A
principios de la década de los ochenta un joven y desconocido Darren Wharton se
incorporaba a la banda de Phil Lynott para encargarse de los teclados en
el décimo álbum de estudio de Thin Lizzy, “Chinatown”. Desde entonces su nombre
siempre estuvo ligado al del mítico bajista y vocalista, e incluso, a día de
hoy, sigue formando parte de las reuniones de la legendaria banda irlandesa.
Pero sin duda la formación que ha marcado su carrera ha sido Dare, con los que
Wharton se ha consolidado como uno de los vocalistas más elegantes,
convirtiéndose en un referente obligado para todos los seguidores del A.O.R. y
el hard rock melódico.
Si
dejamos a un lado “Arc Of The Dawn” (2009), que nos ofrecía algunos temas
nuevos, versiones y viejas favoritas regrabadas; y “Calm Before The Storm
2” (2012), el último trabajo del combo gales “Beneath The Shining Water”
se remonta a 2004. Durante este periodo la banda se ha dejado ver en diferentes
ocasiones por nuestros escenarios. Sin ir más lejos, el pasado mes de Agosto formaron
parte del cartel de la undécima edición del Leyendas Del Rock. Para estos conciertos en
nuestro país Dare traían bajo el brazo
“Sacred Ground”, un álbum maduro, melódico y, ante todo, adictivo que sirve
para reeditar en estudio la sociedad entre Wharton y el guitarrista Vinny
Burns.
El
enclave elegido para el reencuentro con el público catalán sería la sala pequeña del Razzmatazz, donde un
buen numero de seguidores, -que en su mayoría superaban holgadamente la
treintena-, se reunirían para dar calor y ambiente a una velada que estaría
marcada por la nostalgia, la clase y la melodía. Los encargados de ejercer como
anfitriones para los británicos serían los locales Heart 2 Heart, que
aprovecharían su oportunidad para dar buena cuenta de las composiciones de su
nuevo trabajo “Never Gonna Stop”.
Contrariamente
a lo que suele ser habitual, cuando Heart 2 Heart aparecieron sobre las tablas
el recinto presentaba ya un buen aspecto. Respaldados por amigos y conocidos el
quinteto nos ofreció una buena muestra de su hard rock melódico, salpicado de
pinceladas A.O.R. y esencias ochenteras. Con su vocalista Sara ejerciendo como
maestra de ceremonias, la descarga arrancaba con “Partners In Crime”, que
plasmaba el rodaje adquirido desde que se formaron a finales de 2012. Otro
detalle a resaltar fue la potencia con la que sonaron temas como “Strangers”,
con mucha más pegada y garra roquera que en su versión de estudio.
Quizás
la única pega que se puede poner al show de los barceloneses fue que se les
notó un tanto nerviosos, especialmente a Sara. Pero en líneas generales su
descarga dejó unas buenas sensaciones entre los presentes, y la mejor prueba
fue la cálida acogida que obtuvieron temas como “Bad Taste”, o su single “Wet”.
Tampoco faltaría durante su show algún guiño al pasado, rescatando para la
ocasión temas como “Sleeping Away”, que formaba parte de su anterior EP “From
Now On”.
Sintiéndose
cada vez más a gusto sobre las tablas, el quinteto encararía la recta final de
su actuación con “Dream Until The End”,
que Sara dedicó a todos los soñadores; para acto seguido cambiar de registro y
proponernos los aromas más relajados del vitalista “Let´s Live It Up”.
Mucho más marchosa y roquera resultaría la guitarrera “I´m For You This Time”,
que nos dejaba al público apoyando con palmas su desarrollo. Mientras que la
elegida para cerrar el show sería la hímnica “We Are One”. En definitiva, que
el combo barcelonés cumplió con su cometido, amenizándonos la
espera con su hard rock melódico antes de la llegada de los protagonistas de la
noche.
Muchas
ganas había de volver a deleitarnos con
la elegancia y la maestría de Darren Wharton y sus muchachos. Aunque para la
mayoría de sus seguidores lo mejor de la obra de los galeses se concentra en
sus primera obras: el magistral “Out Of Silence”(1989) y “Blood From Stone”
(1991), lo cierto es que el resto de su
discografía conserva ese tratamiento exquisito a la hora de tratar las
melodías, aunque tal vez adolezca de la garra roquera de sus primeros trabajos.
Quizás
por ello no sorprendió a nadie que el show arrancara de forma sosegada,
con las bucólicas ambientaciones que marcarían la preciosista “Sea Of Roses”,
que era la escogida para romper el hielo y que servía para que Wharton tuviera
la primera toma de contacto con sus seguidores. Simpático, risueño y cercano,
el vocalista rápidamente conquistaría al respetable, exhibiendo un buen
estado de forma y una elegancia que sirvieron para encandilar a una audiencia
que parecía entregada de antemano. Y es que aunque el frontman fue quien
se llevó la mayoría de las miradas, su compañero a las seis cuerdas, Vinny
Burns, pese a su estatismo escénico, también nos dejó unas buenas
muestras de su calidad y su técnica a la hora de atacar los desarrollos solistas
contenidos en “Storm Wind”, que redondeaba una dupla de apertura extraída de su
obra de 2004 “Beneath The Shining Water”.
