Indudablemente
Lords Of Black son actualmente nuestra
banda con más proyección internacional dentro de la escena del heavy metal. Su
carrera ha sido meteórica, así que tras publicar dos fantásticos trabajos, “
Lords Of Black”(2014) , y, “II”(2016), la formación de Tony Hernando ha
conseguido granjearse una excelente reputación en directo. Pero sin duda el
espaldarazo definitivo a su carrera, -internacionalmente hablando-, ha llegado
con la elección de Ronnie Romero como nuevo vocalista de los míticos Rainbow.
Ellos
eran los encargados de abrir esta segunda jornada del festival en el Stage
Rock, y su triunfo fue incontestable. Desafiando al justiciero sol que azotaba
el recinto, los madrileños salieron vestidos de riguroso negro, (haciendo honor
a su nombre), y nos dieron una soberana lección de clasicismo metalero con
temas como “Merciless” y “Nothing Left To Fear”.
La
principal novedad en el seno de la banda vino dada por el debut de su nuevo
bajista, Dani Criado (Skizoo, Kaothic), quien se mostró sólido y muy
compenetrado con el resto de sus compañeros, especialmente con el batería Andy
C.. En cuanto al repertorio escogido consistió en un medley de sus dos trabajos
de estudio, alternando piezas como “New World´s Comin´”, con composiciones de
su debut como “Lords Of Black”.
Si
el cuarteto ya había tenido ocasión de demostrar su imparable potencial en
salas, en esta ocasión, en un gran escenario, demostraron tener el temple y la
personalidad suficientes para asumir el reto y salir victoriosos. Especialmente
destacable me pareció el dominio escénico de un Ronnie Romero que ha crecido
mucho como frontman, moviéndose por todo
el escenario mientras cautivaba al personal durante el épico final de “Shadows Of War”.
Para
poner la guinda a una actuación que acabó haciéndose muy corta, el cuarteto
optaría por rendir tributo a una de la bandas favoritas del vocalista,
interpretando de forma magistral el clásico de Black Sabbath “Neon Knights”. En
definitiva, que Lords Of Black se doctoraron ofreciendo un soberbio concierto
en uno de los escenarios principales del Rock Fest Barcelona, ratificando que
tenemos embajadores para representarnos en cualquier festival del Viejo
Continente.
DIRKSCHNEIDER
El
incombustible Udo Dirkschneider es siempre una apuesta segura de cara al
directo, y, en esta ocasión, con un repertorio especial plagado de viejas favoritas de Accept el
éxito estaba garantizado. Pese a que a priori las 13,30 horas se antojaba una
hora muy temprana para la aparición del vocalista teutón, lo cierto es que
muchos fueron los que no quisieron dejar pasar la ocasión de volver a cantar
junto a la voz que las popularizó una buena retahíla de clásicos
imprescindibles dentro del heavy metal.
Aunque
el gran artífice de la formación es el diminuto vocalista, lo cierto es que Udo
esta girando actualmente con una banda solida y compacta, compuesta por su hijo
Sven a la batería, su fiel escudero Fitty Wienhold al bajo y el tándem de
guitarristas que forman Andrey Smirnov y el brasileño Bill Hudson. Respaldados
sobre un sonido crudo y potente, así como una sobria puesta en escena la banda
no tardaría en hacer que la gente se sumara a la fiesta elevando sus puños al
aire para corear trallazos como “Starlight” o el hímnico medio tiempo “Living
For Tonite”.
Y es
que para muchos resultó un autentico subidón el volver a escuchar temas míticos
como “London Leatherboys”, con el trío de cuerda realizando esas clásicas poses
ochenteras mientras Udo se retiraba junto a la batería. Tampoco faltaría la
invitación al headbanging en piezas como “Breaker” y un tempranero “Retless And
Wild”, que ponía el recinto patas arriba.
