Repasar el currículum de
Peter Tägtgren es bucear en la trayectoria de un personaje imprescindible
dentro del metal europeo de las ultimas décadas. Multi- instrumentista,
vocalista, productor..., por sus manos han pasado algunos de los nombre más
emblemáticos de la escena, pero quizás de entre todos sus proyectos el más
personal y esquizofrénico sea Pain.
"Coming Home", era la excusa para su retorno a la Ciudad Condal, un
trabajo que se ha demorado más de lo habitual y que ha generado opiniones
encontradas entre sus seguidores.
Para completar el heterogéneo
cartel del tour que le esta acompañando por el Viejo Continente el polifacético
artista sueco contaría con la participación de Billion Dollar Babies, unos habituales de
nuestros escenarios como son Dynazty, y los germanos The Vision Bleak, que
desplegarían su aura tenebrosa y mistérica para presentar las composiciones de su último
redondo “The Unknown”.
En
un mes de octubre plagado de conciertos y con mucha gente preparando el puente del
primero de noviembre, a la hora prevista para el inicio de las actuaciones la
sala mediana del Razzmatazz presentaba un aspecto desolador, con apenas una
veintena de seguidores que aguardaban a los encargados de romper el hielo en
esta tarde-noche de viernes, Billion Dollar Babies. Afortunadamente este
detalle no pareció importar al quinteto sueco que salió con las pilas cargadas
y dispuesto a convencer a los que se acercaron a presenciar su actuación. Una
cuidada puesta en escena, -con buenas luces y sendas pancartas
laterales-, un sonido demoledor y una actitud atrevida y descarada fueron las
armas que esgrimió la banda sobre las tablas dando buena cuenta de su hard rock
con tintes industriales en temas como la
inicial “I Want To See You Death” o “The Junkies Ball”, que nos traían al
recuerdo el material que facturó el
reverendo Manson a mediados de la década de los noventa.
Pese a que la formación
capitaneada por el vocalista Frankie Rich ha evolucionado notablemente desde
que publicaran su debut “Stand Your Ground “, su fuerza hardroquera junto algún
fugaz guiño sleazy se dejaría notar con fuerza a lo largo de “The Game”, haciendo que la
escasa audiencia se animara a acompañar su desarrollo con palmas. El momento de
apoyar al quinteto en sus rotundos
estribillos llegaría junto a las sirenas que nos anunciaban “President Payne”, dejando que Frankie agarrara el megáfono durante su inquietante interludio central.
Muy activos y ágiles en
escena Billion Dollar Babies exhibieron una fantástica predisposición y muchas
ganas de agradar dejando unas magníficas sensaciones al atacar los desarrollos
más melódicos de “One”, con ambos
guitarristas repartiéndose las partes solistas; y la pieza que presta título a
su último trabajo, la adictiva “Everyone´s In Love With A Chemical God”.
Los siguientes en comparecer ante un recinto algo más concurrido serían
Dynazty. Los suecos ya nos habían visitado hacía pocas semanas para repasar las composiciones de “Titanic Mass”, así que
muchos de los que tuvieron ocasión de verles no quisieron perderse su
show. Y es que la banda, pese a su juventud, se mostró como una maquina
implacable de facturar metal melódico. Además, la calidad de todos sus miembros
es incontestable, destacando especialmente la labor del vocalista Nils Molin,
que se mostró como un fantástico frontman, animando incansablemente al personal
para que se convirtiera en parte activa del show.
Enérgicos y completamente
desatados los de Estocolmo arrancaban el
show con la monumental “The Human
Paradox”, que nos mostraba su faceta más rápida y melódica, alternando la
dinámica de sus estribillos con un incendiario duelo entre Love Magnunsson y Mikael Lavér. Tras haber conseguido captar
la atención de los presentes con su rotunda puesta en escena había que mirar
hacia atrás para rescatar la elegante “The Northern End”, que nos dejaba a la banda al completo apoyando en los coros
para dar la replica a un hiperactivo Nils.
