Poco
a poco nos vamos acercando a la época de los festivales veraniegos, así
que para ir calentando motores de cara a la próxima edición del
Resurrection Fest los organizadores del festival gallego nos presentaban un
atractivo cartel en el que los metaleros americanos Trivium serían el principal
reclamo. Hace ya bastante tiempo que los de Orlando pusieron en circulación su
última obra “Silence In The Snow”, así que la formación capitaneada por el
incombustible Matt Heafy nos tenía preparado un repertorio especial en el que
harían especial hincapié en el material contenido en su segundo largo
“Ascendancy”.
Para
calentar el ambiente de una sala Apolo que acabó registrando una fantástica entrada
contaríamos con el concurso de los británicos Sikth, quienes tras
un largo silencio discográfico publicaban el pasado 2015 el Ep “Opacities”.
Mientras que para abrir esta tarde noche de viernes podríamos presenciar la descarga
de los jóvenes Shvpes que desgranarían
los mejores momentos de su prometedor debut “Pain.Joy.Ectasy.Despair”.
No
había mucha gente en el local cuando Shvpes aparecieron en escena, pero esto no
pareció importar a los de Birmingham, ya que desde que empezaran a hacer rugir
sus instrumentos al ritmo de “False Teeth”, no dejaron de moverse frenéticamente
sobre las tablas, consiguiendo contagiar a los más animados con su frenético metal-core
impregnado de esencias noventeras y fraseos raperos.
Para
los amantes de las curiosidades, cabe remarcar que su hiper activo frontman
es Griffin Dickinson, hijo del
mítico vocalista de Iron Maiden. Lejos del registro metalero de su progenitor,
Griffin destacó por su rabiosa intensidad a la hora de atacar sus líneas
vocales y por el gran despliegue físico que ofreció en escena, corriendo
incansablemente por el escenario mientras invitaba a la gente a
botar siguiendo las acometidas contenidas en “State Of Mine” o “Skin
& Bones”.
Pese
a la contundencia de sus composiciones, tampoco faltarían algunos pasajes más
melódicos durante los desarrollos de "Two Minutes Of Hate”, o el
atmosférico “Pain.Joy.Ectasy.Despair”, que, personalmente, fue de los que más
me gustaron. También habría ocasión de formar un gran circle pit durante
“God Warrior” y la final “Shapes”, para la que Griffin descendería hasta el
centro del local para que la gente corriera en círculos a su alrededor.
En definitiva, Shvpes son jóvenes, tienen actitud y unos temas con garra y
pegada que consiguieron conectar con el público en su primera visita a la
Ciudad Condal.
Ante
una sala bastante más concurrida aparecían sobre las tablas los también
británicos Skith, quienes nos presentarían una propuesta más compleja y vanguardista,
fundiendo la rotundidad metálica con
devaneos progresivos y pinceladas djent. Pese a su dilatada trayectoria y al
doble ataque vocal que nos ofrecieron Mikee Goodman y Joe Rosser , temas de
nuevo cuño como "Philistine Philosopies" o "Part Of The Friction"
no acabaron de provocar la respuesta deseada entre unas primeras filas que
parecían aletargadas.
Afortunadamente,
la dinámica del show cambiaría cuando el sexteto imprimió un punto más de intensidad a temas
como la trepidante " Flogging The Horses". De su primer largo de 2003
“The Trees Are Dead & Dried Out, Wait For Something Wild” , no faltarían la
convulsa "Hold My Finger", que nos dejaba la invitación de ambos
vocalistas para ponernos a botar; "Pussyfoot" o “Skies Of
Millennium Night", que les servía para mostrarnos su faceta más
experimental.
Con
la gente algo más animada, y tras prometernos que en breve volverían a pisar
los escenarios de la capital catalana, Skith encararían la recta final de su
presentación con los rotundos riffs de
"Sanguine Seas Of Bigotry" y "Bland Street Bloom", firmando
una rotunda dupla extraída de su ultimo largo "Death Of A Dead Day" (2006), que
servía para rubricar una descarga que no acabó de calar entre una audiencia que
se mantuvo bastante fría y estática.
