Simplemente
imparables. En nuestro país hace ya tiempo que el nombre de los catalanes
Crisix resuena cual mantra entre los seguidores del thrash metal. Sus
conciertos son autenticas celebraciones en las que la banda muestra una entrega
absoluta y una comunión perfecta con sus incondicionales. Ya lo habían
demostrado en los conciertos de
presentación de su tercer trabajo “From Blue To Black”, en los que tuvieron que
batirse el cobre con los enmascarados suecos Dr. Living Dead!. Pero por si alguien
albergaba alguna duda sobre su potencial y su arraigo entre la parroquia
nacional, Juli y sus muchachos serían los encargados de ejercer como
anfitriones de los griegos Suicidal
Angels, que regresaban a nuestro país para presentar las composiciones de su
nuevo trabajo “Division Of Blood”. Y es que, aunque en el resto del tour
europeo las posiciones fueran diferentes, en nuestro país los igualadinos tirarían de galones y serían los encargados de
cerrar la velada.
Mucha
energía, velocidad y, sobre todo, savia joven era lo que proponía esta nueva
incursión thrashera en la Sala grande de un Salamandra que acogió a un buen numero de seguidores
que optaron por una desquiciante sesión de pogo y headbanging para dar el
pistoletazo de salida al fin de semana. Como compañeros de viaje y con la
misión de calentar el ambiente de cara a los platos fuertes de la noche
contaríamos con la participación de dos formaciones conocidas para los asiduos del
circuito de salas en la Ciudad Condal: los belgas Evil Invaders y los
canadienses Skull Fist.
Ante
un Salamandra que empezaba a tomar
colorido asaltaban el escenario los chicos de Evil Invaders dejando que los
furiosos riffs del novedoso “As Life Slowly Fades” hicieran retumbar los
cimientos del local mientras la banda se enfrascaba en una enérgica sesión de headbanging. Si ya en anteriores
visitas el cuarteto de Leopoldsburg había dejado clara su pasión por la
velocidad, lo cierto es que me sorprendió el nivel de madurez y precisión que han alcanzado, sonando mucho más fieros y
thrasheros que antaño.
Liderados por Jöe Anus, las vertiginosas carreras por el
mástil se convertirían en una constante a lo largo de piezas como la demoniaca
“Pulses Of Pleasure”, con la banda moviéndose frenéticamente por el escenario
mientras su frontman se encaramaba sobre uno de los monitores para ofrecernos
una buena colección de poses guitarreras.
La
esencia del heavy metal mas tradicional quedaría plasmada a lo largo de los
fraseos de “Shot To Paradise” y “Starway To Insanity” , que les servían para
mantener el alto ritmo que estaban imprimiendo al show mientras seguían
desgranando las composiciones de su primer largo “Pulses Of Pleasure”, con un
Jöe absolutamente desatado dejándose la voz para preguntarnos si queríamos más heavy
metal.
Pese
a ser los encargados de abrir la velada Evil Invaders supieron conectar con la
gente y mover al personal durante los treinta cinco minutos que dispusieron
sobre las tablas, y la mejor prueba fue la entusiasta acogida que recibieron
piezas como la primeriza “Victim Of
Sacrifice”. Pese al amago de retirada,
los belgas aún nos tendrían reservada una ultima sorpresa en forma de cover de
los canadienses Exiter, dando buena
cuenta del corrosivo “Violence &
Force”, que se convertiría en la excusa perfecta para el ultimo pogo de su
actuación. En definitiva, que los chicos de Evil Invaders llegaron dispuestos a
reivindicarse y lo consiguieron, demostrando que pese a su juventud son una
banda con tablas y mucho futuro.
Tras
el habitual receso turno para los canadienses Skull Fist. Mucho movimiento se
ha producido en los últimos meses dentro del seno de la formación canadiense,
con el abandono y la posterior reincorporación de su líder Zach Slaughter, y el
anuncio de su primer álbum en solitario. Quizás su estilo más metalero y
tradicional no acabara de cuadrar con el del resto de sus compañeros de viaje,
pero los que habíamos tenido ocasión de verles en directo sabíamos que los de
Toronto son una bomba de relojería sobre las tablas.
Debido
a los problemas de garganta de Zach, en este tour les esta acompañando Brian
Stephenson (Aggressor, Beehler, Old James), y lo cierto es que aunque mostró
unas buenas maneras como frontman, -recorriendo incasablemente el
escenario y alentando al personal a
participar en cada uno de los temas-, su labor como vocalista no me acabó de
convencer. Muchos fuimos los que no teníamos noticias sobre su incorporación a
la banda, así que tras superar la sorpresa inicial nos dispusimos a disfrutar
con la tormenta metalera que se desató cuando atacaron “Mean Street Rider”, pero algo no acababa de
funcionar, ya que la voz de Brian sonaba lineal y sin potencia.