No
habría tiempo para recuperar el aliento, ya que uno a uno irían desfilando
temas como “Son Of A Bitch”, un coreadísimo “Princess Of The Dawn”, que ponía a
todo el publico a cantar su archiconocida melodía, y un delirante “Fast As A
Shark”, con ambos guitarristas batiéndose en un intenso duelo para provocar el
extasis de una audiencia cada vez más enchufada.
“Midnight
Mover”, fue la elegida par flanquearnos el paso hacia una apoteósica recta
final que estuvo compuesta por el hímnico “Metal Heart”; impresionante ver a
todos los presentes cantando al unisino su brutal estribillo; “Screaming For A
Love- Bite”, para posteriormente poner el cierre por todo lo alto con otra
carta ganadora como es “Balls To The Wall”.
Pese
al paso de los años Dirkschneider dejó patente
que las buenas canciones sobreviven al paso del tiempo, y la mejor
prueba fue ver la cerrada ovación que recibió el quinteto mientras saludaba a
sus seguidores al finalizar el show.
SODOM
La
carrera de Sodom es un ejemplo de constancia y coherencia. Fieles a su estilo y
a sus raíces, la formación capitaneada por el incombustible Tom Angelripper ha
permanecido impasible a las modas y al inexorable paso del tiempo. Sin duda
habrá quienes no comprendan esa enfermiza pasión por la velocidad ni los
constantes guiños a bandas míticas como Venom o Motörhead, pero lo cierto es
que los germanos llevan defiendo su
propuesta desde principios de la década de los ochenta.
Con
el sol todavía golpeando fuerte sobre nuestras cabezas Sodom aparecían en
escena para hacernos sucumbir ante su
torrente de hirientes riffs y ritmos vertiginosos, haciéndonos agitar
frenéticamente la cabeza desde que abrieran fuego con “In Retribution” y “In
War And Pieces”. Ese toque “old school” que tanto gusta a los amantes del
thrash, y que se ha convertido en el nexo de unión entre diferentes
generaciones, quedaría plasmado a lo largo de la tortuosa “Sodomy And Lust”,
que nos hacia alzar los cuernos en su
apoteósico final.
No
frenearían su brutal embestida ni levantarían el pie del acelerador durante
todo el tiempo que permanecieron sobre las tablas, de modo que las encargadas de hacernos estallar la
cabeza serían “Outbreak Of Evil” y “M-16”. Los mejores pits de la tarde
estarían reservados para “Agent Orange”; que desataba la locura entre las
primeras filas, convirtiendo los aledaños del escenario en una auténtica
batalla campal. Como viene siendo habitual no faltaría durante su presentación
el homenaje al gran Lemmy con una reverencial versión del clásico “Iron Fist”, que contó con la colaboración de
Tore Bratseth de Bömbers.
Las
elegidas para permitirnos recobrar mínimamente el aliento serían la
irreverente “City Of God” y “Caligula”.
Pero rápidamente Angelripper y sus
muchachos volverían a pisar el acelerador al máximo para darnos la estocada
definitiva con la demoledora
“Ausgebombt” y “Bombenhagel”. Rudos, directos y salvajes. Sodom llegaron,
descargaron todo su arsenal y se marcharon dejando tras de si a una audiencia devastada.
CARCASS
Tras
su regreso, “Surgical Steel” se ha convertido en el álbum que ha consolidado
definitivamente a Carcass como una institución dentro del heavy metal. Atrás
quedan sus primeros años dentro del underground grindcore y las críticas que
recibieron cuando decidieron dar un nuevo impulso a su sonido a principios de
la década de los noventa. Pero, a día de hoy, nadie discute el status que se han ganado a pulso Jeff Walker y sus muchachos, liderando
exitosas giras a ambos lados del Atlántico y copando los puestos de privilegio
en los principales festivales del Viejo Continente.
Muchas
ganas había de este nuevo asalto del combo británico tras su exitoso paso por nuestro país liderando el
Deathchrusher Tour a finales del pasado 2015. De modo que un buen numero de seguidores,
algunos ataviados con vestimenta quirúrgica, aguardaban impacientes su salida.
