Hay
canciones que traspasan barreras y que acaban calando hondo entre la gente
dejando a un lado estilos, modas y gustos personales. "The Final
Countdown", el tema que prestaba título al tercer plástico de Europe, es
uno de esos himnos generacionales que todos hemos tarareado en alguna ocasión.
Pero no fue el único single de éxito de aquel plástico publicado en 1986, ya
que también incluía piezas como "Cherokee", "Rock The
Night" o la balada "Carrie", que acabaron convirtiéndose en
clásicos imprescindibles para los seguidores del hard rock ochentero.
Pese a que nunca han renunciado a su glorioso pasado, la formación capitaneada
por el carismático Joey Tempest se ha fraguado una nueva identidad desde que
decidieran poner fin a su prolongado silencio discográfico con "Start From
The Dark". Desde entonces la banda ha venido publicando trabajos de forma
regular y en su última entrega "War Of Kings", el quinteto
echaba la vista atrás para tomar como referencia a las grandes bandas que les
marcaron durante su juventud.
Quizás
sus trajes ya no sean tan extravagantes, ni sus melenas tan largas y crepadas
como antaño, pero los actuales Europe son una banda madura y con las ideas
claras, dispuestos a demostrar que todavía tienen mucho que decir en sus obras
de estudio y con ilusión por seguir girando por medio mundo. Aunque para muchos su
nombre es sinónimo de nostalgia, el combo sueco sigue conservando su tirón
entre el público catalán, y la mejor prueba fue comprobar el buen aspecto que
presentó la sala grande del Razzmatazz. El motivo de su visita era conmemorar junto
a sus fieles el trigésimo aniversario de su obra más exitosa “The Final Countdown”,
y como compañeros para sus conciertos en
nuestro país contarían con Imperial Jade.
Juventud,
entrega y elegancia. Esas fueron las armas que exhibieron en escena los jóvenes
roqueros catalanes Imperial Jade. Y es que la formación del Maresme lleva mucho
tiempo descargando su potente hard rock salpicado de influencias clásicas. Con
su prometedor debut bajo el brazo "Please Welcome", el quinteto salió
dispuesto a ganarse nuevos incondicionales frente a un público mayoritariamente
maduro, aunque en los laterales de la sala había algunos niños junto a sus
padres. Así que mientras la sala iba tomando colorido Imperial Jade ponían las
cartas sobre la mesa con el ritmo eléctrico y contagioso de "Mr. Rock N'
Roll", que sonaba como toda una declaración de intenciones.
Liderados
por la dupla que conformaron el vocalista Arnau Ventura y el guitarrista Alex
Pañera, los catalanes desplegaron su pasión por las sonoridades setenteras en
temas como "High On You", o durante los desarrollos sureños que
marcarían "A Rollicking Song", que nos abocaría sobre un final épico
con un brutal duelo entre las guitarras de Alex y Hugo Nubiola.
Ataviados
con camisas y jeans, Imperial Jade supieron conectar rápidamente con un público
que se dejó arrastrar por la fogosa vivacidad de los riffs de
"Highway". El momento de aunar nuestras voces llegaría con su
acertado medley de Led Zeppelin que incluyó retazos de "Black Dog",
Whole Lotta Love” y "Dazed & Confused".
El
cambio de registro llegaría con las ambientaciones más relajadas de
"Electric Lady", que nos proponía otro alarde de Pañero en un extenso
desarrollo instrumental. La garra roquera regresaría de la mano de
"Satyr", mientras que el encargado de finiquitar su descarga
sería "Fire Burning Sound", que
sonó bastante más cruda que en su versión de estudio y que nos dejaría a Arnau
bajando hasta el foso para reclamar que las primeras filas les acompañaran con
palmas.
A
las 21 horas la gente empezaba a rugir impaciente demandando la presencia sobre
las tablas de las estrellas de la noche. Después de que un estruendoso sonido
reclamara nuestra atención, las dos pantallas que presidían el escenario y
flanqueaban el kit de batería de Ian Haugland se encendían para dejar que un
video introductorio nos presentara la velada en la que la banda interpretaría
de forma integra "The Final Countdown". Pero antes de que esto
sucediera, el combo sueco daría buena cuenta de su último redondo. La
apuesta era arriesgada, ya que algunos de los presentes no han seguido la
segunda etapa de la banda, por lo que no estarían familiarizados con las
composiciones de "War Of Kings", pero la banda salió a escena con las
pilas bien cargadas y respaldándose sobre un sonido nítido y potente para
romper el hielo con el vibrante "Hole In My Pocket". Vestidos
de riguroso negro, los músicos hicieron gala de su característica sobriedad,
atacando el tema de apertura con su habitual elegancia, aunque un tanto
estáticos. Todos menos el simpático Tempest, que rápidamente asumió el
rol de frontman para liderar a sus compañeros mientras no dejaba de
repartir saludos y sonrisas entre una efusiva audiencia.
Habiendo
recibido las primeras muestras de cariño de sus incondicionales, las
pantallas nos mostraban imágenes del cielo cubirto de nubes mientras la banda
se adentraba en los densos desarrollos de "The Second Day", que nos
proponía el primer intercambio entre el teclista Mic Michaeli, -que lució un
sombrero de cowboy durante toda la velada-, y un John Norum que, si bien
se mostró un tanto frío en sus movimientos escénicos, volvió a demostrar su
clase y distinción a la hora de atacar su instrumento.
