Blues
Pills continúan con su meteórica ascensión hacía el estrellato. Pocas bandas hay que consigan
trasladarnos con su música a otra época como lo hace la formación capitaneada por la vocalista
sueca Elin Larsson. Si hace tan solo unos
meses la banda ya nos dejó una buena muestra de su potencial en un Apolo 2
abarrotado, ahora con su nueva obra bajo el brazo, “Lady In
Gold”, el quinteto regresaba a la Sala grande del Apolo para montarnos en su peculiar maquina del
tiempo y ofrecernos otra explosión de
música, actitud y blues-rock. No llegaban solos Blues Pills a su reencuentro con
el público catalán, ya que como compañeros de viaje contarían con el concurso de
Kadavar, que nos presentarían las composiciones de su última entrega “Berlin”.
Para poner la guinda a una velada que estaría marcada por la densidad sonora de
los germanos y la luminosidad que nos propondrían las estrellas de la noche contaríamos
con el concurso de Stray Train, quienes nos ofrecerían un detallado repaso a su debut “Just´Cause You
Got The Monkey Off Your Back Doesn´t Mean The Circus Has Left Town”.
Poco conocidos todavía por estos lares los
eslovenos Stray Train salieron a escena
con las pilas bien cargadas y dispuestos a ratificar su predilección por los sonidos
clásicos. Sin duda lo más llamativo de su propuesta fue el compacto sonido de
guitarras que nos ofrecieron Jure Golobic y Boban Milunovic, dejando que los
potentes riffs de la inicial “Soulseller”, se convirtieran en la excusa
perfecta para que los más animados se dejaran seducir por su contagioso
estribillo. Pese a su juventud la banda también dio buena cuenta de sus
influencias bluesy en “ I Wish I Cold Be Free”.
Aunque
la banda lleva en activo desde 2015, lo cierto es que el quinteto se mostró como
un colectivo sólido y perfectamente conjuntado, consiguiendo que las
composiciones de su debut sonasen potentes y elegantes, dejando unas buenas
sensaciones al atacar piezas como “Wander Man”, que personalmente me recordó a
la mejor época de los británicos Thunder. Uno de los momentos culminantes de su
presentación llegaría cuando su vocalista, Luka Lamut, nos presentó el que será
su próximo single “Green Card Paradise”, para posteriormente adentrarnos en los
desarrollos mas funkies del setentero “Blow”.
Con
el público cada vez más animado y ante una sala que ya empezaba a tomar
colorido, los eslovenos encararían la recta final del show confiando en la
garra roquera de “Plastic Princess”, y los
fantásticos estribillos del pegadizo “Dead Romance”. Mientras que para finiquitar
sus cuarenta minutos sobre las tablas optarían por el despampanante “Man Or
Stone”, que nos sorprendía a todos con esas subidas instrumentales al más puro
estilo Aerosmith. Una buena colección de
composiciones junto a una actitud marchosa
y honesta fue lo que nos ofrecieron Stray Train para inaugurar la
velada.
Los
siguientes en aparecer en escena serían los chicos de Kadavar. Disco a disco y
gira a gira, el trío germano ha visto como su popularidad iba creciendo dentro del panorama europeo, vendiendo cada
vez más discos y llevando sus presentaciones a locales de mayor aforo. Muchas
ganas había de tener por aquí a los berlineses, y más cuando su anterior visita
se vio truncada por los problemas de salud de Christoph “Lupus” Lindemann. Pese a no ser el
acto principal de la noche, lo cierto es que me sorprendió el arraigo y la
tirada que tienen los alemanes. Y es que, -al igual que Blues Pills-, la banda
ha descargado en varias ocasiones en la capital catalana, y eso se notó no solo
en el cálido recibimiento que le tributó la audiencia barcelonesa, sino también
en lo concurrido que estuvo su puesto de merchandising a lo largo de toda la
noche.
