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jueves, 17 de noviembre de 2016

ENTOMBED A.D.+VOIVOD+LORD DYING+BARREN WOMB-BIKINI-BCN-9-NOV-2016



Tras los pleitos por hacerse con los derechos del nombre de una banda insigne dentro del death metal sueco como es Entombed, el incombustible L.G. Petrov y sus acólitos regresaban  a la Ciudad Condal para presentar "Dead Dawn", la segunda referencia editada  bajo su nueva denominación, Entombed A.D., y la excusa perfecta para que el quinteto volviera a la carretera para deleitarnos con otro de sus incendiarios directos cargado de actitud, buen rollo y vibrante death n´ roll. Como compañeros de viaje los de Estocolmo contarían con una banda ilustre y querida como pocas: los veteranos Voivod, quienes hace unos meses ponían en circulación su nuevo E.P. “Post Society”. Para aportar la savia nueva a un cartel de infarto contaríamos también con el concurso  de los americanos Lord Dying, mientras que los encargados de abrir la velada serían Barren Womb.

 A media tarde, a las 18,15 horas, estaba previsto el inicio de las actuaciones, de modo que cuando el dúo noruego compuesto por el guitarrista Tony Gonzahl y el batería Timo Silvola apareció en escena apenas media docena de espectadores les esperaban. Pese a ello, Barren Womb salieron muy motivados y  dispuestos a aprovechar su oportunidad ofreciéndonos una desquiciante sesión de noise-rock.


Con ambos músicos situados uno frente a otro, el combo noruego repasaría a lo largo de su escueta presentación las composiciones de sus últimas entregas  “Nique Everyhing” y “The Sun´s Is Not Yellow, It´s Chicken”, repartiéndose las tareas vocales en temas como "Älyämpäri". Viscerales, sucios, pero ante todo divertidos y marchosos,  este peculiar dúo   nos volarían la cabeza con las incendiarias aceleraciones punk de "Nexus Diplomis". Entre brindis y mientras la sala se iba poblando de público, el show entraría en su recta final impulsado  por la extrema voracidad  de "Kill Hicks". Entretenida y original, la descarga de Barren Womb no se sí acabaría de cuadrar con los gustos más metaleros  de los seguidores de Entombed A.D.  y  Voivod, pero lo que si tengo claro es que no dejó   indiferente a nadie.

Tras un entreacto más largo de lo habitual les llegaba el turno a los americanos Lord Dying. Si en su prometedor debut “Summon The Faithless” los de Porland supieron captar la atención de  los seguidores  del doom y el  sludge, en su última entrega  “Poisoned Altars”, la formación capitaneada por el orondo frontman Erik Olson parece haber subido la apuesta, decantándose por unas composiciones más rápidas y marcadas por un sonido de guitarras que parece sacado del libro de estilo de los mismísimos Slayer.


Sin ninguna clase de introducción y con un simple saludo el cuarteto se posicionaba en escena para hacernos sucumbir bajo el poderío  doom metalero de la inicial  "(All Hopes Of A New Day)... Extinguished". Sustentando su sonido sobre  la sólida pegada del batería Wade Murff, el combo americano se mostró como un descomunal engranaje de facturar metal ardiente y maligno, tal y como demostraron al adentrarse en los desarrollos épicos de "Greed Is Your Horse".

Tampoco faltarían durante su descarga algunos toques técnicos como los que marcarían las elaboradas  progresiones de “The Claerung At The End Of The Path”, con ambos guitarristas repartiéndose las tareas solistas mientras su aplastante sección rítmica nos golpeaba inmisericordemente. Mucho más rápida, y con reminiscencias a su compatriotas Obituary, sonaría el enfermizo “Suckling At The Teat Of She-Beast”.

El retorno sobre las sonoridades más densas y cadenciosas llegaría de la mano de “A Wound Outside Of Time”, que nos hacía agitar la cabeza  mientras Olson escupía desafiante sus tortuosas estrofas. Una última mirada sobre su debut serviría como excusa para “What Is Not… Is”, con la que rescataban su faceta más primigenia y descarnada. Para poner la rúbrica a su presentación los americanos optarían por la pieza que cierra su último trabajo, “Darkness Remains”, mezclando a la perfección la solidez de sus riffs y el dinamismo melódico de sus solos.

Veteranos, incombustibles e inclasificables. A lo largo de su dilatada carrera Voivod han evolucionado y modificado su estilo en innumerables ocasiones, aunque siempre manteniéndose fieles a sus raíces y a su marcada personalidad, algo que les ha convertido en una banda única e irrepetible. Quizás nunca hayan jugado en las “grandes ligas” como algunos de sus coetáneos, pero lo que nadie puede discutirle a la formación canadiense es la calidad técnica de sus composiciones  y ese toque distintivo que les hace ser tan especiales.

