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jueves, 2 de marzo de 2017

KREATOR+SEPULTURA+SOILWORK+ABORTED-RAZZMATAZZ-BCN-23-FEB-2017


Probablemente Kreator sean a día de hoy la banda más insigne del thrash metal europeo, pero no siempre fue así. Tras unos primeros trabajos en los que los germanos se consolidaron como la respuesta continental a la invasión yankee que lideraban Metallica, Slayer o Testament, la década de los noventa nos trajo sus coqueteos  con los sonidos industriales y, posteriormente, con las ambientaciones góticas. Pero tras ver peligrar su status, Mille Petrozza y sus muchachos volverían sobre sus raíces con "Violent Revolution", y como si de una declaración de intenciones se tratase "Reconquering The Throne", marcaría  el inicio de una nueva etapa en la que el cuarteto, dosificando sus lanzamientos y concentrándose en los directos, recuperaría el terreno perdido con obras como "Enemy Of God", "Hordes  Of Chaos" y "Phantom Antichrist".

Su decimocuarta entrega de estudio "Gods Of Violence", ha vuelto a ser un éxito entre sus seguidores, mostrándonos  a una banda que sin perder su personalidad ha dado un paso hacia derroteros más melódicos y cercanos al metal tradicional. Seguramente lo más sencillo para encarar este nuevo periplo hubiera sido rodearse de un par de nuevas formaciones que les hubieran permitido  tirar de historia y galones. Pero, sin embargo, Petrozza y sus acólitos  han optado por liderar un atractivo y variado paquete de gira en el quedan representadas  diferentes tendencias dentro de la escena extrema,  y, además, contando con la veteranía y solvencia de bandas como Aborted, Soilwork y Sepultura. 

Pese al vespertino horario,  -la hora prevista para el inicio de las actuaciones era las 18:10 horas-, la sala grande del Razzmatazz estaba ya bastante concurrida cuando Aborted aparecieron en escena. Durante los últimos años la formación  comandada por el carismático Sven de Caluwé nos ha visitado en diferentes  ocasiones dejando siempre a su paso unas fantásticas impresiones. Así que esta vez con su nueva obra bajo el brazo, "Retrogore", no iba a ser una excepción. 

Aunque los deathers belgas eran los encargados de abrir la velada, ofreciéndonos   la propuesta más extrema de la noche, la banda sorprendió al presentar  una cuidada escenografía que incluyó un gran telón de fondo, columnas de humo en la parte central del escenario,  y dos ataúdes colocados en vertical que contenían sendos  esqueletos que se iluminarían en momentos puntuales del show.

Precedidos de una larga e inquietante introducción y sobre un escenario bañado en  púrpura el quinteto se mostró  tan visceral y expeditivo como de costumbre, desgranando de forma seminal la inicial  "Divine Impediment". Un sonido poco matizado junto a la  voz de Sven casi imperceptible nos hacían presagiar que su actuación no acabaría de cumplir con las expectativas. Pero afortunadamente todo cambiaría durante "Cadeverous Banquet".  Y es que contar con un frontman como Sven, que no paró de moverse mientras nos invitaba a dar velocidad al circle-pit que acompañó a  “Meticulous Invagination”, fue la mejor garantía de éxito.

La escalada de velocidad y agresividad no se detendría a la largo de la novedosa “Retrogore”, con la que los belgas reivindican  su faceta más extrema  y brutal. Con el frontman animando  al respetable  a que elevara los cuernos al aire arrancaría “Coffin Upon Coffin”, adentrándonos en esos intrincados desarrollos repletos de visceralidad y técnica, para que acto seguido el escenario quedará  sumido en la penumbra, únicamente iluminado por ambos esqueletos, durante los prolegómenos del incendiario "Termination Redux"

El órdago final de los deathers belgas llegaría de la mano de "Theading On Vermillion Deception" y la novedosa "Bit By Bit", que rubricaban que la banda, más de dos décadas después de su creación, está atravesando uno de sus  mejores momentos.

Tras un rápido cambio de equipo, que propició que los horarios se cumplieran a raja tabla,  llegaba el turno de Soilwork. Mucho ha variado el estilo de la formación sueca  desde que publicaran  su debut “Steelbath Suicide”, pero lo que no ha cambiado es el liderazgo que ejerce su vocalista Björn “Speed” Strid. Tras el anuncio hace tan solo unas semanas de que la banda empezara a trabajar en su nueva  obra el próximo verano, el sexteto de Helsingborg llegaba para presentar un repertorio que alternaría viejas favoritas y temas de sus últimos lanzamientos.

Empleando un montaje escénico bastante  más sobrio que el de los propios Aborted, -contando únicamente con un gran de telón de fondo-, Strid  y sus muchachos aparecían en escena para reclamar la atención de sus seguidores al ritmo del tema que prestaba titulo a su entrega de 2015 “The Ride Majestic”, que nos dejaba al vocalista clavado en el centro del escenario para proponernos sus constantes cambios de registro. Y es que sin duda uno de los hándicaps de la descarga del combo sueco fue la actitud un tanto pasiva de un Strid que, si bien se mostró solvente  a la hora de atacar sus líneas vocales en temas como "Nerve", nunca acabó de encontrar la complicidad de las primeras filas. 

Pese a ello, la banda no se rendiría y serían precisamente los guitarristas Sylvain Coudret y David Andersson quienes se encargarían de aportar   las necesarias  dosis de entrega y rabia en temas como el envolvente “Rise Above The Sentiment”. Quizás uno de los pocos momentos en los que Soilwork consiguieron conectar plenamente con la audiencia sería durante la corrosiva “Bastard Chain”, que nos hacía viajar hasta la época de “A Predator´s Portrait” para arrancar los primeros circle-pits de su presentación.

Desafortunadamente el nivel de intensidad no se mantendría, ya que tras semejante derroche de adrenalina, una acústica pregrabada nos volvería  a remitir  al material que la banda ha facturado durante los últimos años con “The Living Infinite I”. El contraste entre el presente y el pasado quedaría plasmado con  “The Chainheart Machine”, que desataba la euforia entre  las primeras filas para convertirse en  uno de los puntos álgidos del show .

Nuevamente volverían a ser las guitarras las encargadas de erigirse como  protagonistas durante “Two Lives Worth Of Reckoning”, que nos adentraba en una recta final que estaría marcada  por las camaleónicas ambientaciones de la pieza que abría su octavo trabajo, “Late For The Kill, Early For The Slaughter” y la final “Stabbing The Drama”, que nos dejaba con un buen sabor de boca final, pero con la sensación de que la descarga de Soilwork podía haber dado mucho más  de si.

El caso de Sepultura es cuanto menos curioso. A mediados de los noventa, cuando en su seno todavía militaban los hermanos Cavalera, el nombre de los brasileños  hubiera sido  suficiente reclamo para llenar hasta los topes la sala en la que tocaban esta noche. Sin embargo, hoy en día, Andreas Kisser y sus muchachos se ven relegados a la posición de supporters.

Pese a la perdida de popularidad que los de Belo Horizonte han sufrido durante los últimos años, Sepultura siguen siendo un nombre querido y respetado por todos los seguidores del thrash metal, así que nadie quería perderse la descarga de una banda que se ha ganado su prestigio a base de directos compactos  e incendiarios. Contando con una única guitarra, -la de Andreas Kisser-, la portentosa base rítmica que forman el veterano Paulo Jr. y el joven batería Eloy Casagrande,  y comandados por el titánico Derrick Green, el cuarteto tomaba las tablas para abrir fuego con un par de composiciones de su nuevo trabajo.

Lejos de los parámetros que dicta el clasicismo thrashero,  y mucho más próximo a las sonoridades hardcore que marcaron obras como “Against”, la elegida para escenificar el desembarco de los brasileños sería la fulgurante “I Am The Enemy”, que sonó sucia y un tanto deslavazada a causa de un sonido poco matizado. Al igual que sucediera durante la actuación de Soilwork, la audiencia se mantendría bastante  fría durante los  primeros compases del show, ya  que temas de nuevo cuño como “Phantom Self”, sonaron dla penumbra, unicamente la genecto. car ia cionaronZ 2-BCN-JUEVES-oes estario quedaba sumido en la penumbra, unicamente la genealgo planos y excesivamente densos en directo. 

Afortunadamente los cariocas  cuentan con el carisma de Andreas Kisser, que fue quien  ejerció como maestro de ceremonias para presentar en castellano un celebrado  “Choke”, que, ahora sí, hacía explotar al público mientras Derrick se encargaba de acompañar en la percusión. Si buena fue la respuesta al primer recuerdo sobre el material que la banda facturó durante la década de los noventa, la sala se vendría abajo cuando la gente reconoció el brutal riff  de "Desperate Cry”. Poco importó que el tema sonase un tanto vacío con tan sólo una guitarra, ya que todos disfrutamos al máximo de esta primera mirada a su clásico “Arise”.

El retorno sobre el material de su último redondo estaría marcado por las oscuras y opresivas ambientaciones de “Alethea”, que nos dejaba a Andreas explorando su guitarra en un ejercicio cargado de técnica y experimentación. Con el escenario completamente a oscuras llegaba el momento de adentrarnos en el  extenso “Sworn Oath”, que serviría para que Derrick demandara nuestra colaboración durante su intenso interludio central. La elegida para volver a levantar la intensidad de un show que estaba cayendo hasta limites  preocupantes sería “Inner Self”, con un fantástico trabajo de Eloy Casagrande.  Para cerrar el capítulo dedicado a “Machine Messiah”, optarían por  “Resistant Parasites”, que de entre las nuevas fue de las que mejor acogida obtuvo.

Como “ilustres veteranos” de la escena estaba claro que los brasileños se habían reservado una buena ristra de clásicos para encarar esta segunda parte del show. De modo  que la elegida para ponernos a todos a botar sería la imprescindible “Refuse/Resist”. Tampoco faltaría el momento de rendir pleitesía a algunas de sus bandas favoritas al regalarnos un pequeño medley que incluyó flashes  de “The Number Of The Beast”, “Seek And Destroy” y “Smoke On The Water”, antes de atacar otra de las imprescindibles en su repertorio, “Arise”.

Con la gente completamente desatada llegaba el momento de finiquitar la descarga, y que mejor elección que dos de las piezas que fueron incluidas en el último trabajo que grabó “la formación clásica” de los de Belo Horizonte,  “Roots”: esa fiesta tribal y étnica  que es “Ratamahatta”, nuevamente con Derrick apoyando en las tareas percusivas, y una coreadísima  “Roots Bloody Roots”, que ponía el colofón definitivo a una  irregular descarga. 

Poco importa que Kreator nos hayan visitado en varias ocasiones durante los últimos años, ya que los fieles de la formación germana siempre responden al llamamiento de sus héroes. Además, en esta ocasión, la banda presentaba su nuevo trabajo “Gods Of Violence”, su primer lanzamiento  en el último lustro. Como viene siendo habitual en sus presentaciones,  la banda desplegaría  una escenografía de lo más cuidada, contando con un gran telón de fondo,  una pasarela que rodeaba el kit de batería, varias pantallas que nos ofrecerían imágenes relacionadas con los temas, un vistoso juego de luces, unas altas columnas de humo y unas copiosas lluvias de confeti y serpentinas.

Acompañados del fuego y mientras a través del P.A. sonaba  “Choir Of The Damned” el cuarteto de Essen tomaba posiciones  para bajo una intensa lluvia de confeti atacar la primera pieza de la noche “Hordes Of Chaos (A Necrologue For The Elite)”, provocando la algarabía del  personal mientras el incombustible Petrozza  se daba el primer baño de masas de la noche, levantando los brazos al aire para recabar el apoyo de sus incondicionales. Como siempre, el incombustible frontman estaría bien secundado por sus fieles escuderos, el guitarrista finlandés  Sami  Yli-Sirniö y el bajista Christian Giesler,  que serían quienes se encargarían de dar empaque a temas como el seminal “Phobia” que era el escogido para que las altísimas columnas de humo hicieran su primera aparición escénica acompañando a los estribillos.

Tras firmar uno de esos brutales arranques a los que los germanos nos tienen acostumbrados tocaba empezar a desgranar las composiciones de su nueva referencia. De modo que la primera en hacer acto de presencia sería “Satan In Real”, uno de los temas más pegadizos de “Gods Of Violence”, que escenificaba  la magnífica acogida que ha tenido su más reciente entrega discográfica. Sin abandonar las nuevas composiciones, llegaría el turno de "Gods Of Violence”, con el vocalista dejando a un lado su guitarra para empuñar una metralleta y gasearnos antes de abocarnos sobre su  despiadado   final.

Habiendo calibrado el potencial de sus nuevas composiciones era el momento de ofrecer la primera perla a los más veteranos, y para ello que mejor opción que  “People Of The Lie”, que hizo que la sala se viniera abajo mientras Sami nos ofrecía una buena muestra de sus cualidades técnicas. Aún más atrás en el tiempo nos conduciría  la seminal “Total Death”, que nos dejaba a un desatado Petrozza animándonos a formar el primer gran circle-pit de la velada.

Con el escenario desierto y a oscuras, las pantallas se encenderían para acompañar la introducción  “Mars Mantra”, que  serviría como preámbulo para que Ventor  recorriera su kit de batería y nos abocara sobre   la demoniaca   cabalgada que acompañaría a “Phantom Antichrist”. El carisma de Petrozza se dejaría notar con fuerza a lo largo de “Fallen Brother”, un tema que quizá no destaque por su velocidad pero que acabó conectando con el personal gracias a su emotiva letra y a la sucesión de  rostros de músicos desaparecidos que desfilaron por las pantallas

Fundiéndose con el último acorde de la pieza anterior nacería la implacable “Enemy Of God”, con  el frontman  pasando revista al local antes de que una lluvia de serpentinas diera el pistoletazo de salida a un nuevo y concurridísimo circle-pit. La épica impregnaría el recinto durante los envolventes desarrollos que marcaron   “From Flood Into Fire”, que nos dejaba a  la gente elevando los puños al aire para sumarse a los coros. Tras unos segundos de tensa calma, dos personajes armados con  tambores se apoderarían del escenario para acompañar la percusión de “Apocalypticon”; que nos abocaba sobre la apocalíptica  “World War Now” y la hímnica “Hail To The Hordes”.

La recta final de esta primera parte del show estaría reservada para  el derroche de rabia y agresividad  que supuso “Extreme Aggression”, que volvía a afilar nuestros colmillos con un delicioso recuerdo  al material de su primera época, y la efectiva “Civilization Collapse”.

No se harían de rogar mucho para su retorno sobre las tablas. Así que  precedidos por “The Patriarch”, el cuarteto se abalanzaría sobre  “Violent Revolution”, convertida  ya en una imprescindible  de sus presentaciones. Pero sin duda lo mejor de la noche llegaría con la fulgurante tripleta que conformaron  “Flag Of Hate”, introducida por el habitual speech de Petrozza empuñando la bandera, "Under The Guillotine"   y la despiadada   “Pleasure To Kill”, que hacía que la sala se convirtiera en un auténtico infierno, con la gente danzando poseída mientras el escenario quedaba oculto tras un denso  manto de humo.

Una vez más, el comandante Petrozza y sus tropas volvieron a dejar a su paso un Razzmatazz devastado, con un público entregado que no dejó de aclamarles  mientras el cuarteto saludaba reiteradamente   con “Death Becomes My Light” de fondo. Indudablemente, los  germanos son a día de hoy una apuesta segura de cara al directo. No creo que nadie pueda cuestionar  su poderío, su garra y su intensidad, pero lo que si es cierto es que todo en su show  me pareció demasiado medido y estudiado. En cualquier caso, Kreator siguen dejando claro, noche tras noche, por que son la banda más emblemática del thrash metal europeo. Y, visto lo visto, parece que la cosa va para largo.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER



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