Myles
Kennedy y Mark Tremonti forman uno de los tándems más productivos de los
últimos años. Un vocalista carismático y un guitarrista técnico y versátil
resultan los ingredientes idóneos para que Alter Bridge se hayan convertido en
una de las bandas más exitosas de la última década. Desde que la banda debutara
con “One Day Remains”, su carrera ha seguido una clara línea ascendente, sin
importar los trabajos en solitario de Tremonti, ni la colaboración del vocalista con el mítico Slash. Tras
facturar en 2013 “Fortress”, el que para
muchos es su mejor obra hasta la fecha, el cuarteto de Orlando ponía en
circulación el pasado mes de octubre su
último trabajo “The Last Hero”.
Al
igual que ya sucediera en su última visita a la capital catalana la banda
volvería a repetir en la sala grande de un Razzmatazz que presentó una muy
buena entrada. Pero no serían Alter Bridge el único reclamo de esta noche de
sábado, ya que para abrir la velada contaríamos con el concurso de la banda de
los hermanos Brooks, Like A Storm. Para redondear un cartel de auténtica
enjundia contaríamos con el concurso de una banda mítica e imprescindible para comprender la fusión
entre el funk y el metal: Living Colour.
Por
si alguien albergaba alguna duda sobre el poder de convocatoria de Tremonti y
sus muchachos, la respuesta la encontraría al aproximarse a la sala y contemplar
la larguísima cola que rodeaba el recinto. Un ambiente de gala, una sala animada
y una banda emergente y con ganas de darse
a conocer serían los alicientes que marcarían la descarga de los encargados de
dar el pistoletazo de salida a la
velada: Like A Storm.
Lamentablemente
a causa de la cola y los registros de seguridad cuando conseguimos acceder al
recinto la actuación del cuarteto neozelandés ya había comenzado. Con un sonido
algo embarullado pero haciendo uso de varios elementos escénicos,- unas altas
columnas de humo y un cuidado juego de luces-,
el cuarteto de Auckland no tuvo
ningún tipo de problema para conectar con las primeras filas gracias a la
entrega de Chris, quien además de mostrarse como un frontman resolutivo, se
encargó de las rítmicas en algunos temas e, incluso, se atrevió a tocar el didgeridoo
en temas como “Become The Enemy” o la final “Love The Way You Hate Me”.
Pero
no sería el vocalista el único que se encargaría de amenizar la presentación,
ya que sus hermanos tampoco pararon de animar al respetable durante todo el
show. Pese a que la propuesta de los
neozelandeses podría encuadrarse dentro del metal alternativo, lo cierto es que
a lo largo de su descarga no faltarían los aromas sureños en el medio tiempo
“Wish You Hell”.
El momento más vibrante de su presentación llegaría con su
versión del “T.N.T.” de los australianos AC DC, que serviría como excusa para
que Chris abandonara el escenario y se encaramara a la valla de seguridad para
alentar a las primeras filas a que corearan el estribillo.
En
definitiva que Like A Storm cumplieron a la perfección con su cometido:
calentar al personal y amenizar la espera de cara a los platos fuertes de la
noche.
Parecía
que no íbamos a tener ocasión de ver a Living Colour en acción este año tras suspender sus apariciones en la gira junto
al británico Glenn Hughes. Pero,
afortunadamente, Vernon Reid y sus muchachos se las han ingeniado para regresar
al viejo continente y reencontrarse con sus seguidores. No tenían nuevo trabajo
que presentar, ya que según apuntan los rumores “Shade” no verá la luz hasta
principios del próximo año, pero lo cierto es que no éramos pocos los que
estábamos expectantes por volver a experimentar su espectacular directo.
Nunca
fueron una banda fácil, y menos en su época. Su estilo ecléctico, personal e inclasificable, les hacía únicos e
irrepetibles. Con ellos no había término medio: o los amabas o los odiabas.
Ahora, con el paso de los años, esas barreras parecen haber caído y la banda se
ha convertido en un referente obligado para toda una generación de músicos que
apuestan por la fusión y el mestizaje musical.
Ataviados
con ese toque excéntrico y colorista, la formación tomaba el escenario del
Razzmatazz para agitarnos al ritmo del
demoledor “Middle Man”, que nos dejaba a un Corey Glover pletórico,
impresionante como vocalista y perfecto en su papel de animador. El otro pilar
en el que se sustentó la descarga del
combo americano fue el incombustible Vernon Reid, quien desde su esquinita no
dejó de asombrarnos con su dominio de las seis cuerdas, atacando de forma
brillante temas como el crudo “Desperate People”, que les servía para rubricar
una fantástica dupla inicial rescatada
del primerizo “Vivid”.
Con
la gente muy metida en el show la banda continuaría el repaso sobre su material
clásico dejando que el omnipresente bajo de Doug Wimbish se encargara de
adentrarnos en el delirante “Ignorace Is Bliss”, que se aceleraba
progresivamente hasta hacernos mover la cabeza en su rotunda recta final.
Siempre imprevisibles, los neoyorquinos tras volarnos la cabeza con un desternillante “Funny Vibe” nos sorprenderían
son dos covers. El primero sería el melódico medio tiempo “Who Shat Ya?”, con
Wimbish encargándose de dar la replica en las voces a Glover. Mientras que el
segundo haría que toda la sala se animara a cantar el conocido estribillo del
“In Bloom” de Nirvana.
Para
abordar la recta final de su breve presentación volverían a centrarse en sus
propias composiciones, dejando que la guitarra de Reid se encargara de colorear
con pinceladas de reggae la dupla compuesta por “Type” y “Time´s Up”, que eran
las elegidas como representantes de su segundo trabajo de 1990. El final, como
no podía ser de otra forma, estaría reservado para la pieza que abría su
prometedor debut a finales de la década de los ochenta, un potente “Cult Of Personality” que hacía que todo el
mundo se pusiera a saltar coreando su estribillo.