Acompañados de “1985”, el cuarteto irrumpía en escena para desatar la locura
entre las primeras final con “316L Grade Surgical Steel”. Pero es que por si no
fuera suficiente la brutalidad sonora de los británicos, cabe remarcar que su
show estuvo aderezado por las proyecciones que se encargarían de acompañar los tortuosos desarrollos de la pieza que
abría su cuarta entrega discográfica:
“Buried Dreams” .
Aunque
Walker es quien ejerce como líder y motor de la banda sobre el escenario, lo
cierto es que el resto de sus compañeros estuvieron en todo momento a un excelente nivel, destacando especialmente
el soberbio trabajo a las guitarras que nos ofrecieron Ben Ash y Bill Steer en
temas como el corrosivo “Incarnated Solvent Abuse”. Y es que debo admitir que
me gustó la rabia y la actitud que derrochó un Walker que se mostró absolutamente
imparable a la hora de encarar temas
como “Carnal Forge” o “Cadaver Pouch Conveyor System”.
Pero
que nadie piense que los británicos se han olvidado de su pasado, ya que no se
dejarían en el tintero algún guiño a su primera época, rescatando para la
ocasión viejos clásicos como “Exhume To Consume” o el icónico “Reek Of Putrefaction”.
Con un Walker imperial, manejando a su antojo al respetable, llegaba el momento
de que todos cantáramos juntos el roquero estribillo de “Keep On Rotting In The Free World”. Para el final,
como no podía ser de otra forma, Carcass se reservaron “Corporal Jigsore
Quandary” y la monumental “Heartwork”, que hacía enloquecer al personal y
rubricaba una fantástica actuación.
INCONSCIENTES
Los
encargados de poner la nota roquera en el escenario Rock Tent fueron
Inconscientes, la banda que lidera el guitarrista Iñaki “Uoho” Antón, quienes
nos presentarían algunas de las composiciones de su última entrega de estudio “Quimeras
Y Otras Realidades”.
Atraídos
por el nombre del carismático guitarrista, miembro de Platero y Tú y
Extremoduro, un buen numero de seguidores se aproximaron para ver que tal
sonaba su banda en directo. Y lo cierto es que su rock n´roll marchoso, vacilón
y con algunos toques bluesy acabó
dejándonos unas muy buenas sensaciones.
Aunque
el arranque de su concierto fue un tanto extraño, -no supimos diferenciar el
final de la prueba de sonido y el inicio del show-, la verdad es que acabaron
gustando al personal gracias a los elegantes desarrollos de “Detrás Del
Universo”, y a los roqueros riffs del
marchoso “Una vez Más”. Aunque, personalmente, me quedaría con el ejercicio de
nostalgia que supuso volver a escuchar el “Voy A Acabar Borracho” de Platero y
Tú.
EMPEROR
Para
cualquier amante de las sonoridades oscuras y black metaleras la descarga de los noruegos Emperor resultaba una cita
ineludible de cara a esta segunda jornada del festival. Así que aunque a la
hora prevista para su actuación, las 20,00 horas, todavía la claridad dominaba
el recinto del Parc de Can Zam, bastó que Ihsahn se posicionara en escena y empezara a desgranar “At Svart (The Oath)”,
para que las tinieblas, el sufrimiento y la melancolía impregnaran el ambiente,
demostrando que su propuesta no ha perdido un ápice de pegada e intensidad.
Cabe
remarcar que los noruegos gozaron de un
excelente sonido, -me atrevería a decir que uno de los mejores de todo el
festival-, y que desarrollaron su
propuesta respaldándose en una puesta en escena muy sobria, con lo que todo el
protagonismo recayó en lo musical, logrando que temas como “Thus Spake The Nightspirit”
o “Ensorcelled By Khaos” acabaran noqueando al personal.
