“Los dos guerreros más importantes son la paciencia y el tiempo". Esta cita del novelista ruso Leo Tolstoy podría servir para ilustrar el imparable ascenso de Sabaton hacia el estrellato. Desde su Falun natal, el bajista Pär Sundström y el vocalista Joakim Brodén han superado adversidades, cambios de formación y las críticas de algunos que parecían no tomarles en serio, para acabar convirtiendo a su banda en uno de los nuevos referentes de la escena metálica internacional.
Primero serían sus tours abriendo para Edguy, después sus primeras visitas en salas de pequeño formato liderando su propio show, sus apariciones en los grandes festivales y, finalmente, el paseo triunfal a lomos de su tanque por todo el viejo continente. Pero el escuadrón sueco no está dispuesto a estancarse, así que de cara a este nuevo periplo europeo presentando su flamante nuevo trabajo "The Last Stand", la banda asumiría un nuevo reto: batirse cada noche con una formación mítica para cualquier seguidor del heavy metal, Accept. Los encargados de completar este impresionante cartel serían los power metaleros Twilight Force, quienes nos presentarían las composiciones de su segundo trabajo “Heroes Of Mighty Magic”.
Tal y como nos
recordaría el propio Joakim durante el show: cada vez que la banda ha
visitado la capital catalana ha congregado a un
mayor numero de seguidores. Así que tras pasar por las dos salas del Razzmatazz
el paso siguiente era el Sant Jordi Club, un local que quizás se acabó quedando
demasiado grande, pero que nos permitió disfrutar con comodidad del show, el
montaje y el espectáculo que nos proponía esta velada de auténtico heavy metal.
Seguramente la
localización del recinto y la lluvia acabaron jugando a favor de Twilight
Force, ya que a la hora prevista para el inicio su actuación el Sant Jordi Club
estaba ya bastante concurrido. Con el escenario presidido por un gigantesco telón de fondo que reproducía
la portada de su nuevo trabajo y flanqueado por sendas banderolas medievales,
los suecos aparecían en escena ataviados con capas y ropajes medievales
dispuestos a adentrarnos en su mundo de fantasía y magia con la ampulosidad de
"Battle Of Arcane Might". Liderados por su vocalista Chrileon, que
apareció en escena empuñando una espada, la banda basaría su propuesta sobre
los patrones clásicos del power sinfónico, recordando en algunos pasajes a
bandas como los primeros Rhapsody o los escoceses Glory Hammer.
Lamentablemente el
sonido no les acabó de acompañar, ya que la
batería acabó engullendo las guitarras
de Lynd y Aerendir. Pese a ello, el dinamismo de sus composiciones y su vistosa
puesta en escena propiciaron que su presentación dejara unas buenas
sensaciones entre los más jóvenes, mientras que a los más veteranos su
propuesta nos pareció una puesta al día de las formaciones anteriormente
citadas. En cualquier caso, los grandilocuentes coros de "Riders Of The
Dawn", se convertirían en la excusa perfecta para que todos aunáramos
nuestras voces mientras levantábamos los puños al aire.
Otro aspecto a
resultar fue la actitud de un sexteto que no paró de animar al personal, y es
que hasta su enigmático teclista Blackwald se sumaria a la fiesta
batiéndose con ambos hachas durante el
trepidante "Flight Of The Sapphire Dragon". Esa ambientación medieval
que encierra la propuesta de los suecos se escenificaría durante el arranque de
"Gates Of Glory", con los músicos sentados alrededor del vocalista
como si este estuviera narrando una leyenda ancestral. El capítulo final de su
escueto show estaría reservado para la primeriza "The Power Of The Ancient
Force", que nos invitaba a todos a saltar mientras Chrileon volvía blandir
su espada.
En definitiva que
Twilight Force supieron aprovechar la oportunidad para presentar sus
credenciales al público catalán, aunque debo admitir que su actuación me dejó
bastante frío, ya que sus composiciones aportan poco con respecto a la oleada
de bandas power de finales de los noventa.
Desde que la mítica formación germana anunciara la incorporación del vocalista americano Mark Tornillo, Accept parecen estar viviendo una segunda juventud. Pese al escepticismo inicial de algunos con respecto a esta nueva etapa, lo cierto es que trabajos como "Blood Of The Nations", "Stalingrad" o "Blind Rage" han servido para que los de Solingen estén viviendo uno de sus mejores momentos. Si alguien pensaba que los germanos iban a asumir en este tour el papel de meros teloneros no podía estar más equivocado, ya que su imponente montaje escénico, su abrumador sonido y las columnas de humo que acompañaron a cada uno de sus rotundos estribillos, pondrían de manifiesto que el quinteto disfrutaría de los medios que merece una formación de su estatus.
