“Delirium”,
el octavo trabajo de Lacuna Coil ha
supuesto el inicio de una nueva etapa para el combo milanés. Tras mantener
durante muchos años una formación estable, el nuevo trabajo de los italianos ha
sido el primero que han facturado sin la aportación de los guitarristas Cristiano “Pizza”
Migliore y Marco “Baus” Biazzi, y el
batería Cristiano Mozzati. Quizás por ello sus nuevas composiciones sean
más potentes y vanguardistas, desmarcándose de los tintes góticos que
impregnaron sus primeras entregas para
seguir avanzando en su particular
evolución y profundizando en unas sonoridades más crudas y cercanas a
las bandas que triunfan al otro lado del Atlántico.
Asiduos
habituales de nuestros escenarios Lacuna Coil siempre han gozado de una conexión especial con el público catalán, así
que de cara a esta nueva visita el quinteto convertiría la sala mediana del
Razzmatazz en su particular sanatorio mental, transformando el recinto en el marco ideal para presentar
las desgarradoras historias de su último trabajo. Pero no llegaban solos los
milaneses a su reencuentro con la
audiencia barcelonesa, ya que para acompañarles y calentar el ambiente
contarían con el concurso de sus compatriotas Genus Ordinis Dei y los daneses
Forever Still, que nos presentarían las composiciones de su primer largo “Tied
Down”.
Aunque
para algunos podría parecer un tanto sorpresiva la elección de Genus Ordinis
Dei para ser los encargados de abrir la velada, lo cierto es que el
cuarteto guarda una estrecha relación
con los protagonistas de la noche, ya
que el bajista Marco Coti Zeleti fue quien se encargó de producir su último EP,
y, además, la propia Cristina Scabbia ha colaborado en su nuevo trabajo
“Great Olden Dynasty”, que saldrá a la venta a principios del próximo año.
Teniendo
en cuenta la tripleta de bandas que conformaban el cartel de esta noche
parecía claro que los de Cremona encarnarían la propuesta más potente y agresiva de la velada gracias a
su ecléctica propuesta, en la que fundirían la solidez del death metal
sinfónico con algunas pinceladas “core”, que concedieron a su sonido un enfoque
más moderno y vanguardista. Lo primero que llamó nuestra atención cuando los
músicos aparecieron en escena fue el ensordecedor volumen con el que atacaron
la inicial “You Die”. Afortunadamente, poco a poco, los controles se fueron
normalizando para permitirnos disfrutar en todo su esplendor de la
magnificencia metalera que desplegaron
durante “Embracing The Earth”.
Durante
su show los italianos nos ofrecieron un fugaz recorrido por los mejores
momentos de su trayectoria, aunque centraron su objetivo en los temas que
formaran parte de su nuevo trabajo. De modo que a lo largo de su escueta
presentación aprovecharían para calibrar
el potencial de su nuevo single
“Halls Of Human Delights”, que nos volaba la cabeza combinando la rotundidad de sus riffs y la majestuosidad
de sus teclados pregrabados. Y es que, precisamente, ese fue el mayor hándicap de la actuación de
Genus Ordinis Dei, ya que creo que abusaron de las orquestaciones y los efectos
pregrabados.
Pese
a ello, la banda dejó unas buenas impresiones
entre la audiencia de la capital catalana, y la mejor prueba fue la
excelente acogida que obtuvieron piezas como “Flemish” o “Red Snake”. Sin duda su
rotunda puesta escena, la descomunal potencia de sus riffs y las buenas formas de su frontman , Niccolò
Cadregari, acabaron siendo claves para que el cuarteto abandonara el escenario
acompañado de una calurosa ovación tras
ofrecernos los desarrollos épicos de “Roots And Idols Of Cement”.
Tras
una corta pausa los siguientes en
aparecer en escena serían Forever Still. La formación capitaneada por la
vocalista Maja Shining y el bajista Mikkel Hasstrup ponía en circulación a
principios de año su primer largo “Tied
Down”, en el que recopilaban algunas de las mejores composiciones recogidas en
la trilogía de Eps que conformaron
“Breaking Free” (2013), “Scars” (2014) y
“Save Me” (2015). A diferencia de lo que
sucediera con los encargados de abrir la velada, la propuesta del combo danés
transcurriría por derroteros más melódicos, aunque la potencia de las guitarras
de Maja Partsch quedaría plasmada a lo largo de
“The Last Day”, que era la escogida para romper el hielo.
Pese
a que su propuesta no destacó precisamente por su originalidad, lo cierto es
que Forever Still supieron fusionar los
elementos electrónicos y la vivacidad roquera en temas como el marchoso “Awake
The Wire”. La encargada de adentrarnos en sonoridades más oscurad y
atmosféricas sería “Miss Madness”, en la que destacaría el concurso de Maja que, aferrada a las agarraderas de
su original pie de micro, nos ofreció
una desgarradora interpretación.
El
contraste llegaría con la explosión de rabia y agresividad que supuso “Fight”, que nos dejaba a la vocalista agitándose frenéticamente para
acabar contagiando a una audiencia que hasta ese momento se había mantenido
bastante distante con ellos. Mucho más densa
y con aromas alternativos sonaría la camaleónica “Once Upon A
Nightmare”, que nos mecía con la musicalidad de sus estribillos para
machacarnos posteriormente en un vibrante in-crescendo final.
Nuevamente
los elementos electrónicos volverían a dejarse sentir con fuerza durante los
trepidantes desarrollos de “Breathe In”,
para acto seguido adentrarnos en tesituras más sosegadas y melancólicas
del emotivo “Save Me”. El último asalto
de la descarga de los daneses estaría reservado para los hirientes guitarrazos
que marcarían “Scars”, que servía como perfecto resumen para su propuesta,
intercalando estribillos luminosos y guitarras potentes y de marcada
orientación alternativa.
