Que
una formación haya conseguido mantenerse en activo y editando discos de forma
continua durante casi tres décadas no suele ser muy habitual dentro de la
escena extrema. Tomando su nombre de una de las composiciones de los maestros
Slayer, los suecos Necrophobic siempre han plasmado en sus temas su devoción
por el ocultismo, la muerte y, como no, el satanismo, manteniéndose fieles a la
filosofía y los patrones clásicos que les han convertido en un referente
obligado dentro del género.
"Womb
Of Lilithu", que veía La Luz en otoño de 2013, fue la última entrega de
los de Estocolmo, así que había muchas ganas de ver a su nuevo line-up en
directo, con los retornos del vocalista Anders
Strokirk y los guitarristas Sebastian Ramstedt y Johan Bergebäck. Para
acompañarles en esta incursión en tierras catalana, Joakim Sterner y sus acólitos
contarían con el concurso de dos bandas nacionales. Para abrir la velada
contaríamos con Cruz, mientras que los encargados de amenizar la espera antes
del desembarco de las estrellas de la noche serían Hyban Draco.
Debo
admitir que me sorprendió la inclusión de los barceloneses Cruz ya que, dejando
a un lado la agresividad, su propuesta poco tenía que ver con la de los suecos.
Pese a ello, el cuarteto nos ofreció una descarga sólida y compacta, en
la que desgranarían los mejores momentos de su primer largo “Culto
Abismal”, proponiéndonos una sucesión de trallazos rápidos, crujientes y
directos que sirvieron para desplegar su sonido deudor de bandas clásicas como
Entombed o Dismember, combinando a la perfección sus incendiarios riffs
con una base rítmica de esencias crust- punk.
Aunque
se mostraron un tanto fríos durante los
primeros compases del show, poco a poco se irían entonando, mostrando todo su
potencial en temas como “A Cops De Destral” y “La Pitjor De Les Plagues”, que
les servía para adentrarnos en tesituras más oscuras y apocalípticas.
Tampoco faltarían algunas composiciones de estructura más compleja como
“La Caza”. Pero sin duda los mejores momentos de su presentación
llegarían en el tramo final con la propia “Culto Abismal” y la
desquiciante “Tumbas Ciclópeas”.
Los
siguientes en ganar las tablas de una Sala Upload que empezaba a
tomar colorido serían lo tarraconenses Hyban Draco. A diferencia de lo
que sucediera con Cruz, la propuesta del cuarteto de Alcanar se centró en
un death/black técnico, en el que destacarían sus camaleónicas estructuras, su
agresividad, y unas rotundas melodías preñadas de épica e intensidad.
Respaldados
sobre un sonido abrumador la banda saldría a por todas, funcionando como un
auténtico rodillo. Comandados por Hyban Sparda, vocalista, guitarrista y
fundador de la banda, que fue sobre quien recayeron la mayoría de las miradas,
el cuarteto conectaría rápidamente con el respetable gracias a la
intensidad desplegada en temas como “A Long Path” o “God Of Darkness”, que nos
sorprendía con un fantástico juego de guitarras dobladas que acreditaba
sus influencias más clásicas y heavy metaleras.
Algo parco en
palabras durante las presentaciones, Hyban se encargaría también de la mayoría
de los solos de guitarra plasmando la variedad de su propuesta, haciéndonos
transitar desde los ritmos densos y tenebrosos hasta las cabalgadas épicas que
marcarían su clásico “Victoris Betrayal”, que fue la escogida para rubricar su brillante
actuación.
Tras
un receso que se acabó prolongando más de lo inicialmente previsto, por fin
parecía que todo estaba dispuesto para el último asalto de la noche, el
que protagonizarían Necrophobic. Un telón de fondo con el logo de la banda
sería todo el atrezo escénico que portarían los suecos, aunque, como era
previsible, no faltarían en su puesta en escena: las tachas, el cuero, las
cruces invertidas, las muñequeras de clavos…, y demás parafernalia que suelen
portar las bandas del género. Ante la expectación de una audiencia que empezaba
a impacientarse, una lúgubre introducción serviría para que el quinteto
apareciera en escena para desplegar su oscuro halo mistérico con “Splendour Nigri Solis”. Pese a la euforia
inicial de las primeras filas el sonido no acabó de acompañar, con un volumen
insuficiente y excesivamente embarullado, y un bajo casi imperceptible que
propició que Alex Friberg permaneciera estático y con cara de pocos amigos
durante el tema de apertura.
Afortunadamente
todo cambiaria a lo largo de “Dreams Shall Flesh”, dejándonos a una banda que
lo dio todo sobre el escenario para
tratar de encauzar el show y lograr una conexión con sus seguidores que se
prolongaría durante toda la velada. Pese a la longeva trayectoria de los
suecos, me gustó mucho la elección del repertorio, ya que a lo largo de sus
setenta minutos sobre las tablas hubo tiempo para repasar composiciones de
todos y cada uno de sus largos. De modo que la elegida para representar a su
obra de 2006, “Hrimthursum”, sería “The Crossing”, que nos dejaba a un Anders
Strokirk exultante y perfecto en su papel como frontman, incitando a participar
a las primeras filas mientras la tripleta de cuerda se apoderaba del centro del
escenario para deleitarnos con una de
sus trepidantes acometidas.
La
segunda y última mirada que nos propusieron a su ultima entrega “Womb Of
Lilithu””, estaría reservada para las ambientaciones ceremoniales de “Furfur”,
para la que Ramstedt se sumaria a las
voces dando una mayor contundencia a las partes más crudas y descarnadas. Con
el show inmerso en una clara línea ascendente, que propició que la audiencia
coreara en repetidas ocasiones el nombre de la banda, llegaba el momento de que
todos aunáramos nuestras voces mientras levantábamos los puños al aire para
acompañar el rotundo “I Strike With Wrath”, que se convertiría en uno de los
puntos culminantes de la noche.
Tras
presentarnos el frontman a los actuales miembros de la banda, tocaba
sumergirnos en el material publicado durante el pasado milenio con ese alarde
de brutalidad extrema y atmósferas opresivas que es "Into
Armageddon", para acto seguido encarar la pieza que prestaba título a su segundo
largo "Darkside". Como colofón para esta primera parte del show,
Anders Strokirk nos emplazaría para acompañarle en el descomunal “Revelation
666”, que hacía que la sala se viniera abajo antes de que los músicos desaparecían envueltos entre
tinieblas.
Con
la gente entregadísima y coreando el nombre de la banda, los suecos reaparecerían acompañados de una lúgubre
introducción para hacernos sucumbir definitivamente bajo los diabólicos
influjos de "Blinded By Light,
Enlightened By Darkness", para acabar abocándonos sobre la
visceralidad de "Nailing The Holy
One" y una celebradísima "The Nocturnal Silence", que redondeaba
su brutal descarga con un jugoso guiño a su trabajo de 1993.
Aunque
entre los más fieles de los suecos seguro que hubo quien echo en falta al
carismático Tobias Sidegärd, lo cierto es que estos remozados Necrophobic, -con
el retorno de varios ex miembros-, ofreció un show intenso, vibrante y, por
momentos, apocalíptico, haciendo las delicias de todos los que acudimos para
formar parte de su oscuro ceremonial metálico.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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