiéramos a saltar frenéticamente llegaría junto a
“Don´t Let Go”, que se convertiría en el tema más celebrado del show y que
acabaría dejando paso a la camaleónica
“Pristine”, todo un derroche de buen gusto, fuerza e intensidad que
sirvió para que la banda se retirara acompañada de una rotunda ovación.
WOLFHEART
Desde
las frías tierras finlandesas llegaban los chicos de Wolfheart para
presentarnos las composiciones de su segundo trabajo “Shadow World”. Y es que
lo que empezó siendo el proyecto individual del guitarrista y vocalista Tuomas
Saukkonen se ha acabado convirtiendo en una banda gracias a la incorporación
del guitarrista Mika Lammassaari, el batería Joonas Kauppinen y el bajista
Lauri Silvonen.
Aunque todavía son poco conocidos en nuestro país, Wolfheart nos ofrecieron una buena sesión de death metal melódico, salpicando su sonido de algunas pinceladas ambientales y épicas. El encargado de dar el pistoletazo de salida fue su primer single “The Hunt”, y rápidamente pudimos apreciar que la coordinación entre Saukkonen y Lammassaari era asombrosa, con ambos hachas intercambiándose el papel solista en unas composiciones plagadas de cambios y variaciones.
No
tardarían en llegar las composiciones de su más reciente entrega discográfica
“Shadow World” dejándonos unas fantásticas sensaciones al atacar piezas como
“Aeon Of Cold” o “Abyss”, que nos volaba la cabeza con ese fulgurante ataque a
dos guitarras. Me sorprendió que no fuera Saukkonen quien se encargara de las
presentaciones, ya que fueron sus compañeros los encargados. El frontman
únicamente se dirigiría a nosotros antes
de atacar “Routa Pt.2”, que fue la elegida para cerrar el show.
Pero
antes de que esto sucediera todavía tendríamos ocasión de degustar su faceta más extrema y cercana a tesituras
blackmetaleras durante el arranque de “Ghost Of Karelia”, o de dejarnos
envolver por las etéreas ambientaciones de la novedosa “Veri”. En definitiva,
grata sorpresa la que representó para muchos el descubrimiento de Wolfheart, una banda joven, con tablas,
calidad y proyección. Habrá que seguirles la pista.
POWERWOLF
Los
lobos germanos son a día de hoy una formación en pleno ascenso, con su último
lanzamiento bajo el brazo "Blessed & Possessed" han conseguido
dar un salto cualitativo y reivindicarse como uno de las atracciones de la
temporada de festivales europeo. Su propuesta aunque no es novedosa, si que
sabe combinar a la perfección potencia, melodía, estribillos altamente
coreables y esa ambientación litúrgica y con connotaciones eclesiástica.
Ataviados con sus habituales maquillajes e indumentaria de "guerra" el quinteto salía muy motivado para conectar con su creciente parroquia de incondicionales y desafiando el intenso calor de media tarde para azotarnos sin piedad con la dupla compuesta por "Blessed & Possessed" y "Coleus Sanctus". Como ya sucediera en sus reciente visita a nuestro país, la comunión con el público fue absoluta gracias al concurso del vocalista Attila Dorn y el teclista Falk Maria Schlegel, que no dudó en abandonar su posición tras los teclados para animar a las primeras filas.
Quizás
el único hándicap de la formación germana es que continúan sin contar con los
servicios de un bajista en sus directos, pero dejando a un lado este punto, lo
cierto es que la pareja de hachas formada por Charles Greywolf y Matthew
Greywolf sonó sólida, compenetrada y compacta en temas como "Amen &
Attack", cuyo estribillo fue coreado con absoluta devoción, o el ocultista
"Army Of The Night".