Un telón con el clásico logo de la banda nos anunciaba que Snake y sus muchachos serían los siguientes en aparecer en escena. Tras una larga introducción y comandados por ese fantástico animador que es el vocalista, la banda tomaba el escenario para desatar la euforia en la pista con la arrolladora  “Killing Technology”. No nos darían ni un segundo de tregua, así que tras diluirse  el primer pogo de la noche, la fiesta proseguiría con un sonriente Away aporreando su kit para comandar “Tribal Convictions”, que nos dejaría el primer alarde de un Chewy que se mostró enorme durante todo el show.

Pese a ser el último en entrar en la formación, lo cierto es que Rocky se mostró perfectamente integrado con sus compañeros, destacando especialmente la coordinación con Away en temas como el vertiginoso “Order Of The Blackguards”, que se convertiría en la excusa perfecta para hacernos cantar a todos mientras la banda proseguía su viaje a través de la década de los ochenta. Precisamente, la primera mirada al presente llegaría con las envolventes ambientaciones del novedoso “Fall”, que nos dejaba a Snake aproximándose al filo del escenario para obsequiarnos con algunas de sus bizarras muecas.

Como suele suceder siempre en sus presentaciones no faltaría el vacile con el respetable, que en esta ocasión llegaría cuando Chewy se descolgó con un pasaje de la “Garota de Ipanema”, que serviría como  introducción para la rabiosa “The Prow”, única concesión que se permitieron al material facturado durante la década de los noventa. No tardarían mucho en recuperar su faceta más netamente thrashera para regalarnos los devastadores desarrollos épicos de  “Korgüll The Exterminator”. Mientras que el desgarrador bajo de Rocky sería el encargado de llevar las riendas durante el apocalíptico “Post Society”.

Para rematar una presentación que estuvo marcada por un repertorio matador y la actitud de unos seguidores que se entregaron al máximo, el cuarteto optaría por dos piezas clásicas dentro de su repertorio: “Chaosmöngers”, y la inevitable “Voivod”, que hacía  que toda la sala coreara al unísono el nombre de la banda en un final desquiciante, con los músicos revolcándose por el escenario mientras el pogo se hacia cada vez más intenso y despiadado.

Con los ánimos muy caldeados  tras  la demoledora descarga de los canadienses,  un público expectante tomaba  posiciones frente al escenario mientras los propios miembros de Entombed A.D. se afanaban en poner a punto su equipo. Así que tras unos minutos en los que el escenario quedó desierto los protagonistas de la noche reaparecían empuñando sus instrumentos para agitar al personal con el ímpetu metalero del novedoso   "Midas In Reverse", que desde el mismo arranque convertía la pista en un campo de batalla. Como en ellos suele ser habitual, el quinteto  se mostró expeditivo y muy dinámico sobre las tablas, intercambiando constantemente sus posiciones mientras L.G. Petrov sellaba la alianza con sus incondicionales al atacar  el  primer clásico de la noche "Stranger Aeons".

Y es que, pese al inexorable paso del tiempo, el vocalista sigue conservando esa actitud gamberra y un tanto histriónica, luciendo  su maligna  sonrisa mientras da buena cuenta de cortes de la última época como "Second To None" o “The Winner Has Lost”. Pero si alguien pensaba que esta nueva etapa iba a significar una ruptura con su glorioso pasado no podía estar más equivocado, ya que el grueso del repertorio de esta noche estuvo salpicado de viejas favoritas como "Eyemaster" o "Living Dead", que hacían retumbar los cimientos del local mientras Victor Brandt alzaba desafiante su bajo.

La tercera muestra de su última obra correría a cargo de  la corrosiva "Dead Dawn", cuya discreta acogida  contrastó con la algarabía que provocó  "Like This With The Devil", que se convertiría en una de las escasas concesiones que se permitieron a los discos que Entombed publicaron durante la segunda mitad de los noventa. Para reivindicar sus raíces más netamente death metaleras optarían por  "Revel In Flesh", que acabaría fundiéndose   con el adictivo  "Wolverine Blues", que nos dejaba  un intenso duelo entre Nico Elgstrand y Guilherme Miranda,  mientras en la esquina del escenario L.G. se peleaba con su teléfono para sacar una instantánea del fantástico ambiente que se respiraba en la pista.

El momento de contemporizar los ánimos del personal llegaría al adentrarnos en la cadenciosa  intensidad de la pieza que abría “Morning Star”, la machacona "Chief Rebel Angel". Entre los brindis y los vaciles de un L.G. completamente desatado nos adentrábamos en la recta final del show con un celebradísimo “Night Of The Vampire”, que se convertiría en la antesala perfecta para el icónico “Left Hand Path”, que propiciaba que la sala se viniera abajo.

Si eléctrico y humeante fue todo el show, para los bises la banda nos tenía reservada  una última ración de brutalidad death metalera  proponiéndonos, ante el delirio de sus incondicionales, temas como “Full Of Hand”, “Supoposed To Rod” y “Serpent Speech”. Pese a los cambios de nombre, L.G. Petrov y sus muchachos parecen dispuestos a seguir publicando trabajos mientras continúan sacando lustre en sus directos  al material clásico de los míticos Entombed.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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