Muchas
ganas había de volver a disfrutar del directo del combo de Orlando, así que
cuando las luces del local se apagaron y a través del P.A. comenzó a sonar el
clásico de Iron Maiden "Run To The Hills" la euforia se desató en un
Apolo prácticamente lleno en su parte inferior. Uno a uno y de forma parsimoniosa
los músicos tomarían posiciones
recibiendo la cálida bienvenida de sus seguidores para, tras la introducción
"The End Of Everything", ametrallarnos inmisericordemente con los
salvajes riffs de "Rain".
Haciendo
gala de su clase y sus tablas la banda conectaría rápidamente con el respetable
gracias a un Matt que ejerció como líder y motor del cuarteto, mientras Corey Beaulieu y Paolo Gregoletto
reforzaban las líneas vocales de "Forsake Not The Dream”. Pese a que la
banda no ha perdido su olfato asesino en
directo, lo cierto es que la voz de Matt no sonó tan visceral y potente como
antaño, aunque curiosamente fueron los registros limpios los que se vieron más
afectados. En cualquier caso, piezas como "Down From The Sky" y
"Rise Above The Tides", sirvieron para que la banda prosiguiera
con su paseo triunfal ante una audiencia que mostró su satisfacción haciéndose
cargo de los estribillos y coreando sus pegadizas melodías de guitarra.
Aunque
a lo largo de la velada Trivium repasarían temas de todos y cada uno de
sus trabajos, lo cierto es que eché en falta algún corte más de su tercer
redondo "The Crusade", ya que la única licencia que se permitieron
hacia su obra de 2006 sería una celebradísima "Entrance Of The
Conflagration" . Tras recibir una de las mayores ovaciones de la
noche, el frontman recordaría algunas de sus visitas previas a la capital catalana antes de hacernos
sucumbir ante la aplastante "The Deceived", que acabaría dejando
paso a los desarrollos más melódicos de "Dying
In Your Arms".
Una
vez más las primeras filas volverían a reclamar su cuota de protagonismo
al hacer suya la melodía de
"Strife", justo antes de que Matt nos invitara a alzar los
cuernos al aire para acompañar un "Dusk Dismantled" que sonó
absolutamente arrollador gracias a la pegada del nuevo fichaje de la
banda, el batería Alex Bent. Aunque la velocidad fue la tónica dominante a lo largo de todo el show, los americanos no
desaprovecharían la ocasión de mostrar sus habilidades a la hora de adentrarse en los camaleónicos
desarrollos que marcarían “Throes Of
Perdition”.
La
evolución que ha seguido la propuesta del cuarteto a lo largo de los años
quedaría plasmada en el tándem que conformaron " Silence In The Snow"
y la corrosiva "Pillars Of Serpents", conducida por las asesinas
líneas de bajo de Paolo Gregoletto. No se detendría el ataque seminal de unos
Trivium que se estaban entregando a fondo, así que el momento de que todo el
recinto se pusiera a saltar llegaría con "A Gunshot To The
Head Of Trepidation".
Pese
a las críticas que ha recibido su último redondo "Silence In The
Snow", el gran recibimiento que obtuvo " Until The World Goes
Cold", sirvió para ratificar que su apuesta por unos desarrollos más
melódicos ha sido muy bien recibida por sus incondicionales. Para poner el
punto y seguido a la velada y dejar tras de sí a una audiencia completamente
extasiada optarían por otro trallazo de estirpe thrashera como es "Pull
Harder On The Strings Of Your Martyr", que nos dejaba a Matt alentando
al personal a que formara un gran circle pit.
No
tardarían mucho en regresar sobre las tablas acompañados de "Capsizing The
Sea" para rematar definitivamente la velada con la pieza que daba título a
su quinto trabajo "In Waves", que nos hacía agitar la
cabeza frenéticamente mientras elevábamos los puños al aire para corear su
imparable estribillo. Pese a que para muchos la banda ha ido perdiendo fuelle
durante los últimos años, Trivium dejaron patente que saben cómo complacer a
sus seguidores, y la mejor prueba fue la cerrada ovación que una entregada
audiencia les tributó al final del show.
TEXTO Y FOTOS:ALFONBSO DIAZ
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