Pese
a esa sobriedad no faltarían unas altísimas llamaradas que sirvieron para que
el show repuntara en intensidad, haciendo que temas como “Curse You All Men!” o
“I Am The Black Wizards”, se acabaran convirtiendo en algunos de los momentos culminantes del show”. En
definitiva que Emperor firmaron uno de los mejores conciertos de esta cuarta edición
del Rock Fest Barcelona, acercándonos el legado de una banda mítica dentro de
la escena black.
DEEP PURPLE
Resultaría
imposible entender la evolución del hard rock sin citar el nombre de una banda
como los míticos Deep Purple. Ellos era uno de los platos fuertes de esta
segunda jornada de festival presentando algunas de las composiciones de su nuevo
trabajo “Infinite”, en lo que parece será su gira de despedida.
Seguramente
muchos echarían en falta algunos de los clásicos de la formación británica,
pero el tiempo era reducido y, aunque este mal decirlo, el actual estado vocal
de Gillan hace impensable que el vocalista pudiera salir victorioso a la hora
de encarar temas como el mítico “Child In Time”. Pero esto no quiere decir que
la banda no estuviera a un excelente nivel, ya que quien tuvo retuvo, y Purple
siguen atesorando calidad suficiente para sonrojar a muchos “jovenzuelos” que
tras cosechar un par de éxitos se creen el centro del universo.
Y es
que si hay algo que les sobra a Deep Purple es temple y elegancia para conectar
con sus seguidores a base de grandes canciones y excelsos desarrollos instrumentales.
Aunque quizás, para los menos doctos,
fuera este uno de los hándicaps de su actuación: los extensos
desarrollos que sirvieron para que Gillan descasara su voz.
En
un arranque fantástico los británicos enlazarían “Time For Bedlam”, con el primer
gran clásico de la noche “Fireball”, para meterse a la gente en el bolsillo,
con un Gillan que no paró de animar al personal. Como suele ser habitual en sus
conciertos no faltarían esos trepidantes intercambios entre la guitarra de
Morse, que estuvo mas comedido que anteriores ocasiones; y los teclados de Airey
en temas como “Bloodsuckers” y una demoledora “Strange Kind Of Woman”, con un
esforzado Gillan intentando llegar a las tonalidades más exigentes.
De
entras las composiciones de su nuevo trabajo una de las mejor acogida obtuvo
fue la marchosa “Jhony´s Band”, mientras que la elegida para mostrarnos toda la
grandilocuencia de estos maestros sería “Uncoming Man”. No abandonarían el
material de su anterior trabajo “Now
What?!”, ya que la siguiente en sonar sería “The Surprising”.
La
vuelta sobre el material clásico de la banda estaría reservada para “Lazy”,
antes de proponernos otro golpe de timón que nos acercaría a la novedosa “Birds
Of Prey” y “Hell To Pay”. Tras este segmento que sirvió para que la banda diera
buena cuenta del material que ha facturado durante los últimos años Airey se embarcaría en un fantástico solo de
teclados que incluyó un fragmento de “Els Segadors”.
“Space
Truckin´” volvería a desatar la euforia entre sus fans más veteranos
convirtiéndose en la antesala perfecta del aclamado “Smoke On The Water”, que
con proyecciones del incendio del Casino de Montreux ponía a todo el mundo a
cantar su archiconocido estribillo. El momento de bailar llegaría con su
versión del “Hush” de Joe South. Ya en las postrimerías del show llegaría el
momento de Roger Glover y su solo de bajo. Mientras que la escogida para finiquitar la que probablemente fue la
última descarga de Purple en tierras catalanas fue el mítico “Black Night”.
EXCITER
Citados
como una de sus influencias por varias generaciones de músicos, Exciter se han
convertido en un nombre de culto dentro del underground metálico.
Evidentemente, a estas alturas no creo que los canadienses precisen de ninguna
clase de presentación, pero si algún despistado esperaba encontrarse con unos
músicos técnicos y melódicos no podía estar más equivocado.