Más atrás en el tiempo,
concretamente a la época de “Sultans Of Sin”, nos conduciría “Raise Your
Hands”, que se convertiría en el reclamo perfecto para que la audiencia se
pusiera a dar palmas mientras la banda rememoraba brillantemente su faceta más desenfadada y hard roquera. El
cambio de tercio estaría reservado para los intrincados desarrollos de
“Incarnation”, que nos dejaba a la tripleta de cuerda agrupada en una esquina mientras
el vocalista nos ofrecía una rotunda colección de agudos.
Tras agradecernos nuestra
presencia llegaba el momento de encarar la recta final de su actuación
proponiéndonos otra pieza de nuevo cuño “Titanic Mass”, que volvía a hacer que
todos coreásemos su potente estribillo. El colofón definitivo para una descarga
cargada de clase, calidad y heavy metal estaría reservado para el contagioso
“Starlight”, que nos ratificaba en la
sensación de haber visto a una banda con tablas y talentosa, que seguro dará mucho que hablar durante los
próximos años.
Los elegidos para dar
continuidad a la velada y proponernos un drástico cambio de registro serían los
alemanes The Vision Bleak. Liderados por dos ilustres veteranos como son
Konstanz y Schwadorf la formación bávara aparecía sobre las tablas envuelta
entre tinieblas y, -tal y como mandan los cánones-, vestida de riguroso negro.
Mucha expectación había suscitado entre la audiencia su desembarco, de modo que
la banda contó con el apoyo de gran parte de los presentes desde que dieran el
pistoletazo de salida con los inquietantes
desarrollos de “From Wolf To Peacock”,
que nos adentraba en su particular
universo sonoro.
Como buenos seguidores de las
películas de terror no faltaría a su
cita “The Night Of The Living Dead”, que nos azotaba con su abrumadora
embestida inicial para posteriormente adentrarnos en tesituras más cadenciosas y machaconas
mientras las primeras filas alzaban los puños al aire. Tampoco faltarían a lo
largo de la velada la majestuosa sobriedad de “Carpathia”, que les servía para
mostrarnos sus influencias lovecraftianas. Pese a que la banda se presentó sin
el concurso de un bajista, lo cierto es que temas como el novedoso “The Kindred
Of The Sunset “ sonaron arrolladores, consiguiendo que la gente se involucrara
al máximo mientras Konstanz asentía con cara
de satisfacción.
Para los que prefieren los
pasajes más propios del doom, los alemanes no se dejarían en el tintero las
brumosas ambientaciones de “Into The Unknown”, que nos envolvía con su manto mistérico
para dejar que la hiriente guitarra de Schwadorf se convirtiera en
protagonista. Aunque la banda se mostró
un tanto estática durante los primeros compases del show, a medida que fue
avanzando la velada se fueron animando,
llegando el momento cumbre cuando Konstanz abandonó el escenario y bajó hasta
el foso para alentar a sus seguidores
durante la metalera “Kulutu!”, que les servía para volver a visitar el material
de “Carpathia- A Dramatic Poem”.
Adentrándonos en la recta final de su presentación no
faltarían las pinceladas góticas del fantasmagórico “Wolfmoon”, que nos hacia retroceder
hacia los tiempos del primerizo “The Deathship Has A New Captain”. Mientras que
la rubrica a su oscuro ceremonial vendría dada por la hímnica “By Our
Brotherhood With Seth”, con un Konstanz desatado que no vaciló a la hora de
encaramarse a las vallas de seguridad
para protagonizar un final épico.
Tras reponernos de la descarga de The Vision Bleak, todo
parecía dispuesto para la llegada de Pain.
