A lo largo de su
dilatada trayectoria Hamlet han sido la banda que mejor ha sabido plasmar le
evolución del metal en nuestro país. En su discografía podemos encontrar
trabajos como “Sanatorio de Muñecos”, “Insomnio” o “Syberia”, que nos muestran
las diferentes aristas de una formación
en constante evolución y que nunca ha publicado dos discos iguales. Pese a
ello, y al haber trabajado con productores de talla internacional como Tom
Morris, Colin Richardson o Fredik Nordström, los madrileños nunca han perdido
su personalidad, creando un sonido único y reconocible que les ha convertido en
un referente indiscutible dentro de la
escena nacional.
Ya nos habían
visitado a finales de 2015 para presentar las composiciones de su undécima
entrega de estudio “La Ira”. Pero, en esta ocasión, su actuación sería especial,
ya que tras un periodo apartados de los escenarios, a causa de la lesión
medular del guitarrista Luis Tárraga, la banda volvía recientemente a la
carretera para recuperar sensaciones y ratificar que uno de sus puntos fuertes
sigue siendo el directo. Pero antes de deleitarnos con la presencia de la
formación madrileña tendríamos ocasión de presenciar la descarga de Hummano,
quienes estrenarían su flamante nuevo trabajo
“Genocide”.
Para los que hemos
venido siguiendo la trayectoria de los de Tres Cantos resulta evidente su
apuesta por un sonido cada vez más agresivo y oscuro. Poco pareció importarles
que su disco todavía no haya sido explorado en profundidad por sus seguidores,
ya que el repertorio escogido estuvo muy centrado en sus nuevas composiciones,
y viendo la potencia y la calidad de su
nuevo material no me cabe la menor duda de que “Genocide” va a marcar un punto de inflexión en su
carrera.
Con muchas ganas,
aunque con poco espacio escénico, la batería de Adrián Arteche estuvo ocupando
la parte central de escenario, Hummano aparecían sobre las tablas con el
cuchillo entre los dientes, dispuestos a plasmar en piezas como la inicial “Black Mirrors”, el
nivel de madurez que han alcanzado. Aunque inicialmente el público se mostró un
tanto frio, lo cierto es que la banda se exprimió al máximo sobre las tablas
mezclando a la perfección furiosas andanadas death-core y pasajes opresivos en
temas como “Prophet Of None”.
Tras firmar un
arranque vibrante y explosivo el nivel de intensidad no decrecería a lo largo
de “Stench Of The Earth”, que era la elegida para invitarnos a todos a botar
mientras Sito Shutter se retorcía para espetarnos sus rabiosas líneas vocales. Habiéndonos ofrecido una buena
muestra del material contenido en “Genocide”, tocaba hacer la primera concesión
al pasado, concretamente a su anterior entrega “We Hate You All!!!”, del que
rescatarían “Bitch-Slap”. La vuelta sobre las sonoridades más crudas y
opresivas estaría reservada para “No Gods, No Masters”, que nos sorprendía con
la voracidad de sus riffs, la velocidad de su batería y
la rotundidad del omnipresente bajo de
Pablo Fernández.
El ataque de los
madrileños no se detendría, así que poco a poco el personal se iría animando a
participar en los pogos que acompañarían a “S.N.A.F.U.”. Tampoco se dejarían en el
tintero algún recuerdo hacia su primer largo “Is The Shit”, para pisar el acelerador al máximo durante los compases
iniciales de “Fucking Dogstyle”, que nos dejaba a los músicos botando
intensamente, lo que provocó que la batería perdiera alguno de sus componentes.
Una nueva mirada sobre su última obra nos abocaría sobre las tortuosas
ambientaciones de “The Color Of Misery”.
Para el tramo final
de su presentación Hummano se
reservarían la dinámica “Aliens & Shit”, las camaleónicas
estructuras y las volátiles melodías de la novedosa “King Cobra”. Mientras que
la encargada de poner el colofón definitivo a su
aplastante presentación sería “Cumming
In The Face Of”. Significativo paso al frente el que Hummano han dado con su
nuevo trabajo “Genocide”, un álbum que plasma la calidad y la madurez de una banda que parece estar en su mejor
momento.
Tras desaparecer de
escena la batería de Hummano, un telón de fondo con el nombre de los
protagonistas de la velada nos anunciaba que todo estaba preparado para la
descarga de Hamlet. Ante una sala prácticamente llena y precedidos por el tema
principal de la película “Pulp Fiction”, los músicos irían apareciendo en
escena para hacer rugir sus instrumentos al son de “Limítate”. Como siempre, con
el incombustible Molly al frente, - embutido en una sudadera-, la banda
conectaría rápidamente con sus seguidores contagiando su habitual movilidad a
unas primeras filas que se entregaron a fondo desde los primeros compases del
show.