Con
el nombre de la banda presidiendo el escenario Rock Tent y con un ligero
retraso sobre el horario inicialmente previsto, el trío de Ottawa aparecía en
escena recubierto de cuero y tachas, dispuesto a no hacer prisioneros y
pisar el acelerador al máximo desde que
abrieran con esa rotunda declaración de
intenciones que es “I Am The Beast”.
Sucios,
rápidos e irreverentes, los canadienses son una formación que tiene la extraña
capacidad de no dejar indiferente a nadie: o los amas o los odias. Con ellos no
existe termino medio. Así que estaremos de acuerdo en que no sonaron bien,
nunca lo hicieron. Quizás su batería y vocalista Dan Beehler se fuera de tono
en más de una ocasión. Pero lo que nadie puede reprochar a estos pioneros del
speed metal es la actitud y autenticidad que derrocharon en zarpazos certeros
como “Victims Of Sacrifice” o el descomunal “Heavy Metal Maniac”.
Pero
no todo iba a ser velocidad y caña desenfrenada. Así que también tendríamos ocasión
de sumergirnos en las ambientaciones oscuras y demoniacas del lúgubre “Beyond The
Gates Of Doom”, que nos flanqueaba el paso hacia el humeante final que
protagonizó “Long Live The Loud”.
En
definitiva, seguro que su descarga no les sirvió para conseguir nuevos adeptos a
su causa. Pero seguro que sus
incondicionales disfrutaron al máximo meneando la cabeza mientras cantaban con
el puño en alto los delirantes estribillos
de “Iron Dogs” y “Stand Up And Fight”.
ALICE
COOPER
La
descarga de Alice Cooper era uno de los platos fuertes de esta segunda jornada
del festival. Y es que Mr. Furnier lleva toda una vida escandalizando y
rompiendo moldes sobre los escenarios. Evidentemente, dentro de una trayectoria
tan larga habrá quien se decanté por una u otra etapa. Pero resulta
incuestionable que sus conciertos siempre son sinónimo de espectáculo, actitud
y, ante todo, rock n´roll.
Cuando
las agujas del reloj marcaban la media noche, -no podía ser de otra manera-,
empezaba a retumbar a través del P.A. la introducción que nos conduciría sobre
el primer tema de la noche, el machacón “Brutal Planet”. Como no podía ser de
otra forma, su entrada fue triunfal y espectacular, rodeado de fuego y
empuñando uno de sus míticos bastones.
Sin
apenas tiempo para reponernos del impacto inicial llegaba el momento de viajar
en el tiempo con dos cartas ganadoras como son “No More Mr. Nice Guy” y un
celebradísimo “Under My Wheels”, que hacían que todo el mundo se pusiera a
cantar mientras el escenario se cubría de humo y la guitarrista Nita Strauss
daba el pistoletazo de salida a su particular recital. Naciendo del último
acorde del tema anterior arrancaba “Lost In America”, que con su crítica letra ponía de manifiesto la convulsa actualidad de
la sociedad americana.
Muchas
fueron las chaquetas que exhibió el vocalista a lo largo de la velada, ya que
para cada tema eligió un modelo diferente. Así que para “Pain” se decantaría
por una larga de color de fuxia mientras
en su mano portaba una fusta con la que se castigó en la pierna en repetidas
ocasiones. Tampoco faltaría el sable repleto de dólares durante “Billion Dollar
Babies”.
La
fiesta no se detendría, de modo que para “The World Needs Guts”, Alice optaría
por un look mucho mas roquero, recurriendo a la clásica chupa de cuero repleta
de techas y pinchos, mientras su fiel escudero, el bajista Chuck Garric, era
quien se encargaba de espolear al público para que cantara el estribillo. Uno
de los pocos momentos en los que el veterano vocalista desapareció de escena
fue durante el fantástico solo que nos ofreció Nita Strauss, quien nos deleitó
con una sucesión de poses clásicas de los guitar-heros de los ochenta.