Corta,
muy corta, se nos hizo la presentación del combo neoyorquino, y más si tenemos
en cuenta que tocaron dos versiones, algo incomprensible si pensamos que muchos
de los presentes anhelábamos escuchar algunos de sus himnos clásicos. Pero ya
se sabe Reid y sus muchachos nunca fueron una banda al uso. En cualquier caso,
gran descarga de unos Living Colour que esperemos no tarden en regresar para
presentar nuevas composiciones.
Tras
degustar la actuación de Living Colour, una sala con las dos plantas abiertas y
concurridas apuraba la espera antes del desembarco de Alter Bridge. Los de
Orlando quizás no lleven la parafernalia que usan otras bandas yankees, ya que su afán por conceder el
máximo protagonismo a las
canciones resulta incuestionable. Quizás por ello la puesta en escena fuera sobria,
-sin ninguna clase de escenografía, salvo un telón de fondo-. Poniendo toda la
carne en el asador, y con Kennedy ocupando el lateral derecho del escenario,
las guitarras empezaban a sonar para descubrirnos “The Writing On The Wall”,
que hacía que la gente explotara mientras el vocalista se encargaba de dibujar el solo del tema sobre su guitarra.
Mientras una efusiva audiencia les daba la bienvenida, el frontman se
posicionaría en el centro del escenario para desgranar las densas
ambientaciones de “Come To Life”, que nos dejaba a Tremonti respaldándole en las tareas vocales. No abandonarían el
material de su segundo trabajo, “Blackbird”, ya que la encargada de proseguir
con el show sería “Before Tomorrow Comes”, que rebajaba los ánimos tras un
arranque fulgurante dejando que Kennedy desplegara todos los matices de su
elegante voz.
Con tan
solo tres temas los americanos habían conseguido rendir a una audiencia que se
mostró completamente entregada durante todo el show, tal y como demostró la
respuesta que obtuvo Kennedy cuando nos invitó a acompañar con palmas el
arranque de “Ghost Of Days Gone By”, que suponía el primer recuerdo a su “AB
III”. La base rítmica se tornaría más contundente y rabiosa para dar empaque a
“Addicted To Pain”, que hacía que la velada volviera a recobrar toda la
intensidad que había marcado los primeros compases del show. En perfecta
comunión con sus seguidores la banda seguiría pisando el acelerador durante el
arranque de “Cry Of Achilles”, para después abrazarnos con sus vigorosas
melodías.
Esa
facilidad del combo americano para facturar composiciones con gancho, y potencial para convertirse en
singles, quedaría plasmada a lo largo de la novedosa “My Champion” que, viendo
la reacción del respetable, ponía de manifiesto la excelente acogida que ha
tenido su último redondo. Tras un cambio de guitarra Tremonti sacaría de su instrumento
los tortuosos riffs de “Farther Than The
Sun” que se empastarían con la línea melódica de un Kennedy que se mostró en un
fantástico estado de forma. Y es que seguramente eso que hace tan atractiva la
propuesta de Alter Bridge sea la variedad de su material. Así que el momento de
que la intensidad se adueñara del recinto llegaría con las oscuras
ambientaciones de “The Other Side”.
El
ecuador del show estaría marcado por la camaleónica “Waters Rising”, que era la
escogida para que Tremonti asumiera todo el protagonismo al encargarse de las
líneas vocales, dejando que Kennedy se le sumara a la hora de atacar su potente
estribillo. Mientras la gente coreaba el nombre del guitarrista, el cuarteto se preparaba para proponernos una nueva mirada
sobre “The Last Hero” con “Crows On A
Wire”, que conseguía poner a todo el personal a botar. No nos darían tregua, ya que la
siguiente en sonar sería “Ties That
Bind”, que nos noqueaba con la rotundidad de su base rítmica y la
compenetración entre Kennedy y Tremonti.
Para
poner el contrapunto a tanta garra roquera nos propondrían las sonoridades más accesibles de la emotiva
“You Will Be Remembered”. Pero sin duda uno de los momentos álgidos del show fue
cuando Kennedy se quedó solo en escena para empuñar su guitarra y regalarnos la
candidez de “Watch Over You”. No abandonarían el material de su segundo
trabajo, dejando que la fuerza hard roquera retorna con “Rise Today” y la marchosa “Poison
In My Veins”, que tocaban esta noche por primera vez en directo.
Encarando
en la recta final del concierto nos enfrentaríamos a las hipnóticas
ambientaciones de “Blackbird”, que fue rematada por una soberbia interpretación de Kennedy. Dejando su guitarra
a un lado, el vocalista nos presentaría a sus compañeros antes de hacer que la sala se
viniera abajo con uno de sus temas más emblemáticos, “Metalingus”, que ponía el
punto y seguido a la velada.
Para
dar el pistoletazo de salida al encore el cuarteto de Orlando optaría por una
pieza de nuevo cuño “Show Me A Leader”, que fue recibida con algarabía por una audiencia que
no dudó en cantar su melodía para dar la réplica a Kennedy. La rúbrica para una
actuación redonda,- en la que los americanos demostraron que son una formación
que todavía tiene mucho que decir-, estaría reservada para una grandiosa
“Isolation”.
Sin
necesidad de apoyarse en faraónicas
producciones ni recurrir a fuegos de artificio, Alter Bridge volvieron a
demostrar a su paso por la Ciudad Condal que son una banda con un directo arrollador.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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