Dejando
a un lado las preferencias personales de cada uno, lo cierto es que “Delirium”
pasa por ser uno de los discos más
potentes y agresivos que han facturado Lacuna Coil durante toda su longeva
carrera. Quizás su éxito en los States ha sido clave para que la banda se haya
decidido a dar una nueva orientación a
su sonido, apostando por unas guitarras
más crudas y descarnadas, -siguiendo la senda trazada por bandas como Korn-,
aunque sin renunciar a esa química tan
especial que crean en directo Cristina Scabbia y Andrea Ferro.
Ante
una sala expectante las luces se apagaban para dejar que la oscuridad se
adueñara del recinto mientras a través del P.A. sonaba una tétrica introducción.
Portando una luz aparecía en escena Cristina y tras ella el resto de sus
compañeros para dar el pistoletazo de salida con la novedosa “Ultima Ratio”,
que nos presentaba a una banda perfectamente uniformada, -ataviada con sus camisas de fuerza-, y con ambos
vocalista intercambiándose las líneas vocales en primera línea mientras el
resto de sus compañeros, -luciendo unos extraños maquillajes-, permanecían
detrás del enrejado que serviría como set escénico para el show. Tras recibir
la primera ovación de la noche el show proseguiría con el primer y único
recuerdo que se permitieron a su “Shallow Life” de 2009, del que rescatarían
“Spellbound”, provocando la explosión de euforia de una audiencia que se dejó
arrastrar por las invitaciones de una Cristina
que rápidamente se haría con las riendas del show.
Y es que, a diferencia de lo que sucediera en
anteriores visitas, la vocalista fue
quien se encargó de la mayoría de las presentaciones, tal y como sucedió
durante el speech que sirvió como preámbulo
de la corrosiva “Die & Rise”, que nos ponía a todos a botas mientras
nos hacia vibrar con el contraste entre la rotundidad de Andrea y la elegancia
de Cristina. Pero sin duda el primer
punto culminante de la velada llegaría
cuando la vocalista nos preguntó si recordábamos “Heaven´s A Lie”, provocando la locura en la
pista al proponernos el primer recuerdo a la época de “Comalies”.
Con
Andrea habiéndose desembarazado de su
camisa de fuerza era el momento de
ofrecernos una nueva muestra du su último redondo. De modo que los elementos
electrónicos serían los encargados de adentrarnos en la tortuosa “Blood, Tears, Dust”, con Cristina
posicionándose tras la rejas para dejar que fuera su socio en las tareas vocales
quien se encargara de llevar las riendas del tema con sus rotundos guturales. No
abandonarían el material de “Delirium”, ni las guitarras asincopadas durante
los primeros compases de “Ghost In The Mist”, para acabar mezclando de forma
magistral potencia y melodía.
Una
nueva mirada retrospectiva sobre el material de su primera etapa nos abocaría
sobre las envolventes ambientaciones de “The Ghost Woman And The Hunter”, con
una Cristina pletórica, transmitiendo intensidad y dramatismo para firmar una
soberbia interpretación. La elegida para que todo el mundo volviera a botar
intensamente sería la pieza que abría su “Dark Adrenaline”, “Trip The
Darkness”, que nos dejaba al respetable coreando el estribillo siguiendo las
indicaciones de Cristina. El idilio entre la banda y sus seguidores no se rompería
gracias a la intensidad melódica que desplegaron durante la intrigante “Downfall”.
La
puesta en escena más impactante de todo el show estaría reservada para la desquiciante “You Love Me ´Cause I Hate
You”, que nos dejaba la sobrecogedora
estampa de una Cristina dominadora acariciando delicadamente la
cabellera de un Andrea arrodillado a sus pies. Tras recibir una de las mayores
ovaciones de la noche llegaba el momento de ponernos a todos a saltar siguiendo
las arábigas melodías que marcarían “Our Truth”, que fue coreada con autentica
devoción por una audiencia completamente entregada. No bajarían el nivel de
intensidad y la encargada de adentrarnos en la recta final del show seria su
versión del clásico de Depeche Mode “Enjoy The Silence”. Mientras que la
elegida para poner el punto y seguido a la velada sería una coreadísima “Nothing Stands In Our Way”.
No
tardarían mucho en retornar sobre las tablas y colocarse tras el enrejado para
descargar la pieza que presta título a su ultima entrega “Delirium”, que fue
acogida con algo de frialdad por el respetable. Sin embargo, los ánimos
volverían a caldearse cuando la vocalista nos anunció “Zombies”, que hacia que
la sala se viniera abajo mientras Cristina bailaba como si estuviera poseída.
El fin de fiesta, y de este tour europeo, -según nos anunció la propia
vocalista-, estaría reservado para otra pieza de nuevo cuño la abrumadora “The
House Of Shame”, que nos dejaba los registros más agresivos de un desatado
Andrea y las altísimas notas de una Cristina
que se mostró exultante y pletórica durante todo el show.
Un
sonido sólido y compacto, una trabajada
puesta en escena y un repertorio centrado en sus últimos lanzamientos
fue que los que nos ofrecieron Lacuna Coil a su paso por la Ciudad Condal. Pocas
objeciones se puede poner al arrollador
directo de una banda que no para de
evolucionar y moldear su propuesta disco a disco. Aunque, seguramente, entre
sus fans más veteranos hubo quienes echaron en falta más temas de su primera
etapa, y más cuando su show no sobrepasó los 80 minutos.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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