En apenas
seis años Kadavar han conseguido que su
nombre resuene con fuerza entre todos los seguidores del stoner. Sin duda su
peculiar imagen y su acusada personalidad
“retro” han sido claves para que el trío
se diera a conocer con su rotunda mezcla de psicodelia, rock setentero y potentes
riffs que parecen sacados del libro de estilo del maestro Iommi. Con la batería
dominando el centro del escenario, las
luces se apagaban para dejar que una larga introducción sirviera como preámbulo
para el primer numero de la noche “Come
Back Life”, que hacia explotar al público mientras la banda se adentraba en
esos densos desarrollos que se han convertido en su principal seña de identidad.
Aunque
el mencionado Christoph “Lupus” Lindemann fue quien ejerció como maestro de
ceremonias durante el show, lo cierto es que el centro de todas las miradas fue
su compañero Christoph “Tiger” Bartelt,
que no dejó de agitar su cabellera mientras castigaba su escueto kit durante los
desérticos desarrollos del infeccioso “Pale Blue Eyes”. Esa esencia sabbathica que
destila la propuesta de los germanos quedaría plasmada a lo largo de los
mastodónticos riffs que dominaron “Last
Living Dinosaur”, que completaba la primera dupla dedicada a su último plástico
“Berlin”.
Curiosamente
el show de esta noche no se centró en el material de su última obra, ya que el
repertorio giró en torno a su debut homónimo de 2012. De modo que no faltarían
los psicodélicos dibujos de guitarra que marcarían “Living In Your Head”, que
contaría con un fantástico juego de luces para convertirse en el primer gran
momento de su actuación, con la gente rugiendo intensamente mientras “Lupus” se
adentraba en un ejercicio de acida psicodelia. El momento de rebajar el nivel
de revoluciones y adentrarnos en derroteros más melódicos llegaría con “Broken
Wings” que se convertiría en la excusa perfecta para que todos acompañáramos
con palmas.
Si
durante los primeros compases del show Kadavar habían conseguido conquistar a
la audiencia, ahora tocaba demostrar su facilidad para jugar con la intensidad y las diferentes
ambientaciones. Así que la elegida para sumergirnos de lleno en su particular montaña rusa de emociones
sería la camaleónica “Black Sun”, que
nos dejaba a la pertinaz base rítmica marcando el paso para posteriormente rematarnos
con la rotundidad de su tormentosa guitarra. Con el escenario sumido en la penumbra
y bajo una densa neblina que ocultaba la
figura de los músicos arrancaba
“Forgotten Past”, que volvía a dirigirnos hacia tesituras más densas y
pantanosas mientras las primeras filas no podían dejar de mover la cabeza
siguiendo su cadencioso desarrollo.
El
momento de que toda la sala se apuntara a cantar llegaría con la inconfundible melodía de “The Old Man”, que
acabaría dejando paso al ejercicio de rotunda psicodelia que significó la
primeriza “Creature Of The Demon”, que nos dejaba otro implacable duelo entre
la guitarra de “Lupus” y el saturado bajo de Simon “Dragon” Bouteloup. Para
poner el broche de oro a su presentación el trío germano nos tenía preparada
una suculenta sorpresa en forma de cover, atacando una fantástica versión del clásico de The Beatless “Helter Skelter”. En
resumen, Kadavar llegaron, aplastaron con la contundencia de su sonido y
triunfaron.
Desde
que Blues Pills debutaran con aquel prometedor “Bliss” en 2012 no han parado de
trabajar y girar intensamente. Sin duda una formación que es capaz de convencer en la intimidad de
los pequeños clubs y en la amplitud de
los grandes festivales es una banda que tiene algo especial. Pues bien, en este
caso, creo que lo que hace verdaderamente especiales a Blues Pills es la garra,
el magnetismo y la actitud que
irradia su vocalista Elin Larsson. Pero
esto no significa que todo gire en torno a la vocalista sueca, sino que ella es
el canalizador perfecto para que su música acabe calando entre sus seguidores.
Acompañados
de una rotunda ovación el quinteto tomaba posiciones para darnos las buenas
noches y presentarnos la pieza que abre
y titula su último redondo, “Lady In Gold”. Descalza, vestida de negro, moviendo
su larga melena rubia y luciendo una amplia sonrisa, Elin tardó apenas unos
segundos en cautivarnos con su voz y su arrolladora puesta en escena.