Encaramado
sobre uno de los monitores Tempest nos daba en catalán la bienvenida a una velada especial, en la que
la banda mezclaría el pasado y el presente. De modo que nuestro recorrido sobre
el material de "War Of Kings" proseguiría con el clasicismo roquero
que irradió "Praise You", que fue rematado por la soberbia
interpretación de un frontman impecable, que evocó con sus movimientos
escénicos y sus líneas vocales a uno de sus grandes
ídolos, David Coverdale. Casi fundiéndose con la pieza anterior sería la
batería de Haugland la encargada de tender el puente que nos conduciría
sobre "Nothin´ To Ya", que con el escenario teñido de rojo nos dejaba
la estampa del vocalista aproximándose a un distante John Levén.
Ese
toque de madurez que tanto gusta a los que hemos venido siguiendo la
trayectoria de los suecos durante los últimos tiempos quedaría plasmado a lo
largo de la emotiva "California 405", que sería ilustrada con
imágenes de la carretera interestatal americana mientras Norum desde su esquina
daba buena cuenta de su guitarra y Tempest se sumaba a la percusión agitando la
pandereta. Las ambientaciones más intimista y de marcado tamiz bluesy se
materializarían en la deliciosa "Angels (With Broken Hearts)".
Mientras que la elegida para que el show recobrara la intensidad roquera sería
la fantástica "Days Of Rock N´ Roll", para la que Tempest empuñaría su
guitarra mientras las pantallas nos ofrecían imágenes de los últimos tours de
la banda.
Sin
ninguna clase de acompañamiento visual, pero exhibiendo el mejor juego de luces
de toda esta primera parte del show, el bajo de Levén nos conduciría a través
de "Children Of The Mind", que nos seducía con esos increscendos
instrumentales que acabarían recabando una fastuosa ovación. Con el
escenario en penumbra serían nuevamente los teclados de Michaeli los encargados
de proponernos las arábicas melodías de "Rainbow Bridge", que se
convertirían en la antesala perfecta para que Norum se erigiera como
protagonista durante los desarrollos de la instrumental "Vasastan".
Habiendo
recargado las pilas Tempest regresaba a escena para volver a hacer malabares
con su pie de micro mientras atacaba las estrofas de la enérgica
"Light It Up". Para poner el punto y final a este primer acto de la
velada optarían, precisamente, por la pieza que abre y presta nombre a su
última entrega, el poderoso "War Of Kings".
Tras
unos segundos de oscuridad, las pantallas volvían a encenderse para mostrarnos
una retrospectiva de los trabajos de la banda hasta que la imagen quedó
congelada en la portada de su tercer largo, lo que provocó la explosión de una
audiencia que intuía lo que vendría a continuación. Mientras un viejo ordenador
volvía a la vida, Michaeli se posicionaba tras su kit de teclados para
interpretar la melodía que les convirtió en superventas y que haría que la sala
se viniera abajo coreando “The Final Countdown”, que ponía a toda
el público a saltar junto a Tempest mientras a través de las pantallas
aparecían imágenes del video-clip y unas intensas columnas de humo hacían acto
de presencia. Ataviado con un chaqueta de cuero negra, el vocalista no dejaría
de bailar y botar durante esta segunda parte del show, especialmente cuando sus
compañeros, sin previo aviso, atacaron la festiva “Rock The Night”, que lograba
que el nivel de intensidad se mantuviera mientras el vocalista jugaba con
nosotros para hacernos calentar la garganta.
Evidentemente,
con el paso de los años Tempest ha perdido algunos de sus registros más agudos,
pero lo cierto es que supo defender muy bien las composiciones, apoyándose en
muchos momentos en la audiencia, tal y como sucedió durante “Carrie”, que
rebajaba los ánimos del personal mientras diferentes imágenes de fans con los
discos y posters de la banda desfilaban por las pantallas. Sería después de la
sentimental balada, y tras marcarse un baile con uno de sus pipas, cuando el
vocalista nos presentó a “los tíos que le habían cambiado la vida”, antes de
hacer que el feeling roquero se volviera a apoderar de nosotros con una alargada
versión de “Danger On The Track”, que nos dejaba otro trepidante duelo entre Michaeli y Norum.
No
se entretendrían en presentaciones. De modo que uno a uno, y casi de forma
consecutiva, los temas se irían sucediendo. Así que todos sabíamos que la
siguiente en sonar sería “Ninja”, que fue ilustrada con instantáneas de sus
giras en la década de los ochenta por tierras niponas. Plenamente inmersos en
el ejercicio de nostalgia que nos estaba proponiendo el combo sueco, el publico
y el propio Tempest se repartirían las líneas vocales de “Cherokee”,
convirtiendo el recinto en una auténtica fiesta.
El
momento de recobrar el aliento llegaría con las ambientaciones más relajadas
del melancólico “Time Has Come”, que nos dejaba otro excelso alarde de un
Norum inconmensurable. Para el final nos tendrían reservado el clasicismo hard
roquero de “Heart Of Stone”, el marchoso
“On The Loose” y “Love Chaser”, que fue fusionado con un fragmento del
“The Final Countdown”, volviendo a desatar
la euforia de una audiencia entregada.
Luciendo la mejor de sus
sonrisas y después de sentir el cariño de unos incondicionales que corearon
durante varios minutos el clásico cantico de “oe, oe, oe”, Tempest y sus
muchachos no abandonarían el escenario sin darnos las gracias por nuestro apoyo
y emplazarnos para su próxima gira presentando su nuevo trabajo en 2017.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
Esta vez me los he perdido, pero siempre que les he visto han dado un concierto enorme, muy profesionales, muy centrados. Y con el repertorio que llevan a cuestas, si acompaña el sonido, un concierto siempre apetecible. Saludos.
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