No todos
los días un festival en nuestro país puede vanagloriarse de celebrar su
vigésimo quinto aniversario, y más cuando se trata de un evento gratuito.
Quizás por ello, y por las fechas en que se celebra, el último viernes del mes
de Agosto, la cita se ha convertido en un imprescindible para todos los
seguidores del hard rock y el heavy metal en tierras catalanas, marcando la finalización
de la temporada estival de festivales .
El
enclave escogido para la cita era el mismo de las últimas ocasiones El Parc
Dels Pinetons de Ripollet, y la organización había previsto un amplio
aparcamiento muy próximo al lugar donde se celebrarían las actuaciones para
albergar a la gran cantidad de coches que arribaron de otras poblaciones
cercanas. También habría dentro del recinto diferentes puestos de comida y
merchandising, amén de unas concurridas barras.
Una vez
más la Asociación Ripollet Rock nos ofrecía un atractivo cartel en el que se
combinaban bandas catalanas como Rising
Core y Regresión; junto a bandas internacionales como Jaded Heart, los polacos
Crystal Viper, y los indiscutibles
líderes del hard n heavy nipón, los incombustibles Loudness, quienes tras sus
dos apariciones en el Rock Fest Barcelona regresaban a tierras catalanas para
celebrar con sus incondicionales en un concierto único en nuestro país el
trigésimo aniversario de su álbum “Lightning Strikes”.
RISING
CORE
Con la
gente todavía accediendo al recinto para tomar posiciones aparecían en escena
los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada: Rising Core. Los
egarenses acaban de poner en circulación su segundo largo “Under Thoughts”, con
lo que su aparición en este Ripollet Rock representaba su puesta de largo
oficial. En sus cuarenta y cinco minutos sobre las tablas el quinteto desplegó
de forma convincente ante una audiencia cada vez más numerosa su heavy metal de
corte progresivo, marcado por la solidez
de sus estructuras y la elegancia de sus pasajes melódicos, tal y como dejaron
patente en cortes como “Going Up” y “Broken”.
Desafortunadamente,
tal y como sucedió durante toda la velada, excepto durante la descarga de
Loudness, el sonido no acabó de ser todo lo nítido que nos hubiera gustado, con
una base rítmica altísima y unas guitarras algo faltas de pegada, que no de
volumen. En cualquier caso, los catalanes dejaron patente su personalidad y la
originalidad de una propuesta que cuenta con muchos detalles y matices, lo que ayudó a
que piezas como “Reunion” acabaran cosechando una excelente acogida.
Mención
especial merece la labor de su vocalista Verónica Galindo, que rayó a un
excelente nivel, dejando patente su calidad y sus buenas facultades como
frontwoman, animando incansablemente al personal a que se dejara llevar por las
cambiantes ambientaciones de “Falling”, que resumía a la perfección la dualidad
de un sonido que alterna contundencia y melodía. El colofón definitivo para la
actuación de una banda que derrochó entrega, actitud y calidad llegaría con “Better
Choices”. En definitiva, Rising Core resultaron una agradable sorpresa para
quienes todavía no les conocían. Mientras que para los que ya les venimos
siguiendo la pista desde hace un tiempo fue la confirmación definitiva de que
estos chicos tienen ante si un futuro de los más prometedor.
REGRESION
El timing
previsto para la velada resultaba muy apretado. De modo que tras un vertiginoso
cambio de equipo, que nos proporcionó el tiempo justo para acercarnos a la
barra para refrescarnos, llegaba el turno de Regresión. Con paso firme el
quinteto de L´Hospitalet de Llobregat continua afianzando su posición dentro de
la escena nacional, dando continuidad a una trayectoria que supera ya holgadamente
las dos décadas en activo. La estabilidad ha sido un factor clave en la
evolución y consagración de Regresión, algo que les ha llevado a facturar unos
trabajos cada vez más maduros y completos. Sin duda la guinda para esta
trayectoria llegaba hace tan sólo unos meses con su quinta entrega “Terra Ignis”, de modo que su presencia en el
Ripollet Rock sería una excelente oportunidad para comprobar el potencial de
algunas de sus nuevas composiciones.
Bien
arropados por un público que les recibió con cariño y admiración, su batería Jose
fue el primero en aparecer en escena para tras saludar ocupar su lugar mientras
a través del P.A. atronaba la introducción “Apocalipsis”. No tardaron mucho en
aparecer el resto de sus compañeros para
arrancar la descarga atacando el tema de apertura de su último redondo, “Gritos
En La Oscuridad”, que fue fantásticamente recibido por una audiencia que coreó
su estribillo como si de un clásico se tratara. Con Pedro al frente, -que cada
vez me gusta más en su faceta como frontman-, la banda nos planteó un show muy
dinámico, enlazando de forma consecutiva casi todos sus temas, con lo que
aprovecharon al máximo su escueto tiempo sobre las tablas.