Tras
los primeros saludos de la velada, la magia seguiría fluyendo desde el
escenario haciendo volar nuestra imaginación hacia esas preciosas estampas de
la campiña británica que evocarían las delicadas melodías celtas de “Silent Thunder”, que se convertiría en la
primera y única referencia que se permitieron a su cuarto trabajo
“Belief”. A diferencia de lo que sucediera en anteriores visitas, en esta
ocasión, Nigel Clutterbuck se concentraría en su faceta como bajista, formando
pareja rítmica con el batería Kev
Whitehead.
Habiendo
dejado patente el buen momento por el que atraviesa la formación, y después de
agradecernos nuestra presencia, Wharton y sus muchachos se concentrarían en
ofrecernos un exhaustivo repaso a las composiciones de su último redondo
“Sacred Ground”. La primera en sonar sería “Home”, que fue fantásticamente
recibida por una audiencia que no titubeó a la hora de sumarse a la hora de
acompañar su fantástico estribillo. Tal
y como sucede en su última obra, las melodías se tornarían más intensas y
emocionales a lo largo del inspiradísimo uptempo “I´ll Hear You
Pray”.
No
abandonarían el material de su trabajo del pasado año, ya que la encargada de
seguir haciendo las delicias del respetable sería la nostálgica “Every Time We
Say Goodbye”, con la armoniosa voz del Wharton volando sobre la melodía
que marcaban los teclados de Marc Roberts. Pero si alguien pensaba que
los galeses se habían olvidado de su faceta
más A.O.R., ahí estuvo el dinámico “Days Of Summer”, que se acabaría convirtiendo
en el preámbulo perfecto para el último testeo de “Sacred Ground”, que llegaría
con el marchoso “On My Own”, que hacía que el ambiente se caldeara en la sala
mientras el vocalista nos invitaba a todos a cantar su pegadizo estribillo para
firmar el primer gran momento de la noche.
Tras
recibir la aprobación de una audiencia que pareció dar el visto bueno al
material de su última entrega, tocaba volver a viajar al pasado, concretamente a la época de “Beneath The Shining Water”,
para atraparnos con la delicadeza de “Where Darkness Ends” y la épica
guitarrera de esa joya que es la propia pieza que prestaba su título a su quinto trabajo. Como viene siendo
habitual en todas sus presentaciones no faltaría el recuerdo a su mentor Phil
Lynott, recuperando el clásico de Thin Lizzy "Emerald", que
hacia estallar al público y marcaba el punto de inflexión de la velada.
Y
es que fue a partir de ese momento cuando la comunión entre la banda y sus
seguidores fue absoluta, ya que esta segunda mitad del show estaría reservada
para sus clásicos de la primera época. La encargada de dar el pistoletazo de
salida a este suculento ejercicio de nostalgia que nos brindó el quinteto sería
la vibrante “Wings Of Fire”, que sirvió para que la audiencia no parara
de cantar mientras Wharton recorría el escenario luciendo la mejor de sus
sonrisas. La guitarra de Vinny Burns sería la encargada de llevar las riendas
de la roquera “We Don´t Need A Reason”, haciendo que el recinto se convirtiera
en una fiesta.
Como
era previsible la recta final del show estaría marcada por las composiciones de
su brillante debut “Out Of Silence”, y es que la banda hizo las delicias
de sus seguidores encadenando nada menos que cinco de sus composiciones.
“Abandon” serviría para espolear al máximo al respetable, demostrando que
la banda no ha perdido ese toque mágico que siempre le ha caracterizado. “Into
The Fire”, se convertiría en la excusa perfecta para que todos roquearamos
intensamente antes de que la guitarra de Burns fuera la encargada de rematar el
tema.
Muy
agradecido, Wharton se encargaría de repasar algunos de los activos de nuestra
ciudad antes de hablarnos del lluvioso clima de Manchester durante la
introducción de la imprescindible “The Raindance”, que con su ambientación más
relajada nos serviría para recuperar el aliento antes de que el quinteto
tributase un nuevo homenaje a la figura del insigne líder de Thin Lizzy, a
quien dedicaron la vibrante “King Of Spades”.
Lamentablemente
el tiempo de los galeses se estaba agotando. Pero Wharton y sus muchachos no
podían despedirse sin ofrecer a sus incondicionales una última perla de su
discografía. De modo que la encargada de poner el broche de oro a la velada,
junto a la promesa de regresar, sería “Return The Heart”. Quizás estén lejos de
llenar grandes locales, pero lo cierto es que con semejante colección de
clásicos a sus espaldas y confiando en el potencial de sus nuevas composiciones Dare siguen
siendo una apuesta segura de cara al directo.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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