Pese
a ello, la respuesta de la gente fue bastante positiva dejándose imbuir del
ambiente festivo y desenfadado que la banda desplego, haciéndonos cantar los
fulgurantes estribillos del primerizo “Head Öf The Pack”. Desplazado de sus
funciones como vocalista Zach optó por permanecer en un discreto segundo plano,
aunque no dejó pasar la ocasión de ofrecernos algunas de sus bizarras muecas mientras se repartía con Joony Nesta los
hard roqueros riffs del amenazante “You´re
Gonna Pay”.
La
vuelta sobre ese heavy metal rápido e impregnado de melodía llegaría de manos
de “Hour To Live”, conducido por un trepidante doble bombo que nos propulsaba
sobre otro vertiginoso intercambio entre ambos hachas. Aunque, como comentaba
anteriormente, no me acabó de convencer Brian como vocalista, sería en temas
más marcados como “Get Fisted”, con sus compañeros arropándole en los
coros, cuando se mostró más compacto y convincente.
Pero
no todo estaba perdido y los de Toronto no se rendirían, así que entre bromas y guiños a las primeras filas
continuarían desgranando las composiciones de su segundo redondo con la
propia “Chasing The Dream”, que se
convertiría en la excusa perfecta para
que todos coreáramos su hímnico estribillo; y la tormentosa “Hour To Life”. Con
Zach y su guitarra ocupando el centro del escenario arrancaba “Bad For Good”,
que nos permitía recuperar el aliento antes de que la banda volviera a
desmelenarse con la declaración de intenciones que representaron las armonías
dobladas “Sign Of The Warrior”. Tras las excelentes sensaciones que nos dejaron
en sus visitas previas, en esta ocasión,
Skull Fist estuvieron muy por debajo de sus posibilidades.
El escuadrón comandado por Nick Melissourgos sería el siguiente en aparecer sobre el
escenario de un Salamandra que aguardaba hambriento el arranque del tercer asalto de la velada. Con su sexto
trabajo bajo el brazo “Division Of Blood” los atenienses llegaban dispuestos a
ofrecernos una buena sesión de thrash metal old school, iniciando su ofensiva en territorio catalán
con las rotundas embestidas del apocalíptico "Capital Of War". Con un
sonido poderoso y destilando esa rabia que siempre les ha caracterizado, las
guitarras de Nick y Gus Drax serían el vehículo perfecto para que los pogos y los
circle pits se sucedieran en una pista que rápidamente se convirtió en un
campo de batalla gracias a los marciales redobles que introducirán los estribillos del crujiente "División
Of Blood".
No habría tiempo durante el asedio de
los griegos para extensas charlas entre tema y tema, ya que el ritmo que
imprimieron a su actuación fue vertiginoso, con los músicos dándolo todo
sobre las tablas mientras las primeras filas se contagiaban de su intensidad y actitud, tal y como quedó
patente durante el monstruoso "Bloodbath", que nos dejaba la imagen
de Aggelos Lelikakis aporrando las cuerdas de su bajo a la altura de los
tobillos mientras la gente alentaba al cuarteto a pisar el acelerador al
máximo. Fieles a su filosofía, los asesinos riffs de “Bledding Holocaust”,
ratificaban su devoción por el clasicismo thrashero. Pero no fue únicamente en
el aspecto musical donde los griegos demostraron su filiación, ya que tanto
su actitud como su puesta en escena bien podría haber sido la de
cualquier banda thrasher de mediados de los ochenta. Y es que quizás ese fue el
único lunar de su actuación, ya que pecaron de cierta falta de originalidad y de
recurrir a todos los clichés clásicos dentro del género.
Una tras otra las composiciones de la
banda iban cayendo sobre la audiencia como si fueran golpes letales y certeros,
dejando que composiciones de su último plástico como “Image Of The Serpent”, ocuparan un lugar
preferencial dentro de su descarga. Y es que aunque el repertorio estuvo
centrado en el material de “Division Of Blood”, el cuarteto no quiso dejarse en
el tintero esos pasajes más densos y mosheantes que marcarían “Seed Of Evil”,
que se convertiría en la primera y única referencia que se permitieron a su anterior “Divide And Conquer”. No
tardarían mucho en volver a recuperar el pulso de la velada con “Set The Cities
On Fire”, con ambos guitarristas encaramados sobre los monitores mientras la
gente se desgallitaba coreando su estribillo.
La vertiente más melódica de los
griegos quedaría plasmada durante los desarrollos de “Frontgate” con un Nick
pletórico, mirando desafiante al respetable mientras nos espetaba cada una de
las estrofas al mas puro estilo Petrozza. Con la gente absolutamente desatada
llegaba el momento de volver a enzarzarse en otro pogo acompañado a “Eternally To Suffer”. Si durante la primera
parte del show la banda se había dedicado a dar buena cuenta de “Division Of
Blood”, para el tramo final del show se reservarían algunas de sus viejas
favoritas, provocando el delirio entre sus seguidores con “Reborn In Silence”.