Tas dejar
patente su buen estado de forma en un arranque vibrante que hizo que la gente
se acercara al escenario, no tardaría en llegar una de las mejores
composiciones de su anterior entrega “Prisioneros”, concretamente el tema que
servía como arranque “5 de Noviembre”. Con la base rítmica que conforman David
y Jose marcando incesantemente el paso, el quinteto continuaba el viaje por su
discografía echando todavía la vista más atrás para centrar su objetivo en
“Santa Decadencia”, del que rescataron el explosivo “1000 Sirenas”; que era el
momento perfecto para que David diera un paso al frente y llevara las riendas con sus amenazantes
líneas de bajo.
Con la
gente cada vez más animada, y con Pedro haciendo las veces de maestro de
ceremonias, la fiesta de los hospitaletenses prosiguió con la garra roquera que
imprimieron a “Un Día Como Hoy”, que se convirtió en el único guiño que se
permitieron a su “Revolución”, y que a la postre se acabaría convirtiendo en el
tema más antiguo que interpretaron. Y es que la confianza de la banda en sus
últimos lanzamientos parece
inquebrantable, y así quedó ratificado en la elección de un repertorio que
estuvo muy centrado en el material de “Prisioneros” y “Terra Ignis”.
Como era
previsible la banda no desaprovecharía la ocasión para volver a hacer gala de
esa faceta desenfadada y un tanto macarra que siempre les ha acompañado y que
tanto gusta a sus seguidores. Así que siguiendo las indicaciones del vocalista
todos levantaríamos nuestro dedo corazón al aire durante los prolegómenos de
“Cautivo”. A estas alturas la gente ya estaba más que animada, así que tocaba
rematar la faena, y para ello que mejor que hacernos cantar los pegadizos
estribillos de “Llévame Contigo”, que era la elegida para mostrarnos su faceta
más melódica y roquera.
No
tardarían mucho las guitarra de Toni y Pablo en recuperar toda la intensidad y
garra hard roquera para volver a centrarse en su nuevo trabajo con “Quien Soy
Yo (Sin El Puto Rock And Roll)”, un tema que sus fieles ya conocen sobradamente,
ya que llevan tocándolo desde antes de la salida oficial de “Terra Ignis”. Tras
un fugaz guiño de Toni al maestro Hendrix arrancaba “No Nos Van A Parar”, otra
declaración de principios que deja
claras las intenciones de unos músicos que parecen dispuestos a batallar y no
rendirse.
La
sorpresa de la noche, -tal y como nos adelantó David en la entrevista que nos concedió
hace unas semanas-, llegó cuando se sumó a la fiesta el guitarrista Víctor de Andrés
(Zenobia, Scarlet Animal), para participar en uno de los temas más salvajes y
efectivos que han escrito los catalanes a lo largo de su carrera “Puño De Hierro”,
su personal homenaje a Lemmy Kilmister. Mientras que el adiós definitivo
llegaría después de uno de sus himnos más celebrados “Estrella Del Rock”; con
Pedro acercándose al filo del escenario para hacernos corear su fantástico
estribillo en un final delirante.
Hace
tiempo que Regresión vienen demostrando con sus discos y sus directos que son
una de las mejores bandas de nuestro país. Así que con su flamante “Terra
Ignis” bajo el brazo creo que por fin ha llegado el momento de que los
catalanes asesten el asalto definitivo y se dispongan a ocupar el puesto que se
merecen y que sin duda se han ganado a base de esfuerzo, sacrificio y duro
trabajo.
JADED
HEART
Si hay
algo que nos les puede negar a Jaded Heart es su convicción y empeño a la hora
de no repetirse y quedarse anclados en el pasado, editando nuevo material y
realizando giras a pesar de los múltiples cambios de formación que han sufrido
a lo largo de su dilatada trayectoria. Sería difícil a estas alturas que la
banda consiguiera dar un pelotazo que les hiciera emerger y destacar de entre
esa “segunda línea” en la que parecen
sólidamente instalados, pero lo cierto es que casi tres décadas después de su
formación siguen contando con los parabienes de un buen numero de
incondicionales, y la mejor prueba fue ver la expectación que había suscitado su participación en este XXV Ripollet Rock.
