sábado, 4 de febrero de 2017

FLESHGOD APOCALYPSE+CARACH ANGREN+NIGHTLAND-RAZZMATAZZ 2-BCN-24-ENE-2017


La última obra de los transalpinos Fleshgod Apocalypse "King" ha supuesto su consagración definitiva dentro de la escena extrema internacional, plasmando su madurez compositiva.  Varias han sido las ocasiones en las que la formación de Perugia ha pisado nuestros escenarios, pero en esta ocasión lo hacían por primera vez liderando su propio show, presentándose ante un Razzmatazz 2 que vio su espacio acotado a la mitad. Pero antes de que esto sucediera tendríamos ocasión de disfrutar de las descargas de sus compatriotas Nightland y los holandeses Carach Angren.

Poco conocidos todavía por estos lares Nightland debutaban en los escenarios de la Ciudad Condal para flanquearnos el paso hacia  su particular universo de oscuridad y grandilocuencia de manos de su death metal de corte sinfónico. Ataviados con sus vistosas indumentarias de combate, el cuarteto de Pesaro nos ofrecería un exhaustivo repaso de las composiciones que conforman su debut  "Obsession" que se publicó hace un par de años y que recientemente ha sido reeditado con un par de pistas extras. Amparando su propuesta sobre unos patrones muy cercanos al de las estrellas de la noche, Nightland supieron conectar con los que se acercaron a presenciar su show gracias a la velocidad seminal de  "Dreamless Life", o a la crujiente intensidad desplegada en la majestosa  "A.R.E.S.".

Aunque el cuarteto disfrutó de un sonido compacto y de un cuidado juego de luces, lo cierto es que el excesivo uso de elementos pregrabados acabó propiciando que su descarga perdiera algo de frescura y espontaneidad. En cualquier caso, me gustó mucho la garra que exhibió el cuarteto  sobre las tablas, especialmente su frontman Ludovico Cioffi, que desafiante intentó que el personal se sumará al headbanging que acompañó  las humeantes acometidas de " Obsession" e "Icarus".

Sin embargo, los momentos más destacables de su presentación estarían reservados para los explosivos cambios de "Alpha et Omega", que nos dejaba al batería Filippo Cicoria ofreciéndonos todo un recital de técnica y contundencia. Para encarar el tramo final del show nos presentarían la novedosa "Astralize", que formará parte de su próxima obra y que sigue la línea del material contenido en su ópera prima; y la apocalíptica  " Last Dance Of  A Treacherous Mind".
 
Los siguientes en aparecer sobre las tablas serían Carach Angren, curiosamente la formación más veterana de las que conformaban el triple cartel de esta noche ,y también los mas cañeros, ya que practican un black metal de corte sinfónico no exento de unas buenas dosis de melodía y algunos pasajes ambientales. Como sucediera en sus anteriores visitas los holandeses se presentaron sin contar con el concurso de un bajista. Perfectamente maquillados y dispuestos a desplegar toda su tenebrosa  maldad abrirían fuego con "There' s No place Like Home ", que fue precedida por la inquietante introducción "Once Upon a Time....".
 
 Con mucha rabia y comandados por la dupla que conformaron  el teclista Ardek y el vocalista Seregor, que lucio un pie de micro con cuchilla incorporada, el cuarteto plasmaría su devoción por las ambientaciones demoniacas  en piezas como la perturbadora  "Lingering In An Imprint Haunting" de su anterior “Where The Corpses Sink Forever”, para acto seguido abocarnos sobre los pasaje más melódicos de “Departure Towards A Nautical Curse”, que servía para que Ardek castigara sus teclados mientras los  agitaba enérgicamente de izquierda a derecha.

Teniendo en cuenta la trayectoria de los holandeses resultaba evidente que no faltarían a lo largo de su presentación esas suculentas aproximaciones al cine de terror, tal y como dejaron plasmado en la escueta “Spectral Infantry Batalions”, que nos dejaba a Seregor mirando poseído a las primeras filas antes de que el resto de sus compañeros se le sumaran para abordar “Bitte Tötet Mich”, para la que el frontman lucio una fastuosa corona.  El retorno sobre el material de su último redondo “This Is No Fairytale”, estaría reservado para “When Crows Tick On Windows”, que volvía a azotarnos sin compasión para  reincidir en su faceta más visceral.

Nuevamente los envolventes teclados de Ardek serían los encargados de asumir todo el protagonismo durante los compases iniciales de “Sir John”, que personalmente fue de las que más me gustó, alternando a la perfección velocidad y melodía en un ejercicio de brutalidad que acabó contagiando a las primeras filas. La ampulosidad se fusionaría con los acuchillantes riffs que marcarían “The Carriage Wheel Murder”, que hacía crecer el nivel de intensidad del show y nos abocaba  sobre una recta final que estaría protagonizada por las invocaciones contenidas en “”Killed And Served By The Devil” y el manto de inquietante nostalgia que nos propondría “Bloodstains On The Captain´s Log”.