Como no podía ser de
otra forma, todas las miradas estarían centradas sobre el guitarrista Luis
Tárraga, que si bien no se mostró tan saltarín como en anteriores ocasiones,
-por razones obvias, todavía se esta recuperando de su intervención del pasado
mes de diciembre-, lo cierto es que se mostró tan expeditivo y compacto como
de costumbre a la hora de atacar junto a su compañero Ken HC los titánicos
riffs de “Vivo En Él”, que servía para que Molly utilizara por primera vez la
barra del local como si fuera una parte de más del escenario.
El ceremonial de los
madrileños no había hecho más que comenzar, pero tanto los músicos como la
audiencia estaban ya plenamente enchufados, de modo que llegaba el momento de
presentar un par de composiciones de su última entrega “La Ira”. Sería el
penetrante bajo de Álvaro Tenorio el que nos flanquearía el paso hacia
“Imperfección”, y la respuesta de la audiencia no pudo ser mejor, con las
primeras filas botando desatadas junto a un Molly, que no paró de saltar,
retorcerse y animar durante toda la velada. Y es que el vocalista volvió a
darnos una clase magistral de cómo debe comportarse un frontman en escena,
atacando de forma visceral temas como “Mi Religión”, mientras empleaba uno de
los monitores como si fuera una mancuerna.
A estas alturas de
la velada la sala era ya un hervidero, así que para cambiar radicalmente de
registro y relajar mínimamente los ánimos el quinteto nos propondría los
desarrollos más melódicos de “Antes y Después”,
que se convertiría en el primer guiño hacia el material
facturado durante la década de los noventa. El retorno sobre las sonoridades
más viscerales estaría reservado para “Deja Vu”, que se cerraría con un
desgarrador alarido de Molly para recabar una de las mayores ovaciones de la
noche.
La segunda ración de
“La Ira” estaría compuesta por el vendaval de sentimientos encontrados que
encierra “Lamento”, y por los aromas noventeros del convulso “Ser
O No Ser”. Pero sin duda uno de los momentos culminantes de la noche llegaría
cuando Molly se acercó a Tárraga para que este fuera el encargado de dar el
pistoletazo de salida a "Egoísmo”, que propiciaba que la sala se viniera abajo.
Con las primeras filas en estado de euforia, la banda no desaprovecharía la
oportunidad de seguir calentando el ambiente con la rotunda denuncia a la
violencia de género que es “Muérdesela”,
que nos dejaría la imagen del frontman bajando hasta la pista para organizar un
concurrido “Wall of death”.
No abandonarían el
material de su exitoso “Insomnio”, ya que el momento de cantar junto a Molly
llegaría durante los compases iniciales de “Dementes Cobardes”, que se
convertiría en la excusa perfecta para que todos volviéramos a botar
intensamente. El único recuerdo que se permitieron hacia su obra más
introspectiva “El Infierno”, sería “Denuncio A Dios”, para la que el vocalista
nos pondría a todos en cuclillas antes
de hacernos saltar para atacar su incisivo tramo final.
Sin abandonar las letras
explicitas y comprometidas no faltaría la descorazonadora critica que encierra “Tu Medicina”, cuya letra
sigue conservando a día de hoy su plena vigencia. Para poner el punto y seguido
a una velada vibrante, eléctrica y en la que los madrileños volvieron a dejar
patente la actitud y la profesionalidad que siempre les ha caracterizado,
optarían por el tema que sirvió como carta de presentación para “Amnesia”, “Un
Mundo En Pausa”.
Aclamados por la
audiencia después de haber ofrecido un rotundo recital de rabia e intensidad,
el último asalto de Hamlet estaría reservado para las volátiles melodías de
“Imagine”, la desquiciante visceralidad del imprescindible “Irracional”, que
fue coreada reverencialmente por una audiencia completamente desatada. Mientras
que el cierre definitivo llegaría con otro himno como es “J.F.” que nos hacia
cantar a todos para hacer retumbar los cimientos del local.
Una vez más Hamlet
volvieron a saldar su cita con el público barcelonés con un triunfo
incontestable. Si a día de hoy la participación de Molly y sus muchachos en cualquier gran festival es garantía de
éxito, su presencia en salas es sinónimo de entrega, actitud y metal. Llevan
más de veinticinco años en la brecha y, visto lo visto, parece que Hamlet
tienen intención de seguir quemando
escenarios a su paso.
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