Como en cualquier fiesta thraserha no
podía faltar el homenaje a los fans con
las desquiciantes andanadas de “Moshing
Crew”. Mientras que para rubricar su incendiaria actuación se reservarían los
afiladísimos riffs de “Apolathilosis”, el tema más antiguo que interpretaron.
Desbordando actitud y profesionalidad, Suicidal Angels volvieron a demostrar su
calidad sobre las tablas, aunque en algunos momentos pecaron de ser un poco
lineales.
No creo que para nadie significara
una sorpresa que Crisix, tras conquistar nuestro país, hayan asomado la cabeza
dentro del circuito internacional. Y es que a la formación catalana no le falta
actitud, pegada, ni una colección de temas que son capaces de provocar un severo
esguince cervical al thrasher más experimentado. Evidentemente, la ocasión era
especial para la banda. No todos los días uno tiene la posibilidad de tocar en
casa cerrando un tour internacional. Pero lejos de condicionar al quinteto,
esta disyuntiva fue lo que les espoleó a salir a por todas, una vez más.
No lo tendrían fácil tras la lección que
habían dado Suicidal Angels sobre el escenario, pero precisamente es esa chispa
de originalidad que no tienen los griegos lo que les sobra a Juli y sus
secuaces. Sonrientes, descarados y dispuestos a no dejar que la fiesta decayese
Crisix se adueñaban del escenario para golpearnos inmisericordemente con ese
estallido de rabia y contundencia que es
“Conspiranoia”, logrando que la gente se volcara con ellos desde el mismo
arranque. Como siempre toda la banda rayó a un nivel superlativo, con Busi y Requena,
-que lucia nuevo look-, moviéndose como si estuvieran poseídos por el
escenario, mientras Dani aporreaba las
cuerdas de su bajo sin dejar de saltar ni un momento.
Mención especial merece la labor del incombustible Juli quien no paró de animar al personal
mientras desgarraba sus cuerdas vocales y se encaramaba sobre el monitor
central para animarnos a correr en
círculos durante la arrolladora “Rise …
Then Rest”. La primera sorpresa de la
noche llegaría cuando el extrovertido frontman nos anunció el tema que han incluido
en la reciente reedición de su debut “The Menace” , “Agents Of M.O.S.H.” que
fue fantásticamente recibido.
Y es que, tal y como se encargó de
recalcar el propio vocalista, el repertorio de esta noche había sido
confeccionado por sus seguidores a través de las redes sociales. Así que la banda variaría el repertorio que
esta descargando en este tour para dejar que trallazos como “I.Y.F.F.”, sirvieran
para saciar las demandas de unos seguidores que se convirtieron en
protagonistas indiscutibles de la fiesta. Como no podía ser de otra forma, no
faltaría ese toque bizarro y divertido que tienen siempre sus presentaciones, con
Juli ejerciendo como maestro de ceremonias para presentarnos a Javi y Dani durante el interludio funkero que nos abocaría sobre un coreadísimo “Brutal Gadget”.
El buen rollo y la camaradería
existente entre las bandas quedaría patente cuando los catalanes reclamaron
nuestra colaboración para felicitar al guitarrista de Skull Fist, Jonny Nesta,
y dedicarle “G.M.M. The Great Metal
Motherfucker”, que nos voló la cabeza con la visceralidad de sus riffs y la implacable
pegada de su base rítmica. Una nueva mirada sobre su segundo redondo con “Bring´Em
To The Pit”, nos haría participes de ese deporte que ellos mismos han inventado
y bautizado como “Football Of Death”. Una vez más, y cumpliendo con la
tradición, los músicos se intercambiarían los instrumentos para ofrecernos un
suculento medley que incluyó fragmentos de viejas favoritas de Black Sabbath,
Slayer y Pantera entre otros. Pero la guinda al pastel la pondría su versión
del clásico de Metallica “Creeping
Death” con miembros del resto de bandas apareciendo en escena, -alguno en ropa
interior-, para montar el fin de fiesta que merecía la ocasión.
En definitiva, balance altamente
positivo el que nos dejó este asalto
europeo del “Division Of Blood Tour”, que nos presentó a unos Evil Invaders
poderosos y maduros. A unos Suicidal Angels en plena forma, aunque algo
estancados estilísticamente. Y, ante
todo, a unos Crisix que continúan
demostrando su valía noche tras noche sobre las tablas. Como comentaba, el
único pero de esta fantástica velada
fueron unos desdibujados Skull Fist que, personalmente, creo que rayaron
bastante por debajo de sus posibilidades.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLES OLIVER
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