Aunque
los más nostálgicos hubieran preferido un repertorio repleto de viejas
favoritas de la década de los noventa, los que hemos venido siguiendo su
trayectoria durante los últimos años sabíamos que la banda ha dejado en el
olvido el material que grabara junto al vocalista Michael Bormann y se centra
en esa segunda etapa con Johan Fahlberg al frente. Con el bajista Michael
Mueller como único representante de su formación original, la banda ha sabido
evolucionar y adaptarse, apostando por unas sonoridades y estructuras más solidas y contundentes.
Pese a
ello, he de reconocer que en esta ocasión no acabaron de convencerme, y es que
la ausencia del guitarrista Masa Eto se notó y mucho, con lo que algunos temas
sonaron algo deslavazados y faltos de garra. Arrancaron con mucha fuerza,
confiando en un par de composiciones de su último redondo “Guilty By Design”,
como son “No Reason” y el más melódico “Godforsaken”, que pese a los repetidos
intentos del sonriente y extrovertido Fahlberg no acabaron de cuajar entre un
respetable que se mantuvo bastante frío durante los compases iniciales del
show.
Mejor
suerte tuvieron piezas de esencia clásica como el dinámico “Run And Hide”, que
con su marchoso estribillo lograba que la gente levantara los puños al aire
mientras el frontman recorría de punta a punta el escenario. No dejarían de
lado el material de su “Common Destiny” de 2012, ya que para cambiar
radicalmente de registro y abocarnos sobre sonoridades más densas y oscuras
darían buena cuenta de “Justice Is Deserved”.
Quizás,
vista la falta de esa segunda guitarra que tanto echamos en falta, lo mejor de
la descarga de Jaded Heart fue la simpatía y las ganas de fiesta de su frontman,
que repitió en varias ocasiones una expresión muy catalana: “Salud y força el
canut”, tal y como sucedió durante los prolegómenos de “Not In A Million
Years”. El regreso sobre los parámetros mas hard n´ heavy llegaría de la mano de “Nightmare´s Over”,
que personalmente fue de las que más me gustaron, con Fahlberg rasgando sus
cuerdas vocales durante las estrofas para acabar dándonos el golpe de gracia en
sus afilados estribillos.
Sonando
cada vez más compactos y potentes llegaba el momento de encarar el tramo final
de su presentación con un golpe certero como es el hímnico “Love Is A Killer”,
que volvía a levantar la moral del respetable. Estaba claro que los recientes
atentados en la Ciudad Condal estaban llamados a aparecer durante la velada, de
modo que Fahlberg tendría un emotivo recuerdo para con las victimas antes de hablarnos sobre la
sinrazón y el odio durante la presentación de “Schizophrenic”, que era la escogida
para volver a incidir sobre el material de su obra de 2014 “Fight The System”.
“Rescue
Me”, fue la última muestra que nos ofrecieron de “Guilty By Design”, para acto
seguido rematar la descarga con “With
You” y su ya clásica adaptación de “Paid My Dues”, que fue coreada por todo el
recinto ante la cara de estupefacción de unos músicos que no pudieron disimular
su satisfacción para con la reacción de sus seguidores. Lo dicho, no fue un mal
concierto el que nos ofrecieron Jaded Heart, pero creo que estuvo algo por
debajo de lo que nos habían ofrecido en anteriores visitas.
LOUDNESS
Paradojas
del destino. Durante años fue poco menos que una quimera que los míticos Loudness se dejaran ver por
los escenarios de nuestro país, hasta el punto de que muchos habíamos perdido
la esperanza de ver en acción al guitarrista Akira Takasaki. Pero en los
últimos años los de Osaka han visitado tierras catalanas hasta en tres
ocasiones. Ellos eran el plato fuerte de la noche y, lógicamente, su descarga
fue la que más público congregó. Como ya sucediera en sus anteriores visitas
disfrutaron de un muy buen sonido, aunque nada comparable al que tuvieron en su
primera aparición en el Rock Fest Barcelona.
Teniendo
en cuenta todos estos antecedentes, y aunque los nipones aparecieron en escena
siendo ya los grandes triunfadores de la noche, lo cierto es que Loudness
salieron dispuestos a convencer una vez más al respetable dando el pistoletazo
de salida con uno de sus grandes himnos “Crazy Nights”. Una sucesión de
potentes riffs, una base rítmica arrolladora y la personal voz de Minoru
Niihara acabaron siendo las armas perfectas para que rápidamente se metieran a
todo el público en el bolsillo, dando buena cuenta de temas como “Like Hell”,
que era el elegido para el primer gran alarde de un Akira que se mostró
versátil y perfecto a la hora de clavar sus solos.