Sin
concedernos no un segundo de tregua, uno a uno los himnos de los lobos germanos
fueron sucediéndose para provocar la euforia de unos incondicionales que se
dejaron la garganta mientras levantaban sus brazos al aire para acompañar el
irreverente "Resurrection By Erection" y "Armata
Strigoi". Pese al intenso ritmo que imprimieron a su show la intensidad no
decaería en ningún momento gracias a la inmediatez desplegada en "Sanctified
By Dynamite", que volvía a aunar a teclista y vocalista en el centro del
escenario para exaltar a un público de lo mas animado y participativo.
El
capítulo final de los licántropos alemanes estaría reservado para el humeante
"Let There Be Night", "Worewolves Of Armenia", que nos
adentraba en las leyendas del este de Europa, y el imprescindible "All We
Need Is Blood", que sellaba la alianza entre banda y público. Son todavía
una banda relativamente joven, con ganas, actitud y un directo arrollador. Yo
si fuera tu no les perdería la pista porque Powerwolf van a dar mucho de que
hablar durante los próximos años... Y sino al tiempo.
NAZARETH
Si
durante la jornada del jueves los encargados de poner la nota de clasicismo
hard roquero fueron los británicos Uriah Heep, pera este último día de festival contaríamos con la presencia
de Nazareth quienes presentaban la novedad de su nuevo vocalista Carl Sentence,
que ha tomado el relevo de Dan
McCafferty, retirado a causa de una enfermedad pulmonar.
Banda imprescindible para entender la evolución del hard rock, los escoceses llegaban a Villena dispuestos a ofrecernos algunos de sus temas más emblemáticos, haciendo especial hincapié en el material contenido en el mítico “Hair Of The Dog” de 1975. Ante una audiencia atenta y expectante el show daba arranque con la garra roquera del marchoso “Silver Dollar Forget”, la pieza que abría su quinto trabajo “Rampant”. Mucho más marcado y contundente sonaría el implacable riff de “Miss Misery”, que provocaba la reacción de un público que parecía despertar tras mostrarse algo frío en el arranque.
Pese
a que se echó en falta la presencia del mítico Dan McCafferty, lo cierto es que
me gustó mucho la actitud y las formas
de su nuevo vocalista que no paró de pasear por el escenario buscando la
complicidad de las primeras filas durante temas como el imprescindible “Razamanaz”, que sería el
escogido para el primer gran alarde de un Jimmy Murrison que no vaciló a la
hora de coger las riendas de la banda durante varios pasajes del show. Algo más
comedido se mostró el bajista Pete Agnew, único miembro que ha permanecido en
la banda durante toda su andadura.
Tras
haber mostrado algunas de sus armas en un arranque eléctrico y marchoso el
cambio de tercio hacia tesituras más relajadas llegaría con “Star”, que nos
dejaría la imagen del vocalista empuñando su pandereta mientras demandaba
nuestra colaboración para corear su estribillo. La primera mirada al material
que facturaron durante la década de los ochenta estaría reservada para la deliciosa balada “Dream On”, que tras un
fantástico inicio a capela serviría para que las primeras filas se pusieran a
mover los brazos de izquierda a derecha.
Los
covers de otros artistas siempre fueron pieza clave en las grabaciones de
Nazareth, especialmente en sus primeras obras, así que la primera que tuvimos
ocasión de escuchar fue la composición de Grin “Beggars Day”, que nos hacia
virar de nuevo hacia tesituras mas hardroqueras. No abandonarían el material de
“Hair Of The Dog”, ya que las encargadas de proseguir con el show serían
“Changin´Times” y la propia “Hair Of The Dog”, que con su irreverente
estribillo se acabaría convirtiendo en una de las más coreadas de la tarde.
Pero
sin duda una de las que mejor sonó gracias a su dinámica base rítmica y a su
fantástico riff central fue la
contagiosa “Expect No Mercy”, una pieza que en su tiempo rompió moldes, pero
que a tenor de lo visto parece que ha
resistido muy bien el paso del tiempo. Para la recta final del show los
escoceses se reservarían dos versiones más, el intimista “Love Hurts” de The
Everly Brothers, que volvía a calmar mínimamente los ánimos,; y una alargada
“This Flight Tonight”, que serviría para que Sentence nos pusiera nuevamente a
todos a cantar.