Sin duda lo mejor de la descarga de Carach Angren fue su dinamismo escénico y su capacidad para conectar con el público. Tal vez su propuesta no resulte novedosa ni excesivamente original, pero lo cierto es que el cuarteto de Landgraaf posee  personalidad y argumentos suficientes para mantener el interés del espectador durante su siniestro show.

Pese a las críticas de algunos de sus seguidores, Fleshgod Apocalypse continúan ahondando en la evolución que iniciaran con “Agony”, desmarcándose del death metal técnico que marcó sus inicios para abrazar sin ningún tipo de rubor una propuesta cada vez más personal y reconocible, en la que confluyen la brutalidad death metalera, la admiración por los compositores clásicos y unos arreglos cada vez más majestuosos y rimbombantes que sirven para que sus composiciones suenen cada vez más épicas y sobrecargadas.

Una cuidada escenografía, un vistoso juego de luces y un sonido compacto y agresivo, serían las mejores armas para que los italianos consiguieran el respaldo de sus seguidores desde que a través del P.A. empezara a atronar la introducción “Marche Royale”. Recibidos como auténticos héroes y ataviados con sus elegantes- y habituales- vestimentas decimonónicas, la tormenta de watios y brutalidad se desataría con  “In Aeternum” que sería la elegida para que la banda nos asolara sin ningún tipo de contemplación, sometiéndonos a sus rotundas acometidas mientras en la parte trasera del escenario Veronica Bordacchini, -que sostuvo un estandarte durante la mayor parte del show-, se encargaba de dar el contrapunto a tanta brutalidad con sus registros de soprano.

Si los primeros compases del show habían estado marcados por la velocidad, el cambio de registro llegaría con las opresivas ambientaciones de “Healing Through War”, que contemporizaban el ritmo del show para permitir que la rotunda pegada de Francesco Paoli hiciera retumbar los cimientos del local. Tras ofrecer los primeros saludos a un respetable que acompañó reverencialmente cada una de sus rotundas embestidas, llegaba el momento de proponernos una primera mirada al pasado de manos de “Pathfinder”, que nos dejaba la estampa de los músicos  intercambiando sus posiciones mientras la temperatura en la pista seguía en aumento.

Uno de los pocos pasajes en los que Veronica abandonaría su posición en la parte trasera del escenario para tomar la primera línea sería durante la novedosa “Cold As Perfection”, en la que sus compañeros levantarían  el pie del acelerador para adentrarnos en tesituras  más densas y cadenciosas. La vuelta sobre la visceralidad  estaría marcada por “The Violation”, que se convertiría en la primera mirada sobre su “Agony” de 2011, y para cuya presentación Tommaso Ricardi nos leería un escueto pasaje  extraído de un polvoriento libro.

Los ritmos cadenciosos y reptantes se adueñarían del recinto para acompañar a la majestuosidad del piano de Franceco Perrini durante la implacable “Gravity”. Pero sin duda uno de los momentos más demenciales de la velada estaría reservado para “The Fool”, que desataba la locura entre las primeras filas mientras la banda apretaba los dientes para proponernos   un ejercicio de extrema voracidad. No nos darían ni un segundo de tregua y Tommaso dividiría la sala en dos para organizar el wall of death que serviría como decorado para “The Egoism”.Para poner el punto y seguido a la velada los italiano se adentrarían dentro de los hipnóticos pasajes  del tormentoso “Syphilis”, con Veronica deambulando por el escenario para acabar rubricando el tema con un apoteósico increscendo final.

Corta, muy corta había resultado la descarga de los italianos. Así que una audiencia enfervorizada y todavía deseosa de una última dosis de grandilocuencia épica reclamaría la vuelta de los músicos sobre las tablas para rubricar  la velada. Sería precisamente antes de iniciar el encore  cuando el frontman nos informó de los problemas de espalda que estaba padeciendo Francesco Paoli, y de la posibilidad de que estos provocaran que el de esta noche fuera el último show de su actual periplo. Entre aplausos y vítores los instrumentos volverían a rugir  para regalarnos la pieza que abría “Oracles”, “In Honour Of Reason”, que con sus alardes técnicos y su ritmo demencial provocaba el éxtasis de sus fans más veteranos. El desenlace definitivo llegaría amparado por las melancólicas melodías que impregnarían  una abrumadora versión  de “The Forsaking”.

Lamentablemente, a la mañana siguiente se confirmaba que la banda tenía que suspender el resto de sus conciertos a causa de los problemas de espalda de su percusionista. Esperemos que Francesco Paoli no tarde en reponerse y Fleshgod Apoclypse  puedan seguir presentando “King” en directo.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER


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