Tras
hacernos mover los pies y agitar la cabeza con dos trallazos directos y
certeros tocaba rebajar el nivel de revoluciones para adentrarnos en los
pasajes más sosegados y melódicos que marcarían el arranque de “Heavy Chains”,
para dejar rápidamente que su cabalgante riff se encargara de rubricar un
fantástico arranque con una demoledora tripleta extraída de su “Thunder In The
East” de 1985. Aún más atrás en el tiempo, concretamente al año 1981 nos
transportaría la propia “Loudness”, que arrancaba con el guitarrista
arrodillado frente a su amplificador
para que posteriormente se le sumasen el resto de sus compañeros y desatar la
euforia entre las primeras filas.
Aunque
como comentaba anteriormente, Akira fue quien se llevó la mayoría de las
miradas, el veterano bajista Masayoshi Yamashita también nos dejaría unas
buenas muestras de su técnica durante la introducción del frenético “Black
Wall”, que hacía que el nivel de entrega del respetable se mantuviera. Pero sin
duda, los momentos más vibrantes de su presentación llegarían con esos temas
directos y de estribillos altamente adictivos como “Let It Go”, que ponía a
todo el público a cantar.
Pese a
que no abandonaron el material de “Lighting Strikes”, las guitarras se
tornarían más rápidas y afiladas durante “Black Star Oblivion”, que se
convertía en la excusa perfecta para que Akira nos ofreciera otra de sus
particulares exhibiciones repletas de elegancia y clasicismo. El recorrido por
su material más clásico, el que facturaron durante la década de los ochenta, prosiguió
con las ambientaciones más relajadas de “Ares´ Lament”, la pieza que cerraba su
tercer trabajo “Disillusion”, que acabaría recabando una de las mayores
ovaciones de la noche gracias a la fantástica interpretación de Niihara.
Si
durante los primeros compases del show los nipones nos habían ofrecido una
buena muestra de su material mas directo y hard roquero, sería en este segmento
intermedio cuando la banda centró su objetivo en composiciones con más
desarrollo, consiguiendo embelesar al personal con los elegantes desarrollos de
“To Be Demon”. El retorno sobre el rock más marchoso y explosivo vendría
marcado por los aromas clásicos de “Rock This Way”. Mientras que el contraste
entre el presente y el pasado quedaría patente en la dupla que conformaron la
pieza que presta título a su vigésimo sexto lanzamiento “The Sun Will Rise
Again” y “Metal Mad”.
La única
concesión que se permitieron al material que grabaron durante finales de los
ochenta y principios de los noventa, con el vocalista Michael Vescera, llegó
durante la recta final del show con un celebradísimo “In The Mirror”, que nos
flanqueaba el paso hacia un sprint final que estuvo marcado por el
estratosférico “Crazy Doctor” y el inevitable “S.D.I.”, que volvía a aunar las
voces de todos los presentes para poner un brillante colofón al show. Como
comentaba, costó y mucho, que Loudness se dejaran caer por aquí, pero lo cierto
es que Akira y sus muchachos nunca defraudan, y volvieron a demostrar que son
una apuesta segura de cara al directo. Esperemos que cuando saquen un nuevo
trabajo nuestro país este en sus planes de gira.
CRYSTAL
VIPER
Los
encargados de poner el broche definitivo a esta vigésimo quinta edición del
Ripollet Rock eran Crystal Viper.
Desafortunadamente la banda que capitanea Marta Gabriel tuvo que
enfrentarse a una audiencia ya muy mermada, ya que su actuación arrancó pasadas
las tres de la madrugada. Pese a ello, los polacos se mostraron solidos y
compactos, sabiendo conectar con los que aguardaron a que tomaran posiciones
para hacernos agitar la cabeza al son de temas de nuevo cuño como el explosivo
“The Witch Is Back” y “When The Sun Goes Down”.
Pero
dejando a un lado las composiciones de su más reciente entrega “Queen Of The Witches”, el cuarteto también
tendría tiempo de recordar sus primeros años dando buena cuenta de piezas como
el primerizo “Night Prowler”, o de hacernos cantar a todos con el puño en alto
los hímnicos estribillos de “Metal Nation”.
En
definitiva que un año más el Ripollet Rock volvió a colmar las expectativas de los
seguidores que cada año se desplazan hasta El Parc Dels Pinetons para
presenciar una buena velada repleta de
hard rock y heavy metal. ¡El año que viene, más y mejor en el Ripollet Rock
2018!
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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