Evidentemente
se quedaron muchos temas en el tintero,
ya que personalmente me hubiera
encantado escuchar temas como “Not Fakin´It”, “Holiday” o “Telegram”, pero sus
escasos setenta minutos resultaron insuficientes para repasar su casi medio
siglo de existencia. Esperemos que pronto tengamos la ocasión de verles
liderando su propio espectáculo.
HELLOWEEN
Pocas,
muy pocas bandas hay que puedan presumir de gozar del arraigo del que disfrutan
los germanos Helloween. En su enésima visita a nuestro país las Calabazas de
Hamburgo no traían nuevo trabajo bajo el brazo, ya que su última referencia de
estudio “My God-Given Right” vio la luz a mediados del pasado 2015. En
cualquier caso, la mítica formación capitaneada por el incombustible bajista
Markus Grosskopt y el guitarrista Michael Weikath regresaba para hacer vibrar a su parroquia de incondicionales con una buena selección de sus mejores
clásicos.
Con la gente agolpándose frente al escenario Jesús De La Rosa la grandilocuente introducción “Walls Of Jericho” marcaría la entrada de los músicos sobre el escenario para dar el pistoletazo de salida con una de sus imprescindibles cabalgadas “Eagle Fly Free”. El montaje escogido para la ocasión fue el mismo que en su anterior visita, con un escenario dominado por las tonalidades azules y con elementos que hacían referencia a su último trabajo. Desde los compases iniciales vimos como la gente se entregó al máximo, pero rápidamente pudimos apreciar que el gran hándicap de la velada sería un Andi Deris que rayó muy por debajo de sus posibilidades. Como contrapartida, el vocalista nos ofreció su mejor versión como “frontman”, animando constantemente a la audiencia. Pero sin duda todo ese esfuerzo no sirvió para que piezas imprescindibles como “Dr. Stein” brillaran en todo su esplendor.
Tras
semejante dupla de apertura y con la gente muy metida en el show Deris nos
deleitaría con su peculiar “spanglish” durante la presentación del novedoso “My
God-Given Right”, que fue muy bien recibido por unos seguidores que corearon
cada una de sus melodías mientras las guitarras de Weikath y Sascha Gerstner se
desdoblaban en esos incendiarios duelos marca de la casa. El primer recuerdo al
material facturado durante la década de los noventa llegaría con un “Steel
Tormentor”, que pasó algo desapercibido.
Curiosamente
gozaría de una mejor acogida el melódico “Waiting For The Thunder”, en el que
se entremezclarían los teclados grabados y una base rítmica potente y muy
marcada que resultó ideal para que la voz de Deris quedara algo más resultona.
No abandonarían el material contenido en su obra de 2013, ya que la siguiente
en sonar sería, precisamente, la pieza que le prestaba título “Straight Out Of
Hell”, proponiéndonos un rotundo cambio de registro para adentrarnos en tesituras
más rápidas y tenebrosas.
Lejos de concentrar todo su repertorio en sus primeros trabajos los alemanes demostraron tener una confianza ciega en sus últimas obras. Así que tras la doble ración de su trabajo de 2013 llegaba el momento de volver a centrar nuestro objetivo en su más reciente entrega, desgranando de forma sucesiva “Heroes” y “Lost In America”, que el propio vocalista presentó como una historia disparatada pero real.
Con
un Andi simpático y distendido había llegado el momento de ponernos a todos a
cantar con el clásico juego de izquierda y derecha, y para ello que mejor que
la coreable melodía de “Power”, que se convertiría en la segunda escala en “The Time Of The Oath”. Para poner el punto y
seguido a la velada los alemanes nos tendrían preparada una suculenta sorpresa,
un imparable medley en el que se fundieron pasajes de temas míticos como “Helloween”,
“Sole Survivor”, (único recuerdo que se permitieron al disco debut de Deris, “Master Of The Rings”), “I
Can”, el oscuro “Are You Metal?” y el hímnico “Keeper Of The Seven Keys”, que
hacia cantar a todo el público antes de que los músicos fueran abandonando el
escenario uno a uno.