La
vuelta de Cooper llegaría con uno de sus singles más radiados y exitosos “Poison”,
que sonó fresco y potente, poniendo de manifiesto que el tema ha envejecido muy
bien, ya que más de 25 años después sigue conservando toda su garra e
intensidad. Como si fuera el director de pista de un circo, engalanado con
Chistera y batuta, el vocalista dirigiría primero a sus compañeros y luego al respetable durante “Halo Of Flies”, que con una rotunda
ovación cerraba este primer acto del show.
Hasta
ese momento Alice Cooper nos había ofrecido un show sobrio y trepidante, en el
que todo el protagonismo había recaído sobre las canciones. Pero sería a partir
de este momento cuando empezaron las sorpresas y…, ¡el espectáculo! La locura se desató cuando
el escenario se quedó a oscuras y empezó a sonar la introducción que nos
anunciaba “Feed My Frankenstein”, para que acto seguido el vocalista apareciera
vestido con una bata blanca ensangrentada justo antes de convertirse en un
gigantesco monstruo. La función había comenzado, y durante el roquero “Cold
Ethyl”, Alice bailó, zarandeó y maltrató a una muñeca que emergió de un cajón situado frente a la batería.
El
particular “idilio” entre Alice y su
muñeca, (ahora de carne y hueso), proseguiría a lo largo del dramático “Only
Women Bleed”, que nos hacía cambiar el paso mientras Strauss acariciaba su
guitarra de doble mástil. La fuerza roquera retornaría con los pegadizos
estribillos de “Escape”. Pero la huida no saldría bien ya que durante el tramo
final Alice sería capturado para posteriormente acabar sometido a una enfermera
que le colocó una camisa de fuerza. El trágico final llegaría con “Killer” y “I
Love The Dead”, en la que fuimos testigos de cómo el vocalista era decapitado y
su cabeza exhibida cual trofeo mientras todos cantábamos al unísono el
estribillo en un final memorable.
No tardaría en resucitar el protagonista de nuestra función
para regalarnos un apoteósico “I´m Eighteen”, que interpretó blandiendo una
muleta mientras nos volvía a hacer cantar. La rubrica a una actuación
espectacular vendría de la mano del clásico “School´s Out”, que fue acompañado
por un fragmento de “Another Brick In The Wall”, mientras una intensa lluvia de confeti convertía el recinto en una fiesta, y más cuando en
escena apareció el guitarrista de Aerosmith, Joe Perry.
SAXON
Parece
difícil que una banda que se prodiga tanto en nuestros escenarios pueda seguir
conservando la capacidad de sorprendernos. No creo que a estas alturas nadie
tuviera dudas de que Saxon iban a ofrecer un concierto a la altura de su
leyenda. Pero lo que pocos esperábamos era el fastuoso montaje que nos
tenían preparado el incombustible Biff Byford y sus muchachos.
Si
ya nos ofrecieron un concierto magistral en su anterior aparición en este Rock
Fest Barcelona, en esta ocasión, sin un nuevo trabajo que presentar, los
británicos nos regalaron un show
apoteósico, con un sonido y un montaje de verdaderos cabezas de cartel. Un
escenario repleto de antorchas, banderolas, escalinatas, un telón fondo
que reproducía la vidriera de una catedral y sendas estatuas de leones situadas
a los lados conferían al escenario el aspecto de un antiguo templo. Pero no
sería está la única sorpresa de su descarga, ya que durante la actuación
no faltarían: el fuego, las columnas de humo, y, como no, su mítico águila
de luces.