Mucho hacia que Peter Tägtgren y sus acólitos
no pisaban los escenarios de la Ciudad Condal, así que había que recuperar el
tiempo perdido. Con mucha fuerza y precedidos de una desquiciante introducción
los músicos aparecían en escena para inaugurar la velada con una pieza ganadora
como es “Designed To Piss You Off”, que
conseguía que la gente no parara de saltar acompañando su impetuoso desarrollo,
constatando que la banda no ha perdido su voraz instinto asesino.
Ataviado con su
característica camisa de fuerza, el frontman sueco no tardaría en convertirse
en el centro de todas de las miradas al dejar su guitarra a un lado para concentrarse
en las tormentosas estrofas de “Suicide Machine”, que hacia que la temperatura
subiera en el local, con toda la gente danzando mientras esas rotundas bases
electrónicas se entremezclaban con las guitarras en un demencial ejercicio de
metal industrial. Una de las sorpresas de la noche fue el intenso ritmo que los
suecos imprimieron a su presentación, azotándonos sin compasión en trallazos
como “The Great Pretender”, que se
convertiría en uno de las más celebrados de la noche.
Mucho se ha venido hablando
desde la publicación de “Coming Home”, sobre el potencial de las nuevas
composiciones de la banda, de modo que personalmente tenia muchas ganas de comprobar como sonarían en directo temas a
priori más accesibles como “A Wannabe”, y lo cierto es que me acabaron
convenciendo gracias a la soberbia
interpretación de Tägtgren y al dramatismo de su base acústica. El
momento de volver a pisar el acelerador al máximo llegaría durante el arranque
de “Zombie Slam”, que volvía a desatar la euforia entre las primeras filas mientras el frontman castigaba
sus cuerdas vocales con un desgarrador alarido final. Sin apenas darnos tiempo
para recuperar el aliento el cuarteto
proseguiría su asedio con la camaleónica “Monkey Business”, que aunaba las
voces de los presentes para poner el recinto patas arriba.
Para los más veteranos el clímax
llegaría con la dupla que conformaron la
adictiva “End Of The Line”, todo un clásico que sirvió para que Tägtgren nos
incitara a gritar con todas nuestras fuerzas; y
la machacona “It´s Only Them”, que se convertiría en el primer recuerdo
a su tercer largo “Nothing Remains The Same”, y para el que contarían con la colaboración
de un ente demoniaco que se mezcló entre los músicos para apoyar en los coros.
Una nueva mirada sobre “Coming Home”, sería la excusa perfecta para ofrecernos
una arrolladora “Pain In The Ass”, que fue fantásticamente recibida.
Esa conexión que la banda fue
creando a lo largo del show alcanzaría su punto álgido con la llegada de “I´m
Going In”, que se convertiría en el preámbulo perfecto para un extenso capítulo
dedicado a su última entrega discográfica. El sonido de la acústica volvería a
impregnar el recinto durante el arranque
del nostálgico “Coming Home”. Mucho más visceral y metalera sonaría “Black
Knight Satellite”, que hacia que el show volviera a retomar toda su intensidad.
Tägtren y sus muchachos parecían completamente desatados, así que para hacer
rugir al personal optarían por la controvertida “Call Me”. Mientras que para finiquitar este
segundo acto dedicado a su octavo trabajo nos regalarían las hipnóticas
ambientaciones de “Starseed”.
No había escapatoria, Pain
estaban dispuestos a volarnos la cabeza. De modo que las guitarras sonarían más
asesinas que nunca durante la enfermiza “Dirty Woman”, que nos flanqueaba el camino hacía un último asalto que estaría
protagonizado por los hímnicos estribillos de “Same Old Song”, y la
imprescindible “Shut Your Mouth, que fue coreada con devoción por unos
seguidores files y leales, que tributaron a la banda una rotunda ovación final.
Mientras algunos seguimos
cuestionando la calidad de sus últimas entregas, Peter Tägtgren continúa
comandando con mano férrea los destinos de Pain, demostrando sobre los
escenarios el excelente estado de forma de “esa criatura” que se nutre de guitarras
infecciosas, letras subversivas y metal industrial.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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