Para
su retorno sobre las tablas, acompañados de los cánticos del respetable, se
reservarían dos composiciones que no necesitan presentación: “Future World” que
fue introducida por Sascha para desatar la locura entre las primeras filas; y
la inevitable “I Want Out” que fue coreada como el himno que es. En definitiva,
un buen repertorio, una banda que se
mostró sólida y compacta, aunque liderada por un vocalista que estuvo bastante
reservón.
Resulta
evidente que Tarja Turunen goza de un gran tirón entre la parroquia nacional. Y
es que nada más acabar la descarga de las calabazas germanas muchos fueron los
que optaron por hacer un rápido cambio de escenario para asegurarse un buen
lugar desde el que seguir la actuación de la soprano de Kitee. Sin duda gran
parte de esa expectación venia dada por escuchar algunas de las composiciones
de su nuevo trabajo “The Shadow Self”, que veía la luz a principios del mes de
Agosto.
Acompañada de una banda compacta y rotunda, en la que destacaba la presencia del ex–Apocalyptica Max Lilja, la vocalista aparecía exultante para concentrarse en los intensos desarrollos de “No Bitter End”, que nos sorprendía con su descomunal potencia, su orientación vanguardista y el uso recurrente de unas voces grabadas sobre las que Tarja desplegaría todo su caudal vocal. No sería está la única de las nuevas composiciones que sonarían, ya que a lo largo de los primeros compases del show tendríamos ocasión de degustar “Demons In You”, una de las que mejor acogida obtuvo, y la más melódica “Eagle Eye”.
Vistiendo
un elegante vestido blanco, la vocalista finlandesa hizo gala de un más
correcto castellano a la hora de dirigirse a sus seguidores durante las
presentaciones, algo que acabó valiéndole más de una ovación. En cuanto al
material de sus anteriores entregas no se olvidaría de “Never Enough” o el
machacón “Ciarán´s Well”, en el que nos deleitaría con sus registros más
operísticos mientras recorría el escenario pasando revista a las primeras
filas.
Para
los que todavía no habían tenido ocasión de escuchar su nuevo material la
sorpresa llegaría con el cover de Muse “Supremacy”, que sonó denso y oscuro en
el arranque para dejar que la vocalista desplegara después su faceta más
lírica. No sería hasta el tramo final del show cuando Tarja echaría mano del
material de su ex–banda para ofrecernos un medley compuesto por
“Tutankhamen/Ever Dream/Slaying The Dreamer”, provocando la euforia de muchos
de sus seguidores.
Con la gente acompañando con palmas la batería marcial de “Victim Of Ritual” nos adentraba en una recta final que se vería culminada con la grandilocuencia de “Until My Last Breath”, que ponía a sus incondicionales a botar. A la conclusión, disparidad de opiniones entre sus seguidores. Mientras algunos daban el visto bueno a esta propuesta más moderna y vanguardista, otros mostraban un cierto escepticismo sobre el rumbo que ha tomado la carrera de la vocalista finlandesa. Eso sí, a lo que nadie puso ninguna objeción fue a la forma de cantar de una Tarja que se mostró pletórica.
LA LEÑERA
Los
encargados de cerrar el escenario Mark Reale serían los chicos de La Leñera que
nos harían pasar un rato de lo más entretenido proponiéndonos un detallado
repaso por las mejores composiciones de los míticos Leño, así que no faltarían
cortes como “Si Señor, Si Señor”, “Entre Las Cejas”, “Sorprendente” o
“Calendario”, que sirvieron para que los más veteranos rememoraran las andanzas
del legendario trío capitaneado por el incombustible Rosendo Mercado.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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