Como
decía, Saxon llegaban dispuestos a convencer y arrasar con todo a su paso, y la
mejor prueba fue ese brutal arranque con uno de sus clásicos más
aclamados "Crusaders", que nos dejaba a Biff paseándose
triunfal por el escenario, pasando revista a su legión de incondicionales
ataviado con una de sus clásicas casacas largas. Tras meterse a la gente en el
bolsillo su visceral ataque proseguiría con una pieza de su último
redondo "Battering Ram", cuyo estribillo fue coreado como si de un clásico se tratara
mientras el carismático vocalista oteaba el horizonte posicionado sobre la
tarima de la batería.
Y
es que los británicos consiguieron que la intensidad del show no decayera en
ningún momento. Así que tras hacernos cantar uno de sus nuevos himnos llegaba el momento
de volver la vista atrás para rescatar "Motorcycle Man" y la rotunda
"Sacrifice", cuyo estribillo fue acompañado por unas altísimas
columnas de humo. No habría durante su actuación tiempo para largas charlas ni
discursos, dejándonos a una banda que supo conectar con el público y sacar
partido de la hermandad metalera en temas como "Power And The Glory".
El
fuego se apoderaría del escenario a lo largo de “20,000 Ft”, desatando la
euforia de una audiencia que a estas alturas había ya capitulado ante la
potencia de unos Saxon inconmensurables. Una nueva mirada sobre su trabajo de
1983 nos conduciría sobre el mítico “The Eagle Has Landed”, con la
irrupción del águila para desatar la
euforia de una audiencia completamente entregada. El nivel de intensidad no
decrecería durante el inevitable “Solid Ball Of Rock”, con el nombre de la
banda siendo devorado por las llamas en las pantallas que flanqueaban el
escenario, y la épica “Battalions Of Steel”.
Como
ya sucediera en su última visita por salas, el incombustible vocalista nos
propondría escoger entre dos temas para continuar con el show. Pero viendo la respuesta del
respetable finalmente acabaron tocando las dos. En primer lugar atacarían una alargada versión de “Strong Arm Of The
Law”, con la gente cantando el estribillo mientras Biff no paraba de saltar; y
posteriormente castigarían nuestras
cervicales al son de “Heavy Metal
Thunder”.
Para
encarar la recta final de su actuación se decantarían por “Wheels Of Steel” y el hímnico “Demin And
Leather”. Antes de abandonar el escenario Biff nos anunció que la banda está ya
trabajando en su nuevo disco que verá la luz a principios del próximo año. El
colofón definitivo para su vibrante actuación llegaría de manos de un
brutal “Princess Of The Night”. Incombustibles
al paso del tiempo Saxon siguen sentando cátedra allá por donde pasan, y su
actuación en el Rock Fest Barcelona fue la prueba definitiva de que Biff y sus
muchachos no tienen en mente retirarse.
´77
Pese
a que el día había sido muy largo,
cuando finalizaron las actuaciones en los dos escenarios principales la acción
se trasladó al escenario Rock Tent,
donde los barceloneses ´77
dispondrían de 45 minutos para hacernos bailar y cantar al son de sus
composiciones de esencia clásica y añeja.
Respaldados
sobre el adrenalítico sonido de sus guitarras la formación que lideran los hermanos Valeta arrancó su actuación de la
mejor forma posible, presentándose a los que todavía no les conocían con “We´re
´77”, para rápidamente dejar que LG se desmadrara mientras atacaba el
marchoso riff de “High Decibels”.
Era
tarde, estábamos cansados; pero a estas alturas no creo que nadie pudiera
resistirse a mover los pies siguiendo el ritmo de la vacilona pieza que
inaugura su último redondo “Nothing´s Gonna Stop Us”, “It´s Alright”.
Evidentemente, el jugar en casa acabó siendo clave para que la descarga de ´77
se convirtiera en un auténtico desmadre, gracias en gran medida a ese sprint final que protagonizaron
“Tightrope”, “We Want More Rock N Roll”
y su versión del clásico de Queen “We Will Rock You”; que ponía a todo el
personal a cantar.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFONSO DIAZ y ALFREDO RODRIGUEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario