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martes, 21 de marzo de 2017

ROSS THE BOSS+INVISIBLE-RAZZMATAZZ 3-BCN-16-MAR-2017


Para cualquier metalero que  forjara sus gustos  durante la década de los ochenta y principios de los noventa el material clásico de Manowar resulta un referente obligado. Quizás por ello la visita del guitarrista Ross The Boss, miembro fundador del  combo americano, tocando un repertorio especial de viejas favoritas de  su ex-banda consiguió  movilizar a un buen número de seguidores que acabaron agotando el papel de la sala pequeña del Razzmatazz. Pero no era la presencia del mítico guitarrista el único nexo de unión con los neoyorquinos, ya que entre los músicos que le acompañaban, el bajista Mike LePond (Symphony X)  y el vocalista Marc Lopes, también contaríamos con la presencia  de Kenny Earl Edwars, “Rhino”, que militó en la banda durante el periodo 1992-1995  y grabó el álbum   "The Triumph Of Steel".

Ante un recinto todavía poco concurrido saltaban a  escena los encargados de abrir la velada los maños  Invisible, quienes ya nos visitaron  hace un par de años abriendo los conciertos de los suecos Astral Doors,  y que en esta ocasión presentarían  las composiciones de su segundo trabajo "Sed". Con mucha fuerza y con ganas de hacer mover al personal, los de Ejea de los Caballeros nos ofrecerían un show potente y efectivo, gracias a unas composiciones ágiles y dinámicas que oscilarían entre el heavy metal y el hard rock de esencias ochenteras, concediendo un especial protagonismo a esos  coros directos y contagiosos que marcarían piezas  como la inicial "Ya Estás".


Y es que la banda se mostró muy cómoda sobre las tablas, especialmente su  guitarrista y vocalista Carmelo Landa,  que fue quien ejerció como maestro de ceremonias mientras la base rítmica formada por el bajista Jorge Murillo y el batería Adrián Bayona  se encargaba de dar empaque a los aromas hard roqueros de “La Rueda”. Aunque la gran mayoría no conocía la propuesta del combo maño, lo cierto es que el trío acabaría captando la atención de muchos de los presentes gracias a la velocidad y pegada de "Sombra Blanca" que Carmelo dedicó a todos los amantes de las motos.

De su último redondo, publicado a principios del pasado año, no faltarían  el marchoso “Sigue En Pie” o  los solidos riffs  de “Ella”. Mientras que el momento de hacer cantar al público llegaría con su versión del clásico de Barón Rojo “Incomunicación”, que marcaba el punto de inflexión de su presentación y nos abocaba sobre una recta final que estaría marcada por su tema más emblemático “Apagado”.

Lejos de los montajes faraónicos y las excentricidades, el pequeño escenario del Razzmatazz 3 estaría únicamente adornado con un discreto telón de fondo con el logo de la banda. Sin ninguna clase de introducción y ante la atenta mirada de una audiencia que aguardaba ansiosa el inicio del show, los músicos ocuparían sus respectivos lugares para, tras intercambiar una par de  miradas, dejar que el primer redoble de la noche diera el pistoletazo de salida a “Blood Of The Kings”. 

Como no podía ser de otra forma, la respuesta del respetable fue impresionante, coreando cada una de sus estrofas para acompañar al gran descubrimiento de la noche, el vocalista Marc Lopes que dio toda una exhibición vocal, mostrándose potente y sólido a lo largo de todo el show.

Tras un prometedor arranque, que nos hacia presagiar que íbamos a disfrutar de lo lindo, la guitarra de Ross The Boss nos anunciaría la llegada de “Death Tone”, que nos hacía viajar a la época del mítico “Battle Hymns”, dándonos la oportunidad de volver a disfrutar de un tema que hacia años que no escuchábamos en directo. Y es que sería este el gran aliciente de la noche, ya que a lo largo del show tendríamos ocasión de deleitarnos con temas como “The Oath”, que propiciaba   que todos los presentes levantáramos los puños al aire mientras el guitarrista se paseaba exultante por el escenario.

Muchos fueron los momentos en los que la audiencia se mostró absolutamente entregada con la banda, de modo que el primer punto álgido de la noche  llegaría con  la dupla que conformaron “Blood Of My Enemies” y el épico “Kill With Power”, con Lopes dejando que la gente se encargara de algunas de las estrofas antes de atacar su expeditivo  estribillo. 

El nivel de intensidad no decrecería al adentrarnos en terrenos mitológicos de manos de “Thor (The Powerhead)”, que se convertiría en la excusa perfecta para que todos rindiéramos pleitesía mostrando  el símbolo de martillo.

Por si alguien todavía no estaba convencido del potencial de Lopes el momento de hacer retumbar los cimientos del local llegaría con “Each Dawn I Die”. El ritmo de la descarga estaba siendo vertiginoso, sin charlas ni parones, así que fundiéndose con el tema anterior nacería el riffero “Gloves Of Metal”, que se convertiría en la única licencia que se permitieron al material de “Into Glory Ride”. 

Ante un público eufórico, la batería de Rhino sería la encargada de flanquearnos el paso hacia otra de las imprescindibles del material de los neoyorquinos, “Sign Of The Hammer”.

Un breve ejercicio solista a cargo de Mike LePond serviría como preámbulo para las ambientaciones lúgubres del oscuro “Dark Avenger”. Tras mostrarnos Rhino algunas de sus habilidades, todos juntos entonaríamos los hímnicos estribillos de “Fighting The World”, que propiciaba  que la sala se convirtiera en una olla a presión mientras el vocalista inmortalizaba  el momento con una cámara. Una nueva mirada sobre los primeros tiempos de Manowar nos abocaría sobre “Metal Daze” y un celebradísimo “Battle Hymn”, cuya parte central  todos entonaríamos  siguiendo las líneas de bajo de LePond.

Pese a que la presencia de Ross The Boss era  el principal reclamo de a velada , su único alarde solista llegaría antes de encarar el último tema de la noche, un insuperable  “Hail And Kill”, que ponía el colofón definitivo  a una noche apoteósica, en la que muchos fans de Manowar volvimos a disfrutar de un concierto de auténtico heavy metal.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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