Afortunadamente, no es la vocalista el único arma que esgrimieron unos Blues Pills cada vez más maduros y
técnicos. Y es que mientras la vocalista es la imagen de la banda, el guitarrista
Dorian Sorriaux es el cerebro a la sombra, siempre sobrio, elegante y perfecto al
ejecutar cada uno de sus solos, dando el
toque perfecto a temas como el soulero “Little Boy Preacher”.
La
noche había comenzado por todo lo alto, con la banda rayando a un excelente
nivel y con la gente dejándose arrastrar por su contagiosa propuesta. Así que un
demoledor redoble de batería sería el encargado de anunciarnos la llegada de la
funkera “Bad Talkers”, que provocaba que la gente siguiera moviendo las caderas
mientras la base rítmica que forman el bajista
Zack Anderson y el batería André Kvarnström se dejaba notar con fuerza. La encargada
de cerrar este primer capítulo dedicado a “Lady In Gold” sería la elegante “Won´t Go Back”, que nos dejaba a la vocalista
clavada en el centro del escenario para firmar una soberbia interpretación antes de
desmelenarse con la llegada de su arrollador estribillo.
Si
este primer tramo de actuación había estado marcado por la inmediatez y la
pegada de sus composiciones más recientes, el segundo acto estaría más versado
en torno a la figura Dorian Sorriaux, ya que temas como el delicioso “Black
Smoke”, servirían para dar un rotundo giro a la velada y adentrarnos en terrenos más
introspectivos y melódicos, dejando que el guitarrista francés nos ofreciera un alarde de elegancia
y sensibilidad. Tras recabar una rotunda ovación de un público cada vez más entregado,
Elin volvería a blandir su pandereta para ponernos a todos a bailar con una de
sus composiciones más celebradas “Bliss”, que conseguía que la sala se viniera
abajo siguiendo esos pasajes cargados de vibrante psicodelia. El contrapunto lo pondrían los
aromas más sosegados del monumental “Little Sun”, que con su característica
percusión tribal y otra sobresaliente
interpretación de Elin serviría para tocarnos la fibra sensible a más de uno con
sus demoledores increscendos.
Como
ya sucediera en sus anteriores visitas, Blues Pills no desaprovecharían la
ocasión para pasar por su particular
tamiz algún viejo clásico, siendo el escogido para la ocasión el “Elements And
Things” de Tony Joe White, que han
grabado para “Lady In Gold”. No abandonarían el material de su último redondo
para sumergirnos de lleno en la
camaleónica “You Gotta Try”, que nos hacia vibrar con la pegada de sus
estribillos y la impetuosa puesta en
escena de una Elin que no paró de contornearse por el escenario buscando la
complicidad de las primeras filas.
Tras
habernos puesto a bailar en repetidas ocasiones, la incombustible vocalista
decidió que había llegado el momento de hacernos cantar. Así que tras dedicar el siguiente tema
a todas las chicas presentes tocaba entonar el estribillo de una de sus
composiciones más conocidas “High Class Woman”, todo un derroche de garra
roquera que fue correspondido con la
entrega de una enfervorecida audiencia. Para permitirnos recuperar el aliento y
poner el toque melancólico a la velada la banda optaría por el emotivo “Ain´t No
Change”, que culminaría con otro desarrollo instrumental a cargo de Dorian Sorriaux. El momento más
vibrante de la noche llegaría durante el
tramo final del show, cuando Elin a capela nos anunciaba la adictiva
“Devil Man”, que volvía a desatar a un
público que cantó cada estrofa como si le fuera la vida en ello.
Para
dar el pistoletazo de salida a los bises la vocalista aparecería
sola en escena para sentarse tras los teclados y marcarse una
desgarradora versión de “I Felt A Change”. El sprint final con toda la gente
saltando junto a la banda estaría reservado para dos composiciones de nuevo
cuño: “Rejection”, y la etérea y majestuosa “Gone So Long”.
Imparables,
Blues Pills continúan creciendo y afianzándose como una de las formaciones más
en forma dentro del panorama europeo. Eso si, creo que Elin y sus muchachos
deberían plantearse el tomarse un respiro y apartarse una temporada de los
escenarios, ya que corren el riesgo de acabar perdiendo la chispa y la frescura
que les hace ser tan atractivos.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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