Varias novedades
presentaba la sociedad que conforman el bajista Peter Baltes y el mítico
guitarrista Wolf Hoffmann, ya que para completar su line-up
contarían con el concurso del batería Christopher Williams y el guitarrista Uwe
Lulis. Como un vendaval desatado y poniendo toda la carne en el asador la
descarga de los germanos arrancaba de forma descomunal con
"Stampede", que servía para que la banda se metiera a la gente en el
bolsillo, con Tornillo desgarrando sus cuerdas vocales mientras un Wolf estelar
se encaramaba sobre una pequeña tarima situada en el centro del escenario.
Tan corrosivos y
viscerales como de costumbre, su triunfal paseo proseguiría con otro tema de la
última etapa "Stalingrad", que se ha convertido ya en un clásico
entre sus incondicionales y que nos dejaría la estampa de todo el recinto
coreando su melodía central mientras el guitarrista dirigía los cánticos del
respetable. Habiendo calentado motores había llegado el momento de proponernos
un primer ejercicio de nostalgia, rescatando de su glorioso pasado el icónico
"Restless And Wild", que propiciaba que la sala se viniera abajo
mientras el bajo del incombustible Baltes hacía temblar los cimientos del
local.
Nuestro viaje por la
década de los ochenta proseguiría
con los hardroqueros riffs del hímnico "London
Leatherboys", que nos dejaba a un
Tornillo en estado de gracia flanqueado por Baltes y Wolf en la parte central
del escenario. Pese a que muchos de los presentes hubieran preferido un
repertorio plagado de viejas favoritas Accept no parecen dispuestos a vivir
únicamente de su pasado, así que la siguiente en hacer acto de presencia sería
la apocalíptica "Final Journey", que mantenía el nivel de intensidad
de un show que estaba llevando un ritmo demoledor.
Y es que la banda no
se entretuvo en presentaciones ni charlas intrascendentes,
sino que se concentró en ofrecernos en una hora
una lección magistral de lo que debe ser un show de heavy metal: contundencia,
melodía y actitud. Quizás por ello la comunión perfecta con sus seguidores
quedaría plasmada en "Princess Of The Dawn", que
desataba la euforia de una audiencia que entonó su
melodía central mientras Tornillo hincaba la rodilla en el suelo a la hora de
atacar su estribillo. La gente se anticiparía a la
entrada del mítico "Fast As A Shark", que con su furia speed metalera
nos invitaba al headbanging, para luego dejar paso a ese himno que es
"Metal Heart" y que sonó como
toda una declaración de intenciones.
Nuevamente sería el
amenazante bajo de Baltes el encargado de llevar las riendas durante los
primeros compases de "Teutonic Terror", que fue el elegido para
representar el material de "Blood
Of The Nations", el álbum que abría por todo lo alto esta nueva etapa de
su carrera. Su última bala en la recámara estaría reservada, como no podía de
ser otra forma, para otro de esos himnos atemporales que todos hemos coreado en
infinidad de ocasiones, pero que todavía nos emociona cada vez que suena en
directo, "Balls To The Wall".
¡Impresionante!
Pocas veces una banda con más de cuatro décadas a sus espaldas puede presumir
de estar viviendo uno de sus mejores momentos. Lo dicho, si alguien me pidiera
una aproximación a lo que debe ser un concierto de heavy metal, le remitiría a
la descarga que ofrecieron Accept ante un
Sant Jordi Club que acabó rendido a sus pies.
No, no iba ser tarea
fácil que Sabaton salieran victoriosos de esta batalla tras la soberana
demostración de poderío metálico que acababan de ofrecernos Accept. Además
quedaba comprobar si algunos de los más veteranos cumplirían su amenaza de
abandonar el recinto tras el show de los germanos, o bien se
quedarían para ver la descarga del combo sueco. Y, en honor a la verdad, hay
que decir que más de uno decidió dar por concluida la velada tras la conclusión
del concierto de la mítica formación de Solingen. Con los más jóvenes tomando
posiciones en las primeras filas, un escenario imponente, engalanado como una
trinchera y en donde no faltaron los pies de micro con metralletas y cascos de
artillería, una gigantesca pantalla central y una
estructura con forma de tanque donde se ubicaría el kit de Hannes Van Dahl, se
preparaba para recibir el desembarco del escuadrón de Falun.
Cualquiera que haya
tenido ocasión de ver a Sabaton en directo habrá podido comprobar la estrecha
conexión que la banda es capaz de crear con sus seguidores. Así que cuando
empezó a sonar enlatada su versión del "In The Army Now", la gente
empezó a corear el tema. Pero no sería hasta que dejaron de retumbar los
tambores marciales de "The March To War", cuando el quinteto saltó
sobre las tablas para abrir fuego con el hímnico "Ghost División".
Ataviados con su habitual indumentaria castrense y comandados por Joakim
Brodén, que lució su clásico chaleco y sus inseparables gafas de sol, los
músicos no dejaría de intercambiar sus posiciones entre saltos y carreras mientras nos invitaban a participar
en "Sparta", para la que contaríamos con
la presencia de tres
guerreros espartanos que alzarían sus
armas al aire cada vez que el frontman, -también ataviado con casco y capa-,
atacaba el estribillo. No abandonarían el material de su última entrega, ya que
las gaitas y las bucólicas imágenes de la campiña
escocesa servirían para ambientar una
fantástica "Blood Of Bannockburn", que recabaría la primera gran
ovación de la velada.
Si algo ha
caracterizado la trayectoria de la formación sueca han sido los continuos
cambios en su line-up, así que de cara a esta visita el quinteto presentaba la
incorporación de Tommy Johansson. Precisamente, el guitarrista se convertiría
en el protagonista de la anécdota de la velada al ser insultado por la
audiencia gracias al particular sentido del humor de Joakim, que hizo creer a
su compañero que "fill de puta" era el efusivo saludo
que le tributaba la audiencia catalana. Tras echarnos unas risas sería el
propio Tommy quien introducirá una monumental "Swedish Pagans", que
hacía que la sala se viniera abajo mientras banda y público no paraban de
botar.
Desafortunadamente, pese
a lo cuidado del montaje escénico, la impetuosa
puesta en escena del quinteto y las imágenes que acompañaron a todos y
cada uno de los temas, el sonido no me acabó de convencer, ya que en todo
momento estuvo muy por debajo del que disfrutaron Accept.
Pese a ello, una audiencia entregada y la entrega de los músicos sobre las
tablas acabarían propiciando que temas de nuevo cuño como "The Last
Stand" sirvieran para que desplegaran
su vertiente más épica, con Pär ametrallándonos con su bajo mientras no
perdía su sempiterna sonrisa. Con la tormenta relampagueando sobre la batería
de Hannes Van Dahl arrancaba "Carolus Rex", volviendo a centrar
nuestro objetivo sobre su fantástico
trabajo de 2012.
Aunque durante la
velada no faltarían los habituales discursos de Joakim, lo cierto es que me dio
la sensación de que el frontman estuvo algo más comedido, lo que hizo que el
show fuera más dinámico que en anteriores visitas. En cualquier caso, habría
tiempo para los agradecimientos a sus
incondicionales y para recordar su
primera visita a la Ciudad Condal hace once años abriendo para Edguy
durante los prolegómenos de "Union (Slopes Of St. Benedict). Con el
escenario envuelto entre tinieblas
"Dominium Maris Baltici", nos anunciaba la llegada de
"The Lion From The North", que servía para reivindicar sus raíces más
netamente powermetaleras, dejando que las guitarras de Chris Rörland y Tommy
Johansson se encargarán de llevar al público en volandas.
El momento de volver a aunar nuestras gargantas llegaría acompañando a los
monumentales estribillos del medio tiempo “The Lost Battalion”.
El avance del
escuadrón de Falun no se detendría y todos volveríamos a botar durante el
desarrollo de "Far From The Fame”.
Una de las sorpresas de la noche llegaría cuando tras un amago del
"Jump" de Van Halen, Joakim dejaría que el nuevo miembro de la banda
se hiciera cargo de los teclados mientras el resto de sus compañeros se
posicionaban en el centro del escenario para interpretar en formato acústico
"The Final Solution". Como si de una tradición se tratara, el
extrovertido frontman volvería a empuñar la guitarra para reivindicarse como un virtuoso de las seis
cuerdas tocando un fragmentado del
"Beat It" de Michael Jackson antes de sumarse como tercer hacha para
un celebrado "Resist And Bite", que propiciaba que el show recobrará
toda su intensidad para abocarnos sobre un tramo final que estaría
protagonizado por las sirenas antiaéreas que nos alertaban de la llegada de
"Night Witches" y la arrolladora "Winged Hussars", que
servía para darnos una corta tregua.
El triunfal regreso
del quinteto sobre las tablas estaría reservado para la
monumental "Primo Victoria", que se convertiría en la primera y única
licencia que se permitieron a su trabajo de 2005. Mientras que la última
muestra de su trabajo del pasado año estaría reservada para "Shiroyama",
que fue acompañada por imágenes de la cultura nipona. La despedida definitiva,
con banda y público botando como si fueran uno, llegaría con una coreadísima "To Hell And Back".
Mientras la
audiencia tributaba una cerrada ovación a sus héroes, unos emocionados Sabaton
devolvían los aplausos a sus seguidores mientras en la pantalla aparecían los
nombres de toda la crew que acompaña a la banda en este tour. No fue esta la mejor
descarga que he visto de Sabaton, pero el general Brodén y sus soldados siguen manteniendo
intactas las posibilidades de convertirse
en los abanderados de una nueva
generación de metaleros. Aunque, personalmente, creo que unos Accept en estado
de gracia consiguieron robarles parte del protagonismo para acabar convirtiéndose
en los indiscutibles triunfadores de
la velada.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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